Ponente: Alan Carrasco Dávila.
RESUMEN.
En esta oportunidad, se desarrollan algunos aspectos básicos para poder entender
el problema más denigrante de la sociedad, es decir, la pobreza, éste mal que
aqueja a millones de seres humanos en el planeta y que azota a nuestra querida
región latinoamericana, donde los gobernantes, pese a todos sus intentos, en
lugar de reducir los niveles de pobreza en la sociedad, por desgracia se ha
incrementado, la pobreza trae consigo a la desigualdad social, la desnutrición,
el analfabetismo, la migración, es caldo de cultivo para el narcotráfico y una
precaria salud, por ello, decidí tocar el interesante y revelador tema de la
pobreza, porque para aspirar a salir de ella, primeramente debemos recordar lo
que viven millones de personas, y una vez comprendidas las causas y factores que
llevaron a esta ausencia de recursos y oportunidades, podamos ofrecer algunas
soluciones reales para cuando menos minimizar sus efectos en la sociedad.
PALABRAS CLAVE.
Pobreza. Gobernantes. Familia. Economistas. Pobres. Miseria. Migración.
Guerras. Analfabetismo. Problemas climáticos.
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INTRODUCCIÓN.
Lograr comprender a la pobreza, adentrarnos en su significado y tratar de
efectuar algo al respecto, es la única senda que nos queda a quienes poseemos
algún recuerdo de sensibilidad social y a quienes nos daña hondamente el
sufrimiento que causa a los más pequeños e inocentes del hogar, a los jóvenes,
mujeres y personas de la tercera edad, así como aquellos que tienen capacidades
diferentes y de manera global a la sociedad en su conjunto. Se pueden utilizar
infinidad de sinónimos como carestía, insuficiencia y limitación que, como
condicionamientos, afectan por igual vidas, familias, comunidades y sobre todo
el porvenir que tendrán nuestros descendientes, sin otra opción, que sobrevivir
al que lo estamos haciendo en la actualidad, esta triste situación la vivieron
nuestros ancestros. Es lamentable tener que aceptar el traslado de éste patético
patrimonio de padres a hijos. La ignorancia, el atraso y por ende el
oscurantismo y la serie de efectos que estas limitaciones ocasionan a la
población en extrema pobreza, les provoca, humillación y ausencia de dignidad.
La desnutrición, las enfermedades y la insalubridad en general con las que
tienen que lidiar las familias paupérrimas, han llevado a la tumba a millones de
recién nacidos, niños y adolescentes, así como a sus madres y adultos en general.
Pero como normalmente no se dispone de un trabajo o de una ocupación que reditúe
un buen o regular ingreso, y sin dinero disponible, obtenido y ganado en buena
lid o aún obsequiado, la condición de pobres se mantiene hasta tanto no haya
algo o alguien que le ponga en sus manos billete sobre billete al infortunado y
al que está limitado en ingresos.
Pero no debemos confundirnos, no solucionamos nada con sólo colocar dinero en
las manos de los menos favorecidos.
Al igual que debemos comprender, que inmediatamente que una familia pobre tiene
dinero constante y sonante salen inmediatamente de esa condición de limitaciones
y carencias en las que malamente han sobrellevado sus penas. Pero éste falso
bienestar y prosperidad durará hasta el momento en que se gasten el último
billete proporcionado.
Después de agotados los recursos monetarios, y el último pedazo de pan que les
queda de su oportuna pero temporal buena suerte, esa familia volverá
irremediablemente a ser pobre y a padecer de las consecuencias de ese
ignominioso estado de calamidad humana.
Por lo que concluimos, que lógicamente el dinero suficiente en manos de los
pobres los saca de esa condición, no resolvemos el problema de fondo, sino que
únicamente hacemos un compás de espera y disfrazamos temporalmente la situación
socioeconómica de los afectados-beneficiados.
Lo anteriormente descrito lo podemos comparar, con lo que sucede en aquella
familia a la que la suerte toca a su puerta y se ganan el premio mayor de la
lotería, si no hacen inversiones adecuadas, y por el contrario despilfarran a
manos llenas su nueva fortuna, en el mismo instante en que se gasten la última
moneda, entran otra vez a la condición en que vivían un día antes de sacarse el
primer premio de la lotería.
Países que hace 20 años eran muchísimos más pobres, limitados y miserables que
los latinoamericanos, mismos que potencialmente son ricos, hoy no sólo salieron
de esas inhumanas condiciones, sino que nos han rebasado ostensiblemente, hacen
gala y presumen de ello, de su nueva condición de países capaces de brindarles a
sus habitantes riqueza, oportunidades, superación y un futuro promisorio para
toda su descendencia.
¿No será correcto que nuestros líderes y dirigentes nacionales se den una vuelta
por esos países, o por lo menos participen en un encuentro de economía dirigido
por el Dr. Martínez Coll, y averigüen la fórmula mágica que utilizaron para
paliar sus crisis, hambruna, insalubridad, falta de educación, todas y cada una
de las mismas limitaciones que América Latina continúa teniendo?
Lo anterior lo debieron haber efectuado desde hace mucho, pero no lo hacen, será
acaso que quieran pasajes aéreos de primera clase ó que le paguemos su ingreso a
los encuentros del Grupo EUMED.NET
No podemos perder más tiempo, y volver o continuar con los mismos remedios,
soluciones y hasta sacrificios que en nada han ayudado a nuestros pueblos a
salir del atraso y de las miserias.
Si uno solo de esos remedios hubiese funcionado en cualquiera de nuestras
naciones latinoamericanas, aplicados una y otra vez por nuestros tan eficientes
e incorruptibles presidentes, no estuviésemos tan hundidos en el lodazal de la
pobreza, la pobreza extrema y la pauperización tan acelerada de nuestras clases
medias. Realmente lo único que hicieron estos nefastos presidentes y sus
gobiernos, así como funcionarios, fue engañar, empobrecer y volver inculto a
nuestros pueblos. Lo anteriormente descrito no podemos tolerarlo más, es la hora
de ponerles un alto a estos desmanes que han sucedido en nuestras naciones.
Debemos comprender éste drama mundial, es posible salir de la pobreza, y de la
serie de limitaciones que nos acompañan desde siempre, únicamente si nos
preocupamos de poner a disposición de los millones de seres humanos que las
padecen, el dinero, rentas, beneficios e ingresos suficientes, pero con la
condición irrenunciable que éstos sean constantes, sostenibles y con
posibilidades de aumentarlos en la medida de sus capacidades productivas, pero
por medio de intercambiar sus conocimientos, habilidades, mano de obra y
creatividad.
De que le sirve a un país invertir en salud, educación, vivienda e
infraestructura si no hay trabajos, oportunidades y esperanzas, así como
libertad, respeto y un estado de derecho que permita la seguridad en todo el
amplio sentido de su significado, tanto en el aspecto de tranquilidad, paz y
protección, vigilancia y prevención al crimen, como la seguridad jurídica,
comercial y emocional de todos los partícipes en la vida nacional.
Para poder salir de la opresión, limitaciones y de la pobreza, sólo se logrará,
sí de manera individual, familiar y el Estado por medio de las instituciones y
organismos que lo conforman, somos capaces de integrarnos todos juntos y armar
un tejido político y social que permita sentar las bases del desarrollo humano.
La culpa de esta calamidad, si es que hay que echársela a alguien, la tenemos,
para empezar, nosotros, los habitantes, pues no hemos sido capaces de hacer que
aquellos a quienes han hecho representantes de la sociedad cumplan con el
propósito constitucional del bienestar para todos. Y mucho menos hacer que se
les deduzcan las responsabilidades por esos delitos de lesa humanidad cometidos
contra la mayoría de nuestros pueblos a los que han dejado en la más íngrima de
las pobrezas y sin un futuro por delante. Pero eso de quitarnos las aspiraciones
y los sueños a un pueblo, o una esperanza para salir de esa problemática, sí que
es de lo más terrible.
Por lo anteriormente expuesto, la culpa en gran medida la tienen todos nuestros
pasados, recientes y actuales gobernantes de todos los niveles.
Que en un momento de locura y abatidos por las condiciones, hemos permitido que
nos hipnoticen con sus ensalivados discursos y con su melosa labia demagógica,
farsante y engañosa. Allí, frente a ellos, sí hemos podido soñar con otro futuro
para nuestra descendencia. Pero ya en la realidad, ellos, a los que les dimos
votos, esperanza y nuestras vidas, nada hicieron por ayudarnos a salir de este
atolladero que tiene la pobreza. Si algo positivo hubiesen efectuado no
estaríamos como desgraciadamente estamos.
Las cifras que se han invertido, en miles de millones de dólares, por nuestros
irresponsables y derrochadores presidentes (dinero proveniente del erario
público), en aspectos sociales son abrumadoras. Cientos de miles de millones de
dólares han corrido en Latinoamérica en los últimos 30 años.
En esa misma proporción, continuamos desviados y, lo peor de ello, alejándonos
de cualquier solución integral a la pobreza y miseria que nos carcome día con
día. Por supuesto que sólo con la población común y corriente sucede todo esto,
pues con nuestros millonarios gobernantes y parentela la situación es de lo
mejor.
Lo que nuestra generación, no debe, ni puede seguir permitiendo, es que siga la
fiesta y los desplantes politiqueros de nuestros tan folklóricos, cínicos y
maleantes funcionarios, dirigentes y supuestos líderes que han sido electos o
nombrados.
Y la pobreza, en la que lamentablemente todavía vivimos, sí ha eso se le llama
vivir, millones de familias, señalan con ingratitud a sus gobernantes, líderes,
dirigentes y políticos incapaces que, a costa de vidas, sufrimientos,
limitaciones, carencias, miserias y adversidades nos han negado las
oportunidades y hasta aquellas expectativas fundamentales de superación a
cientos de millones de seres humanos en Latinoamérica.
