LA SEGURIDAD SOCIAL EN LA FUERZA ARMADA NACIONAL
Ana Mercedes Salcedo González
1. En cuanto al Estado y seguridad de la nación:
Encontramos que el concepto de Nación antecede al del Estado, y en nuestro estudio la nación es concebida como las relaciones dinámicas que se dan entre los factores hombre, tierra e instituciones en una ubicación espacial denominada territorio, que conducen al hombre a la búsqueda del bienestar colectivo, fortaleciendo sus instituciones y la defensa de su territorio, sus bienes y valores; mientras que el Estado se constituye en ese ente ordenador que promueve las soluciones a las necesidades sociales a través de la generación de instituciones, establecimiento de principios y procedimientos para disciplinar la vida colectiva. Al Estado se le atribuye el poder legítimo por encima del gobierno y los gobernados para regular la vida social tanto en su interior, mediante el dominio político en el medio social, como hacia el exterior en las relaciones con el ambiente internacional o interestatal. La seguridad en un sentido práctico se expresa como una necesidad del Estado para garantizarle a la nación las medidas legítimas de todo orden que permitan neutralizar las presiones y hechos antagónicos que se opongan a la consecución de los objetivos principales de la sociedad; entre ellos destacamos la satisfacción de las necesidades básicas y la salvaguarda de sus intereses. En este ámbito teórico surgen temas de investigación generados por el contexto económico que rodea en la actualidad a nuestros Estados, tales como el estudio de la deuda externa y la soberanía nacional, en atención a sus graves repercusiones en las capas sociales de escasos recursos, sobre quienes ha caído todo el peso de la crisis socioeconómica que signa el tiempo presente y de las medidas que han tenido que tomar los gobiernos para superar dicha crisis y los desequilibrios fiscales. Aquí precisamente encontramos la conexión con la noción de «Soberanía Nacional». Los estados para superar la crisis se ven obligados a acudir a los organismos multilaterales de ayuda (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Fondo Monetario Internacional, banca acreedora), lo cual obliga a subordinarse a los dictados de dichos organismos, convirtiéndose éstos en agentes de control de los hilos de las economías de los países deudores, a quienes le imponen políticas económicas y financieras, ante la amenaza de aplicar medidas restrictivas crediticias y otras medidas de presión sobre sus economías nacionales. El Estado deudor deja entonces de ser soberano. La soberanía pasa a ser sólo un concepto teórico e impracticable.