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Una Crítica Islámica de la Economía

' Umar Ibrahim Vadillo

LA EQUIDAD EN EL CONTRATO COMERCIAL

2.- EL ALQUILER DEL DINERO PRODUCE GIGANTISMO EMPRESARIAL Y TECNOLÓGICO

 

EL GIGANTISMO EMPRESARIAL.

El crimen usurero impune y generalizado arrastra consigo no sólo desempleo e inflación, sino además otro siniestro efecto: El gigantismo empresarial. Sólo los negocios que superen la barrera del tipo de interés son los que consiguen sobrevivir, favorecidos además, por la desaparición de la agresiva competencia de los pequeños negocios (negocios con una rentabilidad inferior al precio de alquiler del dinero). No son los macronegocios los que estrangulan al pequeño empresario, sino la usura.

Los posibles pequeños negocios, a pesar de ser más flexibles a los cambios y más dados a la especialización que los grandes, no pueden ser receptores de ninguna inversión ya que ésta se dirige a la mayor rentabilidad y seguridad artificiales del banco. El pequeño negocio ya existente, que ve subir el precio del alquiler de dinero por encima de su propia rentabilidad, se ve estimulado a autoliquidarse y refugiarse en el banco -como ya habrán hecho muchos de sus colegas-. Presionado además por una ola de creciente oligopolización, cada vez más acusada, de las habituales vías de producción, distribución y consumo, termina optando por la liquidación de su negocio. Solamente unos pocos románticos seguirán empeñados en la lenta agonía, tratando de salvar sus pequeños negocios a fuerza de créditos bancarios, que el banco gustosamente le seguirá concediendo a cambio del aval del mismo negocio, y que matemáticamente terminará con el embargo del negocio. La mayoría de los pequeños comerciantes se ven obligados a transformar su negocio en otro que supere la barrera del interés o a venderlo a alguien dispuesto a transformarlo. En ambos casos el resultado es el mismo: La desaparición de los pequeños negocios y la única supervivencia de los grandes.

Este sistema favorece la aparición de hábiles especuladores que en los vaivenes del dinero, aprovechan la devaluación del dinero para endeudarse con el banco, ya que la diferencia entre el interés que pagan al banco y la devaluación de la moneda con que lo han de pagar, llega a ser mínima. Así consiguen financiar sus proyectos, no a costa del banco que siempre está protegido, sino a costa de todos lo usuarios del dinero bancario.

EL GIGANTISMO TECNOLÓGICO.

Del mismo modo que afecta a los negocios, la alquilabilidad artificial del dinero afecta a las auténticas mercancías alquilables, debido a la interacción competitiva de todas las mercancías en el mercado. Esta moneda artificialmente productiva competirá de forma ilegítima con las mercancías alquilables -que ofrecen un servicio a sus usuarios-, de tal forma que el dinero reemplazará a todas aquellas mercancías cuyo alquiler sea inferior al alquiler de la moneda. Empresarialmente, nadie invertirá en la compra de una mercancía cuyo alquiler no rinda tanto como si coloca este dinero en un banco a interés, y tal como sucede con los pequeños negocios, estas pequeñas (en rentabilidad) mercancías tenderán a desaparecer.

A menudo se habla del progreso sin reconocer que representa una posibilidad y no una vía única. En toda idea de progreso hay implícita una dirección que caracteriza una elección y selección previa de tecnologías y técnicas. Y esta selección y elección están relacionadas con la naturaleza del mercado. La usura produce una selección innatural del progreso tecnológico que lo conduce hacia la producción de una tecnología gigante capaz de ofrecer un rendimiento a las inversiones por encima de la barrera del interés. Esto es favorecido además, por la destrucción competitiva de las pequeñas tecnologías, que tienden a de­saparecer o que ni siquiera llegan a aparecer.

La tecnología de baja rentabilidad no quiere decir que sea inútil. Puede ser muy útil aunque no sea comparativamente rentable. Un producto de gran utilidad puede verse descartado competitivamente si el número de personas que lo demandan no es suficiente y por tanto, su rentabilidad comparativa no supera el tipo de interés usurero. La naturaleza de este tipo de tecnología es más personalizada. La posibilidad de recuperar esta tecnología de su constricción usurera supone una ruptura con la estandarización de los productos en el mercado.

Si además consideramos que hay más mercancías alquilables cuanto menor es su precio de alquiler (menor demanda), entonces podemos afirmar que la barrera del interés, por pequeño que sea, destruye la mayor parte de mercancías alquilables, algunas de las cuales no llegaremos a conocer. En definitiva, la abolición de la usura supondría dar una nueva dirección al progreso tecnológico, más acorde a las necesidades de la gente. En la medida en que crezca la iniciativa espontánea de la gente, los productos de su trabajo serán más adecuados y más próximos a sus necesidades, que hoy se deciden a través de los departamentos de marketing y los métodos de exploración de mercado de las grandes industrias.


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