Concluyendo con la introducción, quiero dejarlos con un pensamiento, para que se
convierta en un sentimiento que toque sus corazones y no se nos olviden nunca
más nuestras obligaciones, misión cívica y política con nuestros pueblos, y que
va con la Declaración de los Derechos del Niño.
En 1989 la Asamblea de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los
Derechos de los Niños. Y entre los derechos de los niños, es decir de nuestra
descendencia, figura uno importantísimo, como para no olvidarlo nunca:
...”los niños tienen el derecho a ser protegidos de la pobreza”...
¿Qué estamos haciendo para mantener protegidos y alejados a sus niños de la
pobreza?
ASPECTOS BÁSICOS DE LA POBREZA
La pobreza es definida como aquella condición caracterizada por la carencia de
recursos, medios u oportunidades para la satisfacción de las necesidades humanas
mínimas, tanto de tipo material como cultural. Cuando se habla de pobreza se
hace referencia a un asunto delicado que se vincula de manera estrecha con las
posibilidades del bienestar y los horizontes de la democracia. De ahí que la
situación en que viven millones de pobres en todo el planeta sea, quizá el tema
que más preocupa a diversos gobiernos que reconocen en el mismo una fuente
potencial de desestabilización, violencia y alteración de la paz.
Atendiendo a la definición, el pobre no puede alimentarse, tampoco vestirse ni
educarse. Además no recibe atención médica adecuada ni tiene acceso a fuentes de
trabajo, al tiempo que su vida afectiva y espiritual tiende a ser reducida.
Aunque hay tantas definiciones como enfoques se hagan de la pobreza, por razones
metodológicas resulta conveniente circunscribirla a la carencia de recursos
económicos. Aquel que teniendo dinero no se vista ni tenga un albergue adecuado
para su familia y que no gaste en educación ni en alimentarse o hacerse ver por
el médico, no es un pobre, sino un pobre diablo, un rico avaro.
Aunque uno crea en la formación integral del individuo, en el desarrollo de la
vida espiritual y en el disfrute de los bienes de la cultura, pobre es
simplemente quien por carecer de dinero o medios, su lucha diaria es la
satisfacción de necesidades biológicas y sociales mínimas.
La pobreza es, entonces la incapacidad de generar recursos pecuniarios, es una
falla para progresar de una manera socialmente aceptable, con el dinero como una
especie de vía final común.
Los pobres son muy eficientes en reproducir más pobres y por tanto la ayuda
estatal y comunal se diluye en un mar de necesidades insatisfechas. A menudo se
dice que "la plata jala plata" lo cual tiene mucho de cierto, pues invierte
quien tiene medios; y a la inversa, la pobreza crea más pobreza. Así, entre más
tiempo pase, el problema se hará más severo, como ya se observa el caso de la
miseria extrema y riqueza opulenta.
Si todos los pobres del mundo, que son mayoría, desearan vivir como una "ideal
clase media", nos encontraríamos con la ingrata sorpresa de que haría falta otro
planeta gemelo de la tierra para satisfacer las necesidades materiales de los
moradores de este mundo.
Cada etapa del desarrollo histórico de la humanidad ha tenido un elemento clave
de la producción de riqueza: la población para tener mano de obra, el territorio
para la extracción de productos primarios o la tecnología para la elaboración de
bienes y servicios con alto valor agregado.
Una situación tan grave no puede continuar. La marginación de muchos debe ser
atendida de inmediato a través de políticas públicas que verdaderamente atiendan
las causas estructurales que concentran la riqueza en unas cuantas manos y
generan la pobreza de la mayoría. Ante un escenario de esta naturaleza, en el
que la dignidad del hombre tiende a diluirse, es urgente e impostergable que la
comunidad internacional reactive sus esfuerzos en favor de una nueva agenda del
desarrollo. Es urgente, sobre todo, que lo haga a la luz del reconocimiento del
fracaso de las políticas de combate a la pobreza que se concibieron a partir de
la óptica distributiva neoliberal. Si realmente se quiere atender este fenómeno
entonces debe trabajarse con toda seriedad. Experiencias recientes, indican que
deben evitarse acciones que atienden la pobreza de manera focal y transitoria o
con criterios de emergencia. La respuesta la tienen los gobiernos. Ellos tienen
la delicada responsabilidad de diseñar nuevas políticas de combate a la pobreza,
políticas que ya no pueden seguirse concibiendo como parte de todo un
razonamiento vinculado a la economía de mercado. En cualquier caso, estas
políticas deben partir del supuesto de que la pobreza refleja insuficiencias
estructurales que deben ser corregidas desde su base para evitar que en el
mediano y largo plazo el hambre, la desnutrición y la falta de oportunidades de
muchos, se conviertan en factor de desestabilización social.
La pobreza que padece gran parte de la población es preocupante por su magnitud
y persistencia. Los frutos del progreso se distribuyen sin equidad. El costo de
las crisis y los ajustes es absorbido principalmente por los sectores
empobrecidos de la sociedad.
Las señales más visibles y dramáticas se observan en el desamparo de la
población infantil, en los contingentes de jóvenes sin perspectivas, en las
familias desintegradas, en la violencia delictiva y en la falta de atención a
los grupos más vulnerables.
La pobreza como encuadre de la vivencia excluida de millones de personas,
determina la libertad de los que en ella viven al limitarles la satisfacción de
las apremiantes e impostergables necesidades que demanda la vida. Esta situación
crónica de no libertad propicia una condición que podríamos denominar como
esencialmente vulnerable, al verse las personas en la necesidad de realizar
diversos intentos de engañarla y superarla.
CONCEPTOS: ¿QUÉS ES LA POBREZA Y POR QUÉ ES IMPORTANTE?
La Pobreza es una situación en que no es posible satisfacer necesidades básicas,
por eso la pobreza esta ligada estrechamente al empleo, a los ingresos de
trabajo o a la distribución de los recursos o el patrimonio, el analfabetismo y
la falta de educación es una de las principales consecuencias de la pobreza.
La pobreza, es uno de los principales problemas socioeconómicos que enfrenta
América Latina, en especial, en las áreas rurales.
Son muchos los factores y situaciones que generan pobreza, y por ende, medirlos
para poder luego formular o diseñar programas que permitan su control, solución
o alivio, se ha convertido en la principal preocupación de los diseñadores de
políticas sociales y económicas.
A menudo, en los análisis de la pobreza, han predominado las preguntas sobre el
número de personas que vive por debajo o por encima de una línea de pobreza
definida en términos de ingresos o gastos. Pero esto es sólo una parte de lo que
la pobreza significa en una sociedad. Estudios empíricos sobre lo que la gente
piensa y consideraciones conceptuales apoyan la noción de que la pobreza abarca
múltiples dimensiones y tiene que ver tanto con las condiciones futuras en
términos de riesgos y posibilidades como con las actuales.
Una razón para adoptar una perspectiva más amplia del bienestar y de la pobreza
es que ésta refleja lo que la gente cree, en especial la que vive en comunidades
pobres. Ello se manifiesta, por ejemplo, en la tradición de la investigación
participativa de la pobreza, mediante la cual se trata de entender
sistemáticamente la naturaleza de la pobreza a partir de escuchar en forma
estructurada a los grupos e individuos que viven en áreas pobres y establecer
interacciones con ellos. En efecto, el malestar (o pobreza) significaba carencia
de medios materiales, pero también significaba muchas otras cosas, en especial
mala salud, exclusión social y aislamiento, inseguridad y sentimientos de
impotencia, desamparo y frustración. A la inversa, una buena vida significa
tener lo suficiente para cubrir las necesidades materiales básicas, estar bien y
parecerlo, bienestar social e inclusión, seguridad y libertad de elección y de
acción.
Adoptar una perspectiva más amplia del bienestar y la pobreza tiene también
fuertes raíces conceptuales. Una influencia muy importante en el pensamiento
sobre el desarrollo ha sido el trabajo de Amartya Sen. En él tres ideas tienen
una especial relevancia. La primera tiene que ver con, qué constituye el
bienestar, y qué la pobreza.
Sen sostiene que los logros de la gente en términos de hacer o ser, o sus “funcionamientos”,
es lo que debería evaluarse como éxitos en bienestar. Tales logros pueden ir
desde funcionamientos demasiado básicos, entre ellos, “estar bien alimentado,
prevenir enfermedades que se pueden evitar y la mortalidad prematura, etc.,
hasta los más sofisticados como tener respeto de sí mismo, ser capaz de
participar en la vida de la comunidad, etc.”. Las condiciones materiales, entre
ellas los ingresos, pueden contribuir a la realización de dichos logros.
Segunda, es de gran importancia distinguir entre “logro” y “libertad de lograr”
a la hora de evaluar tanto el grado como la relevancia normativa de las
diferencias en el bienestar. El “conjunto de capacidades” representa la gama de
funcionamientos que puede lograr un individuo o la “libertad general de que goza
una persona en la búsqueda de su bienestar”. Tercera, son centrales las
cuestiones del albedrío humano para los enfoques normativo y positivo que
necesitamos para considerar a los individuos como agentes dotados de voluntad
más que como receptores pasivos de sus condiciones y de las acciones del
gobierno.
La importancia del futuro, ya sea en términos de posibilidades y oportunidades,
o la “libertad de lograr” (o su falta), o del riesgo de caer en la pobreza, la
mala salud u otras formas de carencias, están relacionadas tanto con la
perspectiva de la gente pobre como con enfoques conceptuales como el de Sen.
Aunque siempre hay un elemento de elección en la elaboración de una lista así; a
continuación planteamos un conjunto de categorías que es consistente con el
pensamiento internacional:
Pobreza de capacidades humanas. Ésta se refiere a la falta de posesión de
facultades humanas mínimas que permitan llevar una vida saludable y productiva.
