Ricardo García Jiménez
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Ante el inminente proceso de globalización al que ha sido inducido nuestro país, varias regiones del sureste mexicano han quedado excluidas del progreso y desarrollo económico-social, que comparados con algunas regiones del norte de nuestra nación, las entidades del sur han sido empujadas a permanecer sobre los márgenes de la pobreza extrema.
Dentro de éstas regiones desamparadas se encuentran aquellas zonas habitadas por grupos indígenas, población que históricamente ha sido abandonada a su suerte sin ningún apoyo real por parte de los diferentes niveles de Gobierno.
Muchos de estos pueblos indígenas se caracterizan por conservar y mantener una cultura e idioma distintos al grueso de la población nacional, llevándolos a ser considerados vestigios del folclor nacional.
El pueblo mixtecos que reside en el estado de Oaxaca, forman parte de esos grupos olvidados por la modernidad, donde su característica principal han sido el poseer una economía de autoconsumo, una tecnología inexistente, con una organización social estructurada en viejos patrones culturales y con una serie de creencias y prácticas religiosas que norman gran parte de la vida de los individuos y la de sus familias, aspecto que no encuentra puntos de coincidencia con la visión de la sociedad moderna de consumo.
Hay que resaltar que los gobiernos posrevolucionarios han llevado escasos beneficios a los municipios indígenas y en particular a la comunidad de Coicoyán de las Flores, municipio que se ubica en la mixteca oaxaqueña baja y que es objeto de nuestro estudio.