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Resumen
Los Estados Unidos promueven desde 1994 la creación del más grande bloque
comercial en el mundo, el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA). El
objetivo fundamental de esta investigación consiste en demostrar cuán nefasta
puede ser la puesta en marcha de este proyecto depredador desenmascarando sus
verdaderas intenciones, así como las posibles consecuencias que pueden acarrear
sobre nuestros pueblos, sabiendo que sin el menor indicio de convertirse en una
plataforma de crecimiento sostenido que permita el desarrollo económico y social
del continente, el ALCA, se presenta como un limitado acuerdo que persigue,
esencialmente, subordinar al conjunto de las economías latinoamericanas y de sus
poblaciones a los intereses de los grandes capitales norteamericanos.
Palabras claves: libre comercio- pueblos latinoamericanos- ALCA- integración
latinoamericana- dominio hegemónico mundial.
“Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada
de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la
tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila, para que
no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha
unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los
Andes”.
José Martí
Los Estados Unidos promueven desde 1994 la creación del más grande bloque
comercial en el mundo, el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA).
Esta iniciativa cuenta con la participación de 34 países, excluyendo a Cuba, y
se proponían establecer un espacio continental de libre comercio antes del 2005;
sin embargo nuestros pueblos latinoamericanos, Canadá e incluso parte del propio
pueblo estadounidense están convencidos de que los acuerdos del ALCA están lejos
de procurar el bienestar y el desarrollo de nuestra región
Por tal motivo nos hemos dado a la tarea de abordar las razones que demuestran
la inviabilidad de un proyecto como el ALCA para las naciones latinoamericanas y
caribeñas, las cuales por las características de sus economías pequeñas, no
tardarían en ser absorbidas por aquellas más desarrolladas que también forman
parte del Acuerdo.
Por otra parte nuestra región ha logrado una gran movilización de protesta
contra tales intentos y desde que se planteó esta iniciativa hasta la actualidad
se ha agigantado la lucha para que el ALCA no tome lugar en nuestro continente.
El objetivo fundamental de esta investigación consiste en demostrar cuán nefasta
puede ser la puesta en marcha de este proyecto depredador desenmascarando sus
verdaderas intenciones, así como las posibles consecuencias que pueden acarrear
sobre nuestros pueblos, sabiendo que sin el menor indicio de convertirse en una
plataforma de crecimiento sostenido que permita el desarrollo económico y social
del continente, el ALCA, se presenta como un limitado acuerdo que persigue,
esencialmente, subordinar al conjunto de las economías latinoamericanas y de sus
poblaciones a los intereses de los grandes capitales norteamericanos.
Las razones para el ALCA no son impulsar a los pueblos latinoamericanos y
caribeños hacia un crecimiento y desarrollo sostenible; sino la satisfacción del
apetito norteamericano de dominar la región, competir en mejores condiciones con
otros rivales en el mundo desarrollado actual.
Entonces, ¿qué razones tienen nuestros pueblos para rechazar este engendro? ¿Qué
manifestaciones han desarrollado los pueblos latinoamericanos en su contra? ¿Qué
estrategias o alternativas podemos adoptar ante el advenimiento de lo que puede
representar la destrucción de nuestras economías, soberanía y dignidad?
En la primera Cumbre de Las Américas, efectuadas en Miami, en 1994, donde surge
la iniciativa del ALCA, se establecieron los objetivos generales, entre los que
se destacan:
a) Promover la prosperidad a través de la creciente integración económica y el
libre comercio entre los países del Hemisferio, como factores claves para elevar
el nivel de vida, mejorar las condiciones de trabajo de los pueblos de las
Américas y proteger el medio ambiente.
b) Establecer un área de libre comercio en la que serán progresivamente
eliminadas las barreras al comercio de bienes y servicios y la inversión,
concluyendo las negociaciones a más tardar en el año 2005 y alcanzando avances
concretos hacia el logro de ese objetivo para el final de este siglo.
c) Maximizar la apertura de los mercados mediante altos niveles de disciplina a
través de un acuerdo balanceado y comprehensivo.
d) Proporcional oportunidades para facilitar la integración de las economías más
pequeñas en el proceso del ALCA, con el fin de concretar sus oportunidades y
aumentar su nivel de desarrollo.
e) Procurar que nuestras políticas ambientales y de liberalización comercial se
apoyen mutuamente, tomando en cuenta los esfuerzos emprendidos por la OMC y
otras organizaciones internacionales.
f) Asegurar, de conformidad con nuestras respectivas leyes y reglamentos, la
observancia y promoción de los derechos laborales renovado nuestro compromiso de
respetar las normas fundamentales del trabajo internacionalmente reconocidas, y
reconociendo que la Organización Internacional del trabajo es la entidad
competente para establecer y ocuparse de esas normas fundamentales del trabajo.
