Los animales somos más complejos que los vegetales ya que, además de alimento, podemos y debemos buscar protección, seguridad, que también es necesaria para el mantenimiento y la prolongación de nuestra vida. Pero lo que más claramente nos diferencia a los animales de los vegetales, es que a lo largo de nuestra vida adquirimos saber, algunas informaciones de las que carecemos en el momento del nacimiento. Ese saber nos permite conseguir alimentos de forma más eficiente, con menos tiempo; así podemos adquirir más tiempo del estrictamente necesario para la simple supervivencia individual. El saber que adquirimos los animales a través de nuestras experiencias son informaciones que acumulamos en el cerebro, un órgano del que carecen las plantas. El coste que tenemos que pagar los animales para obtener esas informaciones es tiempo y energía. Gracias al saber que acumulamos, los animales que llegamos a la madurez podemos adquirir más tiempo del necesario para nosotros y dedicar ese tiempo extra a producir y a alimentar otras vidas.
Porque las informaciones, a diferencia de la energía adquirida con el alimento, permiten un extraordinario ahorro de tiempo. Las plantas destinan todo su tiempo a la obtención de energía, pero los animales, gracias a nuestro saber, podemos obtener energía de forma más eficaz. Algunos animales, los leones y los humanos por ejemplo, podemos cazar y adquirir en media hora una cantidad de alimento suficiente para mantenernos vivos dos o tres días a nosotros mismos y a nuestras crías. La información obtenida por nuestra experiencia que hemos acumulado en nuestro cerebro nos permite que, instintivamente, cacemos de forma más eficaz. Utilizando la jerga del economista podemos decir que la información produce deflación, es decir, disminución del precio que debemos pagar para satisfacer nuestras necesidades. En efecto, nuestro saber nos permite disminuir el tiempo que tenemos que entregar para obtener tiempo. Esa deflación nos permite ahorrar, es decir, disponer de un tiempo extra, de tiempo libre.
El saber es adquirido por los animales de forma espontánea, como consecuencia involuntaria de su actividad y experiencias, sin que haya una planificación del aprendizaje ni intervención de voluntad propia o ajena. La aplicación de ese saber a una más eficaz gestión del tiempo y la energía se produce de una forma que llamamos instintiva. Llamaremos "economía instintiva" al sistema de gestión económica del tiempo y la energía que utiliza el saber.
La economía instintiva es el sistema que utilizamos los animales para sobrevivir. Se diferencia de la otra economía natural en que utiliza las informaciones contenidas en el cerebro, el saber, para obtener más energía y más tiempo. La economía instintiva es más eficiente que la economía natural ya que permite obtener más tiempo con menos tiempo.
En eumed.net: |
1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores) Este libro es producto del trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER). Libro gratis |
15 al 28 de febrero |
|
Desafíos de las empresas del siglo XXI | |
15 al 29 de marzo |
|
La Educación en el siglo XXI |