MANUAL PRÁCTICO DE LA PRODUCCIÓN DE LA RIQUEZA
Álvaro de la Helguera y García
Capítulo IV: Reino mineral
De muy antiguo es tradicional la riqueza mineral que encierra nuestro suelo, pues ya en épocas remotas despertó la codicia de los fenicios, cartaginenses y romanos, por el gran número de yacimientos que en él se encuentran y que constituyen una riqueza enorme.
Puede decirse que es de las naciones del mundo que cuenta con más diversidad de productos minerales, ciertamente que no en cantidades asombrosas, pero tampoco tan insignificantes que no merezcan tenerse en cuenta, llegando en algunas de sus producciones a poderse colocar a la cabeza de las demás naciones.
Tal sucede con el carbón de piedra en lo que sólo llegan a aventajarla en Europa, Inglaterra, Bélgica y quizá ninguna otra, pudiendo contarse en explotación cerca de 600 minas, con una extensión de 5.000 kilómetros cuadrados y una producción de más de 10 millones de quintales métricos.
En plomo, plata y azogue es la primera de Europa, con grandes criaderos, a los que no pueden igualarse los de ninguna otra nación.
Cuenta también con buenas minas de cobre, hierro, azufre, alumbre, blenda y calamina; y aun-que en menor cantidad, las tiene también de antimonio, níquel, turba, manganeso y sosa.
Existen algunas canteras de mármoles y jaspes, alabastros, pizarras y cristal de roca, y aunque sin explotar debidamente, hay también algunas de oro, topacios, amatistas y esmeraldas.
En cuanto a aguas minerales, pasan de 900 los manantiales que existen actualmente, y entre ellos los hay de aguas sulfurosas, ferruginosas, alcalinas, salinas, etc., de los cuales buen número son explota-dos para usos medicinales, produciendo buen rendimiento.
Vemos que, en efecto, es importante la riqueza de España en su reino mineral, no explotada con las condiciones debidas, por cuya razón no se obtiene de ella todo lo que había derecho a esperar, dadas sus excelentes cualidades.