Estados Unidos es el promotor de una iniciativa como el ALCA debido a que desde
finales del siglo XIX está intentando la unidad económica subordinada del
continente. Lo hizo cuando propuso la creación de una moneda única, pero fracasó
en el intento debido a la resistencia a esto desatada dentro del propio país.
Ahora bien, ¿cuál es el interés apresurado por esta nueva unidad? La razón
fundamental está en el problema que enfrenta Estados Unidos en la expansión de
su imperio en un momento en que la competencia de rivales se ha intensificado,
la recesión económica euroamericana, las crisis en América Latina y Asia, la
oposición socio-política fundamentalmente en Latinoamérica incluso dentro de los
propios Estados Unidos.
Alemania y Japón, los gigantes derrotados en 1945, aprovecharon la “guerra fría”
entre Estados Unidos y la URSS; la cual duró casi medio siglo (1945-1991) y por
la cual EUA sufrió un tremendo desgaste en su economía, unido a la competencia
armamentista y aeroespacial en su propósito de mantener la supremacía y de
fortalecer el plano interno para figurar como modelo de sociedad; para avanzar
sus posiciones en la reestructuración capitalista mundial. La formación de los
megabloques regionales de la unión Europea y de la Asociación de Naciones del
Sudeste Asiático en torno a Japón, entre finales de los cincuentas y principios
de los noventa, determinó el nuevo escenario global. El reto para los Estados
Unidos de recuperar la hegemonía economía quedó definido en los años ochenta. En
este sentido el ALCA es un producto histórico que forma parte de un proceso más
ambicioso de integración hemisférica, a través del cual el “poderoso vecino del
norte” reposicionará en la globalización capitalista y competiría en mejores
condiciones con Europa y los asiáticos.
Entre los objetivos reales que persigue Estados Unidos con el ALCA está
reemplazar los aparatos administrativos de la región de América Latina por los
suyos propios. No quiere destruir estas naciones sino administrarlas. Terminar
con viciadas relaciones productivas en América Latina y en su lugar ubicar las
“desarrolladas” que puedan imbricarse con su economía. El ALCA supone ampliar el
modelo de Tratado de Libre Comercio de Canadá, EEUU y México a todo el
continente ignorando la situación de desigualdades desde las que se parte y sin
la creación de ninguna medida de redistribución regional de la riqueza al estilo
de los fondos de cohesión creados en la Unión Europea.
En la Declaración de la Segunda Cumbre de los Pueblos de las Américas se afirmó
que “el proyecto del ALCA es un estudio de derechos y libertades para los
inversionistas, consagrando la supremacía del capital sobre el trabajo,
trasformando la vida y el mundo en mercancía, negando a los derechos humanos,
saboteando la democracia y socavando la soberanía de los Estados Unidos”.
Es realmente fuerte la presión que se ejerce sobre nuestros pueblos para que
acepten el ALCA, sin embargo razones sobran para que la lucha contra este mal se
incentive y sea demostrado que, además de las nefastas consecuencias que
acarrearía sobre nuestra región, es absolutamente inviable un acuerdo como el
que se nos presenta.
Gobernabilidad en América Latina para firmar un acuerdo como el ALCA.
A la hora de tomar cualquier decisión en cualquier aspecto, ya sea personal,
político, social, económico, es importante realizar una valoración de las
condiciones que se poseen o de la situación en que podamos encontrarnos para
enfrentar el cambio que esa decisión provocaría. En tal situación nos
encontramos, cuando hablamos de decidir si firmar o no un acuerdo como el ALCA.
