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RESUMEN:
El presente ensayo se centra en la importancia que reviste el reconocimiento de
los derechos humanos a las mujeres indígenas. Es importante remarcar que en
cuanto al reconocimiento de los derechos a la autonomía y a la autodeterminación
de los pueblos indígenas por los que diversos organismos pugnan, es necesario
actuar con cautela; no olvidado que los usos y costumbres de diversos grupos
étnicos degradan la condición de la mujer dentro de sus sociedades y en
consecuencia violenta abiertamente sus derechos humanos.
PALABRAS CLAVE: Mujer, indígena, legalidad, sociedad, discriminación, políticas
públicas, desarrollo humano.
Introducción
Todas las personas y pueblos son libres e iguales, específicamente por cuanto
hace a la dignidad, derechos y libertades fundamentales reconocidos por la Carta
de las Naciones Unidas, por la Declaración Universal de Derechos Humanos y los
demás instrumentos de carácter internacional, relativos a los derechos
esenciales de la persona humana, particular o colectivamente considerada.
Las civilizaciones y culturas existentes en la actualidad se integran,
multiplican y enriquecen de la diversidad étnica que constituye el patrimonio
invaluable de la humanidad. Estudios recientes realizados por la Organización de
las Naciones Unidas inciden en la doctrina internacional en materia de Derechos
Humanos, proscribiendo las oprobiosas políticas o prácticas de superioridad de
algunos pueblos sobre otros o de unas personas sobre otras, por causas de origen
nacional, racial, religioso o cultural; manifestaciones evidentemente
discriminatorias, porque a la luz del entendimiento humano son: "racistas,
científicamente falsas, jurídicamente inválidas, moralmente condenables y
socialmente injustas".
Coherentes con la urgente necesidad de respetar y promover los derechos y las
características de los pueblos y personas indígenas, los gobiernos de muchos
países, singularmente los de América Latina, realizan esfuerzos por adecuar sus
leyes internas a los avances contenidos en los instrumentos internacionales de
protección de los Derechos Humanos de los indígenas.
Entre los más pobres de los pobres, entre los más marginados de los marginados
están las mujeres indígenas. Ellas, en muchas ocasiones, son discriminadas por
ser indígenas, por ser mujeres y por ser pobres. Con frecuencia los sistemas
sociales de sus propias comunidades también las excluyen.
La Equidad de Género y las Políticas Públicas
Las políticas de desarrollo indígena con enfoque de género son todavía
incipientes. La falta de información actualizada y desagregada por sexo
dificulta el diseño de programas adecuados y limita la acción pública.
Es un hecho que los indígenas, en especial las mujeres, son discriminados por
las estadísticas y por un gran número de registros administrativos.
Con el propósito de revertir esta situación y de impulsar más y mejores
políticas y acciones para el desarrollo de las mujeres indígenas, la Comisión
Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), en colaboración con
el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), inició un proyecto para
visualizar en las estadísticas los rezagos educativos, de salud y de acceso a
bienes y servicios, así como las desigualdades de género que existen en los
propios pueblos indígenas.
La información desagregada por sexo permite observar la forma en que se
materializa la construcción social —profundamente desigual— de los roles de
género, los cuales aún se encuentran arraigados en nuestra sociedad y sobre los
cuales debemos incidir a partir de programas y políticas públicas.
Los datos obtenidos son reveladores: existen 636 720 mujeres monolingües, frente
a 371 083 hombres en esta situación; y su rezago educativo se incrementa
conforme avanza el nivel de escolaridad: mientras que el porcentaje de niñas que
concluyó el ciclo de educación primaria es de 64.3 por ciento, el de los niños
es de 68.1 por ciento; en la secundaria sólo el 31.7 de las jóvenes concluyó sus
estudios, frente al 35.9 por ciento de los varones.
Ambos fenómenos están íntimamente relacionados con la deserción escolar de las
niñas, a quienes se les niega la oportunidad de continuar sus estudios, pues las
obligan a dedicarse a las labores domésticas. Cuando esto sucede en la etapa de
instrucción primaria, se acentúa la tendencia al analfabetismo y al
monolingüismo.
Sin el beneficio de una segunda lengua y sin instrucción escolar, las mujeres
indígenas no sólo quedan al margen de mejores oportunidades de empleo, sino que
además se encuentran en franca desventaja. No conocen sus derechos y, en
consecuencia, no pueden ejercerlos. Esto se traduce, a su vez, en más pobreza y
en mayores desventajas respecto de los hombres de sus comunidades.
Una de las grandes asignaturas pendientes en nuestro país es la de brindar
mayores y mejores servicios a la población indígena, que durante siglos ha
vivido en el rezago social y económico. Aún en nuestros días se pueden encontrar
comunidades indígenas que viven con enormes carencias y con necesidades no
satisfechas, como aquellas que tenían la mayoría de los mexicanos hace 100 años;
clara evidencia de que han quedado al margen de los avances tecnológicos,
científicos y económicos.
El Desarrollo Humano
Si bien las inequidades de desarrollo humano se visualizan en diversas regiones
del país, aquellas con poblaciones indígenas se encuentran aún más
desfavorecidas . Dentro de este grupo, las mujeres sufren de una doble
discriminación: la que les da su condición indígena y la que reciben por el
hecho de ser mujeres.
Fundamental relevancia tienen las relaciones de género, el empoderamiento de las
mujeres y el desarrollo de políticas tendientes a alcanzar la equidad de género
como requisitos indispensables y previos para lograr el desarrollo sustentable.
