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Estrategias alternativas frente a la globalización y al mercado: la experiencia socialista
Mario González Arencibia
 

 

PARTE IV: SOCIALISMO SOSTENIBLE COMO ALTERNATIVA A LA  GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL

 

Bases del concepto de transición socialista sostenible

 

Según lo anterior en la actualidad se hace cada vez más  necesario la renovación del concepto socialista. A estos efectos resulta conveniente dejar planteado desde aquí, que el término transición socialista[1] sostenible que se utiliza en uno u otro lado de la investigación, hace referencia a cambios sustanciales  y necesarios que involucran una transformación correctora del proyecto socialista, con relación a experiencias pasadas. Dicha acción correctora implica superar las deficiencias que se incubaron en modelos de socialismo anteriores, para lograr esto "no-basta  con ser revolucionario y partidario del socialismo o comunista en general. Es necesario saber encontrar en cada momento peculiar el eslabón particular, al cual hay que aferrarse con todas las fuerzas para sujetar toda la cadena y preparar sólidamente el paso al eslabón siguiente".[2]

La propuesta aquí consiste en recuperar el concepto de transición no como “cierre de una época de relaciones sociales” sino como forma de investigación-acción participativa cuya praxis diseña la apertura de “otra época” en la que las relaciones sociales de producción en su vinculo con los elementos de la superestructura están sometidos a las leyes del desempeño de la práctica socialista. Tales formas de intervención pretenden desencadenar procesos de mudanza social portadores de elementos de cambio en los que subyacen proyectos de reproducción de naturaleza social en el sentido amplio de la palabra.

En efecto, en el concepto de transición socialista sostenible el factor subjetivo es esencial si se considera esta como un período limitado de duración variable, entre un modo de producción y otro; donde la razón última, la racionalidad de un determinado modo de producción es la transformación total de todas las relaciones sociales antiguas en las específicamente suyas. En este sentido, sólo la práctica social consciente de la clase situada en el polo opuesto del eje de dominación en el viejo sistema de producción tiene una calidad fundadora de la nueva sociedad y tiende a ser considerada, por tanto, casi como la única práctica social significativa.[3]

El concepto de transición sólo puede adquirir sentido en un marco teórico multilineal del proceso histórico. Y que su existencia se da no sólo en los momentos de cambio de dominación y consolidación de dos modos de producción. Es decir, lo que proponemos es una consideración consecuentemente múltiple y continua de la transición, como cambio social, tanto en su dirección como en los distintos niveles en que nos movamos: el macrosocial o el microsocial. Para estos fines resultan trascendentes las ideas tanto de Marx como Engels quienes elaboraron una forma de pensar la historia encaminada a descubrir las estructuras esenciales de la sociedad para, a través de ellas, explicar sus mecanismos de evolución. En sus obras subyace, por tanto, una teoría de los modos de producción y de las formaciones socioeconómicas, útil para explicar la idea de una transición socialista sostenible. Esquemáticamente podría decirse que el instrumental marxista del proceso histórico parte de la hipótesis general de que “la historia de la humanidad es la de la transición de formas de organización social sin clases a las sociedades de clases”. [4]

El núcleo teórico del que surge la interpretación del concepto de transición -a los efectos de este ensayo- lo constituyen la Crítica del Programa de Gotha y El Manifiesto Comunista. En el primero de estos textos se diferencian una fase inferior del comunismo, en la que no se ha producido todavía la subsunción real, y otro superior donde se rompen; por un lado, la “subordinación esclavizadadora del individuo a la división del trabajo” y por otra, la alentadora antitesis entre trabajo físico y mental. La primera fase (inferior) es la del socialismo “donde todavía existen clases sociales y elementos de economía de mercado” y en la segunda (superior) el comunismo donde se alcanza tal abundancia de bienes, como consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas, que los bienes podrían distribuirse entre todos de acuerdo con las necesidades e cada uno. En el segundo texto (El Manifiesto) la interpretación tiene un sentido más lato: la transición es una serie de pasos que terminan por “revolucionar” el modo de producción capitalista: el proletariado toma el poder y se conquista la democracia por el Estado obrero a través de la “dictadura del proletariado”.

