MANUAL PRÁCTICO DE LA HISTORIA DEL COMERCIO
Álvaro de la Helguera y García
EDAD MEDIA
La invasión de los bárbaros destruyó el imperio romano y cambió la faz política del mundo, para el que se abrió un nuevo período histórico, en el que resultaron modificadas profundamente las leyes, las costumbres y las instituciones de los pueblos.
Entre las causas ocasionales de esta esencial variación, merecen citarse especialmente: la invasión de los bárbaros, la aparición del cristianismo, el régimen feudal, el sistema municipal y el influjo de las cruzadas.
1. La invasión de los Bárbaros, alanos, vándalos, godos, suevos, hunos, silingos, francos, borgoñones, lombardos y otras hordas que abandonaron las nebulosas regiones del Norte y Nordeste de Europa y Asia, donde vivían ignoradas, para desbordarse por las comarcas occidentales del mundo conocido en la antigüedad, llevando por doquier la ruina, la desolación y la muerte; pues en su ignorancia, brutalidad y fiereza, no conocían otro procedimiento que la violencia, otro recurso que el bandolerismo, ni otro derecho que la fuerza, y así es que con ellos imperó por mucho tiempo el caos, la anarquía y la barbarie, las cuales destruyeron de consuno la civilización, la industria y el comercio. La serie de desastres que acompañó a este régimen destructor fue verdaderamente espantosa, pues el salvajismo devastador y la grosería primitiva de estas hordas vencedoras, que desconocían el valor de las riquezas que aniquilaban, llevó la ruina a Italia, Francia, España y demás países bañados por las aguas del Mediterráneo, que en otro tiempo fueron tan ricos, civilizados y florecientes; empero a esta tempestad terrible siguió una calma relativa, pues como los invasores eran pueblos cuya educación estaba por hacer y cuya aspiración era la independencia, al irse poco a poco mezclando con las razas de los vencidos fue operándose de día en día un trabajo regenerador, que con el transcurso del tiempo concluyó por influir de modo muy beneficioso y dar nuevo ser a lo que se había degenerado de las nacionalidades, de la civilización, de las costumbres de la sociedad, de las ciencias y artes, y de la industria y comercio.
2. La aparición del Cristianismo, que había tenido lugar en el último período de la dominación romana, no ejerció al principio gran influencia en el orden económico, pues la corrupción, la herejía y otras causas determinantes del envilecimiento de la sociedad humana de aquella época detuvieron la propaganda de la doctrina evangélica, la cual constituía una nueva religión que necesitaba nuevos pueblos para poder extenderse, y como los encontró en los bárbaros, entre ellos tuvieron excelente acogida las máximas de Jesucristo, que proclama la dignidad del hombre, ensalzaban la dulzura carácter y santificaban el ejercicio del trabe consiguiéndose con su fiel observancia, elevar condición, domar su fiereza, despertar su civilización, purificar su vida, activar su industria y i mentar su comercio, el cual fue tomando notable incremento merced a los principios de igualdad y fraternidad que promovieron la moralización asociación, a las construcciones de monasterios abadías que fomentaron las industrias, a las fiesta: y solemnidades religiosas que hicieron renacer las ferias y mercados, y a las misiones y peregrinaciones que abrieron nuevos horizontes a la geografía y al tráfico.
3. El Régimen Feudal tuvo su origen en la barbarie, pues cuando los bárbaros invadieron los países romanos, se repartieron las tierras conquistadas, para lo cual los reyes concedieron grandes porciones a los jefes superiores, que se llamaron señores, y éstos a su vez cedieron pequeñas parcelas a sus afiliados inferiores, que se denominaron vasallos; recibiendo esta concesión el nombre de beneficio, que con el tiempo pudo transmitirse por herencia y se designó entonces con el de feudo. Así es que la mayor parte de la propiedad era feudal, y de este rasgo característico derivó el feudalismo, cuya institución formó una especie de jerarquía de índole militar, que se fundaba en el dominio de la propiedad territorial y que atribuía a cada noble el ejercicio de soberanía o jurisdicción en su respectivo señorío.
Para los intereses de la industria y del comercio, este régimen fue perjudicial y desdichado, pues al vincular la propiedad territorial en determinadas familias y al distribuir la soberanía nacional entre distintos señores, ni hubo grandes afanes por fomentar la agricultura, ni bastantes brazos disponibles para desarrollar las manufacturas fabriles, ni libertades suficientes para acometer las empresas comerciales, porque el despotismo; el aislamiento, el encono y el capricho de tantos reyezuelos, creaba impuestos excesivos que aniquilaban la industria, establecía trabas innecesarias que dificultaban el comercio, sostenía guerras incesantes que diezmaban la población, y requería soldados numerosos que restaban inteligencias útiles para el ejercicio de las artes de la paz.
No obstante, debe reconocerse que la constitución del feudalismo algo elevó el sentimiento de la dignidad individual, el cual ejerció con el transcurso del tiempo una beneficiosa influencia para la emancipación del hombre, la abolición del servilismo, la consideración del trabajo, la propagación del tráfico y la cultura general.
