Alexis J. Guerra y Beatriz Ponce de Moreno
SECCIÓN III
1989 - 1999 ¿LA DÉCADA GANADA?
I. El Comportamiento de la Economía
Condiciona al Sistema Político
A continuación se señalan las variaciones que experimentan algunos indicadores
económicos durante el periodo 1994-1998, según versiones oficiales, para tratar
de explicar su incidencia sobre el modelo sociopolítico.
Durante este periodo, específicamente en el año 1994 el Producto Interno Bruto
(PIB) del sector petrolero mantuvo un comportamiento favorable, estimándose en
el año un crecimiento de 5,7% en dicho sector; a pesar de esto, realmente se
observó una caída en el nivel de la actividad económica durante el segundo
semestre de este año, lo cual se tradujo en una contracción del P18 global que
se estimó en 3,3% para 1994. En el comportamiento del PIB durante este lapso
incidieron los efectos restrictivos sobre la producción interna, derivados de
las limitaciones al financiamiento resultantes de la crisis bancaria, así como
las restricciones a las compras externas impuestas a partir de la adopción del
control de cambio.
Por su parte, la tasa de inflación para el segundo semestre de 1994 (medida
según la variación puntual del Índice de Precios al Consumidor para el Área
Metropolitana de Caracas: IPC), se situó en 32,0%,
mayor a la registrada, tanto en el primer semestre
del año (29,4%), como en el segundo semestre de
1993 (23,8%). Dicho resultado determinó que la tasa
de inflación puntual durante el año alcanzara a
70,8%.
A nivel de grupos de bienes y servicios, el mayor crecimiento de los precios se
registró en vestido y calzado (40,2%), seguido por gastos diversos (34,2%), los
cuales evidenciaron un crecimiento en sus precios, superiores a los del Índice
General, en tanto que los grupos de Alimentos, Bebidas y Tabaco experimentaron
tasas de crecimiento acumuladas inferiores a las del promedio.
En cuanto a las operaciones cambiarias del Banco Central de Venezuela (BCV), se
puede afirmar que durante el segundo semestre del año 1994 registraron un
significativo superávit ($ 2.646 millones) que se tradujo en un incremento de la
misma magnitud en las Reservas Internacionales, las cuales se ubicaron en
$11.507 millones. Este resultado, aunque representa un nivel de Reservas
Internacionales inferior en $1.149 millones con respecto el cierre del año 1993,
evidencia una rápida recuperación de las Reservas de $ 3.795 millones registrada
a lo largo del primer semestre.
El comportamiento más favorable del flujo cambiario del BCV con respecto al
periodo anterior obedeció tanto al repunte de los ingresos ($1.793 millones),
como a la drástica reducción de los egresos ($4.681 millones) asociada a la
instrumentación del régimen de control de cambio.
El tipo de cambio nominal se mantuvo en 170 Bs./ $ para la venta y 169,57 Bs./$
para la compra, de acuerdo a lo establecido en el Convenio Cambiarlo N° 1 de
fecha 09 de julio de 1994.
A su vez, el precio promedio del barril de petróleo se ubicó en este año en
12,41 dólares por barril, incrementándose los niveles de ingreso por este
concepto en $1.114 millones, contribuyendo así al mejor desempeño de los
ingresos netos, junto a la recuperación de los precios de los hidrocarburos en
los mercados internacionales.
Como dato adicional, este año se inició la modernización del esquema tributario
no petróleo con la creación del Servicio Nacional Integrado de Administración
Tributaria (SENIAT), por lo demás una de las exigencias de las agencias
multilaterales a la hora de negociar los préstamos y ayudas financieras.
Para el año 1 995 el desenvolvimiento de la actividad económica frenó la
tendencia recesiva que venía registrando en los últimos dos años, al tiempo que
se observó una desaceleración de la tasa de inflación. Estos resultados, sin
embargo, no constituyen señales de un proceso sostenido de recuperación
económica ni de un avance significativo en la estabilidad nominal de la
economía, ya que el crecimiento logrado en el año no se sustentó en un
incremento simultáneo de los componentes fundamentales de la demanda interna
(consumo e inversión), ni en mejoras de la competitividad externa de la
economía.