El punto central del esquema teórico planteado es la manera en que se reproducen las formas materiales y sociales de producción durante los procesos de transición, los cuales serían aquellos momentos en que los modos de producción, modos de pensamiento, modos de actuación individual o colectiva se ven confrontados a límites, internos o externos, y comienzan a agrietarse, a perder importancia, a descomponerse a riesgo de vegetar durante siglos en lugares menores, o también a extenderse por sí mismos o por voluntad sistemática de grupos sociales que se oponen a su reproducción en nombre de otros modos de producir, pensar y actuar cuyo desarrollo desean.

Como puede observarse en este planteamiento, el resultado de dichos procesos de transición no tiene por qué implicar la desaparición de los viejos modos de producción que, en cambio, pueden coexistir durante mucho tiempo con el nuevo dominante. Desde esta óptica la transición se parecería más a un movimiento continuo en direcciones múltiples que a un movimiento finito, limitado, teleológico; y el modo de producción sería definido a partir del análisis del conjunto de las regularidades observadas como resultado de prácticas sociales de expansión, dominación, sobrevivencia, resistencia o adaptación entre y en el interior de formas concretas de desarrollo social.

Es importante aclarar que tampoco podemos limitar el cambio social ni a las prácticas conscientes únicamente de un determinado grupo social ni podemos reducirlo a los momentos en que se pasa de un modo de producción a otro; ni tan siquiera, incluso, sería pertinente entender el conflicto fundacional de la nueva sociedad como el resultado único de la confrontación de dos clases irreconciliables que de esa manera posible generarían la transformación social. Sino de estrategias que sociedades concretas compuestas de una red compleja de relaciones sociales entretejidas por sus componentes han desarrollado sobre la base de la realización de sus intereses específicos.

Sirve al propósito del mensaje de este epígrafe lo planteado por Carlos Marx y Federico Engels en su obra La Ideología Alemana (1845) cuando conciben la transición al comunismo no como “un estado que debe implementarse, un ideal al que debe sujetarse la realidad”, sino “como un movimiento real que anula y supera el estado de cosas existente”. [5] Este planteamiento indica el principio de negación dialéctica que debía seguirse al proyectarse la transición al comunismo como proceso de desenajenación progresiva del individuo, lo cual es valido a los efectos de la construcción del socialismo. En este ámbito la función del sujeto social como promotor de ese proceso de asimilación y superación del régimen capitalista así como el análisis de las condiciones a través de las cuales se despliega este proceso fueron elementos tomados siempre como puntos de partida por el pensamiento marxista clásico. En este sentido Federico Engels destaca como tarea de la teoría de la transición al socialismo: “Investigar sus condiciones históricas y con ello su propia naturaleza y de este modo llevar a la conciencia de la clase llamada a la acción, la clase hoy oprimida, las condiciones y la naturaleza de su propia acción, es la tarea del Socialismo Científico, expresión teórica del movimiento proletario”[6].

De lo anterior se infiere que la teoría del socialismo debe ser expresión teórica de un proceso de transformación revolucionaria del estado de cosas existente para lo cual el sujeto social debería comenzar por esclarecer las condiciones en que dicho proceso se produciría para poder, de esta forma lograra su concientización sin la cual el mismo se vería inconcluso.[7]. Aquí se observa el hilo de continuidad que guarda la concepción de V. I. Lenin en relación con la de Marx y Engels. Para Lenin la conformación de una teoría del socialismo así como su real internalización por el sujeto social no podían concebirse sin una estrecha vinculación entre la teoría y la práctica para la cual brindó orientaciones precisas de cómo desarrollar  habilidades en el desenvolvimiento de la actividad política.

