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La Inversión Extranjera Directa (IED)
y la crisis económica cubana



Leandro Venacio

CAPÍTULO III

Las Transformaciones en los 90. Las IED como la vía más probable para hacer frente a la crisis

3.10 - La redefinición de Cuba en el Sistema Internacional

Como hemos mencionado a lo largo del trabajo, el gobierno cubano entendió que, con una economía abierta y en un contexto internacional marcado por la pérdida de sus antiguos socios y por el recrudecimiento del embargo, la única y más viable forma de acceder a tecnología, mercados y capitales era la de abrirse al mundo. La necesidad de salir de la penuria económica le arrastró a la diversificación de sus relaciones comerciales y a la búsqueda de inversores extranjeros.

“Para poder superar el aislamiento y hacer frente al colapso económico, el régimen cubano tuvo que adaptarse al nuevo orden internacional. Para ello se vio forzado, además de las reformas internas, a reorientar su política exterior, presentándose ante sus nuevos interlocutores con otra imagen. En los noventa se redefinieron así los objetivos, prioridades, métodos y actores institucionales de la política exterior.”

A partir de ello, es importante destacar el papel de los actores internacionales en la crisis cubana, comenzando el análisis por los actores de la región de las Américas.

“Canadá y México coincidieron en su rechazo al rompimiento diplomático con La Habana. La crisis desencadenada por la desaparición del campo socialista y de la URSS, en lo económico favoreció un auge sin precedentes del comercio canadiense y mexicano acompañado de un flujo importante de inversiones y, en lo político se tradujo en iniciativas de ambos países por impulsar la reintegración de Cuba a la institucionalidad interamericana, previa (OEA) o emergente (ALCA).”

“Los argumentos para desarrollar tales relaciones económicas con Cuba tienen que ver tanto con razones geoeconómicas y de complementariedad de su comercio con la actividad turística de las islas, como con el papel de facilitadores del comercio de las mismas con EE.UU.”

“No obstante, es la prohibición de actuar en Cuba impuesta por el embargo de EE.UU. a las empresas de ese país lo que hace que las actividades económicas de empresas canadienses y mexicanas hayan convertido en la presente década –2000- a ambos países en los principales socios comerciales e inversionistas de la región de las Américas en Cuba, a la vez, que ésta es el principal destino del comercio y de las inversiones de ambos países en el Caribe. Políticamente, Canadá y México comparten con Cuba el desafío de lograr tener una política exterior autónoma de su poderoso vecino (EE.UU.).”

En el caso puntual de la política canadiense hacia la Isla, “…la administración de Chrétien, ha desarrollado una política hacia Cuba, desde 1990, llamada Compromiso Constructivo. Esta política ha combinado un incremento en el comercio e inversiones a cambio de diplomáticas, pero insistentes, presiones para con la administración de Castro sobre los derechos humanos, con la esperanza de que Cuba, se adapte progresivamente a las reglas del hemisferio”

Desde 1990, Canadá ha estado firme en su posición -Compromiso Constructivo- en contra del embargo norteamericano, denunciándolo en reiteradas oportunidades en Naciones Unidas.

“Durante la década del 90, Canadá estaba preparada para jugar un rol importante en el esfuerzo de ayudar a Cuba. El sector privado (canadiense) invierte en Cuba, recibiendo apoyo adicional por parte del gobierno canadiense. Ottawa brindo, además, ayuda humanitaria: comida y medicamentos.”

“La Agencia de Desarrollo Internacional de Canadá (Canadian Internacional Development Agency) fundó varias compañías consideradas como una inversión en Cuba.”

“La crisis cubana a fines de los años 80, vendría a darle una nueva dimensión a sus relaciones en el Caribe, aumentando sus relaciones económicas y los vínculos de transporte con vecinos como Jamaica, República Dominicana, y Trinidad y Tobago, que pasaron a tener un valor estratégico para Cuba y un beneficio de consideración para esos países.”

Cuba ha realizado la inserción plena en su entorno inmediato, lo que significó el establecimiento de vínculos oficiales con la mayoría de los países de la región, al tiempo que creció el consenso intralatinoamericano sobre la participación de Cuba en los mecanismos en que se sustenta la estructura económica regional.

ALGUNOS HECHOS EN LA REINSERCIÓN DE CUBA EN EL CARIBE:

1990, Jamaica, la Décimo Primera Cumbre de los países de la Comunidad del Caribe (CARICOM), acuerda enviar una Comisión Técnica a La Habana para discutir sobre las futuras negociaciones y proyectos de colaboración bilateral.

1991, mayo, La Habana, visita de una Comisión Técnica de CARICOM.

1992, mayo, restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Granada.

1992, restablecimiento de relaciones diplomáticas con Belice, San Vicente, las Granadinas y Santa Lucías.

1993, julio, Los Jefes de Estado de los países de CARICOM aprueban la creación de una Comisión Mixta con Cuba. Posteriormente se comienza a crear una comisión bilateral entre Cuba y los países caribeños.

2000, Cuba y CARICOM firman acuerdo comercial para reforzar la cooperación.

Fuente: “América Latina, el caribe y Cuba en el contexto global”, 2002, p. 227.

El redescubrimiento de la vocación turística de la Isla por el gobierno cubano, haría más evidente la posibilidad de acciones regionales comunes con el resto de los países del Caribe.