Observando cifras referentes al sector petrolero para este año, podemos apreciar
un comportamiento particularmente favorable, reflejado en un crecimiento del PIB
de 6,0%, superior al registrado el año anterior. Este mayor crecimiento es
atribuible a la fuerte expansión observada en la actividad de refinación, de
9,5%, en tanto que la producción de petróleo y gas natural registró un
crecimiento de 5,2%.
En términos de valor, el precio de realización del crudo venezolano experimentó
un crecimiento de 12,2% que, en términos absolutos, representó un incremento de
$1,52 sobre el precio promedio de realización de 1994, al colocarse en 13.93
dólares por barril en 1995.
En este comportamiento favorable de los precios incidieron, entre otros
factores, las restricciones en la oferta mundial debido al mantenimiento, en
algunos países, de niveles de producción similares a los del año anterior, a la
disminución de la producción del crudo de la ex-Unión Soviética y a la débil
presencia de Irak en el mercado petrolero internacional, así como a un aumento
en la demanda a nivel mundial originada por el desenvolvimiento favorable de las
economías de los países industrializados y por las condiciones climáticas
particularmente severas del invierno en el hemisferio norte durante el último
trimestre del año.
En cuanto a la tasa de inflación para este año, mediciones obtenidas del IPC
indican un porcentaje inferior a la registrada en el año precedente, al ubicar
la inflación puntual en 56,6% en comparación al 70,8% en 1994.
No obstante la desaceleración observada, persistió un nivel inflacionario muy
elevado asociado a factores de demanda y de costos y, fundamentalmente, a la
consolidación de expectativas inflacionarias ante la permanencia del
desequilibrio fiscal, y el desfase en la aplicación de medidas de política
económica para corregirlo y el agotamiento progresivo de los controles de cambio
y de precios, que propiciaron en el segundo semestre del año una aceleración de
la tasa de inflación.
Por otra parte, en este año se adoptó una nueva paridad cambiaria la cual se
fijó en 289 Bs.I$ para la compra y 290 Bs./$ para la venta, ya que en el periodo
comprendido entre el 26 de octubre y el 11 de diciembre, se creó un mercado
cambiario paralelo cuya tasa de cambio era aplicable a los viajeros al exterior
y a los gastos con tarjetas de crédito, fuera del país. El cálculo de la
cotización se realizaba sobre la base del tipo de cambio implícito derivado de
las operaciones de compra-venta de los títulos denominados en divisas emitidos
por la República (Bonos Brady).
Los dos primeros años de este período gubernamental, por las razones políticas
antes señaladas, revelan una política económica desarrollada sobre la base de la
vuelta al intervencionismo y al proteccionismo del Estado, en contradicción con
la doctrina neoliberal y que servirá de fundamento a la reorientación de las
estrategias económicas en los años subsiguientes con la adopción definitiva de
la Agenda Venezuela, largamente postergada.
La profundización de los desequilibrios macroeconómicos y la permanencia de
controles en el primer trimestre del año 1996, la incertidumbre en relación a la
oportunidad y alcance de la nueva orientación de la política económica y,
posteriormente los reajustes que sobre la estructura de costos y precios originó
la adopción de la referida política, fueron determinantes en el desempeño que
mostró la economía durante 1996, caracterizada por la contracción del Producto
Interno, aceleración inflacionaria y aumento en la Tasa de Desempleo.
El inicio del segundo trimestre de este año marca un punto de inflexión
importante en el modelo económico que desarrollaba el gobierno. Se formaliza la
Agenda Venezuela, se elimina el control de cambio, se instrumenta una flotación
libre de la moneda. Se liberan las tasas de interés, se crea el Fondo de
Estabilización Macroeconómica y, en julio de ese año, se firma un acuerdo stand
by con el F.M.I.
