MANUAL PRÁCTICO DE LA CIRCULACIÓN DE LA
RIQUEZA
Álvaro de la Helguera y García
CAPÍTULO IX: TEORÍAS SOBRE EL CAMBIO
Se llaman teorías sobre el cambio, los medios ideados para fomentar mejor la industria y comercio nacionales. Cuatro son las teorías que actual-mente se conocen sobre el cambio, a saber : la de la balanza de comercio ; la de la protección a la industria ; la del libre cambio ; y la de la oportunidad económica.
Cada una de estas teorías constituye una escuela ; la prohibicionista, la proteccionista, la libre-cambista y la oportunista. Y en cada una de estas escuelas se rinde culto a un sistema de comercio, que respectivamente es : el mercantil, el protector, el liberal y el oportuno. La primera tiene raros partidarios, la segunda bastantes, la tercera muchos, y la cuarta algunos. Por regla general, a la primera están afiliadas las clases históricas, a la segunda las industriales, a la tercera las consumidoras, y a la cuarta las oficiales. Las tres primeras teorías son antiguas, y la cuarta es muy moderna. Todas ellas tienen por objeto eI comercio, por fin su prosperidad, y por divisa la forma a que cada una pretende someterle.
La teoría de la balanza de comercio, pretende que se prohíba el tráfico internacional, bajo el supuesto de que cada nación debe bastarse a sí misma ; pero como este aislamiento absoluto es imposible en la práctica, consiente un comercio limitado por restricciones numerosas.
En la falsa creencia de que la moneda era la única riqueza, fundó también la famosa teoría de la balanza, que consistía en acaparar numerario, para lo cual consideró que la importación era pérdida y la exportación ganancia, puesto que el importador paga al extranjero las mercancías que recibe, y el exportador cobra del extranjero los géneros que envía ; así es que procuró impedir la primera y fomentar la segunda, encargó a las aduanas que redactasen una estadística anual de los productos entrados y salidos, y cuando de esta liquidación apareció que el importe de lo exportado excedía al de lo importado, dijo que la balanza era favorable ; cuando ocurrió lo contrario que era ad-versa, y cuando resultaron iguales que estaba al fiel o en equilibrio.
Para la consecución de estos fines aconsejó impedir la importación de artículos costosos y objetos fabricados, prohibir la exportación de metales preciosos v primeras materias, negar la navegación y el tráfico colonial a los países extranjeros, y des-arrollar la industria nacional con el amparo oficial, para que no se hicieran pedidos al exterior.
La teoría de la protección a la industria, pretende que por medio de leyes arancelarias se ponga la industria nacional al abrigo de la competencia extranjera, a fin de que puedan desarrollarse las fuer-zas productivas del país, y asegurarse Ios mercados interiores a los productos del reino.
Para poder conseguirlo interesa de los gobiernos el arreglo de los aranceles de aduanas bajo las siguientes bases : libertad. o moderados derechos a la entrada y prohibición o fuertes derechos a la salida, para las primeras materias necesarias a la industria nacional ; derechos fiscales a la importación y elevados a la exportación, para los artículos alimenticios poco abundantes en el país, y para los materiales menos indispensables en las manufacturas; protección a la entrada y franquicia a la salida, para los objetos fabricados; admisión temporal de varios productos brutos, con la obligación de reexportarlos después de ser trabajados en la nación ; beneficios especiales para los materiales desatinados a construir buques o implantar nuevas empresas; concesión de primas a la exportación de algunos productos de las grandes industrias nacionales, y aplicación de un recargo diferencial de bandera a los géneros conducidos en buques extranjeros.
Con este juego arancelario de derechos, recargos, franquicias, prohibiciones, primas y privilegios, aspira a evitar la concurrencia del exterior, fomentar el trabajo nacional y asegurar el mercado del país. La teoría del libre cambio, pretende que el comercio sea absolutamente libre, o sea sin trabas gubernativas, barreras interiores, ni aduanas fronterizas.
Se funda en que la libertad de cambio establecería la división general del trabajo, porque cada país se dedicaría a la clase de producción para que tiene verdaderas condiciones, consiguiéndose de este modo un resultado mayor y mejor, con menos gasto y esfuerzo ; lo cual representaría la abundancia y la baratura de productos, con notable utilidad y ventaja para el linaje humano, pues España se aplicaría con preferencia a la agricultura, por la feracidad de su suelo, Inglaterra a la industria, por sus minas, Francia a las modas, por su gusto, Italia a las artes, por su genio, Noruega a la pesca en sus mares, Rusia a la caza en sus bosques, Holanda a la ganadería en sus prados, y así ha-rían sucesivamente todas las demás naciones.
Sostiene, además, que con este procedimiento se estrecharían las amistades de los Estados, se civilizarían los pueblos, se moralizarían los hombres, se disminuirían los pobres, se dedicarían a la industria los brazos que emplea el fisco, y se generalizaría el bienestar de las gentes.
La teoría de la oportunidad económica, pretende que cada país fomente su industria nacional y su comercio exterior, por un procedimiento eminentemente práctico y evolutivo, sin sujetarse a otras reglas y doctrinas que las más convenientes a sus intereses, con arreglo a los medios que posea y a las circunstancias que atraviese.
En su virtud, y teniendo en cuenta las condiciones del país, somete unos productos al régimen fiscal, otros al liberal, otros al protector y otros al prohibitivo ; considera ciertos artículos como de renta para nutrir los ingresos, concede primas para fomentar varias empresas, acuerda rebajas especiales a las navegaciones largas, estipula tratados comerciales para entrar en el concierto de las naciones, acepta o rechaza la cláusula de nación más favorecida, adopta en sus aranceles dobles columnas o tarifas especiales para responder al tratamiento que reciba de las potencias extranjeras, utiliza como norma o abandona como improcedente el principio de la reciprocidad comercial, responde a la guerra de tarifas con derechos elevados y se encuentra siempre dispuesta a defender sus intereses, tratando a los demás Estados en consonancia con el trato que de los mismos reciba.
Como se ve, este sistema es de carácter práctico y ecléctico, de índole mixta y móvil, de aplicación oportuna e independiente, de resultado positivo aunque expuesto, y si bien persigue un fin perfectamente definido, carece para su ejecución de procedimientos fijos.