Alberto C. Sigales
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El estudio de la relación del hombre con la naturaleza es decir, consigo mismo- se ha basado en la economía. Y ésta ha sido el soporte de toda ideología. Sus conclusiones, las de la economía, nos afectan a todos en todo sentido, porque ha sido la herramienta que creamos para ver tal relación, la cual engloba un sin fin de disciplinas científicas, como la sociología o la ecología, por dar sólo dos ejemplos. Si negamos de antemano como lo hacen ellos- la existencia e incluso la forma de esa relación, no podremos estudiarla científicamente, esto es, por encima de la voluntad, las creencias o los intereses del hombre, sino que justamente estaremos viendo al hombre desde un punto de vista místico, veremos lo que queremos que se vea, lo que necesitamos que se vea, no lo que salta a la vista. Así ellos tratan de explicar, por ejemplo, que la naturaleza está al servicio del hombre, y no como lo indica la realidad, que él forma parte de ella y es, en sí, ella misma. En vez de hacer de la economía una ciencia la han convertido en una teología. Que se empiece a llamar ciencia es una de nuestras tareas: mostrar cuán de relacionado está el hombre, a través de su actividad vital el trabajo y el consumo- con la pachamama, consigo mismo. Esto mismo es la economía, la cierta, la verificable, la que la humanidad implora.