MANUAL PRÁCTICO DE LA HISTORIA DEL COMERCIO
Álvaro de la Helguera y García
EDAD MODERNA
La historia mercantil de la Edad Moderna abraza un período de tres siglos, que está comprendido entre el descubrimiento de América y la revolución de Francia, durante el cual la industria, la navegación y el comercio adquirieron extraordinario impulso, a la vez que las costumbres, las instituciones y las leyes experimentaron importante transformación.
Los hechos que principalmente determinaron esta notable evolución en el modo de ser de los pueblos y que tanto influyeron en sus destinos, fueron: la conquista de América, el descubrimiento de la India, la aparición del protestantismo y la formación de los grandes Estados.
1. La conquista de América fue sin duda el hecho más culminante que se registra en los anales históricos del mundo, por la poderosa trascendencia que, en momentos críticos, tuvo en todos los órdenes de la vida intelectual, moral, social y política de los pueblos. La más importante de las exploraciones que tanto enriquecieron las ciencias geográficas y tanto mejoraron las instituciones económicas, corresponde por derecho indiscutible al inmortal Cristóbal Colón, quien con un genio superior a su siglo y guiado por la luz brillante de una inspiración feliz se puso al servicio de los Reyes Católicos, y ayudado por éstos salió del pequeño puerto de Palos el día 3 de agosto de 1492, con tres carabelas tripuladas por ciento veinte hombres, y volvió al año siguiente con la inmarcesible gloria de ser el descubridor de un nuevo mundo, injustamente llamado América.
Esta empresa colosal fue fecunda en resultados, pues bien pronto acudieron a conquistar este virgen país héroes esclarecidos, como Ibáñez Pinzón, que arribó a la costa del Brasil en 1500; Diego Velázquez, que tomó la isla de Cuba en 1511; Hernán Cortés, que conquistó el Imperio de Méjico en 1519; Francisco Pizarro, que sojuzgó el Perú en 1533; Pedro Valdivia, que dominó Chile en 1541, y Ponce de León, que fundó Puerto Rico en 1608.
Como una consecuencia natural de estos grandes descubrimientos y atrevidas conquistas, se desarrollaron considerablemente a la vez: la industria, con la adquisición de las muchas primeras materias de aquellos países, que hasta entonces eran desconocidas; el comercio, con la perspectiva del vasto campo de actividad que le ofrecieron los nuevos mercados trasatlánticos; la navegación, con el aumento de buques que se necesitaron para sostener la comunicación marítima con los países conquistados; y la riqueza, con la explotación de las minas mejicanas y peruanas, que llevaron a la circulación monetaria valores considerables.
2. El descubrimiento de la India se debió al célebre navegante portugués Vasco de Gama, quien con una flota de tres buques tripulados por sesenta hombres en total, se hizo a la vela en Lisboa el año 1497, y navegando por el que entonces se consideraba inmenso cuanto misterioso mar que bañaba las costas occidentales del continente africano, logró doblar el cabo de las Tormentas, llamado después de Buena Esperanza, arribó al litoral de Mozambique, exploró el Océano Indico y desembarcó en la bahía de Calicut, dejando con ello descubierto el derrotero de las Indias Orientales, y volviendo a la capital lusitana dos años después de su salida de ella. Le siguió Magallanes, marino portugués al servicio de España, que con cinco buques zarpó de Sevilla en 1519; tocó en las islas Filipinas, donde le mataron los indígenas; continuaron la expedición sus compañeros, quienes perdieron cuatro naves, y al cabo de tres años entró la Victoria en el puerto de Sanlúcar, con la fortuna de ser la primera embarcación que dio la vuelta alrededor del mundo.
La apertura del nuevo camino de las Indias Orientales y el descubrimiento de los numerosos países que en ellas existían, acrecentó la navegación y el comercio de los pueblos europeos, que acudieron allí para llevar y traer numerosos artículos, principalmente oro, plata, cobre, plomo, estaño, hierro, alumbre, azufre, sal, marfil, rubíes, zafiros, esmeraldas, perlas, vidrios, lozas, porcelanas, abalorios, sedas, caballos, mariscos, perfumes, especias, gomas, resinas, bálsamos, drogas, frutas, vinos, aceites, cereales, arroz, tabaco, canela, azúcar, cera, miel, quincalla, maderas tintóreas, maderas finas, maderas de construcción, tejidos de algodón y esclavos negros, lo cual imprimió en las transacciones grande y provechosa actividad, facilitó a la marina muchos y buenos fletes, llevó al consumo ricos y variados productos, y proporcionó a la industria nuevas y útiles materias.
