Adolfo Dodero Jordán
Javier De León Ledesma
jleon@defc.ulpgc.es
Si se adopta el enfoque de la contabilidad como ciencia del patrimonio, pueden distinguirse dos ámbitos de actuación: el externo, al que corresponde la contabilidad financiera, y el interno, del que se encarga la contabilidad económica o analítica. Ambas contabilidades pueden integrarse en un único procedimiento, en cuyo caso se entiende que se está aplicando un sistema monista, o separarse (manteniéndose un nexo de unión que identifique la relación entre ellas), sistema que ha dado en llamarse dualismo, y cuyo principal exponente fue el Plan de Cuentas francés de 1965. En este último caso, el nexo de unión puede establecerse a través de cuentas de control (en cada contabilidad existe una cuenta que expresa la relación con la otra) o mediante cuentas reflejas (que es el sistema utilizado por el citado Plan francés).
Tanto el monismo como el dualismo se apoyan en un elemento sustancial, el Patrimonio, cuyas variaciones pretenden representar de forma más o menos minuciosa. Pero cuando el ente que detenta el patrimonio adopta formas complejas, como es el caso de muchos grandes grupos empresariales y el mismo Sector Público, el modelo patrimonialista no se basta por sí mismo para reflejar el conjunto de fenómenos y relaciones que se están produciendo en el complejo mundo que constituye el entorno. La contabilidad patrimonialista tradicional no es capaz de explicar satisfactoriamente a qué mercados se dirigen las ventas de la empresa o qué sectores sociales se benefician de los gastos e inversiones de un Ente Público, ni tampoco puede proporcionar información detallada sobre el estado de ejecución de derechos y obligaciones.
No es de extrañar, en consecuencia, que la investigación en materia contable haya buscado alternativas más adecuadas a la representación de sistemas complejos, entre las cuales cabe citar la contabilidad presupuestaria, los modelos matriciales, como fueron la matriz ‘input-output’ de Leontieff, la Contabilidad Lineal del profesor Antonio Calafell, la Contabilidad Multidimensional del japonés Yuri Ijiri o la Teoría formal de las estructuras circulatorias del profesor Moisés García.