La Agenda Venezuela fue acompañada de un marketing político más efectivo que el
gran viraje, haciéndose énfasis en la preocupación del gobierno por el
problema social. Aunque la política económica en ella contenida recobró un
espacio importante hasta 1997, en cuanto a propiciar cierta recuperación
económica, la progresiva reapertura del mercado de capitales, la fuerte
conmoción externa trasladada del mercado petrolero por el desplome de los
precios del crudo y el efecto contagiante de la debacle financiera de Rusia y su
extensión a Brasil, causaron un impacto negativo en la credibilidad del nuevo
programa e implicaron otro retroceso, especialmente en el sector real de la
economía, el cual se deslizó desde entonces, por un tobogán del cual no ha
logrado salir. (Bello Rodríguez, 1999:14).
El PIB se contrajo en 1.6% y el PIB real del sector petrolero mostró un
crecimiento de 4,9%, inferior al crecimiento registrado en el año precedente.
Este resultado es atribuible básicamente, al crecimiento experimentado por el
subsector Petróleo y Gas Natural, el cual fue impulsado por la actividad
exploratoria y de producción de algunas áreas nuevas, así como por la mayor
productividad de algunos yacimientos marginales y de otros que se encontraban
inactivos.
Dentro de ese contexto, en 1996 continuó incrementándose la capacidad de
producción de crudos, lo cual permitió alcanzar el volumen más alto de los
últimos 25 años, al crecer en 6.8% con respecto a 1995 y ubicarse en 3.638
barriles diarios, con un precio promedio de 18,39 dólares por barril.
Por otra parte, la tasa de inflación puntual (medida a través del IPC), alcanzó
al cierre del año 103.2%, reflejando una aceleración significativa respecto a la
registrada en 1995 (58,6%). Igualmente los índices de Precios al Mayor y al
Productor registraron elevadas tasas de variación que se ubicaron en 105,8% y
112,3% respectivamente, en comparación con los aumentos de 43,6% y 46.7%
observados en el año precedente.
En la evolución de los precios durante el año se distinguen dos períodos en los
cuales la tasa mensual de crecimiento de los precios muestra tendencias
opuestas. En el primer periodo, que va desde enero a mayo, el crecimiento de los
precios se aceleró considerablemente hasta alcanzar un máximo en el mes de mayo
(12,5%). Esta etapa resultó determinante en la mayor tasa de inflación
registrada en el año. En contraste, en los meses posteriores (junio a
diciembre), la tasa de crecimiento de los precios se desaceleró en forma gradual
y progresiva.
La aceleración en el crecimiento de los precios en el período enero-mayo estuvo
asociada, por una parte, a la agudización de los desequilibrios macroeconómicos
durante el primer trimestre producto de la creciente brecha fiscal, la
intensificación del desequilibrio monetario por la caída de la demanda del
dinero y elevadas expectativas de devaluación y por otra parte, a los ajustes
correctivos de precios derivados de algunas medidas adoptadas al inicio del
programa económico, entre las cuales cabe mencionar: a) el ajuste del tipo de
cambio, que dado el restablecimiento de la libre convertibilidad de la moneda en
todo el territorio nacional y la suspensión de los controles o restricciones a
las operaciones cambiarias, permitió la adopción de un sistema de bandas con una
paridad central inicial de 470 Bs.I$ y una amplitud de ±7,5%; b) la aprobación
de nuevos precios de los combustibles y e) el ajuste gradual de las tarifas de
los servicios públicos, entre ellos: servicio telefónico, suministro de agua,
transporte y electricidad.
