Quizá el aspecto en el que nuestras sociedades están más atrasadas es en la formación. La comparación internacional de los sistemas educativos tan sólo pone en evidencia el descontento generalizado que existe en todos los países. En el caso de los países en desarrollo todos los modelos insisten en la necesidad de dedicar mayores recursos a la formación de capital humano y en muchos casos se apunta a la insuficiencia de medios educativos como un cuello de botella clave que bloquea el desarrollo. En el caso de los países ya desarrollados, los de la OCDE, el descontento también es general. Sea por que los recursos destinados a la educación son igualmente insuficientes en estos países, o que están igualmente mal administrados, o que las técnicas de educación están anticuadas o mal adaptadas al mundo actual, el caso es que un gran porcentaje de adolescentes de países desarrollados abandonan los centros de estudio en condiciones tales que ellos, sus familias, sus profesores, los administradores públicos, los políticos, los expertos y los futuros empleadores son unánimes en valorar que se ha desperdiciado de forma lamentable un tiempo y unos recursos preciosos.
Los maestros de enseñanzas primaria y básica en todos los países de la OCDE están muy mal pagados en comparación con cualquier otro profesional y, como consecuencia, muy mal considerados socialmente. Eso significa que hay un proceso de selección negativa, que ocupan esos puestos personas insuficientemente formadas y que son frecuentes en esa profesión las fugas de los individuos más capacitados. En las familias de nivel cultural inferior se infravalora o se desprecia a los maestros y a las escuelas. En un círculo vicioso, la frustración que genera el fracaso escolar hace que los individuos que abandonan sus estudios transmitan a sus hijos el desprecio hacia el sistema, por lo que el problema tiende a reproducirse a través de las generaciones.
En los últimos años se han realizado diversos intentos de medir el efecto de la educación sobre el crecimiento económico. Destacaré aquí los trabajos publicados por el polifacético economista Robert Barro, varios de ellos en colaboración con Jong-Wha Lee (1993, 1996, 2000). Los datos que se utilizan, referidos principalmente a los países de la OCDE, son los años de escolarización y algunos test que permiten comparaciones internacionales de resultados. Los resultados del análisis ponen en evidencia una correlación positiva, confirmándose que la educación tiene un efecto positivo sobre el crecimiento económico, pero mucho menor a la esperada. Creo que ese tipo de estudios empíricos no puede llevar a resultados concluyentes. De los análisis que hemos hecho en capítulo anteriores podría surgir una propuesta de contrastación en la que los datos a analizar no fuesen el número de años de enseñanza regulada ni el grado de asimilación de esas enseñanzas, sino el contenido de esas enseñanzas y el método. Tampoco sirven las comparaciones internacionales cuando en todos los países se están utilizando los mismos métodos para enseñar las mismas cosas.
¿Qué es lo que se enseña? Las ideas que se desarrollan en este libro sugieren que habría que centrar la formación en tres cualidades: la capacidad de comunicación de conocimiento, la capacidad de planificación logística y la capacidad de manipulación técnica. Los sistemas educativos actuales parecen estar centrados solo en preparar a los alumnos para recibir conocimiento.
Por otra parte ¿Cómo se enseña? Por mucho que los psicólogos y pedagogos insistan en que el juego y la práctica es la mejor forma de aprender, por mucho que digan que para que el alumno asimile tiene que estar psicológicamente abierto e interesado, la mayoría de los alumnos consideran su actividad discente como un esfuerzo desagradable que realizan por obligación o bajo coacción.
¿Quién lo enseña? El niño aprende a expresarse y a relacionarse con otros miembros de la sociedad, no en el colegio sino "en la calle". Es en los juegos en los que participa fuera de la escuela y la familia en donde aprende e interioriza el valor de las reglas (el papel del derecho), aprende a negociar, a planificar y desarrollar estrategias. En la palabra juegos incluyo todos los dilemas y problemas sociales a los que inevitablemente se ven enfrentados niños y niñas de cualquier edad hasta su madurez post-adolescente. En esos juegos el niño representa papeles, personajes, pone a prueba estrategias que ha observado como modelos, no en la escuela, sino en la televisión.
Por tanto, para medir el efecto de la formación sobre la productividad y el crecimiento económico, además de los datos escolares hay que analizar el tipo de juegos en los que participan y los programas de televisión que ven. Esos son al menos igual de responsables de su formación como sus maestros oficiales.
Nota metodológica: Considero muy difícil que se pudiera llevar a cabo un estudio empírico fiable que tuviera en cuenta todas estas variables. Personalmente siento una profunda desconfianza hacia el empirismo estadístico. Digo desconfianza, no rechazo. Es muy probable que pudiera diseñarse una encuesta para medir las variables que en este texto se consideran más pertinentes y sin duda esa encuesta ofrecería resultados más acordes con las propuestas de R. Barro o las mías, realzando la importancia de la formación en el crecimiento económico; pero siempre se podrá argumentar que es un estudio estadístico "ad hoc".
Siendo aún más explícito, creo que:
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1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores) Este libro es producto del trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER). Libro gratis |
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