Puede formularse en términos de una condición, como la libertad de prevenir
“enfermedades que se pueden evitar o la mortalidad prematura” y saber leer y
escribir, así como poseer otras destrezas básicas. También se expresa a menudo
en términos de acceso a un servicio de escolaridad básica y servicios de salud
de calidad adecuada que sustenten esos fines. Lo que se considera como “básico”
depende del nivel de desarrollo, en especial en el área de la educación.
Pobreza de activos e infraestructura. Más allá de los activos humanos, la falta
de activos físicos y financieros es un elemento de pobreza. Aquí se incluyen
bienes privados como vivienda, así como el acceso a bienes proporcionados
públicamente. En muchas sociedades el acceso a un conjunto básico de servicios
de infraestructura, como agua y saneamiento, caminos y electricidad, se
considera esencial para un nivel mínimo de vida. De nuevo, la naturaleza de esta
lista dependerá a menudo del nivel de desarrollo: es casi un juicio universal
que los servicios de agua y saneamiento son necesidades; en los países con
ingresos medianos sería típico incluir a la electricidad.
Pobreza de ingreso o de gasto. Ésta define un nivel mínimo de ingresos o de
gasto que permite la compra y el consumo de una canasta básica de bienes
privados como alimentos, vestimenta, vivienda y elementos de adquisición privada
para educación, salud y otros servicios. Puede definirse en términos de ingresos
o gastos. Mientras que las líneas de pobreza tienden a ser más altas en las
sociedades más ricas, normalmente suelen mantenerse constantes en el tiempo, al
menos en el mediano plazo, con el fin de analizar cambios en la pobreza
“absoluta” de ingreso.
Vulnerabilidad. El tema de la vulnerabilidad, es decir, el riesgo de caer en la
pobreza, destaca en los trabajos participativos sobre la pobreza. También hay
una tradición de análisis económico, aunque existen medidas menos desarrolladas
de la vulnerabilidad que de la pobreza efectiva. Esto se debe en parte a las
limitaciones de los datos, pues se requieren diseños de encuesta especiales para
capturar los fenómenos (empleo de encuestas por paneles y/o preguntas
retrospectivas ante la experiencia de choques)
Pobreza de dignidad e inclusión social. Otros elementos de la pobreza son la
dignidad y la falta de inclusión social. Tales funcionamientos sociales (para
utilizar la terminología de Sen) tienen un largo historial intelectual que se
remonta en la economía al menos hasta el énfasis puesto por Adam Smith a la
importancia de “aparecer en público sin vergüenza” y a participar en la vida de
la comunidad. Sin embargo, no se ha establecido un enfoque estándar para el
análisis cuantitativo de estas áreas como dimensiones de la pobreza y es
probable que sea necesaria toda una variedad de análisis sociológicos y
políticos para manejarlas adecuadamente.
En general, al trabajar en éstas áreas de pobreza, merece la pena destacar tres
puntos:
Primero, las diferentes dimensiones de la pobreza tendrán distintos grados de
importancia en los casos de individuales y grupos. Aunque las múltiples
privaciones son de particular interés, no existe ninguna forma de medición obvia
para elaborar un índice unitario. Y ello tampoco es deseable (pues oscurecería
la estructura de las privaciones), que es un área de debate social y político.
Segundo, en los debates y diagnósticos sobre la pobreza es común tratar a ésta
como una condición que alguien padece o no, como ocurre con las líneas de
pobreza o los niveles de servicios mínimos. Esto es una tergiversación de
cualquier enfoque sensato para la valoración que podría dar mayor peso a grados
más agudos de privación. Una suposición común, en el lenguaje de los
economistas, es que las funciones de bienestar social definidas para una
dimensión particular son cóncavas, o asignan un peso continuamente declinante a
los incrementos en consumo o ingresos. Con frecuencia nos interesa la estructura
de una dimensión particular del bienestar en la distribución total: hay
importantes vínculos entre cuestiones de pobreza y desigualdad tanto para el
análisis normativo del bienestar como para la comprensión de las relaciones
causales.
Tercero, aunque las áreas antes mencionadas son constitutivas de la pobreza y,
por derecho propio, de preocupación social, también tienen influencias causales
en otros aspectos del bienestar en una sociedad. Por ejemplo, la inversión
humana y el acceso a la infraestructura tienen poderosas influencias
instrumentales en la pobreza de ingreso; la inclusión social puede influir en la
calidad de la prestación de servicios, etc. En sus varias dimensiones, la
pobreza también puede afectar el ritmo más amplio, del desarrollo, por ejemplo,
donde la falta de inmunización o el acceso al agua potable incrementan los
riesgos de enfermedades infecciosas; donde las limitaciones de crédito para los
pobres conducen a la sub-inversión, o donde la exclusión o la polarización
social se vinculan con mayores conflictos distributivos. Este último efecto
tiene que ver estrictamente con las desigualdades sociales, pero puede haber
vínculos significativos con las dimensiones de pobreza.
¿QUÉ ES SER POBRE?
Ser pobre es un término impreciso, con importantes variaciones históricas en
cuanto a los niveles de acceso al consumo, la salubridad, la educación y el ocio
que definen lo que es la pobreza. Ser pobre tiene un significado determinado por
la sociedad en que se vive y su experiencia histórica.
No es lo mismo ser pobre en una sociedad rica, que serlo en un país periférico;
también es distinto ser un pobre productivo y autosuficiente, por ejemplo un
campesino del tercer mundo, a ser un pobre enteramente dependiente, parasitario,
como tienden a serlo los pobres urbanos de los países industrializados.
Lado a lado con la pobreza económica, existe, en paralelo, una pobreza política.
Generalmente los pobres no participan en los procesos de toma de decisiones,
tienen dificultades para expresar sus intereses y ser oídos, tienen poca fuerza
de negociación. Esta debilidad se acrecienta día con día en tanto que los pobres
parecen cada vez menos necesarios. Los pobres (trabajadores de antes eran
necesarios); los nuevos pobres (inactivos) dependientes tienen crecientemente
como la única carta restante su capacidad de estorbar.
Dentro de su indefinición la pobreza varía en connotaciones; sus significados
implícitos y emocionales son también variados y de la mayor importancia. En los
últimos años se ha dado un intenso combate ideológico que, una vez más, los
pobres parecen haber perdido. Los pobres han perdido su derecho y su posibilidad
de ser pobres y lo que antes podía ser una pobreza digna ha sido confundida con
la miseria.
Se trata de una pérdida ideológica, de la mayor importancia, pues le cierra a la
humanidad entera la única salida posible, la de la dignificación de la pobreza y
nos arroja en un camino sin salida; la aspiración fantasiosa a la
universalización de niveles de vida basados en el derroche energético y la
destrucción del medio.
EL COMBATE IDEOLÓGICO SOBRE LA POBREZA
Pero algo ha cambiado en los últimos años. En América Latina, se ha convertido a
la pobreza en un término peyorativo. Pobreza y miseria se han vuelto
indistinguibles una de la otra y ahora se trata de combatir ambas como si fueran
lo mismo y como si todos pudiéramos ser ricos. Se combate a la pobreza en una
batalla que, por no definir objetivos precisos (nutrición, salud, autonomía,
dignidad, etc.), amenaza convertirse en un propósito absurdo e incluso suicida.
Se ofrece, implícitamente, un sueño a millones de seres humanos: ser "no
pobres". Pero, ¿qué entiende el pobre con dejar de ser pobre?. Cuando el
discurso promete acabar con la pobreza parece haber una promesa que a los oídos
de los que escuchan puede significar muchas cosas, pero que sin duda se asocia a
las nuevas imágenes de la televisión: los arquetipos de triunfadores, el consumo
de las clases medias industrializadas, incluso el "american way of life".
Las imágenes que ofrece la televisión de los norteamericanos "pobres" los
muestran con electricidad, teléfono y refrigerador; su ropa parece adecuada y
los hijos van a la escuela. Bueno, hasta automóvil tienen. Por demás decir que
cuentan con agua corriente en sus hogares y no parecen desnutridos. Obviamente
los norteamericanos "no pobres" se encuentran todavía mejor (computadora,
microondas, videojuegos, etc.) Entonces, ¿cual es el estándar que se ofrece al
prometer la erradicación de la pobreza?
Las dificultades de definir a la pobreza y a los pobres han sido grandes.
Definir lo que se ofrece como un nivel de vida "no pobre", es imposible.
El discurso ideológico que pregona el progreso y la modernidad, que ofrece
acabar con la pobreza y deja a la televisión esbozar constantemente la promesa
del consumo inalcanzable, nos roba la posibilidad de una pobreza digna y
satisfecha a cambio de un engaño.
El cambio en los valores (imágenes que imponen los medios masivos), es brutal:
del pobre honrado y trabajador hemos pasado al pobre fracasado por estúpido e
ineficiente; del rico sin valores, al triunfador cuyo triunfo lo justifica todo,
incluso el consumo más absurdo y derrochador de recursos que son, finalmente,
patrimonio de la humanidad.
Hoy en día la norma que se impone es ser rico; es inaceptable ser pobre. La
satisfacción interior que daba el orgullo del propio trabajo, la rectitud en la
vida, la unidad familiar, se desvanece ante la urgencia de alcanzar el disfrute
de un consumo cada vez más sofisticado e inaccesible.
Lo peor es que no parecen caber en el planeta dos estilos de consumo y de vida;
la difusión del estilo de consumo de los ricos exige el monopolio y se expande
en las élites periféricas (siempre será de acceso minoritario) destruyendo la
viabilidad y la dignidad del consumo de los pobres que quedan sin la posibilidad
de seguir trabajando y viviendo como antes y sin acceso a la modernidad. Se les
construye un limbo configurado por los programas de asistencia social.
