Allan Calderón Moya, Jorge Hernández Villalobos y Abraham Sánchez Obaldía
No es posible deducir que la demanda de dinero es estable, debido a los
shocks aleatorios que presenta la misma, aún considerando los diferentes
modelos teóricos que se han planteado en el pasado. Es también importante
considerar una correcta especificación de los modelos empíricos, en términos
de los enfoque, ya sea transacciones o portafolio, pues puede generar
resultados ambiguos, tal y como plantean Larraín y Larraín en su trabajo.
La especificación de los modelos empíricos no está exenta de críticas, sobre
todo ante la necesidad de ligar necesariamente la demanda con la oferta,
ante la imposibilidad de estimar las demandas individuales y su agregación
para estimaciones no indirectas.
Las estimaciones realizadas comprueban las hipótesis económicas sobre los
signos de los coeficientes de las variables. La demanda monetaria responde
positivamente a cambios en el volumen de transacciones y negativamente ante
cambios en el costo de oportunidad de mantener saldos monetarios.
Además, se comprueba la hipótesis de cambio estructural en el periodo 1995:1
a 1997:2, posterior a la quiebra del Banco Anglo y anterior a la disminución
del encaje mínimo legal practicada por el Banco Central a partir de finales
de 1996.
Las pruebas alternativas realizadas para aproximar la demanda mediante
variables alternas no contradicen los resultados ni las hipótesis. Además,
contribuyen a verificar la hipótesis de que los efectos de la inflación y la
tasa real de interés son considerados por medio de la tasa nominal como
costo de oportunidad de mantener saldos monetarios. Sin embargo, ninguna
estimación lleva a mejores resultados que el tradicionalmente utilizado y
además, se rechaza la significancia del tipo de cambio como proxy del costo
de oportunidad.
La estabilidad de corto plazo se ve ligeramente comprometida por las pruebas
de Chow forecast, pero no así por medio de las pruebas CUSUM y CUSUM
cuadrado. La principal fuente de inestabilidad son las observaciones de
1997, correspondientes al cambio estructural y posiblemente puedan
considerarse como observaciones influénciales. Además, estas observaciones
generan problemas de heterocedasticidad en la prueba de White de términos
cruzados.
Quedan retos pendientes en el análisis de las estimaciones empíricas de
demanda monetaria y su estabilidad de corto y largo plazo. Trabajos
posteriores deberán aportar nuevas luces y teorías que contribuyan a
enriquecer el conocimiento económico a fin de realizar estimaciones cada vez
más cercanas y explicativas de la realidad.