Se conocen los efectos que han tenido sobre nuestros pueblos la implantación de
otras políticas neoliberales, y es importante conocer además la situación que
enfrenta América Latina hoy, después de tantas corrientes, tantos cambios,
crisis, enfrentamientos; los cuales han tenido lugar en el mundo en que vivimos.
En cuanto a América Latina no es difícil darse cuenta de que la situación con la
cual llega a esta negociación sobre el ALCA es en condiciones muy especiales de
debilidad, de pobreza, de crisis económica, social y política; que pretende
concertar el acuerdo de mayor trascendencia histórica que nunca haya concertado
con Estados Unidos, que puede comprometer a fondo el futuro de la región y de
sus pueblos, y hacerlo en su momento de mayor debilidad económica y política, y
de mayor falta de unidad interna. Esta debilidad latinoamericana actual podemos
sintetizarla fundamentalmente en dos elementos: el primero de ellos es la
práctica casi generalizada y dogmática en la región de la política neoliberal;
el segundo, la propia crisis económica y social que esa política neoliberal,
aplicada durante dos décadas, le ha traído a Latinoamérica.
América Latina llega al ALCA sumida en una profunda crisis económica
La existencia de esta gran debilidad latinoamericana por la adopción del
neoliberalismo la podemos ver desde el punto de vista de un aspecto fundamental
que está en cualquier intento de integración económica y es el problema de los
diferentes niveles de desarrollo entre los países, en este caso, entre la
economía más desarrollada del mundo y un conjunto de economías en diferentes
grados de subdesarrollo, que van desde la economía de Brasil hasta Haití,
Bolivia, Honduras, economías sumamente débiles, e incluso, pequeñísimas
economías insulares de habla inglesa del Caribe, entonces, el problema de los
diferentes niveles de desarrollo es un problema de vital importancia.
Podemos tener en cuenta que 20 años atrás, en la integración latinoamericana se
entendía como necesario dar en ella un trato preferencial a los países de menor
desarrollo. Ahora, con la adopción del neoliberalismo, este se ha hecho a un
lado y ha surgido un concepto de reciprocidad que solo admite que los países
hagan una misma política neoliberal, y la única diferencia posible es que lo
hagan en plazos ligeramente diferentes. Digamos, que Honduras o que Bolivia
demoren uno o dos años más en hacer lo mismo que harían Estados Unidos y Canadá,
por citar algún ejemplo. La otra gran debilidad latinoamericana del momento es
la crisis económica y social que vive la región, generada por dos décadas de
aplicación diligente de la política neoliberal, la cual ahora pretende
profundizarse con el ALCA.
Se ha producido en estas dos últimas décadas un crecimiento insuficiente. En el
mejor de los casos, el crecimiento obtenido en la década de los 90, fue la mitad
del mínimo de crecimiento que la Comisión Económica para América Latina de
Naciones Unidas establece como indispensable para poder empezar a reducir las
distancias entre desarrollo y subdesarrollo, y para poder empezar a reducir la
pobreza en la región. Ese ínfimo crecimiento ha sido un crecimiento de muy baja
calidad, y se ha basado en factores muy débiles y que, además, tienden todos a
agotarse rápidamente.
En primer lugar, las privatizaciones. Sobre América Latina ha caído una oleada
de privatizaciones, privatizándose desde empresas hasta correos, parques,
carreteras, cementerios, y esa privatización desaforada ciertamente ha permitido
algún ingreso de capital a los gobiernos que lo han hecho, por supuesto, al
precio de ceder soberanía nacional; pero, sencillamente, esa vía de ingreso de
capital se agota cada vez más, porque no queda ya mucho por privatizar en
América Latina, de manera que no se puede seguir apoyando ningún crecimiento en
un proceso de privatizaciones ya que va encontrando muy poco que privatizar. En
segundo lugar, el ingreso de capital, otro de los remedios neoliberales para el
desarrollo de América Latina. El ingreso de capital, si bien ha tenido ciertas
cifras que son llamativas para la propaganda neoliberal, pierde mucho de su
encanto cuando uno se da cuenta de que, por lo menos, la tercera parte de ese
ingreso de capital no son más que capitales golondrinas, capitales especulativos
de corto plazo, que entran y salen con una tremenda velocidad y constituyen
factores de desestabilización, que han actuado así en todas las crisis
financieras que la región ha padecido en la década de los 90; y que, además, ese
capital extranjero ciertamente entra, pero también saca utilidades y es el
responsable fundamental de que, en definitiva, esas cifras de ingreso de capital
están anuladas y más que compensadas por el déficit de cuenta corriente de
balanza de pago que está dado fundamentalmente a su vez, por las utilidades que
hacia fuera de los países latinoamericanos envía este capital foráneo.