En el segundo periodo, una vez superado el impacto del ajuste de precios
previsto en el programa económico y como resultado de las políticas dirigidas a
moderar el gasto interno y reducir las expectativas inflacionarias, la tasa de
crecimiento de los precios experimentó una importante desaceleración que pudo
haber sido mayor de no ser por el desfase en la aplicación de algunas medidas de
política económica, como es el caso del aumento del Impuesto General a las
Ventas al Mayor y al Consumo Suntuario de 12,5% a 16,5% que tuvo lugar a partir
del mes de agosto y el aumento de las tarifas de electricidad, agua y transporte
efectuadas en septiembre y octubre.
Analizando con rigor estadístico - económico, la evolución del salario real en
América Latina y comparándola con Venezuela (Baptista. 1999:36) señala que para
1996 la caída que presentan las cifras alcanza su mayor valor, disminución que
supera con creces la de años críticos, por ejemplo, 1984, 1989 y 1994.
Luego del retroceso de la actividad económica que se registró en 1996, durante
1997 la economía venezolana retomó la senda de expansión que la caracterizó a
principios de la década de los noventa en un marco de política económica más
coherente y de mayor certidumbre, con un sector externo fortalecido. A- sí, la
actividad económica medida a través del PIB registró un significativo
crecimiento de 5,1%, apuntalado por el dinamismo del sector petrolero (que
registró un sustantivo incremento de 8,8%, manteniendo así el elevado dinamismo
de los años 1995 y 1996), y la no menos importante recuperación de la actividad
no petrolera, donde se destacó la desplegada por el sector privado.
Este crecimiento estuvo acompañado de una importante desaceleración en la tasa
de inflación, la cual registró un incremento acumulado al cierre del año de
37,6% (según mediciones del IPC), cifra considerablemente inferior a la
observada el año anterior (103,2%). La desaceleración de la inflación fue
acompañada por la disminución en el porcentaje de artículos de la canasta que
experimentaron alzas.
No obstante la significativa desaceleración de la inflación que se logró en el
año, su nivel fue todavía muy elevado, particularmente con relación a la meta
planteada al comienzo del año, lo cual es atribuible a un conjunto de factores
asociados a presiones de demanda y de costos y a ajustes administrados de
precios de algunos bienes y servicios.
En este orden de ideas, se puede afirmar que el contexto general de estabilidad
cambiaria experimentado durante 1997 se concretó en la permanencia, a lo largo
del año, del tipo de cambio nominal por debajo de la paridad central de la banda
cambiaria, y en algunos casos, muy próximo al limite inferior de ésta. Al cierre
del año el tipo de cambio alcanzó a 504.75 Bs.I$, lo cual evidenció una
depreciación anual de 5,77%. Esta situación de estabilidad cambiaria está
asociada a los elevados ingresos por concepto de exportaciones petroleras e
inversión extranjera directa, lo que permitió una amplia oferta para atender las
necesidades de divisas de la economía y una importante acumulación de reservas
internacionales.
El año 1997 es tenido como uno de los mejores para el sistema financiero debido
al crecimiento que acusa la cartera de créditos. Obviamente el proceso de
recuperación de dicho sector opera con el concurso de la inversión extranjera y
la adquisición y fusión de entidades bancarias nacionales, cuya presencia para
la época, ya sobrepasaba a la mitad del mercado financiero venezolano.
Por su parte, el precio promedio del crudo venezolano registró un descenso, al
pasar de 18,39 dólares por barril en 1996 a 16,32 dólares por barril, ese año.
El exceso de oferta atribuido a la entrada de Irak al mercado y a la intensiva
producción de países pertenecientes a la OPEP, fundamentalmente Nigeria, Argelia
y Venezuela, combinado con un invierno moderado a principios de año y benigno a
finales en las regiones de alto consumo, determinaron esta disminución de los
precios.
Para ese año se efectúa el cambio organizativo-estructural de PDVSA cuando se
deja atrás la figura de las operaciones filiales y se reagrupan las operaciones
claves de la industria en tres unidades llamadas: PDVSA Exploración y
Producción, PDVSA Manufactura y Mercadeo y PDVSA Servicios, en la búsqueda de
mayor productividad y efectividad en la creación de valor agregado; no obstante
persiste la consideración de que se sigue estando en presencia de una estructura
corporativa macrocefálica con participación accionaría en más de 100 empresa
nacionales y extranjeras cuyo control se dificulta al punto de tenérsele como un
Estado dentro del Estado.