3. La aparición del Protestantismo tuvo lugar en el siglo XVI, y fue debida al presbítero alemán Martín Lutero, quien al observar la corrupción que existía en Roma sintió un horror profundo contra Italia, y comenzando por atacar aquellos abusos, concluyó por combatir todos los dogmas católicos. Esta herejía tuvo una grande y súbita resonancia en toda Alemania, donde después de sufrir numerosas variaciones llegó a formar muchas sectas, que si bien estaban disconformes entre sí, convenían todas en un solo punto, cual era el de protestar contra la autoridad de la Iglesia, derivándose de aquí el nombre de protestantismo, el cual fue un hecho vulgar que adquirió extraordinarias proporciones por la situación excepcional y la predisposición favorable en que se encontraba Europa en el momento de aparecer.
Esta revolución religiosa, al herir la conciencia de las naciones, que tantas afinidades tenían con el Papado, suscitó guerras sangrientas, como la de los hugonotes, la de los anabaptistas y la de los ingleses, que por espacio de muchos años cubrieron y la democracia, reemplazó el régimen los campos de cadáveres, los pueblos de ruinas y los hogares de luto. Al quebrantar el poder del clero, que tantas influencias ejercía con la monarquía, la aristocracia del gobierno templado por el sistema del arbitrario despotismo, porque faltos de combinación estos tres importantes elementos, quedó el rey sin freno, la nobleza sin vigor y el pueblo sin apoyo; y al promover la discordia de los países que tanto debían a la paz, perjudicó considerablemente la agricultura, la industria y el comercio, porque como consecuencia natural quedaron tierras abandonadas, fábricas destruidas, transacciones cortadas, mercados desatendidos, depósitos trasladados, monedas ocultas, caminos inseguros y navegaciones peligrosas.
4. La formación de los Grandes Estados fue la resultante de una labor política continuada por muy dilatado tiempo; pues si bien es cierto que los bárbaros se distribuyeron los territorios invadidos, fundando varias monarquías; que sus reyes premiaron a los guerreros concediéndoles muchas tierras y que los nobles ejercieron soberanía en sus respectivos feudos, con lo cual resultó la propiedad territorial diseminada en numerosos estados, principados y señoríos, que constituían en su conjunto una variedad excesiva de poderes coexistentes, aislados y opuestos, también es verdad que esta misma multiplicación de organismos suscitó tan frecuentes luchas, rivalidades y arrogancias, que tuvieron en jaque a los monarcas, quienes deseando afirmar su autoridad y extender su soberanía, comenzaron por ir debilitando poco a poco la preponderancia de los nobles hasta llegar a destruir por completo el régimen del feudalismo, y acabaron por llegar a anexionarse los estados de los más débiles, con-siguiendo, al fin, por el empleo de estos procedimientos bélicos, aunado al sistema de los vínculos matrimoniales, consolidar sus dinastías, ensanchar sus dominios y formar grandes naciones.
Dedúcese de lo expuesto que la obra política del engrandecimiento territorial fué tan lenta y laboriosa, que duró unos ocho siglos, pues empezó a iniciarse cuando el pueblo trató de sacudir el yugo de los nobles buscando su emancipación en el régimen municipal, llegó a su apogeo cuando los reyes aumentaron su poder con la conquista de los territorios ultramarinos y acabó de consumarse cuando los revolucionarios franceses destruyeron el germen preexistente de las antiguas instituciones.
Con la formación de los grandes Estados, el pueblo salió de la tiranía señorial para entrar en la tiranía real, pues al despotismo de los nobles sucedió el absolutismo de los reyes. El comercio salió del angosto límite donde estaba encerrado para figurar en una nueva era de notable progreso, pues al quedar la administración centralizada en mano del soberano, el tráfico, que estaba confiado a la iniciativa particular, pasó a estar dirigido por la iniciativa nacional, y los intereses individuales se convirtieron en colectivos, porque los gobiernos crearon importantes compañías privilegiadas de comercio, emprendieron considerables expediciones marítimas, formaron colosales empresas mercantiles y realizaron transacciones cuya magnitud era muy superior a la que podrían imprimirles las particulares; sin embargo, no llegaron a tener toda la extensión de que eran susceptibles, por haberla contrariado las luchas políticas y las guerras religiosas.
Después de indicar, de la manera somera que corresponde a la índole de estas páginas, los sucesos que ejercieron mayor influencia en la marcha progresiva del comercio universal durante la Edad Moderna, por los cuales se viene en conocimiento de haber favorecido su aumento la Conquista de América, el descubrimiento de la India y la formación de los grandes Estados; y de haber perjudicado su desarrollo la aparición del protestantismo, por su séquito de discordias intestinas, guerras religiosas y vías interrumpidas, daremos ahora una ligera idea del tráfico sostenido por los países que con más brío se dedicaron a este provechoso ejercicio. Los principales pueblos comerciantes de la Edad Moderna fueron Inglaterra, Francia, Holanda, Portugal y España.