El tercer aspecto de este proceso de “crecimiento”ha sido el endeudamiento. Si
recurrimos a las estadísticas, recordemos que en 1985 América Latina tenía una
deuda de 300 000 millones de dólares. Hoy la deuda es de uno 750 000 millones de
dólares; pero solamente entre los años 1992 y 1999 la región entregó, como
servicio de esa deuda, 913 000 millones de dólares. Esa deuda compromete hoy el
56% de los ingresos de exportaciones de bienes y servicios de la región,
simplemente para pagar esta deuda y para que la deuda siga creciendo, pagar más
y deber más, como estas cifras demuestran.
Por último, otro aspecto que refleja esta situación de debilidad y de crisis con
la cual la región se aproxima a una negociación trascendental con Estados Unidos
sobre el ALCA, es la dolarización de las economías latinoamericanas; es decir,
ceder la elemental soberanía de manejo de su moneda nacional, de tener una
política monetaria, para adoptar directamente el dólar de Estados Unidos, en una
tal variante de neocolonialismo que realmente es difícil de imaginar otra
sujeción y otra dependencia más fuerte que esta y a esto ya algunos gobiernos
están recurriendo.
La expresión social de esta crisis es realmente espantosa
Hemos visto el panorama de la crisis económica, pero la expresión social que
esto tiene es realmente espantosa. Si en 1980, cuando todavía el neoliberalismo
apenas empezaba, eran pobres en América Latina, (según Naciones Unidas) el 39%
de los latinoamericanos, ahora lo son el 44%. Hoy el 44 % de la población
latinoamericana es pobre, eso significa, en términos absolutos, 224 millones de
pobres, de los cuales 90 millones son indigentes, es decir, están en el extremo
último de la pobreza. Las dos décadas de neoliberalismo en América Latina le han
regalado a la región la distribución más desigual del ingreso, más inequitativa
y más justa del ingreso y más injusta del ingreso en el mundo entero. El 20% más
rico de la población latinoamericana recibe un ingreso que es diecinueve veces
superior al 20% más pobre.
El desempleo, según estas estadísticas “suavizadas”, abarca el 9% de la
población latinoamericana. Pero, además, de cada 100 empleos, de esos que se
consideran como empleados, 85 lo son el sector informal, caracterizado por
bajísimos salarios, desprotección de derechos laborales, no derecho a la
jubilación, o sea, absolutamente a merced de los empleadores. La mortalidad
infantil en el primer año de vida en esta región es, como promedio, de 35 por
1000 nacidos vivos, lo que sigue siendo una verdadera vergüenza y bochorno para
la región latinoamericana. El 13% de la población latinoamericana es analfabeta,
más de 170 años después de haber conseguido la independencia de las metrópolis
coloniales la mayoría de los países de la región; solo uno de cada tres
estudiantes alcanza a llegar solamente a la enseñanza secundaria. Por último, la
tasa de homicidios que refleja la situación de pobreza, de extrema violencia en
esta región, es de 300 por un millón de habitantes, que es el doble del promedio
mundial.
Esta es la situación con que América Latina llega a la negociación del ALCA.
Razones para decirle NO al ALCA
Las formas con que se nos presenta el ALCA, los objetivos reales de quienes
están detrás de todo esto, las nefastas consecuencias que sin duda alguna
acarreará sobre nuestros pueblos y que ya se han visto algunos avances de ello
en algunos países, son razones suficientes para aclarar cualquier duda respecto
a la inviabilidad del Proyecto del ALCA, y es interesante invocar la memoria de
nuestro Héroe Nacional José Martí cuando dijo:
“(…) Los países hispanoamericanos verán por sí, si le quedan ojos, el peligro de
abrirse por concepto de cortesía o por impaciencia de falso progreso, a una
política que los atrae, por el abalorio de la palabra y los hilos de la intriga,
a una unión fraguada por lo que la proponen con un concepto distinto del de los
que la aceptan”
Creo que aún quedan “ojos”, en América quedan muchos “ojos” que ven que un
acuerdo como el ALCA no puede llevarse a cabo y muchas son las razones que dan
testimonio de esta verdad.
