Camilo Herrera Mora
Durante más de seis años dedique parte de mi tiempo de invetsigación a redactar conferencias sobre temáticas insólitas de economía cultural con la idea de demostrar que la cultura puede ser medida.
Son muchos los autores desde la década de los setenta que han escrito sobre este tema y desafortunadamente su impacto ha sido tan bajo que aún se considera que la cultura no se puede medir.
Desde los determinismos de Marx y Weber no hemos particularmente avanzado en la definición de la economía cultura y el diseño de sus herramientas, no aceptamos el uso de conceptos como el excedente del consumidor, el capital social o la georeferenciación pero estos están presentes y día a día nos recuerdan que la cultura afecta la economía y la economía a la cultura.
En amplio debate sobre la relación entre la economía y la cultura, autores como García Canclini, han desarrollado la temática del consumidor cultural y la industria cultural, como un esfuerzo por comprender la dinámica de este mercado y su potencialidad futura. En algunos casos se ha logrado demostrar que el consumo cultural hace parte de la identidad nacional (García Canclini), que este sector es un importante generador de empleo en las economías (Buzzelli) y que es un innegable aporte a la producción nacional (García, MI).
En este texto encontrará 12 artículos escritos para diversos foros, donde Colombia es el caso de estudio más nombrado por su relación con el Centro de Estudios Culturales – CENEC, pero seguramente le resultara útil, inquietante, crítico y debatible.