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El marco institucional del
Banco Central de Venezuela

CAPITULO IV

DESEMPEÑO DEL BANCO CENTRAL DE VENEZUELA DESDE LA PERSPECTIVA DE LA TEORIA DEL ESTADO DE LA ECONOMIA NEOINSTITUCIONAL


4.2 Desempeño del Banco Central de Venezuela: Una visión neoinstitucionalista de la Teoría del Estado


El desempeño del BCV puede ser observado a través del resultado final de la política monetaria -logros inflacionarios- que dependen, entre otras cosas, del ordenamiento institucional y de interacción entre las políticas a cargo de las autoridades económicas de un país. Alcanzar las metas establecidas por el BCV requiere de disciplina financiera que contempla no sólo, una buena gestión monetaria, sino además, una responsable gestión fiscal. En este contexto, se pueden presentar incentivos que tiendan a condicionar las conductas de los hacedores de política comportándose como un factor perturbador que genere inconsistencia en la aplicación de las políticas monetarias y fiscales, esto aunado a una debilidad institucional, limita la capacidad de la política monetaria a la hora de emplear los instrumentos de que dispone.


4.2.1 Inflación y crecimiento



Siendo la estabilidad de precios el principal objetivo del BCV comenzaremos este apartado utilizando los cambios que se han presentado sobre el nivel general de precios y del por qué de su evolución e incidencia sobre el nivel de crecimiento en la economía, tomando en cuenta que el BCV es una institución pública que pertenece al Estado, y que a su vez éste (y su principal controlador: el gobernante) como parte importante en el proceso de toma de decisiones del BCV actuará en forma estratégica en el establecimiento de mecanismos de control que le permitan mantener su poder, tales como determinar implícitamente la asignación del bien público definido como estabilidad de precios mediante sus decisiones de gasto público, nivel de empleo, que delimitan la actuación del BCV en la economía venezolana en el corto plazo generando en la sociedad una sensación de prosperidad, pero si esta actuación no es controlado los resultados serán desfavorables en un horizonte de tiempo mayor presentando unos niveles de inflación elevados que perjudican el bienestar de la sociedad venezolana impactando en el nivel de crecimiento del país.

La economía venezolana ha sufrido una serie de perturbaciones de origen interno y externo originando períodos de inflación para determinados momentos, ejemplo de ello son los resultados obtenidos a finales de 1.996, donde la tasa de inflación puntual alcanzó 103.2 %, producto de la eliminación del control de cambio y el reajuste del precio de la divisa; aplicados para reducir las distorsiones severas en la economía.

Un estudio presentado por Guerra J. & Dorta M. (1.999), muestran que el comportamiento de la inflación y el crecimiento en el largo plazo de la economía venezolana presentó en el período de los 90’ un desempeño macroeconómico poco favorable representado por niveles de inflación moderados y altos, de igual manera se observó un alza en el crecimiento promedio ubicándose en 3.8 % anual, la explicación de estos resultados subyace en los cambio del sistema cambiario, incompatibilidad de políticas entre la autoridad fiscal y monetaria que generaban incertidumbre a causa del cambio recurrente de las reglas establecidas en materia de política. En la gráfica 6 se puede observar el comportamiento de la inflación y sus repercusiones sobre el nivel de crecimiento económico en Venezuela.

Grafico 7
Inflación y Crecimiento en Venezuela




De acuerdo al estudio realizado por Dorta y Guerra (1.999) existe una correlación negativa entre la tasa de inflación y el crecimiento de la economía ya que se puede apreciar que los elevados niveles de inflación generan efectos perversos en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, es decir, distorsiona la asignación de recursos principalmente mediante la incertidumbre y los costes de negociación en las inversiones y en los procesos de intercambio.

Para el año 1.992 se produjo una crisis política que desestabilizó la economía venezolana generando incertidumbre; inestabilidad en el tipo de cambio, aunado a una caída en los ingresos petroleros, amplitud del déficit fiscal, disminución en el crecimiento, entre otros; dando como resultado desequilibrios en la aplicación de las políticas del gobierno y del BCV. Para atenuar las presiones de demanda sobre el mercado cambiario, el ente emisor recurrió a varios instrumentos como: oferta de tasas de interés elevadas control de cambio, disminución del encaje legal y se realizaron operaciones en el mercado abierto. Por otro lado, las instituciones bancarias comienzan a presionar al BCV para que le otorgue cuantiosos anticipos y redescuentos para cubrir sus deficiencias. Frente a esta circunstancias, se ve en la obligación de comunicarle al Gobierno sobre la delicada situación del sistema financiero. Sin embargo, el Estado no reacciona desatendiendo este hecho, creando el inicio de la crisis financiera y mayor inestabilidad en la economía por la falta de credibilidad en la política económica que a su vez afecta al crecimiento económico. En el gráfico 7 se evidencia el costo en que se incurre cuando estamos en presencia ante una crisis política.

