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La Inversión Extranjera Directa (IED)
y la crisis económica cubana



Leandro Venacio

CAPÍTULO III

Las Transformaciones en los 90. Las IED como la vía más probable para hacer frente a la crisis

3.3 - La Inversión extranjera en Cuba

En los 90’s comienza en Cuba un proceso de reinserción en el mercado internacional para el que la isla no contaba con ventajas aparentes después de más de 30 años de virtual ausencia del mismo, siendo un aspecto importante de esa apertura económica las Asociaciones Económicas con el Capital Extranjero (AECE).

“Se constataba que en determinadas ramas los países socialistas no poseían las tecnologías de avanzada requeridas para el desarrollo, lo que llevaba al convencimiento que para poder aprovechar las ventajas comparativas, o sea diversificar y elevar el volumen de exportaciones e ingresos en divisas, era necesario asociarse a empresas occidentales.”

Desde febrero de 1982 se adoptó en Cuba una regulación para la Inversión Extranjera a través del Decreto-Ley 50, sin embargo, su promoción se produjo fundamentalmente desde fines de la década pasada.

“El estado de descapitalización de la economía a partir de 1990 afectó con fuerza a los sectores industriales, lo cual fue un elemento importante en la búsqueda de IED. De conjunto, la infraestructura productiva se sometió a fuertes presiones: al deterioro de los medios básicos, insuficiencia de mantenimiento y sobrecargas generadas por la explotación más allá de lo recomendado técnicamente. Así la falta de materias primas y la necesidad de una reconversión industrial, demandados por la reinserción en mercados cada vez más monopolizados y exigentes, presionó hacia el perfeccionamiento empresarial, por ende a la búsqueda de tecnologías, y en el caso cubano esta puede ser posible a través de asociaciones extranjeras.”

“El proceso de apertura al capital extranjero ha estado orientado a la solución de problemas puntuales del proceso de crecimiento de la economía cubana, entre ellos: la diversificación de las exportaciones en calidad y cantidad, la adquisición de materias primas, la necesidad de capitales frescos, la inserción en nuevos mercados, la adquisición de tecnologías avanzadas, y la introducción de prácticas modernas de gestión económica.”

Podríamos definir tres momentos por los cuales han transitado las Asociaciones Económicas con el Capital Extranjero (AECE); el primero abarcó desde el surgimiento de la primera asociación hasta septiembre de 1991. Las Asociaciones en este período eran de montos no significativos y se encontraban en el área de pequeñas y medianas empresas, con más avances en las empresas turísticas, destinados los acuerdos a frenar la caída de los indicadores globales, con objetivos emergentes y defensivos.

Entre septiembre del ´91 hasta 1993, no se encuentran variaciones significativas, aunque se constituyeron más de 60 asociaciones. El segundo momento importante es a partir de junio de 1993, donde el proceso de apertura se profundiza, derivado del recrudecimiento de la crisis económica. Las asociaciones tienen como prioridad la reactivación del crecimiento económico, o sea, son empresas con resultados a más largo plazo. Por otra parte, existen sectores en las cuales no se permitía la presencia de esos capitales (salud, educación y justicia).

El tercer momento comienza en septiembre de 1994, donde surge la nueva ola de empresas mixtas, principalmente en los servicios, la construcción de viviendas, inmobiliarias, telecomunicaciones y se permiten negocios en todas las ramas productivas del país. En este último caso, la magnitud de los acuerdos sobrepasa cifras multimillonarias, es decir comienzan a operarse negocios en la industria.


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