4. El Sistema Municipal debió su origen a la imperiosa necesidad que sintieron los reyes y los pueblos de disminuir el poder y de sacudir el yugo de los señores feudales, cuya autoridad y despotismo llegó a tan alto grado y ejerció tanta influencia, que desmembraba la soberanía real y esclavizaba la libertad popular.
Así es que sintiendo los monarcas humillada su autoridad majestuosa y los vasallos rebajada su dignidad personal, se pronunciaron en común contra el tiránico poder de aquella aristocracia, y después de varias tentativas y resistencias, que duraron muchos años, se operó en el siglo XI un levantamiento general que conquistó diversas concesiones contenidas en cartas pueblas, contribuyendo después a la formación de la unidad nacional y a la emancipación de la clase popular; ésta exigió desde entonces una nueva organización especial para asegurar su independencia en lo sucesivo, y habiendo encontrado la base de ella en las antiguas curias romanas, se constituyeron los municipios y se planteó definitivamente el régimen municipal, el cual ejerció con los modernos elementos de libertad y tranquilidad una influencia muy beneficiosa en todas las instituciones económicas, con especialidad en la industria y en el comercio; pues la primera aumentó y perfeccionó sus productos por las facilidades que encontraron el espíritu de asociación y el privilegio del gremio, a cuya sombra prosperaron las asociaciones obreras del antiguo régimen; y el segundo multiplicó y mejoró sus transacciones por las reformas que abolieron las barreras aduaneras en los límites señoriales, y generalizaron las ferias periódicas en las principales ciudades, a cuya bondad debieron los mercaderes el incremento que tomó el tráfico mercantil.
5. El influjo de las Cruzadas en el desarrollo del comercio internacional fue verdaderamente notable, pues cuando Gregorio VII concibió el proyecto de conquistar lugares al amparo de la Cruz, y el Concilio de Clermont determinó ejecutarlo levantando una Cruzada., se formó un considerable ejército compuesto de cristianos de todas las naciones europeas, que guiados por su ardiente fe debían atravesar Alemania y Grecia, para entrar en el Asia Menor y apoderarse de la Tierra Santa a fin de arrebatar el Santo Sepulcro al poder de la morisma; pero aunque en esta expedición bélico religiosa realizada a principios del siglo XI, y en las demás que le sucedieron hasta fines del siglo XIII no se consiguió lo que se perseguía, por estrellarse el ardor heroico y la constancia admirable de los guerreros cruzados contra el tesón decidido y el vigor indomable de las fuerzas musulmanas, en cambio se operó a causa de este grandioso acontecimiento una modificación tan profunda en el orden social, que bastó por sí sola para cambiar las condiciones económicas de los pueblos y para abrir a las transacciones mercantiles horizontes dilatados.
Muchos nobles vendieron sus bienes a los plebeyos con el fin de reunir fondos para acudir a la lucha contra los mahometanos, y de este modo se puso en circulación la propiedad territorial a la vez que se aumentó la producción de la riqueza por medio de la industria agrícola. Muchos expedicionarios acudieron a los puertos de embarque para fletar buques que les condujesen a los puntos de destino, y de esta manera se fomentó la navegación marítima a la vez que se restableció la comunicación del Occidente con el Oriente. Muchos víveres que necesitaban los cruzados fueron transportados por la vía de Constantinopla, y así recibió gran impulso el comercio a la par que reapareció la animación en los mares Negro y Mediterráneo. Las frecuentes excursiones de los cristianos a la Palestina despertaron en ellos el afán de aventuras romancescas de los largos viajes, que preparó los descubrimientos geográficos ulteriores del derrotero de la América y del camino de la India. Y en fin, el contacto de los pueblos del Este con los del Oeste enseñó a las naciones europeas las costumbres, las modas, las comodidades, las industrias, las mercancías y las civilizaciones de los países orientales, con las cuales se fueron identificando, naciendo así nuevas necesidades, como las del consumo de especias, coloniales, muebles, armas, sederías y perfumes, que se encargó de satisfacer el tráfico mercantil.
Expuestas ya a grandes rasgos las causas esenciales que determinaron los movimientos de las instituciones económicas de las naciones en la Edad Media, pasaremos ahora a indicar ligeramente las manifestaciones más importantes de la actividad mercantil de algunos países durante este período histórico, que comenzó con la irrupción de los bárbaros, destruyendo todo lo existente, para permanecer mucho tiempo sumido en la oscuridad de una infructuosa inacción, y que trató de reponerse en la época de Carlo Magno, dando varias señales de un brío comercial, para al fin recuperar en el siglo XV el esplendor característico de su antigua opulencia. Sin embargo, fue un comercio de comisión propiamente dicho, cuyas operaciones se hacían a cuenta del empresario, porque el capital empleado en el tráfico marítimo era tornado en préstamo, generalmente, siendo necesario acompañar las expediciones de mercancías y establecer factorías en los mercados extranjeros
Los principales pueblos comerciantes en la Edad Media, fueron: las Repúblicas Italianas, las Ciudades Anseáticas, el Puerto de Marsella y la Plaza de Barcelona.