Grafico 8
Venezuela: El Costo del Golpe del 4 de Febrero de 1992


Aquí se observa un nivel inicial de crecimiento en la economía del 12%, luego del golpe de Estado el PIB comienza a disminuir progresivamente hasta alcanzar una caída del 17% en el período del gobierno del Presidente Chávez.

Durante el período de 1.994-1.995, el país enfrentó una crisis financiera producto de la presión que ejercieron los depositantes sobre los bancos comerciales, las corridas masivas, la liberalización de las tasas de interés, generando un alto riesgo en la disponibilidad de los depósitos. Aunado a esto, el enfrentamiento entre las autoridades monetarias y fiscales conllevaron a la falta de credibilidad en la ejecución de las políticas frente a lo cual el BCV asumió la función de prestamista de última instancia. Sin embargo, la reforma de la ley de 1.992 limitaba la acción de ésta organización porque solo podía disminuir el encaje legal y participar activamente en el mercado interbancario para atenuar los problemas de liquidez en el sistema financiero, impidiéndole una acción más determinante en los primeros síntomas de la crisis.

La tardía reacción del Gobierno produjo lo que se denominó la segunda ola de la crisis financiera agudizando más el entorno debido a que la sociedad estaba presionando a los bancos comerciales para retirar sus ahorros, éstos al Estado para ser financiados y éste último al BCV para que le otorgara anticipos a FOGADE a fin de solventar los crecientes retiros de depósitos y la incertidumbre que reinaba entre los agentes económicos. No obstante, el BCV anunció un auxilio financiero ilimitado (se había convertido en hiperprestamista porque FOGADE no contaba con los recursos para cubrir las deficiencias monetarias de los bancos) que incrementó el riesgo moral entre las instituciones financieras, agravando más la situación del sistema financiero.

Ante esta circunstancia el Gobierno decide nombrar una Comisión Presidencial para reformar el sistema financiero, planteando romper con las prácticas del BCV de monetizar los préstamos de FOGADE y de la emisión de los bonos cero cupón. Esta Comisión sostiene que se puede llenar el espacio de los bonos cero cupón con la emisión de letras del Tesoro para compensar parcialmente a los depositantes y así aminorar los costos de la crisis. A pesar de ello, autores como García, Rodríguez y Salvato (1.998) sostienen que puede crearse mayor presión fiscal, aumentar la liquidez y aumentar la inflación.

Frente a esta circunstancia, se produce un enfrentamiento entre las autoridades conduce a la renuncia de la Presidenta del BCV, quien afirmaba que se estaba violando la autonomía del BCV en materia de política monetaria porque se desvirtuó el cumplimiento de su objetivo principal hacia intereses particulares del Gobierno, generándose desconfianza en la capacidad de que éste maneje adecuadamente la crisis financiera. Con la renuncia de la Presidenta se abre paso a la elección de un nuevo Presidente más cercano a la concepción política del Gobierno de turno, produciendo un debilitamiento en la autonomía política del BCV, al nombrar a una parte de los directorios que obedece al llamado ciclo político-electoral.

Esto puede ser explicado a través de la Teoría de los grupos de interés propuesta por Olson (1.992), la cual nos permite hacer ciertas acotaciones, para el período estudiado, sobre los límites de prestamista de última instancia del BCV, para hacerlo compatible con su principal objetivo. En primer lugar, se pudo observar que el Gobierno, los bancos y los depositantes pueden comportarse de forma oportunista cuando aprecian que dicha institución posee recursos ilimitados que conduce a la denominada autonomía perversa. En segundo lugar, el BCV apoyó la decisión del Ejecutivo Nacional de aplicar un control cambiario, adaptando la política monetaria a las prioridades del gobierno y no a la consecución de sus metas, establecidas en la ley, lo cual genera tasas de intereses negativas aunado a la incertidumbre de los agentes económicos en la moneda nacional y por ende ejerce presión sobre los depósitos y el tipo de cambio.

Parece ser que no basta que la ley le confiera el derecho de autonomía al BCV para el ejercicio de sus funciones y así alcanzar un buen desempeño en la economía sino que es necesario contar con mecanismos que constriñan la conducta oportunista de los grupos de interés y de presión.