El pobre del finicio de siglo se siente necesariamente un rezagado; alguien que
quedó atrás cuando todos los demás lograron avanzar y parecen estar disfrutando
los beneficios del progreso y el consumo moderno. Lo muestra en sus imágenes la
televisión, y no puede sino repetir constantemente la promesa implícita porque
otra cosa sería revelar el engaño del fin de la pobreza. Es posible, si, acabar
con la miseria; pero no-ofrecer que pronto todos accederemos al consumo
depredador.
En México traen arroz de Filipinas, kiwis de Nueva Zelanda, piñas enlatadas de
Indonesia, galletas de Grecia y atún para gatos de los Estados Unidos (quien lo
dijera) Eso es posible por el precio absurdamente bajo de los energéticos, por
medio del cual la humanidad hipoteca su futuro para sostener el consumo
derrochador de unos cuantos y hacer a un lado a los pobres locales (que podrían
producir arroz, kiwis, piñas y atún dentro del mismo país) El anzuelo del fin de
la pobreza ha servido para distraernos del problema de fondo, la glorificación
del consumo ilimitado y el derroche absurdo de los pocos.
Cada día hay más pobres (miserables) dependientes. No son, por desgracia,
aquellos pobres dignos, trabajadores, autosuficientes que podían ser el sustento
de una sociedad democrática. Más bien son los nuevos pobres miserables,
desempleados o sub-ocupados, insatisfechos, encandilados por el faro de una
modernidad que los reduce a la improductividad y a la pérdida de sus recursos
individuales y colectivos. Pobres que buscan trabajo y se les ofrece caridad;
sus capacidades no son únicamente redundantes, sino incluso estorbosas. El
mercado ha sido rediseñado solo para los productivos y eficientes, los modernos,
los que prestan a los pobres para una nueva dosis de consumo moderno a cambio de
las escrituras de sus derechos a la propiedad, la producción y la
autodeterminación.
Los pobres son más, pero parecen menos en su presencia social, en su capacidad
para incidir en el rumbo nacional, en sus apariciones en la televisión, en la
que se asoman como marginados, fracasados o antisociales. Son menos porque se
han quedado sin discurso y sin rumbo propio; el mensaje de la modernización es
apabullante.
El embate no ha sido neutro. Los pobres, la mayoría de la humanidad (no los
verdaderamente miserables) han perdido la batalla ideológica en torno a la
pobreza; es decir que han perdido la posibilidad de definir su forma de producir
y consumir. Esta derrota ha facilitado el inutilizar sus capacidades y recursos
("no competitivos"), destruir sus redes y mecanismos de intercambio (familiares,
comunitarios, extra-mercantiles, solidarios) y orientarse progresivamente al
modelo de producción, de consumo, de cultura y de vida asociado a la
industrialización masiva.
UN PASEO POR LOS UMBRALES DE LA POBREZA.
Al referirnos a la pobreza, nos referimos a una situación que sufren millones de
seres humanos, a los que las complicaciones de su vida en familia son
desastrosas, miserables y por sobre todo frustrantes, al no poder hacer nada por
revertirlas, ya que las condiciones políticas y sociales lo impiden y no
permiten dar un solo paso hacia adelante, a la superación y desarrollo.
No podemos auto engañarnos con la falacia de decir que son condiciones
temporales, mala suerte, que en cualquier momento se revierte o causa de la
fatalidad.
Aunque ya nos acostumbramos a definir y aceptar a la pobreza y a la condición de
pobre, como el poco nivel de acceso al consumo, educación, salud y en general a
los estatus que rigen en algunas vidas y condiciones sociales, que tienen y
padecen muchos de nuestros paisanos latinoamericanos. Son millones de ellos que
proliferan sin un futuro decente en que basar su descendencia.
En cada uno de nuestros países se padece y se vive altos índices de pobreza y de
extrema pobreza, y por supuesto con toda la secuela que traen aparejados tales
conceptos que nos tienen sin clemencia aplastados contra las ingratas
circunstancias nacionales. Entendiéndolas como la condición de vida en la que
millones de seres humanos, están condenados a amanecer todos los días de su
vida, sin la esperanza, o la menor oportunidad, de tener acceso a los niveles
mínimos de sobre vivencia y decoro, tanto en alimentación, vestido, educación,
salud, recreación, como en respeto y tratamiento justo y equitativo.
Somos al mismo tiempo victimas y victimarios en nuestras comunidades, cuando nos
toca recibir el impacto social negativo de las condiciones de miseria y padecer
un sin fin de limitaciones, es cuando somos y adoptamos el papel de sufridas
victimas. Pero, cuando dejamos las cosas como están, sin hacer nada por sacar a
la gente que nos rodea y con la que convivimos día con día de esas indignidades,
nos convertimos en cómplices y por lo tanto en victimarios de las actuales y
futuras generaciones.
Así que no nos confundamos y pensemos que la culpa la tienen otros, alejados de
nuestro entorno y comunidad. La cantidad de culpa es compartida entre
gobernantes y gobernados.
Los pobres, ellos mismos, para agregar una desgracia más a sus condiciones
extremas, en las que sobreviven, se excluyen de toda participación social,
cívica y política, manteniendo con esta actitud el triste papel de victimas.
No debemos pasar por alto, que ninguna de las múltiples ocupaciones y oficios en
los que se metieron nuestros padres y ascendencia o en las que estamos
actualmente, pensando en obtener un ingreso de forma honrada, les permitieron o
nos permiten más que sobrevivir con la miseria y el atraso bajo el brazo, como
horrenda herencia y patrimonio que pasaremos a nuestros hijos, y éstos a los que
tengan. Lo anteriormente descrito parece muy espeluznante, pero así es la vida
en la mayoría de pueblos y de sus habitantes, cuando menos en América Latina.
Pero no sólo los pobres, los miserables y los que pertenecen a las clases
sociales medias, tienen la culpa de haber aceptado la lamentable situación del
deterioro en las condiciones socioeconómicas. Hemos sido todos, es decir, la
sociedad completa en cada uno de nuestros respectivos países, la que cuando los
necesitados nos han pedido trabajo les hemos ofrecido migajas de caridad ó
cuando nos exponen sus problemas y anhelos, lo que hacemos es un diseño nuestro
y absurdamente alejado de su realidad para esas necesidades no atendidas que
poco o nada tienen que ver con lo que se esperaba en sus propias comunidades, y
hemos provocado este círculo vicioso en el que nos encontramos actualmente.
Ahora bien, y esta es otra apreciación que habrá que tener muy en cuenta a la
hora de tomar las mejores decisiones gubernamentales y empezar a romper ese
círculo vicioso y convertirlo en uno virtuoso, cuando le preguntamos
directamente a los que sufren de la pobreza y de la serie de limitaciones en las
que viven ¿por qué son pobres?, responden: “Porque no estudié”. O bien: “porque
Dios así lo quiso”.
Lo anterior nos ilustra que estas personas se encuentran convencidos de su
condición, de su ineficiencia y que han aceptado su marginalidad, fracaso y su
inclusión entre los antisociales, entre aquellos millones de seres humanos que
sin más remedio, según la dramática conclusión a la que llegan, tienen que
sobrevivir a como de lugar hasta que Dios se apiade de su mísera condición. Es
de lamentar que ningún individuo es capaz de ver las cosas afuera de la esfera
religiosa, de esa fatalidad y fanática limitación religiosa que ha quedado
impuesta desde la Conquista. Es más fácil que las culpas se las echemos a Dios
que a nosotros mismos, por haber permitido que políticos y líderes se afianzaran
en nuestras miserias.
Las penas, miserias y las grandes limitaciones son susceptibles de ser
superadas, revertidas y purgadas de nuestras vidas por nosotros mismos.
A continuación, estimados compañeros, les recuerdo una parte de un texto
pronunciado por algún candidato a un puesto de elección popular: “Si ustedes
votan por mi candidatura y por los miembros de mi partido, y me hacen el próximo
presidente y a ellos diputados y alcaldes, les prometemos sacarlos de la pobreza
y de las miserias que el anterior gobierno los metió.”
¿Se ha cumplido acaso, por parte de los políticos que en campaña dicen una cosa
pero que en el poder hacen otra, hoy con nuestros votos depositados a favor de
los demagogos y estafadores de conciencias ya tenemos asegurado el acceso al
bienestar y a las oportunidades de superación? No.
Y si el pobre ya cree ser ineficiente, eso lo lleva a aceptar que no es
competitivo; y concluye que es su propia culpa él haber llegado a ser pobre, y
no tener ninguna oportunidad de superarse o desarrollar sus potencialidades, las
que de todos modos no cree poseer ninguna.
La globalización y las transformaciones económicas y financieras, así como las
sociales, que nos ha tocado vivir en estos últimos 26 años, en donde la
desaceleración de las economías, la inflación, la pérdida de poder adquisitivo
de nuestras monedas con las devaluaciones y unido todo ello al saqueo de los
recursos monetarios del Estado por aquellos que temporalmente ocuparon cargos
públicos, ha traído un fenómeno con el que, nos guste o no, ya nos hemos
acostumbrado a convivir.
CONDUCTAS QUE FOMENTAN LA POBREZA.
A continuación se proporcionan algunos patrones de comportamiento que impiden la
erradicación dela pobreza en las sociedades contemporáneas.
Las siguientes son algunas de estas actitudes:
Trabajaré si no tengo alternativa, pero siempre haré lo menos posible,
levantándome lo menos temprano posible, efectuando únicamente lo que se me
obliga a hacer o lo que debo hacer hoy y no puedo posponer, inyectándole a la
tarea el mínimo esfuerzo y ninguna iniciativa personal, tomando ventaja de
cuánto atajo pueda, y dándome por vencido en cuánto pueda. Promoviendo un
horario de trabajo más corto, fines de semana más largos, más vacaciones y
feriados, así como un retiro pagado más pronto.
