Pulse aquí
para bajarse |
3. PROBLEMAS DE VALORACIÓN
En toda escisión se dan multitud de problemas jurídicos y sociológicos, como la
asignación del nombre de la empresa escindente entre las escindidas o la
proporción que se habrá de escindir, la designación de la empresa beneficiaria
de ayudas obtenidas o responsable ante las deudas contraídas, etc. En la mayoría
de las escisiones, los aspectos más conflictivos están relacionados con el
establecimiento de una equivalencia entre la valoración que se otorga a los
activos repartidos y la que se estima que alcanzarán los pasivos de la(s)
nueva(s) empresa(s). Todo esto ha originado litigios, puesto que la decisión de
escindir se toma en la empresa escindente por mayorías que pueden perjudicar
patrimonialmente a los principales interesados en la escisión.
En los casos en que los accionistas de unas y otras empresas resultantes no sean
los mismos, se intentará salvaguardar el valor patrimonial que tenían todas y
cada una de las acciones antiguas, pero los intereses de éstos se habrán
dividido y cada uno de los accionariados estará interesado en acaparar un
patrimonio mayor, en detrimento del otro accionariado.
La inversión en una empresa escindida no se regirá por criterios distintos de
los que suelen guiar la inversión en cualquier otra empresa, pero en este caso,
tal vez exista un elemento adicional de desconfianza y desconocimiento de la
situación patrimonial final. Por eso, lo normal es que se produzca una bajada de
cotizaciones a raíz de las escisiones de empresas que cotizan en bolsa. En los
mercados financieros, las escisiones se interpretan como signo de problemas
preexistentes. Si estos problemas estaban ocultos.