“Los procesos de integración subregional y regional que se suceden en la Cuenca del Caribe van entrelazándose en una red cada vez más amplia e interdependiente de la cual Cuba va siendo parte. En este escenario se da la contradicción entre la construcción de esta interrelación –en la que Estados Unidos juega un rol central- y su intento de marginación a Cuba, sobre todo considerando que los principales socios comerciales de la isla son, a su vez, los signatarios del NAFTA: Canadá y México. Esta situación opera como un freno a las posibilidades que se le presentan a Cuba, tanto en el plano bilateral como multilateral.”

“La prioridad concedida a la ampliación de los vínculos económicos con la región latinoamericana estuvo en plena correspondencia con la dinámica de readaptación de la economía cubana a su nuevo contexto internacional. Al respecto cabe señalar que el flujo comercial de la isla con América Latina representaba en 1989 aproximadamente el 6%, mientras que al culminar el 2000 constituyó más del 29%.”

Existe una decisión de generar un código de conducta regional vía consenso, al cual Cuba como miembro de esa comunidad de países puede participar en su generación y someterse a sus reglas.

El proceso de integración económica sudamericano ha fortalecido el proceso de concertación política entre esos países y de éstos con el resto de los actores latinoamericanos.

La concertación de los consensos se ha manifestado a través de la concertación política, la cual se ha materializado en las cumbres subregionales, iberoamericanas y de las Américas. A la vez, fruto de esos consensos es posible marchar rápidamente en la constitución de los mecanismos de integración e introducir en los mismos, las reglas de conducta establecidas en los consensos.

“Las Cumbres han tenido logros indudables, y hay uno que es de singular importancia, que es el de haber sido el puente de retorno de Cuba a América Latina y haber contribuido a flexibilizar la política norteamericana vis-á-vis Cuba.”

La Isla entendió bien el interés que tenía el reforzamiento de las relaciones interestatales, pero también que la mejor forma de hacerlo era no quedar fuera de la integración regional. “Por ello durante la década pasada se convirtió en miembro fundador de la Asociación de Estados del Caribe (AEC); entró a formar parte de pleno derecho a la ALADI; participó en todas las Cumbres Iberoamericanas; mantuvo estrechos contactos con el CARICOM, intentó un mayor acercamiento al MERCOSUR y a la Comunidad Andina (CAN) y estuvo presente en otros foros multilaterales de la región. Por otra parte, la Isla apareció como un espacio de nuevas oportunidades para el sector privado y las empresas estatales de México, Brasil, Argentina y Venezuela.”

“El incremento de la importancia relativa de América Latina y el Caribe en las relaciones económicas de Cuba, no sólo responde al proceso de desviación del comercio que determinó la desaparición del bloque socialista europeo. En las condiciones actuales de globalización y creciente regionalización de los flujos comerciales internacionales, garantizar una vinculación más efectiva ha adquirido una significación estratégica, en tanto representa un mecanismo que posibilita diversificar los riesgos y sortear las consecuencias negativas de una economía internacional caracterizada por un alto grado de incertidumbre”

Entre los actores extraregionales, la Unión Europea se posiciona como el más importante en la crisis cubana por sus relaciones con el gobierno de La Habana, la economía isleña y el resto de los actores internacionales. El establecimiento oficial de relaciones entre Cuba y la Unión Europea tuvo lugar en 1988, produciéndose un incremento del diálogo político y la consolidación del intercambio económico.

Las sanciones económicas de EE.UU. han fortalecido la alternativa europea y reforzado la capacidad negociadora de la Unión Europea. El desarrollo de las inversiones, del turismo y del comercio con la Isla, permite a los países de la Unión Europea asociar la negociación de la deuda y del financiamiento futuro al programa de privatizaciones y de inversión, el desarrollo del comercio exterior y la modernización de la producción.

“La Unión Europea ha asumido un papel central en la reinserción internacional de la mayoría de los países europeos del campo socialista, incluida Rusia, y desarrollado una estrategia negociada de incorporación progresiva de muchos de ellos a la Unión en el mediano y largo plazo. Esta amplia y continua experiencia de los países de la Unión Europea y de la Unión Europea misma, en el proceso de reinserción internacional y de reestructuración económica y democratización de un conjunto heterogéneo de países ex – socialistas, da a estos países y a la Unión un peso indiscutible en las discusiones sobre la modalidad y la viabilidad de las estrategias de cambio en economías y regímenes socialistas, como el cubano. A la vez que, por su vinculación secular con los países de América Latina y el Caribe, así como en su proceso actual de modernización y reestructuración económica y democratización, los países y la Unión Europea pueden también hacer propuestas y usar argumentos de gran peso en las discusiones con las autoridades cubanas.”

“A lo largo de los noventa, Cuba fue tejiendo una red de apoyos en el plano bilateral y multilateral, que permiten afirmar que la mayor de las Antillas ya no está marginada en el contexto internacional.”

“Finalmente, las contribuciones más importantes a la construcción de un camino de convergencia entre los actores internacionales entre sí y con el gobierno cubano han provenido de la confluencias de:

1) La decisión de los primeros en expresar más abierta y sistemáticamente sus diferencias respecto al proceso de cambios económicos.

2) La concepción de la democracia y de los derechos humanos y soberanía utilizado por el gobierno.

3) La necesidad de salir del impasse e ineficiencia de sus políticas pasadas hacia Cuba.

4) La intransigencia del gobierno cubano frente a las reglas de juego utilizadas por los actores internacionales en materia de relaciones económicas, políticas y de cooperación, definiéndolas de condicionalidad inaceptable.

5) El reconocimiento formal e informal por las autoridades de que la mantención de su intransigencia solo los condenaría a la marginación de los procesos de integración regional y definirían sine die plena inserción internacional del país.”

Por ello es útil nombrar la propuesta papal la cual fue aceptada por Cuba, de que “Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba”.


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