MANUAL PRÁCTICO DE LA PRODUCCIÓN DE LA RIQUEZA
Álvaro de la Helguera y García
Capítulo II: Agentes personales que concurren a la producción
El único agente personal de la producción es el hombre, pues no existe producto que no confirme el triunfo del espíritu sobre la materia.
Sin embargo, como la obtención de los productos requiere la cooperación de varios procedimientos, se han dividido en tres los agentes personales de la producción, que son: el sabio, el empresario y el obrero.
El trabajo de cada uno de estos agentes persona-les en la obra de la producción, está representado en la síntesis siguiente: el sabio descubre, el empresario aplica y el obrero ejecuta.
El sabio investiga los secretos de la naturaleza y da a conocer al género humano muchas cosas útiles, que no son utilizadas porque son desconocidas, efectuando así la primera operación productiva, que es la del descubrimiento.
El empresario dirige el plan y pone los medios que posee para la realización del proyecto, utilizando a la vez tanto los descubrimientos científicos del sabio como las fuerzas físicas del obrero, y practica de este modo la segunda operación productiva, que es la de la aplicación.
El obrero practica las tareas materiales que son necesarias para obtener lo deseado, empleando sus fuerzas musculares, auxiliadas con sus facultades intelectuales y realiza de tal manera la tercera operación productiva, que es la de la ejecución.
Debemos advertir, que una sola persona puede desempeñar estas tres clases de oficios; pero también hemos de notar, que en los productos obtenidos se observan comúnmente las señales de los tres géneros de trabajos.
La producción de los cereales, por ejemplo, re-quiere estudiar los métodos de cultivo, cuya misión es del sabio; apreciar los medios de plantearlos, cuyo cuidado es del empresario, y efectuar las faenas agrícolas, cuya tarea es del obrero; así es que, clasificando todo cuanto se necesita para la formación de la riqueza, por parte de las personas, veremos que se desenvuelve en tres períodos sucesivos, reducidos a la teoría, la aplicación y la ejecución.
El sabio estudia, analiza, investiga y enseña los adelantos científicos, determinando los progresos industriales con el influjo de sus teorías aplicadas al trabajo.
El empresario o destajista, dedica su sagacidad, energía, prudencia, perseverancia y recursos, a aplicar los medios necesarios para realizar la acción productiva.
El obrero, artífice o jornalero, emplea su fuerza, inteligencia, habilidad, experiencia, actividad y aun talento, en convertir en hecho las teorías científicas del sabio y los medios combinados del empresario.
De lo expuesto se infiere, que el empresario es el más importante de los agentes personales de la producción de la riqueza, puesto que para utilizar los estudios de los sabios y los trabajos de los obreros, apreciando las necesidades humanas y los medios de satisfacerlas, debe reunir un vasto conjunto de conocimientos intelectuales para tener el don de los negocios, y una buena suma de recursos materiales para hacer frente al capricho de las especulaciones