Si bien las oportunidades para las mujeres, tanto a nivel nacional como estatal,
han aumentado paulatinamente y la brecha entre el Índice Desarrollo Humano y el
Índice de Empoderamiento de Género se ha cerrado durante el periodo 1990-2000;
entendida esta como la pérdida en desarrollo humano debida a la desigualdad
entre géneros, dicha inequidad aún existe .
La cultura tiene que ver con las relaciones entre individuos, dentro de
asociaciones, entre grupos y entre ideas y perspectivas. La cultura atañe a la
identidad de las personas, sus aspiraciones, la forma como establecen sus
intercambios simbólicos y estructuran sus relaciones y prácticas, dentro de las
cuales se encuentran los significados compartidos, las normas sociales, las
creencias y las identidades. Se refiere a un conjunto de atributos en permanente
cambio, que influyen y son influenciados por los comportamientos económicos y
sociales de la interacción humana.
El informe más reciente sobre desarrollo humano destaca que la libertad de las
personas se traduce en que puedan elegir libremente, contar con alternativas. Al
mismo tiempo, sostiene que cultura, tradición y autenticidad no son sinónimos de
libertad cultural y que no existen razones aceptables que permitan prácticas que
nieguen a los individuos la igualdad de oportunidades y violen sus derechos
humanos, como negar a las mujeres el mismo derecho a la educación. (PNUD, 2004.)
En el terreno de los pueblos indígenas y la perspectiva de género se plantean
muchas preguntas sobre la forma en la cual interactúa la cultura con factores de
índole socioeconómica y se producen inequidades étnicas y de género. Entre los
pueblos indígenas convergen múltiples rezagos, exclusiones y discriminación que
provienen de prácticas sociales y culturales, donde la exclusión étnico-racial
ha jugado un papel preponderante.
La Cultura de la discriminación
Como en muchas sociedades donde la preservación de la cultura ha ido de la mano
con la conservación de comportamientos tradicionales, entre los pueblos
indígenas los roles de género son lineamientos básicos para desempeñar y
entender los comportamientos sociales. Los papeles femeninos, como en casi todas
las sociedades, están íntimamente ligados a la maternidad y operan de manera
primordial en la esfera doméstica/familiar. Las normas que gobiernan los roles
de género y los derechos de hombres y mujeres forman parte del orden moral de
una comunidad. Por otro lado, también están presentes las influencias de otras
instituciones, incluyendo las del Estado, donde el sistema legal y la provisión
de bienes y servicios juegan un importante papel en el reforzamiento de los
roles y derechos de etnia y de género.
Ante la indiferencia al reconocimiento de las diferencias, es necesario
reivindicar el derecho de las mujeres indígenas a la diferencia cultural y a la
vez el derecho a cambiar aquellas tradiciones que las oprimen o excluyen. Son
cuestionables los discursos hegemónicos que siguen planteando la existencia de
una identidad nacional monocultural, pero a la vez de frente a las propias
comunidades y organizaciones, se requiere ampliar el concepto de cultura al
cuestionar visiones estáticas de la tradición y trabajar en la reinvención de la
misma. También es impostergable repensar el multiculturalismo y la autonomía
desde una perspectiva dinámica de la cultura, que a la vez que reivindica el
derecho a la autodeterminación, lo hace a partir de una concepción de la
identidad como construcción histórica que se está formando y reformulando
cotidianamente.
Las mujeres indígenas enfrentan una doble desventaja en su capacidad de
decisión, el acceso a los recursos y la capacidad de acción: ellas son indígenas
y mujeres. Así, por ejemplo, los indígenas tienen menos acceso a la educación
que los no indígenas y las diferencias de género en la escolaridad son mayores
entre la población indígena.
En los indicadores que reflejan la relación entre mujeres y hombres, así como en
los indicadores de los pueblos indígenas, se observan los comportamientos y
prácticas sociales en que confluyen las barreras étnicas y de género, con
consecuencias desafortunadas para las mujeres.
Legitimación de la inequidad de género
En el artículo 4º de nuestra Constitución Política se reconoce la composición
pluricultural de la nación, sustentada originalmente en los pueblos indígenas.
Establece que la ley protegerá y promoverá el desarrollo de sus lenguas,
culturas, usos, costumbres y formas específicas de organización social. Así
también, desde hace poco más de una década, existe el debate irresuelto sobre la
aprobación de la Declaración de las Naciones Unidas Sobre los Derechos de las
Poblaciones Indígenas, la cual lucha por el reconocimiento al derecho a la
autonomía y a la autodeterminación de los pueblos indios.
Sin embargo, hay que considerar que dicho reconocimiento no debe ser utilizado
para legitimar la discriminación de las mujeres indígenas. Convendría reexaminar
los usos y costumbres legitimados por la tradición, para así garantizar
efectivamente el respeto a los derechos humanos de todas las mujeres .
BIBLIOGRAFÍA
“El Desafío de la Equidad de Género y de los Derechos Humanos en los Albores del
Siglo XXI”. ONU-CEPAL. 8ª Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina
y el Caribe. Perú 2000.
IBARRARÁN, Ma. Eugenia. “Inequidad de Género en Desarrollo Humano: El Caso de
México”. Estudios Sobre Desarrollo Humano. PNUD México No. 2003-7.
“Informe Sobre Desarrollo Humano en México 2004”. Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD). México Octubre 2004.
TAMEZ, Xochitl. “El Crecimiento Presupuestal del Ramo 33 y el IDH en los
Municipios del Estado de San Luis Potosí”. Universidad de las Américas Puebla.
Tesis Digitales 2005.
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