ALCA: un proyecto con todas las desventajas para América Latina
Jamás habría de ocurrírsenos afirmar que el ALCA es un proyecto equitativo, por
el contrario, es ciertamente desventajoso, y para argumentar esta afirmación, a
continuación exponemos las siguientes conclusiones parciales:
1. EUA prioriza la reducción o eliminación arancelaria, porque su arancel de
importación promedio es uno de los más bajos de las Américas. Sin embargo, sus
políticas extra o para-arancelarias son un obstáculo para que muchos bienes
exportados por países latinoamericanos accedan a su mercado.
2. El gobierno de EUA se rehúsa a negociar dentro del ALCA “viejos temas”como
subsidios agrícolas y mecanismos antidumping, so pretexto de que se estarían
negociando en la OMC. Con este criterio, tampoco correspondería negociar sobre
derechos de propiedad intelectual, porque este “tema nuevo”, está en la agenda
de negociación de la OMC.
3. Su propuesta incluye la reproducción del Capítulo XI del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte, sobre inversión extranjera, que prohíbe los
“requisitos de desempeño”(un gobierno nacional, provincial o municipal, no puede
exigir a un inversor extranjero radicado o que aspire a radicarse en su
jurisdicción que transfiera tecnología; que cree puestos de trabajo, que utilice
insumos o servicios de producción nacional; que limite la repatriación de
capitales o la remesa de utilidades o dividendos, etc.) y concede a los
inversionistas la facultad de demandar ante tribunales extranjeros a los
gobiernos nacionales, provinciales o municipales que dicten normas que “socaven
sus ganancias”.
4. Propicia la derogación o modificación de los regímenes de compra nacional,
provincial y municipal para que las firmas extranjeras participen en “pie de
igualdad”con las domésticas en licitaciones, concursos o contrataciones que
excedan determinado monto.
5. La iniciativa de EUA sobre derechos de propiedad intelectual excede el nivel
de acuerdos alcanzados en la Organización Mundial del Comercio. Si es aprobada,
las corporaciones farmacéuticas tendrán facultades para oponerse a la producción
de medicamentos a precios más bajos, comprometiendo la continuidad de planes de
salud.
6. La remoción de cualquier restricción al ingreso, permanencia y expansión de
las empresas del sector servicios, incluyendo las entidades financieras.
7. En las negociaciones sobre servicios, la pretensión es desregular los
servicios de educación, agua, salud, etc. Por ejemplo, si una firma de EUA (Disneyworld)
abre una escuela primaria en Argentina y consigue que un grupo de padres manden
allí a sus hijos, automáticamente se la habilitaría sin mayores controles sobre
los “contenidos educativos”, con el consiguiente despojo de la identidad
nacional.
8. El Tesoro de EUA protege y subsidia la producción y exportación de la
agricultura, en desmedro de países como la Argentina.
9. Existiría solo libre movilidad de capitales y de servicios que interesen a
EUA, se excluiría la movilidad de bienes agrarios y agroindustriales, así como
la mano de obra.
10. No existe en el sistema jurídico de EUA el equivalente al ius gentium del
derecho romano, aplicable dentro del imperio tanto a los ciudadanos como a los
extranjeros. Si existe la imposición de leyes de EUA con alcance
extra-territorial que aspiran a convertirse en el “nuevo derecho internacional”
(Helms – Burton; Torricelli; D’Amato, etc.)
Los términos del ALCA están redactados a la medida de EEUU
Conociendo de antemano que son los Estados Unidos los promotores de todo este
artificio del ALCA, es evidentemente claro que cada punto que este trabajo
recoge está redactado conforme a su conveniencia. Por ejemplo:
El principal sector norteamericano en desventaja en una economía regional sin
barreras sería la agricultura, sin embargo, la existencia de subsidios a este
sector será una excepción (en las negociaciones del ALCA) gracias a la cual EEUU
podrá mantener artificialmente mediante sus subsidios de 80.000 millones de
dólares anuales la competitividad de su agricultura y evitar las importaciones
de los países latinoamericanos.