Tengo derecho a vivir sin molestias de mis actividades agrícolas tradicionales,
como lo hicieron mis ancestros.
Sin distinción de cuánto produzco, tengo derecho a tener un ingreso suficiente
para poder disfrutar de todas las comodidades de la vida moderna, aún si para
ello es necesario que se me apoye con precios fijos o subsidios que mejoran mi
nivel de vida.
No soy responsable de mi destino, mi empleador me debe no sólo mi trabajo y mi
salario, sino también tiene muchas otras obligaciones para conmigo, tales como
mejores condiciones de trabajo, planes médicos y el establecimiento de adecuados
mecanismos para canalizar mis quejas.
Me conformo con sentarme en una esquina a vender dulces a los peatones. Si soy
docente, enseñaré lo menos posible. Si soy empresario, venderé lo que hoy me
genere mas utilidades, sin importar los beneficios a largo plazo para mí o
quienes me rodean.
Estas actitudes, tan comunes en tiempos modernos, se reflejan en muchas falacias
económicas, que forman la base de los programas políticos de hoy. Algunas de
estas falacias son:
La deuda no es importante. Es mejor endeudarse que sacrificar el bienestar
presente, nuestros nietos podrán desconocerla, y la inflación lo hace parecer
irrelevante.
Es deseable la inflación a elevar impuestos o disminuir los servicios provistos
por el gobierno.
El desempleo es un mal mayor que la inflación. Su corolario: que se imprima todo
el dinero necesario para crear empleos para todos, sin importar que se trabaje
poco.
Los precios deben mantenerse bajos, a pesar del incremento salarial y la oferta
monetaria. Los productores son los únicos responsables por el alto costo de la
vida y castigarlos con todo tipo de pena. Nunca debe considerarse culpar al
Banco Central del alza en precios.
Seremos más ricos y prósperos en la medida en que gastemos más dinero y
ahorremos menos. Un corolario de esta creencia sería: El ahorro produce el
estancamiento (stagnation) Esta actitud conduce directamente al desperdicio en
el consumo, conocido como consumismo, y al agotamiento del capital escaso, que
debe asignarse a la producción de muchas amenidades no esenciales.
Seremos más ricos en la medida en que creemos más empleos y paguemos mejores
salarios, indistintamente de la productividad. Su corolario: Es contraproducente
recortar gastos laborales. Este error conduce al alto costo asociado con la
burocracia y la ineficiencia.
LAS CAUSAS DE LA POBREZA.
Las razones por las que tantas personas no pueden satisfacer sus necesidades
fundamentales son complejas. Al ser esencialmente de naturaleza política,
económica, estructural y social, se refuerzan por la ausencia de voluntad
política y por la inadecuación de las medidas que toman los poderes públicos,
especialmente en lo que toca a la explotación de los recursos locales.
En el plano individual los seres están limitados por la imposibilidad de acceder
a los recursos, al conocimiento o a las ocasiones de disfrutar de un modo de
vida decente.
En el plano social, las causas principales son las desigualdades en el reparto
de los recursos, de los servicios y del poder. Estas desigualdades a veces están
institucionalizadas en forma de tierras, de capital, de infraestructuras, de
mercados, de crédito, de enseñanza y de servicios de información o de asesoría.
Lo mismo ocurre con los servicios sociales: educación, sanidad, agua potable e
higiene pública. Esta desigualdad en los servicios perjudica más a las zonas
rurales, en las que no es sorprendente que vivan el 77% de los pobres del mundo
en desarrollo. Pero los pobres de las ciudades están todavía más desfavorecidos
que los del campo.
Todas estas dificultades afectan más a las mujeres que a los hombres, lo que
agrava aún más el problema de la situación respectiva de unas y otros. A pesar
de la protección jurídica e institucional, esta desigualdad persiste y se
extiende. El rostro de la pobreza en el mundo es cada día más femenino.
La desigualdad que se agrava en el reparto de los ingresos y de la riqueza en el
seno de los países y entre ellos, contribuye a consolidar esta pobreza: la
consecuencia es que se acrecienta la diferencia entre el 20% más rico y el 20
más pobre.
Gracias a sus inversiones en recursos humanos, algunos países han conseguido
asociar crecimiento económico y reducción de las desigualdades. Dentro de los
mismos países varían enormemente los niveles de desigualdad; en las naciones
desarrolladas, la diferencia entre el 20% de las familias más ricas y el 20% más
pobres va de 4,34 a 1 en Japón, hasta de 9,6 a 1 en el Reino Unido; entre las
naciones más pobres, las disparidades son de una amplitud comparable en una gran
parte de Asia, donde son de 6 a 1 de media y en el oeste de este continente, en
el que la media es de 7 a 1. Pero en la mayor parte de África las diferencias
son aún más fuertes (13 a 1 de media) y llegan al máximo en América Latina (17,5
a 1 de media)
Las ciudades y el campo están separados por grandes desigualdades tanto en lo
que se refiere a los servicios de salud como de educación y de planificación
familiar. Las distancias varían en una media de 2,8 a 1 en América Latina hasta
4,2 a 1 en Asia y cerca de 8 a 1 en África.
FACTORES RELACIONADOS CON LA POBREZA.
Dada la complejidad del problema de la pobreza, es necesario identificar por qué
algunas familias son pobres y otras no, así como los factores que les permiten
pasar de un estado a otro. En muchos casos, la sola identificación de estos
factores permite una recomendación de política de manera más o menos directa,
mientras que en otros se requiere un análisis más detallado, que merecería ser
estudiado.
A continuación se mencionan algunos factores vinculados a la pobreza:
Acceso a infraestructura y servicios básicos. Mientras mayor sea el número de
servicios a los que accede cada hogar, mayor es la probabilidad de que ésta se
encuentre fuera de la pobreza. Además, las condiciones de la infraestructura y
los servicios públicos tienen efectos sobre la rentabilidad de los bienes
privados. Por ejemplo, la educación o el acceso a la tierra son más rentables
cuanto mayor sea la dotación de otros bienes y servicios claves, como
electricidad, agua y drenaje. De ello se desprende que se debe continuar
ampliando el acceso a infraestructura y servicios básicos. Sin embargo, debe
analizarse la sostenibilidad de las inversiones y los factores que la afectan,
para que la infraestructura desarrollada continúe en buen estado y brindando el
servicio de manera ininterrumpida.
Educación. Los hogares con jefes de familia u otros miembros del hogar de más de
14 años con mayor grado de educación y más experiencia progresan más rápido. El
énfasis en el campo de la educación básica es fundamental, desde una perspectiva
de lucha contra la pobreza.
Idioma. Existe evidencia de que los hogares en donde se habla lenguas nativas
tienen más probabilidades de permanecer en la pobreza que aquellos en donde se
habla castellano. Es necesario evaluar cuál es el impacto de los programas de
educación bilingüe. Si bien éstos se fundamentan en el hecho de que es más fácil
y mejora la autoestima de los niños el aprender la lecto-escritura en su idioma
materno, facilitando luego el aprendizaje de otros idiomas, dados los bajos
niveles de escolaridad, es posible que en la práctica ello dificulte el
aprendizaje del español, lo que limita las opciones futuras de superación de la
pobreza de dichos niños.
Migración. Las familias migrantes progresan. El desarrollo de políticas que
favorezcan procesos migratorios ordenados desde zonas que no tienen mayor
viabilidad económica hacia ciudades intermedias, es una opción de combate contra
la pobreza.
Tamaño del grupo familiar. Las cifras indican que las condiciones de vida de las
familias numerosas son peores frente a las de familias menos numerosas. Por
ello, las políticas de población bien diseñada, que eviten los problemas de
desinformación, son un componente importante de una política de lucha contra la
pobreza.
Composición familiar. Aunque no tiene implicancia directa sobre políticas,
resulta interesante señalar que el estudio encuentra que los hogares dirigidos
por mujeres progresan más que los dirigidos por hombres, aislando los efectos de
otras variables como educación, consumo inicial, tamaño del grupo familiar,
nivel de dependencia etc.
Interés empresarial. Las familias que usan por lo menos una de las habitaciones
de su vivienda con fines comerciales, tanto en zonas urbanas como rurales,
logran alcanzar un crecimiento significativamente más alto de bienestar que el
resto. El acceso al crédito y los ahorros financieros también favorecen la
superación de la pobreza.
Acceso a la propiedad. En el caso de los pobres urbanos, la formalización de la
propiedad de la vivienda es muy importante. El reconocimiento de la propiedad
permite el acceso al crédito, a través de la posibilidad de contratar garantías
hipotecarias, y crea incentivos para la inversión en la propiedad. En ese
sentido, los esfuerzos de titulación (escrituras) son una estrategia correcta.
EL DESARROLLO Y LA POBREZA.
El desarrollo debe entenderse como un proceso de creación y ampliación de las
libertades de que disfrutan los individuos, porque así adquieren los medios que
les permiten aspirar a una vida digna. La expresión más clara de la falta de
desarrollo es la pobreza, lo anterior nos indica que alcanzar el desarrollo
implica la eliminación de la pobreza, pero también la eliminación de la escasez
de oportunidades económicas y las privaciones sociales sistemáticas, la falta de
acceso a los servicios básicos de infraestructura social, los cuales deben ser
proporcionados con calidad, la intolerancia y la represión de los gobiernos,
porque todas ellas son fuentes de privación de las libertades humanas. Los
medios de que deben disponer las personas para no ser pobres, derivan de manera
directa de las libertades de que puede disfrutar.
