DETERMINANTES DE LA SUSTITUCIÓN DEL COLON COSTARRICENSE 1987-2003


Abraham Sánchez
Allan Calderón
Jorge Hernández
ACALDERONMO@bncr.fi.cr


Abraham Sánchez, Allan Calderón y Jorge Hernández
Sustitución de moneda y otros motivos para mantener dinero


Como se señalaba anteriormente, y según lo estiman la mayoría de enfoques de demanda monetaria, el dinero tiene una vital importancia como almacén de valor y como facilitador de las diferentes transacciones en la economía. Cualquier pérdida de estas características, por el motivo que sea ocasiona que los agentes económicos “se refugien” en otras opciones, es decir, sustituyan la moneda.

El tercer enfoque de demanda monetaria, aborda el motivo especulación como motivo de demanda. Una gran cantidad de estudios han centrado su interés en los “otros” motivos de demanda de dinero, y han encontrado, por ejemplo, que la mayor parte de billetes de alta denominación estadounidense (billetes de $100), circulan fuera de Estados Unidos, lo que hace sospechar que el numerario norteamericano sirve a actividades ilegales, dado que el dinero guarda el anonimato de su portador. Otra posible hipótesis es que estos dineros estén sirviendo como almacén de valor en países de alta inflación (Sachs y Larraín; 1994; 241-242).
La principal característica del dinero es el de servir de medio para tranzar, y para ello es muy importante la confianza que se tenga en él. Las malas políticas y manejos de las autoridades gubernamentales, la excesiva emisión de papel moneda al mercado, o la pérdida de confianza en el sistema financiero pueden afectar la demanda de dinero.

Cuando el dinero deja de cumplir con sus funciones de medio de cambio, unidad de cuenta y almacén de valor, los agentes económicos buscan un sustituto, con lo que se rompe el supuesto de una única moneda en los modelos de demanda monetaria.

En los países de América Latina, este fenómeno ha tomado el nombre de dolarización, dada la sustitución de las monedas nacionales por dólares norteamericanos, la estabilidad relativa del dólar y la gran interrelación comercial y financiera entre las economías del continente con la norteamericano.

Varios países han optado por institucionalizar los procesos de sustitución de monedas, como es el caso de Panamá, Ecuador y más recientemente El Salvador, quienes optaron por sustituir por completo su moneda por dólares.

Según el modelo de sustitución de moneda abordado por Obstfeld y Rogoff (1998: 550-554), la sustitución de moneda, cuando existe la posibilidad de que los agentes económicos guarden sus saldos monetarios en moneda nacional y una moneda extranjera (legal o ilegalmente), tiene sentido cuando la inflación anticipada de la moneda extranjera es menor a la nacional. “Cuando la inflación doméstica es mayor que la inflación externa, el porcentaje de moneda extranjera sobre el total de transacciones domésticas vendría a ser una función creciente del diferencial inflacionario” (Obstfeld y Rogoff;1998: 550-554).

Bordo y Choudhri (1982) explican que de acuerdo con la formulación estándar, la demanda de dinero es función de una variable de escala representativa del ingreso o la riqueza y una canasta de variables representativas del costo de oportunidad de mantener dinero. De este modo, si una moneda extranjera es sustituta de la moneda nacional, la tasa de retorno esperada de la moneda extranjera sería un argumento significativo de la demanda por moneda local. Asumiendo que los saldos de moneda extranjera no pagan intereses, la tasa de retorno se definiría simplemente como la tasa esperada de apreciación del tipo de cambio (definido como el precio de la moneda extranjera). Así, según Bordo y Choudhri la posibilidad de sustitución de moneda puede ser analizada simplemente probando si el cambio esperado del tipo de cambio es una variable significativa de la demanda de dinero local (Bordo and Choudhri; 1982; 49).

El modelo de Lee R. Thomas (1985) intenta demostrar las condiciones bajo las cuales las monedas doméstica y extranjera son sustitutas en demanda, cuando los agentes económicos tienen motivos para mantener ambas, y contrastar los determinantes de la sustitubilidad con aquellos de los más generales conceptos de sutitubilidad de activos (Thomas; 1985:347). El aporte más importante de este estudio es el análisis de los modelos comúnmente utilizados para los casos de sustitución de monedas, y plantea que los modelos de demanda de cartera, en los que se abordan canastas de activos financieros (entre ellos monedas), son buenos para predecir movimientos de capital, mas no así, sustitubilidad de monedas. Además, en este estudio se demuestra que las variables comúnmente utilizadas para aproximar los costos de oportunidad de mantener dinero como tasas de interés externas, inflación externa o expectativas de cambios en la tasa de cambio del tipo de cambio son argumentos que fallan en explicar la demanda si los inversionistas pueden demandar en todas las monedas.

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