Por otra parte si bien en el ALCA la supresión de los límites comerciales arrasa
con cualquier medida o legislación laboral o medioambiental, existe un derecho
que sí se respeta en el ALCA, el de la propiedad intelectual. Detrás de este
aparentemente loable respeto no hay otra cosa que el objetivo de mantener EEUU
la patente y la exclusividad en la producción de medicamentos, adueñarse de las
patentes de los recursos filogenéticos del continente y mantener su monopolio
sobre las tecnologías de punta.
Y como estos, muchos otros ejemplifican esta realidad.
Ha sido elaborado en secreto, sin el consenso de los países de la región
Esta condición de “secretismo” del ALCA ha sido denunciada por los pueblos de
nuestra región y por muchos intelectuales involucrados con este Proyecto. No se
puede dejar de catalogar a este “secretismo”como uno de los aspectos más
sospechosos del ALCA. En la Segunda Cumbre de los Pueblos de las Américas,
celebrada en Québec, muchas organizaciones se pronunciaron en denuncia contra
esto, así como la Central de Trabajadores Argentinos, quienes expresaron: “Ni
los pueblos de la región, ni el conjunto diverso de organizaciones sindicales y
sociales, ni los parlamentos han podido participar en los debates ni conocer el
detalle de la marcha de los acuerdos. Por el contrario, con gran cinismo, los
negociadores afirman que han tomado nota de las recomendaciones del Foro
Empresarial de las Américas y que las mismas han sido aportes valiosos al
proceso del ALCA. Así los gobiernos se aprestan a firmar un tratado a espaldas
de los pueblos y que amenaza con profundizar radicalmente las terribles
consecuencias que depararon las políticas neoliberales vigentes”.
O sea que, en realidad, no sabemos con detalle lo que se está planeando, porque
todo se mantiene en silencio. Hay negociaciones que lleva años realizándose y el
mundo de los negocios sí conoce bien lo que se ha tratado, y los medios de
información lo conocen bien, pero no publican nada. Realmente es impresionante
la capacidad mostrada para hacer que este asunto se mantenga en silencio durante
tantos años, sobre todo si se tiene en cuenta que detrás de esto no hay ninguna
fuerza, sino que ha sido una decisión de los propios medios corporativos
privados la de guardar silencio sobre el asunto.
Tiene el ALCA muchos puntos oscuros que argumentan su “secretismo”
Según Osvaldo Martínez, “Tiene este proyecto de recolonización y anexión muchos
otros puntos oscuros… sobre los cuales se mantiene un sospechoso silencio”.
Sobre esto podemos mencionar, por ejemplo, que en cuanto a derechos de los
inversionistas es evidente que a estos se les da mayor jerarquía que a los
derechos de los pueblos. Se mantiene en los textos del ALCA el derecho de las
empresas a demandar a los gobiernos ante instancias fuera de la legislación
nacional, a condenar a estos y hacerlos cumplir sus exigencias. Se mantiene la
prohibición de cualquier control sobre el movimiento de capital, incluidos los
capitales especulativos de corto plazo. Se mantienen los llamados “requisitos de
desempeño”que no es otra cosa que un código de prohibiciones dictado por las
empresas privadas para maniatar a los estados hasta asegurar su total
significación.
Sobre el tema de servicios se pretende considerar todos los servicios
(educación, salud, pensiones y jubilaciones, vivienda, seguridad, etc.) como
mercancía y someterlos a una lógica de competencia comercial en la que
arrasarían las empresas de servicios norteamericanas y recibirían servicios los
que puedan pagarlos. En lo tocante a las compras gubernamentales se pretende que
las compras que haga el gobierno se guíen exclusivamente por el precio y la
calidad y que toda otra consideración sea condenada como una distorsión de la
competencia. De esta forma un gobierno no podría usar sus compras como medio de
favorecer grupos sociales necesitados, sino solamente comprarles a
transnacionales extranjeras que se impondrían en la competencia.
