MANUAL PRÁCTICO DE LA PRODUCCIÓN DE LA RIQUEZA
Álvaro de la Helguera y García
Capìtulo XVIII: El Capital
En el orden económico, se llama generalmente capital a todo producto acumulado con destino a la reproducción de la riqueza. Sin embargo, la palabra capital, ha recibido significaciones diversas. Según unos,. se deriva de la voz caput, que significa cabeza, y de aquí infieren que debe entenderse por capital la masa de valores prestados, en oposición e interés. Según otros, esta palabra tomada del lenguaje vulgar significa. la suma total de los valores que posee una persona, con exclusión de los que consume, en oposición a renta. Según algunos, significa moneda, y en tal virtud entienden que no existe más capital que el dinero, o sea la masa de numerario. Según J. B. Say, significa acumulación de productos, o sea la economía de cosas producidas. Y según Rossi, significa ahorro de productos destinados a la reproducción, o sea el conjunto de cosas producidas que se dedican a producir.
De todas estas significaciones, solo la de Rossi es la aceptable y acertada como verdadera; pues en efecto, dentro del orden económico, solo es capital el producto destinado a una producción ulterior, o lo que es lo mismo, el ahorro de la cosa producida que se emplea como medio de producir.
Bajo este concepto, hemos de observar que la idea del capital gira sobre tres nociones componentes, que son: las del producto, el ahorro y la reproducción.
Para distinguir bien lo que es capital de lo que no lo es, el Conde de Rossi se sirve de este ejemplo: un salvaje mata una alimaña y hace de ella tres porciones; una que se come inmediatamente, otra que guarda para el día siguiente, y otra que destina como medio para cazar; ¿son capital las tres porciones? De ninguna manera: la primera porción no lo es porque no se sirve de ella como auxiliar para el trabajo, puesto que la consume sin demora; la segunda tampoco lo es por igual razón, pues de lo contrario tendría que admitirse que la hormiga capitaliza; pero la tercera si lo es, porque se sirve de ella para cazar en lo sucesivo, auxiliándole en este trabajo.
Partiendo de este principio diremos; que si un labrador recoge 90 hectolitros de trigo, de los cuales destina 20 para su consumo, 30 para su ahorro, y 40 para la siembra, sólo estos 40 serán capital, puesto que son los únicos que destina a la reproducción; y sí una persona tiene un tesoro guardado, no lo podremos llamar capital mientras no lo destine a la reproducción pues sabido es que cuando las economías que se hacen no son empleadas en algún ramo productivo, no sirven de provecho ni aún para su mismo dueño, y que en vez de ser útiles son dañosas al Estado, puesto que reducen la suma de los consumos en la misma cantidad que representan.
Por capital debemos entender tan solo los instrumentos apropiados que se emplean en la producción, tales como las tierras, edificios, aperos, gana-dos, y semillas que utiliza el labrador; los talleres, oficinas, máquinas y materiales que emplea el fabricante; los almacenes, mercancías y monedas con que negocia el comerciante; los útiles y modelos de que se sirve el artista; los estudios de una carrera; los conocimientos de un oficio; las capacidades adquiridas; los talentos personales, etc.; y no serán capital los comestibles, los vestidos, los muebles y los demás fondos de consumo, que sirven para el sostén particular de la persona y no para la reproducción de la riqueza.
