Alexis J. Guerra y Beatriz Ponce de Moreno
SECCIÓN II
LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO VENEZOLANO
D. La Evaluación del Periodo:
30 Años que No son Nada
El símil con la conocida letra del tango simplemente trata de expresar la
crudeza de la realidad, en el extremo, para ubicar la magnitud de la situación
del país pese al tiempo, los esfuerzos, los recursos y las potencialidades con
que se contó y se sigue contando para aspirar a un mayor grado de desarrollo. No
se trata de concluir que luego de los primeros 30 años de reinstauración
democrática estemos realmente en cero; empero, el balance es enteramente
negativo, según se desprende de la opinión de tratadistas del tema:
Siguiendo los planteamientos de Kornblith (1994: 29), el colapso de la renta se
produce a lo largo de los años 80. Esta crisis del modelo rentista deriva de dos
procesos fundamentales: por un lado, la inestabilidad y tendencia al
decrecimiento de los precios del barril de petróleo en el mercado internacional;
por otro lado, al incremento y complejización de los compromisos económicos y
sociales del Estado que hacen posible su satisfacción contando apenas con el
ingreso petrolero por más abundante que el mismo sea. Esta limitación se hace
evidente en el hecho de que en 1981 los ingresos petroleros per cápita
alcanzaban 1.631 dólares, mientras que en 1991 descendieron a 478 dólares. Al
reducirse el ingreso petrolero tanto en términos absolutos como relativos, se ha
ido produciendo una reducción concomitante de la capacidad del Estado para
atender las demandas de los diversos sectores. Se ha pasado de una situación de
abundancia relativa de recursos a una de escasez relativa y ello afecta más a
aquellos sectores que dependían directamente de la capacidad redistributiva del
Estado. Las consecuencias sociopolíticas de este cambio son enormes. El tamaño
hipertrofiado del Estado hace que el mismo sea directamente responsabilizado por
las penurias económicas de los sectores más afectados por la disminución de los
recursos fiscales. La competencia por los recursos cada vez más escasos genera
conflictos donde las ganancias de unos sectores redundan en las pérdidas del
otro, de modo que estamos pasando de un juego suma variable positivo en el cual
los actores podían repartirse las ganancias de un ingreso creciente, a un juego
suma cero, o suma constante negativa, donde las ganancias de unos representan la
pérdida de otros o donde habrá que repartirse las pérdidas.
El agotamiento y ocaso del modelo desarrollista
en Venezuela a juicio de (Purroy, 1990:182) obedeció a los siguientes factores:
1. Continuo deterioro de los términos de intercambio; lo cual dificultó el
equipamiento industrial y la incorporación de los bienes intermedios necesarios.
Por otra parte, al diversificarse la demanda de acuerdo a un patrón de consumo
importado, los requerimientos de capital y tecnología fueron cada vez mayores,
con lo cual el proceso de acumulación se vio frenado seriamente.
2. La política sustitutiva de carácter proteccionista en vez de ayudar a las
industrias incipientes a alcanzar niveles de competitividad, instauró
deformaciones oligopólicas e ineficiencia en la producción. De esta forma se
hizo necesario apuntalar cada vez más una industria artificial, cuyos costos
sociales y monetarios fueron progresivamente mayores. Los recursos públicos
tuvieron que distraerse más en proteger que en ampliar la base productiva.
3. Los nuevos contingentes de fuerza de trabajo, no fueron absorbidos por una
industria con poca capacidad expansiva y con un bajo nivel de interconexión
productiva, lo cual condujo a que tal contingente derivara hacia sectores poco
productivos.
4. La política proteccionista también tuvo otra consecuencia al amparar al
capital extranjero de forma análoga que al nacional, otorgándosele al primero
prácticamente posiciones de monopolio en áreas productivas estratégicas. Sin
embargo, la tasa de reinversión del capital extranjero era muy reducida, con lo
cual el proceso interno de acumulación quedaba truncado para una parte
importantísima del sector industrial.
5. Por otro lado, las empresas extranjeras tenían un interés positivo de
acentuar las relaciones de dependencia. Estaba en su interés producir un alto
contenido importado de insumos y tecnología, con lo cual, obviamente, su
contribución a la integración industrial era mínima. El resultado de esta
situación, fue el agravamiento de la dependencia externa, mayores problemas de
balanza de pagos, una industria de ivernadero y un estancamiento progresivo
del desarrollo.
De igual manera se estima que el agotamiento de la política social del modelo
desarrollista en opinión de (Vivancos y España, 1994:54) se expresa en las
siguientes condiciones:
1. Concentración de recursos en áreas tradicionales de atención, especialmente
salud y educación, sin que el esfuerzo asignativo del gasto público social se
corresponda con los servicios que otorga.
2. Escaso impacto sobre los niveles de pobreza, la cual no sólo no ha podido
atenuarse, sino que ha experimentado una polarización de la brecha social en el
transcurso de la última década; lo cual refiere que en buena parte, la política
social de Venezuela está dirigida a promover y sostener a los grupos medios,
antes que a combatir la pobreza.
3. Ineficiencia en el manejo de la política social, entendida como subsidiaria
del crecimiento económico, lo cual se expresa en la caída sensible de todos los
indicadores de cobertura de los servicios sociales y públicos, así como en la
calidad de los mismos.
4. Nexos políticos de la política social. La política social venezolana mantiene
una vinculación extrema con los grupos partidistas y gremiales del régimen.
Ellos subyacen en la formulación y ejecución de la política hasta el punto de
hacer colindar los intereses particulares de estos grupos corporativamente
organizados, con los de la población, que debería ser objeto de la política
distributiva, sea en el campo de la educación, de la salud, de servicios
públicos o del empleo.