Por lo tanto, la Pobreza es la falta de recursos necesarios para satisfacer la
necesidad de una población o grupo de personas especificas, sin duda, la pobreza
es relativa y se mide de diferentes formas. La definición de pobreza exige el
análisis previo de la situación socioeconómica general de cada área o región, y
de los patrones culturales que expresan el estilo de vida dominante en ella. Por
ejemplo para un habitante de un país desarrollado ser pobre tal vez signifique
no tener automóvil, casa de verano, etcétera, mientras que en un país no
desarrollado, signifique no tener que comer, vestir o conque sanarse. Sin
embargo, en sus respectivas sociedades, ambos son pobres, porque pertenecen al
escalón más bajo de la distribución del ingreso.
Las características de la pobreza son sus mismas cualidades intrínsecas,
arraigada y sujeta a la falta de uno u otro renglón socioeconómico:
Falta de Agricultura estable
Falta de Educación
Falta de Empleo
Falta de Ingresos
Mortalidad infantil
Falta de Nutrición
Falta de Salud
Falta de Tecnología
Falta de Vivienda
Tipos de Pobreza.
Según varios autores y estudios del Banco Mundial, el Banco Interamericano de
Desarrollo, y el Fondo Monetario Internacional, existen dos tipos de pobreza
bases:
La Pobreza Absoluta y La Pobreza Relativa.
Pobreza Absoluta:
En el primer caso, se estipula que se debe diferenciar a los pobres de los no
pobres, estableciendo una canasta mínima de consumo representativa de las
necesidades de la sociedad que se pretende analizar. Esta metodología permite
detectar la pobreza crítica, y dentro de ella la pobreza extrema. La línea de
pobreza crítica se determina sobre la base del costo total de la canasta de
consumo, que incluye los gastos de alimentación, vivienda, salud, vestido y
otros. La línea de pobreza extrema considera sólo los gastos de alimentación.
Pobreza Relativa:
La pobreza relativa trata que la misma es relativa de las ciudades, campos,
países, situaciones geográficas, etc. Por ejemplo la pobreza en el Desierto de
Gobi es diferente a la pobreza en las montañas del Himalaya, o la de la urbe de
Alemania, Dinamarca o Finlandia.
En ese sentido cada sociedad, tiene un nivel o canal de pobreza, viéndolo desde
el punto de vista de la relatividad de las cosas. Dentro de esta pobreza podemos
subdividir la misma en varios factores significativos para evaluar dichos
niveles y estándares.
Pobreza Educativa.
La pobreza educativa como su nombre lo manifiesta es la carencia de oportunidad
de educación tanto laboral, como pedagógica. Se dice que los pobres educativos
son las personas de 15 años y más sin instrucción. La misma se puede subdividir
en dos grupos: Los pobres Extremos Educativos (son los adultos con alguna
instrucción pero sin primaria completa), y Los Pobres Moderados Educativos (son
los que tienen la primaria, pero no tienen la secundaria completa) Lógicamente
ambos son segmentaciones de la pobreza educativa, pero no indican que los pobres
que padezcan de cada una, o de solo una, deban padecer de otros tipos de pobreza
(Por eso, este tipo de pobreza esta situada en la pobreza relativa)
Pobreza de Espacio Habitacional.
Esta pobreza es una variante modificada del hacinamiento. El sobre cupo es igual
a las personas que habitan en viviendas sobre ocupadas (hacinadas), menos la
capacidad de alojamiento, de acuerdo con las normas de esas viviendas, zonas,
países, o regiones.
Pobreza de Servicios.
La indigencia de servicios es la situación que pueden sufrir los habitantes de
viviendas que cuentan con los tres servicios básicos: Agua, Drenaje y
Electricidad, por debajo de las normas “sujetivas”. Se cita sujetivas por que
son distanciadas de la realidad y de los estándares, debido a que en naciones
subdesarrolladas siempre careceremos de una o dos al mismo tiempo, o
paulatinamente.
Pobreza de Seguridad Social.
Es una de los tipos de pobrezas más “relativos” que podemos citar, debido a que
la sufren los que no tienen esa seguridad social requerida. La misma no depende
de la riqueza de un país, y de la capacidad que tenga esa nación de proveer la
misma, en el entendido de que existen países con una grave seguridad social,
aunque tienen una infraestructura de riqueza inconmensurable, y a su vez existen
países con zonas altamente pobres, pero tienen o han creado una seguridad social
estable, buena y sana. La globalización y la privatización de ciertos renglones
del estado a dado el nacimiento de lo citado anteriormente, donde el sector
privado ha identificado el problema, y la escasez, creando un negocio al
respecto (Administradoras de fondos de pensiones, Administradoras de Salud
Publica, Administradoras de Seguridad Social)
En el caso de México se han cumplido los dictados del Banco Mundial y del Fondo
Monetario Internacional, el Ejecutivo Federal y el Congreso de la Unión han
legislado en contra de la Constitución, reformando la Ley del Seguro Social. Con
esta reforma, prácticamente privatizaron la seguridad social del país. Han
desmantelado el sistema de pensiones basado en la solidaridad, individualizando
las aportaciones y entregando a los bancos y a las Afores el dinero ahorrado por
los trabajadores.
El efecto es inmediato: más de 34 millones de trabajadores aforados en los
bancos, contra casi 13 millones de afiliados en el IMSS; la banca privada
extranjera maneja más de 800 mil millones de pesos de los trabajadores, mientras
al IMSS, la Secretaría de Hacienda le roba 26 mil 500 millones de pesos de su
presupuesto.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público saquea 20 mil millones de pesos de
los trabajadores aforados, aduciendo que son “cuentas inactivas” que “no tienen
dueño”.
Las reformas de agosto de 2004, a la Ley del Seguro Social, son
inconstitucionales y regresivas, pero han quedado legitimadas por el Comité
Ejecutivo del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, al aceptar
modificar sus regímenes de jubilación y pensión.
Existen más de 26 millones de trabajadores que no tienen prestaciones sociales
(Seguro Social, vacaciones, caja de ahorro, aguinaldo, etc.), los casi 13
millones de trabajadores que están registrados en el IMSS han perdido en los
últimos 15 años más del 60% del poder de compra de sus salarios y por tanto,
también de sus jubilaciones y pensiones, el gobierno y los empresarios se
amafian para evadir el pago de cuotas al Instituto Mexicano del Seguro Social:
el INEGI reporta la existencia de más de 2 millones de empresas, mientras que en
el IMSS sólo están registradas poco más de 800 mil, violando además el Código
Fiscal de la Federación.
Con la reforma a la Ley del Seguro Social de 1995, que entró en vigor el 1 de
julio de 1997, surgieron las Afores, las Siefores y la Consar (Comisión Nacional
del Sistema de Ahorro para el Retiro), institución que depende de la SHCP y está
diseñada para “regular” y autorizar el monto de las comisiones que cobran los
bancos y las Afores por “administrarles” su dinero a los trabajadores (hasta la
fecha han obtenido ganancias por más de 102 mil millones de pesos por ese
concepto)
Todo esto ha traído como consecuencia la descapitalización del IMSS, el
deterioro del servicio médico, hospitalario y social que presta a los
trabajadores y sus familias, así como el empobrecimiento de las pensiones.
Todo esto ha sido avalado por líderes sindicales deshonestos, que tienen un
control mafioso sobre los trabajadores activos y jubilados, que por lo mismo les
han impedido organizarse para defender sus legítimas conquistas
constitucionales, legales y contractuales.
El Banco Mundial, en abril de 2002, le entregó al Ejecutivo Federal el “proyecto
de Asistencia Técnica para la Reforma del ISSSTE”, que otro deshonesto, senador
del PRI, copiando casi textual el proyecto mencionado, presentó ante el Senado
como iniciativa propia, compartiendo con los bancos extranjeros su Afore Pensión
ISSSTE.
Con las modificaciones a la Ley del ISSSTE se abrogaría la Ley de 1959, que le
dio origen, se quebrantaría el Sistema de Pensiones que actualmente beneficia a
2.8 millones de asegurados, más de 10 millones de derechohabientes, a 500 mil
jubilados pensionados y a 32 mil niños en guarderías.
Por lo anterior, existe la necesidad de aglutinarse en una sola Agrupación a
escala nacional, para luchar por una mejora sustancial a sus pensiones, para
extender en toda la República las políticas legales de ayuda a los adultos
mayores y a discapacitados, que se otorgan en el Distrito Federal, por elevar a
rango constitucional el derecho a la jubilación y a la pensión, solicitar a la
OIT y a la ONU que convoquen a los países miembros a que aporten medio punto
porcentual de su Producto Interno Bruto para la jubilación y la pensión para
todos los adultos mayores de 60 años de edad, la restitución de la legalidad
constitucional a la Ley del Seguro Social, un sistema integral de seguridad
social que incluya salud, educación, recreación, etc., que en el Instituto
Nacional para la Atención de los Adultos Mayores forme parte de su Consejo
Directivo una representación obrera.
Pobreza de Salud.
La Pobreza de salud la arroja un numero porcentual, y sale de la estimación de
la proporción de la población nacional de una zona, nación, que las
instituciones de salud del sector público no alcanzan a cubrir adecuadamente. Se
utilizan varios indicadores: Personal medico, camas, equipos, y recursos
disponibles per capita.
En México, se desmanteló la infraestructura médica del IMSS, mientras crecen
como hongos nocivos las aseguradoras, que ofrecen seguros de gastos médicos
mayores.
Pobreza por ingresos.
También esta pobreza se mide porcentualmente y es muy subjetiva, ya que es la
población que vive en hogares en los cuales el ingreso per capita, es menor que
la línea de pobreza per capita. Es muy común y es tan relativa como su esencia
ya que se sufre hasta en países desarrollados con altos índices de producto
interno bruto, y altos ingresos per capita.
