¿Captura del regulador?
Fallas en la regulación de las tarifas eléctricas
 


Jorge Hernández, Abraham Sánchez y Allan Calderón

 

El MARCO TEÓRICO

FALLOS DEL MERCADO


Dejando de lado el tema específico de regulación sabiendo de antemano que la regulación es el mecanismo mediante el cuál el gobierno busca un resultado eficiente, ya que en presencia de imperfecciones de los mercados éste no puede lograrlo, hay que identificar dichos problemas o fallos en los que el mercado no cumple su función de asignar de manera eficiente los recursos y por lo tanto no se alcanza un resultado óptimo desde el punto de vista de Pareto.

Externalidades: cuando el consumo o producción de un bien o servicio afecta a terceros; estos efectos implican que hay costos o beneficios económicos vinculados a intercambios en la economía que no están siendo debidamente compensados a los precios de libre mercado.

Bienes públicos: constituyen bienes no excluyentes ni rivales en su consumo, que responden a necesidades colectivas, y reclama la intervención pública. Su consumo es no excluyente, en tanto el consumo de un individuo no disminuye las cantidades disponibles del mismo para el consumo de los demás, y es no-rival pues no se puede excluir a nadie del uso de ese bien, es decir, está en igual disponibilidad para todas las personas. Estos bienes representan un problema para el mercado, que solamente se preocupa por la producción de bienes de acuerdo a la demanda individual de cada individuo y no al colectivo.

Economías de escala: muchas veces, la producción de bienes se enfrenta a mejoras en la eficiencia de la producción a mayores escalas de planta, lo que lleva una organización monopólica en vez de producción en competencia, pues lleva al desarrollo de una estructura de costos más atractiva para el productor (monopolios naturales). Determinar el precio al que deben vender los monopolios naturales es un problema que requiere la intervención pública, de modo que se evite el aprovechamiento de su poder de mercado y que se alejen de los precios de eficiencia.

Objetivos de equidad: el problema de la “correcta y justa” reparticipación de los ingresos y recursos en la economía, no es un problema que resuelva el mercado, la valoración social de las asignaciones y redistribuciones del ingreso es un problema que sólo la intervención pública puede resolver. Un ejemplo típico lo constituye la decisión de una sociedad de dotar a toda la población de ciertos servicios, aún a pesar de que represente un costo mayor o resulte ineficiente.

También hay que considerar que hay supuestos que no se cumplen al análisis de mercados y que se tienen que considerar como fallos del mismo. Uno de los supuestos en los que se basa el análisis de la teoría neoclásica es el de que los productores y consumidores poseen información perfecta. Sin embargo en un mundo plagado de incertidumbre debido a que es difícil o casi imposible saber el resultado de hechos futuros, los agentes económicos basan su comportamiento en expectativas subjetivas de lo que ellos creen que será el resultado de cualquier decisión. Las expectativas por parte de los consumidores introduce el tema del riesgo debido a que al no conocer los resultados de cualquier acción los agentes económicos deben de tomar en cuenta el hecho de que el resultado final no sea el esperado. Esto hace que los resultados de eficiencia y equidad que proponen los teoremas del bienestar sean cuestionables si se toman en cuenta el funcionamiento de mercados que no funcionan tal y como lo predice la teoría neoclásica.

Una de las críticas a los teoremas del bienestar provienen de Stiglitz (1994,), quien justifica la actividad del sector público, poniendo en duda las bondades de los dos teoremas del bienestar y afirma que los fallos de mercado, lejos de ser excepciones, son una regla general. Critica el primer teorema porque los problemas de información que afectan las decisiones económicas impiden que el mercado, como modelo, conduzca a soluciones óptimas y estos problemas no son excepciones, y son:

1. No es posible la existencia de mercados completos, que cubran todos los riesgos inherentes a los intercambios presentes y futuros. Un ejemplo típico sería el caso de la generación eléctrica, cuyas inversiones sitúa a varios años el retorno de las inversiones. Aunque es posible cubrir y sopesar la incertidumbre a través de los mercados financieros, no todos los riesgos pueden ser cubiertos ni anticipados y en consecuencia, los mercados no pueden ser completos.
2. La información imperfecta genera problemas de selección adversa, en tanto los agentes económicos buscan aprovechar las asimetrías de información para obtener beneficios. En el caso de la generación eléctrica, un caso típico lo representan los contratos a largo plazo entre generadores y consumidores, que puede provocar la expulsión del mercado de los generadores con tecnologías más caras e ineficientes, pero más flexibles ante cambios en la demanda como son los generadores térmicos. Ya que los consumidores no tienen información sobre este tipo de detalles, éstos no pueden elegir, en caso de que estén dispuestos a pagar un precio más alto, con tal de disponer de una mayor flexibilidad para altera su demanda.
3. Existen problemas de “riesgo moral” o manipulación de comportamientos. Un ejemplo similar al anterior proviene de las centrales de generación térmica, las cuales pueden aprovecharse de los problemas de información, si las centrales eléctricas no distinguen entre las energías caras y flexibles y las baratas e inflexibles, cuando, una vez pactado un contrato de generación eléctrica a un precio mayor (que compensa la flexibilidad), se pueden ver tentadas a sustituir las tecnologías más caras por otras más eficientes pero inflexibles, por lo que el consumidor podría estar pagando por una flexibilidad que la empresa no está produciendo.

Si bien, es criticable el uso de ejemplos específicos, Stiglitz defiende sus postulados al decir que aún en el caso de costos derivados de problemas de información no muy relevantes, implican costos de corrección de las asimetrías de información pequeños, pero que distorsionan el resultado de cualquier modelo de equilibrio general.

En el caso del segundo teorema del bienestar, Stiglitz centra su atención en la imposibilidad de calcular las transferencias para alterar las asignaciones entre sectores, de acuerdo con la distribución de riqueza presente y futura; además de que cualquier redistribución de la riqueza implica un costo en términos de gestión o administración, o por efectos distorsionantes del comportamiento en decisiones de ahorro y trabajo, lo que genera ineficiencias.

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