A manera de síntesis se pudiera partir del criterio de que la teoría de la transición al socialismo debe ser comprendida como lo concreto es decir, como múltiples determinaciones en lo cual coincidimos con el criterio que considera las siguientes direcciones:[8]

1.       La teoría de la transición al socialismo debe ser examinada como una teoría sociológica de la transición, en tanto sistema de métodos para penetrar en dicha realidad, para el análisis de los fenómenos que en ella acontecen y a partir de éste, extraer las conclusiones y recomendaciones que fundamenten el ulterior desarrollo de un proyecto social concreto.

2.       La teoría de la transición al socialismo debe ser concebida como una teoría económica de la transición, partiendo de considerar la contradictoriedad que caracterizan a los procesos de producción, distribución, uso y consumo, lo multicomponente de la economía, las complejidades que caracterizan las diferentes estrategias y políticas económicas, el papel de las relaciones monetario mercantiles y la ley del valor en este período histórico.

3.       La teoría de la transición al socialismo debe ser entendida como una teoría política de la transición, en tanto sistema que contribuya a la elaboración de los principales postulados que sirvan de guía e instrumento a la vanguardia política para la consecución, defensa y perfeccionamiento del poder político en función de crear un nuevo tipo de relaciones sociales.

4.       La teoría de la transición al socialismo debe tener muy en cuenta el contexto histórico internacional que acompaña a cada experiencia de transición socialista. Este aspecto incluye además el análisis de los diversos modelos alternativos a la opción socialista y que coexisten hoy en el escenario mundial como lo son los modelos neoliberales, socialdemócrata, democristiano, y otros.


 

[1] Asumimos aquí la interpretación elaborada por Maurice Godelier del pensamiento de Marx; cuando plantea que la transición constituye “una fase muy particular de la evolución de una sociedad, la fase en que esta encuentra más dificultades, cada vez mayores –sean éstas internas o externas- de producir el sistema socioeconómico en el cual se basa y empieza a reorganizarse de una manera un tanto rápida y violenta, sobre la base de otro sistema que, finalmente, por su turno, se torna la forma más general de las nuevas condiciones de existencia”. Maurice Godelier. “Transicao” en M. Godelier, I. Wallerstein et. al., enciclopedia Einandi: Modo de Producao, desenvolvimiento. (Villa de Mais: Imprensa Nacional, 1986) pp. 181-215:p. 181.

[2] VI Lenin. Obras Escogidas, Tomo 12 Editorial progreso Moscú 197. Citado por Dolores Vilá Blanco. Las reformas y su lugar en la transición al socialismo, en: Teoría Socio-política. Selección de temas tomo I (Colectivo de Autores). Editorial Felix Varela, La Habana 2000 p. 173.

[3] Maurice Godelier, “Introducción: el análisis de los procesos de transición” el Los procesos de Transición Estudios de casos Antropológicos. Revista Internacional de Ciencias Sociales, UNESCO, Diciembre, 1987,  pp. 3-15; p. 5.

[4] Carlos Marx, carta a J. Weydemeyer del 5 de marzo de 1852, citado en M. Godelier, La notion de “mode de production asiatique” et les shémes marxistes d’evolution des sociétés (ERM, |964). la primera edición castellana es de (Buenos Aires: Educor, 1966). Utilizamos la edición castellana Maurice Godelier (ed.), Sobre el modo de producción asiático (Barcelona. Martínez Roca. 1969), 0pp. 13 y 64.

 

[5] Marx C. y Engels F. La ideología alemana. OE (3tomos), Editorial Progreso Moscú, T.1, p. 36.

[6] Engels F. Anti-Dühring. Editora Política, La Habana, 1963, p. 347.

[7] Lenin V. I. Carlos Marx. OC, Editorial Progreso, Moscú, 1984, T. 26, p. 46.

[8] Colectivo de autores. La transición  al socialismo y la contemporaneidad. Universidad de la Habana. Facultad de Filosofía, Historia y Sociología. Departamento de Filosofía y Teoría Política Inédito 2001 p. 10.


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