Factores que influyen en la pobreza:
Analfabetismo.
Problemas de Salubridad.
Problemas migratorios.
Problemas de clima.
Guerras varias.
Problemas Gubernamentales (Gobiernos de Facto, Dictaduras, Corrupción
Gubernamental)
Uno de los factores que más ha provocado pobreza ha sido el de las guerras, las
cuales han dejado devastadas las zonas que actualmente sufren de extrema
pobreza. Este factor a degenerado precisamente por los problemas generacionales
de los territorios ocupados, y la fertilidad minera, climática, y estratégica de
los territorios mismos.
En cada continente se registran periodos de rápido crecimiento y otros de
estancamiento o franco retroceso. Aunque el nivel escogido como línea de pobreza
sea cuestionable tanto por su nivel (el famoso dólar per cápita diario) como por
el hecho de mantenerlo fijo durante periodos bastantes largos es posible
afirmar, con mayor seguridad, que sí ha habido una reducción de la extrema
pobreza en el mundo. En esa tendencia mundial han influido mucho las reducciones
de la pobreza en los llamados "Cinco Grandes de Asia" que incluye a China,
India, Pakistán, Indonesia y Bangladesh, que alojan a tres quintos de la
población en países subdesarrollados y a dos quintos de los pobres de ingreso.
Sin duda nótese que las naciones mencionadas anteriormente, son las mas pobladas
de la tierra, como también son las más pobres, pero no en recursos. Entonces
adviértase que los países más ricos del mundo, como son el caso de Finlandia,
Noruega, Portugal, Alemania, Estados Unidos, etc., no cuentan tal vez con
ciertos recursos muy necesarios como los tienen estas naciones pobres (Debe
recordarse que estas naciones nórdicas europeas tienen varios meses de invierno
y noches largas, lo que implica un clima no apto para la agricultura y entonces
no cuentan con una agricultura manejable y barata)
Analfabetismo.
Debe considerarse como funcionalmente analfabeta a la persona que no puede
emprender aquellas actividades en las que la alfabetización es necesaria para la
actuación eficaz de un grupo y comunidad y que le permiten así mismo seguir
valiéndose de la lectura, la escritura y la aritmética al servicio de su propio
desarrollo y del desarrollo de la comunidad.
Es más frecuente que un analfabeto se defina como pobre, que como analfabeto,
porque para él es más significativo ser un trabajador mal remunerado que no
saber leer.
El analfabetismo es un factor relativo, ya que en las sociedades del Tercer
Mundo la definición de analfabeto se acerca más al límite inferior del
"analfabeto absoluto". En las sociedades industrializadas será analfabeto aquel
que ignore ciertas complejidades sociales y tecnológicas. En todos los casos el
analfabeto se encuentra en las capas más pobres de la sociedad.
El analfabetismo, según varios estudios lo pueden citar o subdividir como:
Funcional.
No Funcional
Tecnológico
Definimos como analfabetos funcionales a aquellos individuos que han tenido la
oportunidad de obtener los más elementales criterios que le posibilitan leer un
texto en su estructura superficial; pero que no pueden traspasar el plano
profundo de los mensajes vertidos en el texto leído.
Conocemos como analfabetos no funcionales a aquellos individuos que no han
logrado, ni siquiera, aprender a firmar su nombre, ni han aprendido a leer nada,
ni pueden discriminar de manera lógica y organizada frente a las múltiples
situaciones de conflicto de su propia realidad social, todo esto visto en
términos de lectura y escritura y, en términos racionales e ideológicos
El analfabetismo tecnológico, es más amplio y considerado como muy relativo
también, debido a que el mismo es padecido solo en naciones expuestas al
desarrollo tecnológico y en el cual se hace necesario que el habitante se
prepare tecnológicamente. Otros países no necesitan de tal preparación.
Salud o Problemas de Salubridad.
Se dice que la Salud es el estado del ser orgánico que ejerce normalmente todas
las funciones. La Salud es un problema mundial, no-exenta a países desarrollados
o ricos.
Es un tema muy controversial, abierto, y amplio de tratar, debido a que data
desde la Salud Publica, Prevención, Educación, Nutrición o Alimentación,
Medioambiente. En el mismo coactivan estos factores mencionados anteriormente.
Algo muy controversial, según podemos analizar, la pobreza como tal trae
insalubridad y la insalubridad trae pobreza.
La Salud es un gasto para las naciones, pero es un derecho del ciudadano, y va
muy entrelazada a la seguridad nacional de cualquier país. Existe lo que se
llama delito contra la salud, y van desde la contaminación de las aguas,
contaminación del aire y contaminación por ruido, adulteración de medicinas,
falsificación de productos genéricos, etc. En todos los países del mundo, ya
existen, por lo menos teóricamente, leyes que regulan estas problemáticas.
Problemas migratorios.
Uno de los fenómenos demográficos que modifica directamente el tamaño de la
población es la migración. Este fenómeno se compone de dos partes: la
inmigración (población que llega) y la emigración (población que se va) y
dependiendo si se realiza dentro del territorio nacional o si involucra a otros
países, se denomina interna o internacional.
El fenómeno de la migración a la fecha cada vez más se concretiza como la salida
más viable, para hacer frente al creciente desempleo, marginación y pobreza,
toda vez que al optarse por ella, a nuestros migrantes se les presenta un
panorama con oportunidades de empleo para todos o cuando menos para la mayoría
de la población; mejores salarios y sueldos, mismos que se pagan en dólares, así
como más y mejores expectativas en los niveles de vida, las cuales crecen
conforme se adquiere más experiencia y con ello seguridad laboral,
consolidándose a la vez el poder adquisitivo, además de alejarse de un panorama
desolador al que se encuentran condenados en su propio país.
Problemas climáticos.
Las naciones desde su nacimiento han tenido que adaptarse a su clima, factor muy
importante de su infraestructura. El mismo influye en su manera de vestir,
comida, nutrición, salud, recursos naturales, tipos de vivienda, agricultura, y
hasta cierto punto en su tecnología. Los lugareños de estas zonas tienen que
lidiar con un clima áspero, tosco, así como una mala y desequilibrada nutrición,
afectando su salud.
Guerras.
Las guerras no son mas que el reflejo de todas estas problemáticas.
La guerra es una “violencia organizada”. Frente al uso individual y aislado de
la violencia, la guerra implica su uso metódico y organizado por parte de un
grupo social(naciones, tribus, Estados, etc.) La guerra ha cumplido casi siempre
en la historia del género humano un papel relevante. Hasta la aparición del
comercio y de la economía basada en el intercambio y el mercado, la guerra
constituyó el factor económico más importante para una nación porque le permitía
apropiarse de tierras y esclavos. Así, la guerra ha sido, en cierto sentido, una
solución a los problemas de subsistencia de los grupos y sociedades humanas.
Pero hoy en día los medios técnicos han convertido la guerra en un factor
desastroso para la economía. Estamos, por así decirlo, ante una solución en la
que “todos pierden” (excepto, naturalmente aquellos países que se dedican a la
producción y venta de armamento) En la actualidad, sólo los países que optan en
su interior o en sus relaciones con los demás por una solución pacífica a sus
problemas, pueden llevar a cabo un desarrollo social y económico.
Problemas Gubernamentales.
Las dictaduras, para las naciones europeas, “pasaron de moda” hace ya algunos
años, podríamos decir que la última fue en España y trascendió en una Guerra
Civil. En Latinoamérica, es una especie de fantasma que persigue a las naciones,
mientras en Europa el mismo fue erradicado desde sus raíces. Latinoamérica
siempre, o todavía, esta al acecho de quienes aceptan y prefieren este tipo de
estamento gubernamental, criticado por unos y aplaudido por otros.
Las dictaduras son un buen ejemplo de explotación humana, territorial, y de
enriquecimiento personal de quienes la protagonizan, devastando las riquezas
nacionales de una nación. A su vez las dictaduras crean un ambiente
internacional precario para las naciones, ya que las mismas que mantienen una
dictadura, sufren los embargos económicos más severos del mundo, los ataques
políticos más controversiales, y también sufren con mas fuerza el repudio a la
ayuda internacional humanitaria.
La Corrupción Gubernamental es el modelo de robo moderno, donde no se dejan
huellas ni rastros de lo que se robo o se altero. Es casi legal la forma como se
produce, existiendo amnistía tanto política como diplomática para los autores de
los hechos. Esto creo una incertidumbre y un quebranto a una economía nacional,
y un desbalance en los presupuestos alterados, los cuales, debido a su estamento
corruptivo, nunca dan a vasto con lo propuesto. Esto deriva en un desequilibrio
de clases, y un desequilibrio en el gasto publico, generando pobreza y un bajo
desarrollo humano.
Narcotráfico y lavado de dinero.
El auge del narcotráfico en todo el mundo, ha motivado una gran preocupación por
parte de todos los gobiernos, especialmente el de Estados Unidos, lo cual se ha
visto reflejado en las diversas políticas instrumentadas tendientes a luchar con
eficacia ante el flagelo. No resulta ajeno que el narcotráfico se encuentra
estrechamente vinculado con el crimen organizado, el terrorismo, y representan
una amenaza para las naciones democráticas del mundo en desarrollo, debido a que
la corrupción y la criminalidad resultantes de tales actividades pueden abrumar
a las recientes instituciones y sistemas legales. Dentro de los planes de lucha
contra el narcotráfico, Estados Unidos ha desarrollado su estrategia federal,
para la prevención del abuso y tráfico de drogas.
