LO QUE LOS POBRES QUIEREN SABER
José Manuel Fernández Núñez
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Los Santos Católicos
Existe una tendencia en los grupos separados del catolicismo a renegar en contra del tratamiento que se les da a los santos en la Iglesia Católica.
La causa no se aleja de la falta de doctores de la fe en dichas agrupaciones, o del fanatismo que subsiste a la muerte de sus líderes.
Pensemos en cual es el sentido de luchar por ganar el cielo, esforzándonos tanto por el bien; para que luego sea “un pecado” hablar de nosotros (no se trata de adorarnos, ni de hacernos un culto) recordando el buen ejemplo que dimos en vida y reconociendo, con respeto, el aporte que dimos a la obra que Dios inspira en cada alma.
No es protagonismo. Si vamos al cielo y deseamos estar al lado de Dios, lo más cerca posible de su corazón omnipresente y multiactivo; lo menos que podemos hacer es imitar, en ese estado de cercanía y pureza, a los grandes personajes bíblicos; que durante su vida no hicieron otra cosa que INTERCEDER por los demás; pues mucho más si estamos en el cielo donde es más fácil. Carece de inteligencia pensar de otro modo.
Debemos distinguir la adoración de la veneración. En términos terrenales, por ejemplo, un anciano que ha vivido dando el mejor ejemplo posible, es venerable; es memorable, y digno de seguir su ejemplo, de hablar mucho de él.
Aceptemos que en la práctica la mente del incauto, se confunde ante los excesos de los feligreses, que aplican un tratamiento, a seres memorables o venerables, que en realidad le corresponden a Dios; pero de ninguna manera esto ha estimulado a Dios a favor de que reneguemos del recuerdo de quienes le agradaron tanto en vida.
Obviamente, tanto los excesos de la santería como los excesos de los confundidos entre la idolatría y la veneración, son una obra de fina estrategia del maligno.
Está claro que el mayor éxito del maligno ha sido ridiculizarse a sí mismo para que muchos crean que “no existe”, o que solo existe en la mente de los feligreses, como un inoperante concepto teológico más del montón.
Quienes defienden el diálogo y la verdad, deben ser más activos.
Abandonemos el silencio para hablar parcializados hacia el bien.