CAMBIO, ORGANIZACION Y ENTORNO

 

Los referentes mundiales claves del entorno organizacional

Antes de adentrarnos en el análisis de las más recientes transformaciones en la noción de organización, como ámbito de acción humana por excelencia, conviene primero realizar algunas consideraciones sobre el entorno o contexto en el cual ella se desenvuelve, y que en buena parte, explican dichas transformaciones.

La circularidad retroalimentaria que plantea la inserción del sistema organizativo en un suprasistema ambiental, a través del flujo permanente de energía, información o cualquier otro recurso, permiten la permanencia y evolución de la organización en el tiempo y en el espacio. Esa relación circular en la que organización y entorno asumen, e intercambian dinámicamente, funciones de circularidad de causa-efecto-causa, señalan la conveniencia de identificar las características actuales del entorno, así como las aproximaciones científicas que intentan explicar dichas características.

En la clásica acepción de Khun (1978) la manera como la comunidad científica perteneciente a una época interpreta y devela los síntomas presentes en las relaciones que se establecen en la estructura bajo la cual la realidad circundante, en su dinámica, se transforma y se constituye, permite ser explicada por intermedio del constructo paradigma. De hecho, éste pasa a adquirir el estatuto teórico de categoría de análisis, en la interpelación que dicho autor hace de la revolución científica, al definirlo como

Un principio de distinciones-relaciones-oposiciones fundamentales entre algunas nociones matrices que generan y controlan el pensamiento, es decir, la constitución de teorías y la producción de los discursos de los miembros de una comunidad científica determinada (Morín, 1982).1

Se asiste entonces, más que a la confirmación de que se vive en una época de cambios, a la constatación de que se trata de un cambio de época (Guédez, 2001). De pronto, la propia epistemología comienza a discurrir por otros cauces, e impulsada por la revolución paradigmática, se revela en una nueva matriz epistémica que cuestiona los principios fundantes de la ciencia que se configuró en la época anterior, la denominada época moderna.

No están en crisis los paradigmas de las ciencias, sino el paradigma de la ciencia en cuanto modo de conocer, ha aseverado Miguel Martínez (2000:17), para quien la reflexión y la crítica hermenéutica sobre el modo de conocer pudiera terminar postulando una matriz epistémica distinta, con un sistema de asignación de significados y procesos operativos también diferente. Muchas manifestaciones de la postmodernidad, y sobre todo, del postpositivismo, así lo hacen entender.

La utilización generalizada del término "post" en todos los títulos que pretenden etiquetar los cambios actuales, evidencien el carácter aún no concluyente o definitivo de los análisis sobre los mismos, aún en pleno desarrollo. Se está dejando algo atrás, pero no se sabe con certeza el nombre de lo que vendrá.

A pesar de estar en plena conformación, el nuevo paradigma epistémico presenta, entre las tendencias que la nutren, una revalorización del aspecto subjetivo en todo conocimiento, que no es más que una revalorización de lo humano sobre la mecanización de la razón.

Para Martínez M. (2000), la orientación postpositivista (de esta nueva matriz epistémica) efectúa un rescate del sujeto y de su importancia; de ahí que toda observación no sería pura e inmaculada (coma si fuese percibida por "el ojo de Dios"), sino que implicaría una inserción de lo observado en un marco referencial o fondo, constituido por nuestros intereses, valores, actitudes, creencias, que es lo que le daría el sentido que tiene para nosotros.2

De este modo, el entorno actual, el medio contextual en el que insertamos la actividad humana, y dentro de ésta, la administrativa, ha sufrido profundas transformaciones, que han cambiado su aspecto o fisonomía tangible, a la par de la manera en que la ciencia las explica.

Estos cambios y transformaciones teóricas y empíricas del entorno, se resumen en dos categorías analíticas, para cada uno de los planos: la Postmodernidad y la Globalización.

No sólo estamos actualmente, ante una nueva realidad empírica y fácticamente comprobada del entorno, llamada globalización3, sino también, ante la construcción de un nuevo paradigma o matriz epistémica, que nos permita aproximarnos científicamente a ella, que convendremos en definir como postmodernidad.4


1 Citado por Miguel Martínez Miguélez (2000:18).
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2 Ibidem. P. 28.
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3 En la cuantiosa literatura sobre la Globalización y su conceptualización, encontramos a quienes argumentadamente enfatizan en las dificultades para su definición. V. Gr. Fernado Mires.
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4 Se hace la salvedad que se trata de un enfoque o perspectiva de análisis que entra a cuestionar los valores fundantes de la modernidad, sin que ello signifique que tenga aceptación unánime en la comunidad científica. Así, por ejemplo, en el caso venezolano, vale citar la postura crítica que asumió Juan Nuño (1990): "Intentar definir el posmodernismo sería atentar contra su razón de ser, pues si puede definirse, esto es, reducirse a un esquema claro, lógico y ordenado, deja de ser posmodernismo." (La Escuela de la Sospecha. Monte Avila Editores).
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