Pese a que en el IX Plan de la Nación, se expresaba, como tradicionalmente se ha
hecho, una política de diversificación de la economía a objeto de disminuir la
secular dependencia del petróleo, de nuevo merced a la adopción de la política
de apertura al sector transnacional y al plan de inversiones de PDVSA, relanzado
a su máxima expresión, los resultados económicos se muestran como relativamente
positivos.
Durante el año que cierra el período presidencial de Caldera, la actividad
económica, medida a través del Producto Interno Bruto, se contrajo en 0,7%, lo
cual registró un decrecimiento tanto por el sector no petrolero, como por el
petrolero, con una sensible interrupción del favorable comportamiento que en
años anteriores había mostrado éste último sector.
La oferta total de bienes y servicios mostró una ligera contracción de 0,1%,
originándose además, una recomposición de la misma a favor de la oferta de o-
rigen externo. En efecto, se registró una contracción de 0,7% en el PIB, en
tanto que las importaciones se incrementaron en términos reales en 3,3%.
En cuanto al precio promedio del crudo venezolano, se observó una disminución de
35,2% al pasar de 16,32 dólares por barril (1997) a 10,57 dólares por barril en
1998. Esta disminución fue causada por la adopción de medidas destinadas a
corregir el exceso de oferta petrolera a nivel mundial para estabilizar los
precios y por el desfase de los planes de inversión de la industria
Por su parte, la tasa de inflación puntual (medida a través del IPG), se ubicó
al cierre del año en 29,9%, cifra inferior a la registrada en 1997 (37,6%). Los
precios de los bienes y servicios sujetos a la política de ajustes
administrados, se comportaron de manera más alineada con la tasa de inflación
que en el año precedente, reduciéndose su incidencia sobre el incremento de
precios. El mantenimiento de las tarifas del servicio de electricidad y del
precio de la gasolina durante todo el año, contribuyó notablemente al
comportamiento antes citado.
El tipo de cambio, por su parte, tuvo una variación de 11,94% al pasar de 504,75
Bs./$ en 1997 a
565 Bs.I$ en 1998.
Al final del año 1998, la situación económica es de franco deterioro producto de
la disminución de los precios petroleros a niveles nunca vistos o inesperados
que ratificaban la volatilidad del mercado internacional y ponían en entredicho
la política de inundación y elevada producción puesta en práctica con la
apertura e internacionalización adelantada desde PDVSA. A este panorama externo
se agrega el estallido de la crisis financiera en los países del sudeste
asiático y sus efectos recesivos sobre las economías emergentes.
En cuadros y gráficos siguientes podemos visualizar claramente el comportamiento
de algunos indicadores económicos mencionados a lo largo de este punto
(salarios, tasa de inflación, precios del petróleo, tasa cambiarla y Producto
Interno Bruto), desde 1994 hasta 1998, para comprender las fluctuaciones (en
términos de deterioro), del sistema económico en esos años y sobre las cuales se
establecieron criterios y decisiones por parte del gobierno.
Cuadro 11
Salario Real Anual - Tasa de Variación
Venezuela 1978 - 1996 (porcentajes)
Fuente: Asdrúbal Baptista. (1999:34)
Cuadro 12
Variables Monetarias y Financieras (1988-98)
Fuente: Banco central de Venezuela. Cálculos Propios. (Maza Zavala. 1999:6)
Cuadro 13
Indicadores Macroeconómicos Comparativos Años (1988 - 1989 - 1998)
Fuente: Banco Central de Venezuela. Cálculos Propios. (Maza Zavala. 1999:6)
Grafico 3.Tasa de Inflación (%/AÑO)
Fuente: Elaboración propia.