El narcotráfico esta vinculado muy directamente al lavado de dinero proveniente
del mismo. En nuestros días, debido a diversas circunstancias, siendo estas de
tipo social, económico, falta de ética y moral, el lavado de dinero es
comentario de todos los días desde las metrópolis hasta el pueblo más pequeño en
nuestra querida Latinoamérica, estas personas que efectúan delitos denominados
de “cuello blanco” aprovechan la ignorancia, pobreza y sobre todo la ambición al
dinero sin esfuerzo característica no envidiable de la gran mayoría de nuestros
coterráneos, este problema se manifiesta en los grandes negocios fraudulentos y
en la elevada criminalidad política y financiera, situación que no demos
permitir y debemos luchar para desmantelar los paraísos fiscales y bancarios,
así como las asociaciones estafadoras, corruptas y la complicidad objetiva de
las autoridades políticas.
Prostitución.
Se define como la práctica sexual o coito realizados con fines de lucro o
mediante el pago de un precio. Se le describe como "la profesión más antigua del
mundo", pues se la observa en las más remotas culturas. A partir del
cristianismo, se le concibe como un mal necesario, criterio que conserva la
sociedad capitalista. Sus causas son complejas, confluyendo en ellas factores
psicológicos, sociales y económicos. Con miras a erradicarla, y sin resultados,
se ensayan sistemas jurídicos (abolicionismo, prohibicionismo, y reglamentarismo)
En la mayoría de las legislaciones, no es considerado delito, aunque algunas de
sus actividades conexas reciban sanción penal.
En el ámbito internacional, se define y persigue la trata de blancas, tráfico de
mujeres entre países para aprovisionar los prostíbulos. En el plano interno, se
crean figuras delictivas específicas: contagio venéreo, corrupción de menores
etc.
En las sociedades contemporáneas, se generan distintos niveles:
Alta prostitución, en que la actividad no se desarrolla en términos exclusivos o
se disfraza con ciertos trabajos o profesiones (modelos, artistas de variedades
y cine, etc.)
Mediana prostitución, ejercida profesionalmente, agrupada en prostíbulos o
cooperativas de prostitutas o ambulante; baja prostitución, centrada en
prostíbulos o ambulante.
Prostitución clandestina, que abarca muchísimas posibilidades de ejercicio (ficheras,
artistas de clubes nocturnos, etc.) Cada uno de estos niveles sirve a una clase
social determinada y tiene variantes en cuanto a trato, precio, y condición
sanitaria.
Prostitución homosexual es la ejercida por varones y reviste diversas formas: la
del homosexual pasivo, que cobra sus servicios, y la del activo, que cobra a los
pasivos.
Prostitución masculina es la ejercida por varones que atienden a mujeres,
cobrando por sus servicios sexuales.
Para algunos, el matrimonio por interés sería una forma de prostitución.
Otra definición de prostitución, es cuando un hombre o una mujer tienen
relaciones sexuales con otras personas a cambio de una remuneración de tipo
económico. En la actualidad muchos jóvenes han ingresado a la prostitución, por
que los han obligado o por que lo consideran como una opción.
El fenómeno es universal. Algunos lo conectan solamente con factores económicos,
mientras otros, lo analizan desde el ámbito psicológico y los problemas
emocionales.
Es un mal social muy difícil de controlar o extinguir ya que involucra muchos
factores heterogéneos de la sociedad y de la psiquis del ser humano. Las cifras
“conocidas” son alarmantes y cada vez mayores.
Abuso Infantil.
No todo el trabajo infantil, evidentemente, es tan repugnante como las formas
más peligrosas y explotadoras. Incluso los más fervientes partidarios del
no-trabajo infantil reconocen que tareas apropiadas pueden aportar a los niños
habilidades y responsabilidades, mantener unidas a las familias y contribuir a
los ingresos familiares.
La Convención sobre los Derechos de la Infancia, firmada en 1989 por todos los
países excepto la Islas Cook, Somalia, Omán, Suiza, los Emiratos Árabes Unidos y
EUA, obliga a los gobiernos a proteger a los niños de "la explotación económica
y de realizar ningún trabajo que pueda ser peligroso o interferir en la
educación del niño, o que sea peligroso para la salud física, mental o
espiritual del niño o para su desarrollo social."
La explotación infantil es al mismo tiempo consecuencia y causa de la pobreza,
aunando todas las miserias.
Agotamiento para vivir y trabajar, analfabetismo, enfermedades y malnutrición,
envejecimiento precoz. Es el momento de romper esta espiral, que muchos se
obstinan en considerar como una inevitable fase de crecimiento de las sociedades
en vías de desarrollo.
Es evidente que existe una relación entre el trabajo infantil y la pobreza,
puesto que los niños que trabajan son casi exclusivamente pobres. Pero la
pobreza no es la causa del trabajo infantil; el hecho de que la proporción de
trabajo infantil varíe dramáticamente entre países de niveles similares de
desarrollo económico lo demuestra. En China, por ejemplo, ha habido muy poco
trabajo infantil en las últimas décadas, según fuentes diplomáticas de EUA,
porque tomaron la decisión política de mandar los niños a la escuela. Lo mismo
ha ocurrido en el estado Kerala, en la India, que lo ha prácticamente abolido.
De estos dos ejemplos se deduce que el trabajo infantil sólo puede existir si es
tratado como aceptable cultural y políticamente.
La mayoría de los niños que trabajan a tiempo completo lo hacen en el sector
agrícola comercial, pero hay niños trabajando en multitud de sectores: servicio
doméstico, minería, pesca de gran profundidad (buceadores), construcción,
material deportivo, calzado deportivo, equipamiento quirúrgico, cerillas y
pirotecnia, carbón vegetal, fábricas de cristal y cerámica.
CONCLUSIÓN.
La Lucha contra la pobreza abarca tres grandes renglones:
Primero, los países en vías de desarrollo tienen que embarcarse en estrategias
que les ayudarán a conseguir estos objetivos. Los miembros de gobierno tendrán
que prestar particular atención en áreas de pobreza y desarrollo social.
Segundo, los donantes y las agencias internacionales deben apoyar a los países
que demuestran determinación en adoptar los retos de los objetivos del Siglo XXI.
Tercero, las agencias internacionales deben trabajar con países en vías de
desarrollo para fortalecerles la capacidad de observar el progreso en los
resultados. Esto requerirá asegurar que la infraestructura estadística en países
claves sea adecuada para realizar encuestas y analizar los resultados, además de
asegurar que hay capacidad para realizar estudios participativos y escuchar la
voz de los pobres.
Aceleramiento del crecimiento económico
• Acelerar el crecimiento económico. El crecimiento es el arma más poderosa en
la lucha para mejorar la calidad de vida. Un crecimiento más rápido requerirá
políticas que estimulen la estabilidad macroeconómica, que muevan recursos hacia
sectores más eficientes y que se integren con la economía global. Mejoramiento
de la distribución del ingreso y la riqueza
• Mejorar la distribución del ingreso y de la riqueza. Los beneficios del
crecimiento para los pobres pueden erosionarse si la distribución del ingreso
empeora. Sin embargo, las políticas dirigidas a una mejor distribución del
ingreso no se han entendido bien; por lo tanto, aprender más sobre el impacto de
estas políticas sobre la distribución debe ser prioritario.
Aceleración del desarrollo social
• Acelerar el desarrollo social. Los indicadores sociales se beneficiarán de los
adelantos en el crecimiento económico y en la distribución del ingreso y de la
riqueza, pero todavía queda espacio para políticas que se centran en
intervenciones que tienen gran impacto sobre la salud y la educación. Las
prioridades en la lista son la educación femenina, el acceso a agua potable y
salud, la inmunización para los niños, así como la protección de los más
vulnerables.
Si pudiéramos combinar una serie de actividades, tanto las que debemos realizar
los gobernados como las obligaciones de los gobernantes, en beneficio de
nuestras respectivas Repúblicas, fomentando el crecimiento económico,
revolucionando la educación pública, efectuando una verdadera y titánica labor
en salud y salubridad, luchar por la protección del medio ambiente y de los
recursos naturales, sean renovables o no, respetar los derechos individuales de
los habitantes, y combatir la delincuencia, criminalidad y la inseguridad, así
como acabar con la corrupción e impunidad que reinan en nuestras sociedades,
estamos seguros que estos pasos son los correctos y que nos conducirán a mejorar
las condiciones sociales.
Si no consideramos las condiciones reales de nuestras poblaciones, irrealidades
seguiremos compartiendo, al igual que las demagogias de nuestros políticos, son
las causas de la indiferencia a la participación cívica y política en nuestras
naciones.
Somos seres humanos de carne y hueso no cifras irreales del producto interno
bruto.
De qué diablos le sirven a José y María, y a los millones de seres humanos en el
mundo, que las cifras macroeconómicas sean maravillosas y que las reservas en
dólares estén más allá de cualquier expectativa, si en el bolsillo de los
“Juanes” no hay un solo céntimo y en la cocina de los millones de madres de
familia como María no hay más que apenas una hierbas y agua contaminada.
Reducir y acabar con la pobreza, consiguiendo el desarrollo sostenible de
nuestras sociedades, es posible y tangiblemente apropiado solamente si nos
enfocamos en un criterio eminentemente integral.
Y si anteponemos a las cifras y estadísticas al ser humano como sujeto y objeto
del desarrollo.
Para lograr reducir la pobreza, y que esta acción sea igual al desarrollo
sostenible que necesitan nuestros países, necesitamos cambiar de dirección al
respecto y, dejando por un lado las cifras y los numeritos mágicos, debemos
establecer cuáles son y han sido los obstáculos, frenos y contrapesos que
impiden el éxito en esta lucha desigual contra la pobreza, para luego de ello
aplicar una estrategia alternativa para erradicar la miseria, el atraso, las
desigualdades, exclusiones e inopia que sufre nuestra gente y lograr, sólo así,
con esas reducciones en la pobreza, el desarrollo indispensable del ser humano.
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