Alexis J. Guerra y Beatriz Ponce de Moreno
SECCIÓN IV
AÑO 1999:
LA CONSTITUCIÓN NACIONAL Y UN NUEVO MODELO POLÍTICO PARA LA GERENCIA PÚBLICA
Habiendo analizado el periodo de reinstauración democrática (1959-1998) que se
inicia bajo los auspicios de un pacto político acordado por la clase dirigente
que en aquella época plasma una visión de país y organiza el poder desde la
Constitución Nacional que se aprueba en 1961 y contrastado como ha sido el
proyecto político y el modelo económico y social que lo sustenta con los
resultados que de la realidad van surgiendo, se puede afirmar entonces, con
entera propiedad, que efectivamente el modelo sociopolítico que se gestó durante
todo ese periodo no cumplió a satisfacción con las expectativas para el cual fue
concebido y, como consecuencia de ello, varió radicalmente el escenario
político, económico y social venezolano, precisamente a partir del año que marca
el final de una década o de cuarenta años, para ser más exactos. Nuevos actores
copan la escena y mediante comprobada voluntad política asumen la
responsabilidad por la redacción y aprobación de una nueva Constitución Nacional
y, con ella, un nuevo modelo político para la gerencia pública y para el
desarrollo de la economía y la sociedad, sobre la base de un Proyecto Político,
como resultado de un Proceso Constituyente.
A. La Propuesta del Actual Gobierno
En medio de la campaña electoral de 1998, el actual presidente Hugo Chávez Frías
decía con relación al cambio que el problema actual dejó de ser, hace tiempo,
el cómo o el cuándo impulsar el proceso y pasó a ubicarse en la necesidad de
definir con la mayor claridad posible, hasta donde puede ser controlable y hacia
donde puede ser conscientemente conducido por los hombres y las mujeres que
formamos parte de las fuerzas transformadoras . Se complementa esta afirmación
con la convicción de que el poder constituyente es la dirección estratégica del
proceso, sobre cuya proyección ya comienzan a hacerse más claros un conjunto de
ejes y una serie de etapas que vienen siendo impulsados y se irán consolidando a
medida que se vaya haciendo realidad dicho poder .
En este orden de ideas, la Propuesta para Transformar a Venezuela, contiene 5
ámbitos de acción denominados los cinco polos para una nueva República; estos
polos son: a) Equilibrio Político (Constituyente para la democracia
participativa); b) Equilibrio Social (hacia una Sociedad justa); c) Equilibrio
Económico (humanista, autogestionario y competitivo); d) Equilibrio Territorial
(desconcentración para el desarrollo sustentable) y e) Equilibrio Mundial (que
contiene temas de Soberanía y Mundialización).
De manera sinóptica, entre los aspectos políticos,
económicos y sociales que allí se señalan están los siguientes: El equilibrio
político busca, entre otras cosas, acabar con el dominio de las cúpulas de los
partidos políticos tradicionales que controlan los diferentes poderes del Estado
en casi todos los ámbitos territoriales, tanto nacional como regional y local,
mediante una revolución democrática y pacífica que pasa por un Proceso
Constituyente. Dicho proceso consta de varias fases: 1) Activación del proceso,
que consistió en la convocatoria a elecciones nacionales (Campaña); 2) Fase
contractual, consolidada el 06 de diciembre cuando el colectivo acudió a los
centros de votación para las elecciones presidenciales; 3) Fase convocatoria de
la Asamblea Nacional Constituyente, ejecutada el 25 de julio, en donde se
consultó de manera amplia y democrática quienes integrarían dicha Asamblea; 4)
Fase Asamblearia para la elaboración de la Constitución Nacional y 5) Fase
Ejecutiva, que consiste en la aplicación de la nueva Constitución Nacional.
El equilibrio social, por su parte abarca múltiples dimensiones: éticas,
sociales, económicas, culturales, políticas y de derechos humanos, apuntando
hacia propuestas en el corto plazo que permitan atacar y disminuir los niveles
de pobreza. Dicho equilibrio se concentra en implementar medidas de asistencia
financiera acompañadas de asistencia técnica para reincorporar en el campo de
estudio y de trabajo a los jóvenes de manera digna mientras se atacan los
niveles de violencia, drogadicción y embarazo precoz, al tiempo que se diseñan
normativas que penalicen el abandono de la niñez mientras se crean centros de
atención para esta problemática.
También está contemplada la protección de la población indígena y de todas
aquellas especificidades sociales, culturales y económicas de los sectores no
integrados al circuito económico hegemónico, mediante un marco jurídico
apropiado que regule, proteja y supervise la especificidad de las distintas
formas de vida y producción. Además, está prevista la dotación de basamento
jurídico y organizativo para garantizar la democratización del deporte, la
ciencia y la tecnología, al tiempo que se destinará tiempo y presupuesto al
sector salud para la recuperación y debida dotación del sistema hospitalario,
así como programas para atender la seguridad pública, el régimen carcelario y la
problemática de la vivienda.
El equilibrio económico, por su parte, persigue el desarrollo de un modelo
económico que permita la producción global de riqueza y la justicia en su
disfrute, mediante una economía humanista, autogestionaria y competitiva.
Humanista en cuanto que ubique al hombre como centro de su atención y razón de
ser y que permita condiciones dignas de vida, posibilitando a los venezolanos la
satisfacción de sus necesidades en correspondencia con su capacidad y esfuerzo,
con la seguridad de un nivel adecuado de ingreso real para la familia
venezolana. Autogestionaria, mediante la estimulación de la democratización
económica y las formas organizativas alternas, como cooperativas y otros tipos
de asociación que complete el diseño de una dinámica productiva interna basada
en la diversificación de la producción y que permita agregar valor a las
mercancías, ahorrando divisas y generando fuentes de empleo. Competitiva, en la
medida que apoyándose en las ventajas comparativas y competitivas de nuestro
país, genere productos capaces de satisfacer las necesidades de la población y
competir con las mercancías extranjeras, sustentándose en un plan de
infraestructura y ordenamiento territorial, en un desarrollo científico y
tecnológico y en una canalización adecuada de las inversiones, con miras a
elevar la productividad.
El desarrollo del modelo antes mencionado, se fundamentará en una dinámica
productiva interna que, tomando en cuenta la tendencia hacia la mundialización,
se oriente hacia una estrategia integral de educación, ciencia y tecnología,
teniendo en cuenta igualmente la vocación histórica de Venezuela hacia América
Latina y el Caribe. A tal efecto se identifican cinco sectores fundamentales: 1)
Empresas básicas y estratégicas (energía, minería, hidroelectricidad y alta
tecnología militar); 2) Bienes de consumo esenciales (construcción, producción
agrícola primaria y agroindustrial, pequeña y mediana industria, turismo y
electricidad); 3) Servicios esenciales y gobierno (educación, salud, seguridad,
recreación, etc.); 4) Banca y finanzas (intermediación financiera, supervisada
por los organismos reguladores de esta actividad); 5) La gran industria
(industria exportadora, regida por los criterios de la demanda y la oferta
nacional e internacional).