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David Barkin
E. UNA RESPUESTA POPULAR
Frente a la defensa oficial de la necesidad de acelerar la internacionalización del capital, las organizaciones no gubernamentales, representando los diversos intereses de la "sociedad civil" en todo el mundo, han comenzado a jugar un papel crucial, ofreciendo modelos alternativos de desarrollo sostenible. Los secretariados internacionales de las ONGs han sido activos en la movilización de grupos nacionales y locales a través del mundo para oponerse a los SAPs desde su introducción en los años setenta, debido a la desproporcionada carga que imponen a los grupos más vulnerables en el tercer mundo. Estos esfuerzos de organización continúan siendo especialmente efectivos debido a que no se limitan a los intereses sectoriales de grupos ambientalistas u otros que velan por los derechos humanos, los problemas de la mujer, el trabajo o los campesinos. Comparten un análisis común que identifica a la desigualdad como uno de los problemas principales y, en consecuencia, la participación democrática de base como la estrategia fundamental y el principio de acción política. (Barkin 1994; Gregory 1992; Johnson y Cooperrider 1991; Livernash 1992; Cruz y Repetto 1992; Mumme 1993).
Aunque el Banco Mundial reconocía su existencia desde 1975, la participación substantiva de las ONGs sólo comenzó después del Documento de Consenso suscrito en 1987 "estando de acuerdo con la necesidad de aprovechar el conocimiento y experiencia de las ONGs sureñas y las organizaciones de base." El Grupo de Trabajo de las ONGs reúne una amplia gama de organizaciones nacionales y locales que han intentado coordinar sus esfuerzos; a partir de 1992 (con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente y el Desarrollo celebrada en Río CNUAD, 1992), han sido más exitosas. La experiencia del Secretariado permanente de las ONGs y sus organizaciones miembros han ganado un mayor papel para el grupo en el diseño e instrumentación de los proyectos financiados por el Banco. En una reunión posterior de consulta con el Banco (Septiembre de 1993), el grupo auspició la preparación de tres estudios nacionales sobre el impacto de los SAPs, confrontando los resultados con sus críticas. Aunque este encuentro, como tantos otros, no produjo cambios significativos en ninguna de las partes del análisis, fue claro que las discusiones están permitiendo a cada parte entender mejor a la otra; más aún, el Banco ahora reconoce que estas organizaciones pueden ser efectivas en asegurar el diseño e instrumentación de muchos programas de asistencia para el desarrollo.
Se está construyendo una base institucional para moverse más allá de la dicotomía entre el desarrollo enfocado hacia dentro y el desarrollo hacia afuera. La organización sistemática de los grupos de base de todo el mundo, junto con el reconocimiento creciente del fracaso de las soluciones ofrecidas por el mercado para proporcionar respuestas a todos los problemas, está creando una nueva estructura en la que los defensores de la participación popular no sólo toman un lugar importante en los debates sobre la promoción del desarrollo sostenible, sino que también pueden participar en el diseño e instrumentación de programas de desarrollo nacional. Por supuesto, esto no resuelve los problemas más difíciles del conflicto de intereses entre los grupos sociales dentro de cada país y región, conflicto que constituye la barrera más importante para el desarrollo sostenible.