En el tema de agricultura es obvio que Estados Unidos pretende penetrar en los
mercados regionales sin levantar el proteccionismo del suyo, provocar la ruina
de campesinos y estimular una competencia entre los países que, sin mecanismos
de coordinación de políticas agropecuarias, conduzca a minar la integración
regional. En la propiedad intelectual, el ALCA mantiene su pretensión de hacer
privado lo que debe ser público y adjudicarse incluso la invención de la vida
convirtiendo en monopolio privado (este es bueno y deseable, pues el malo y
perverso es el monopolio estatal) el uso de plantas y otras formas de vida. Se
pretende ampliar más aún la protección de las patentes para satisfacción de las
grandes transnacionales farmacéuticas.
En cuanto a la política de competencia se modifica el sentido de la empresa
pública como empresas que surgieron para asegurar derechos de los pueblos y
ejercer la soberanía sobre recursos estratégicos, al someterlos a una disciplina
de competencia de mercado e incluso se pretende crear una amenazante autoridad
autónoma con poderes supranacionales para investigar y condenar prácticas
anticompetitivas y revisar las legislaciones nacionales en esta materia. Es
prácticamente la sustitución del estado por un ente autónomo que no parece
rendir cuentas más que a sí mismo.
En cuanto a medio ambiente y recursos naturales el ALCA impulsa la radicación de
transnacionales dedicadas a la exportación con uso intensivo de energía y
recursos naturales, tratando al medio ambiente como una mercancía. En los textos
del ALCA sigue sin respuesta el gran problema del desempleo, la caída del
salario real, la informatización y precarización del trabajo que la política
neoliberal ha exacerbado. Por el contrario, la insistencia en un neoliberalismo
aún más denso con su libre comercio en vez de justo comercio y capital de libre
movimiento en vez de capital con regulación social, asegura más desempleo y
precarización. Sigue repitiéndose en sus textos la inviolable libertad de
movimiento de las mercancías y el capital, mientras que la política migratoria
norteamericana se hace cada vez más hostil y restrictiva del movimiento de la
fuerza de trabajo.
Los textos en negociación del ALCA ignoran la situación de la mujer colocada en
un peldaño aún inferior en cuanto a empleo y recibiendo el impacto multiplicado
de las políticas de libre comercio e inversión de capital. Nada hay en estos
textos que aseguren a las mujeres protección de sus derechos laborales, civiles,
reproductivos, sexuales y humanos. Nada hay tampoco para proteger los derechos
de los pueblos indígenas sobre los que el neoliberalismo ha agregado una nueva
dosis de explotación y exclusión por encima de las que padecen desde hace más de
500 años.
Todo lo anterior y aún más contienen los textos del ALCA que merecen ser
criticados y rechazados.
El acuerdo se establecerá entre países muy desiguales
Es imposible pensar en un mínimo de equidad entre países cuya venta per. cápita
oscila entre los 30 600 dólares en Estados Unidos y los 430 de Nicaragua.
Estados Unidos tiene un Producto Nacional Bruto que alcanza los 8 350 miles de
millones de dólares, frente a 1016 miles de millones de Brasil, a casi 18000
millones para Bolivia (valores del año 1999). Una nación como Ecuador, tendría
que negociar con una economía que es más de 500 veces mayor.
La asimetría también se observa en la propia negociación arancelaria, en esta,
las naciones latinoamericanas y caribeñas deberán reducir sus aranceles y
protecciones, los cuales ya son muy bajos, sin saber cuáles serán las
compartidas con Estados Unidos y Canadá. Con respecto a estos muchos presidentes
latinoamericanos han expresado sus opiniones y podemos citar una declaración
hecha por Hugo Chávez en el Diario Universal, de Caracas, donde expresó: “No
podemos hablar de un acuerdo de libre comercio tabla rasa, donde nos midan a
todos por igual. Cómo se podría comparar a Haití con Estados Unidos, para poner
el ejemplo más extremo - se preguntó. Esa es una reserva que nosotros tenemos
sobre la declaración, ya veremos si las mantenemos o no. Yo no puedo
comprometerme para que el 31 de diciembre del 2005 entre el ALCA en vigencia
para Venezuela”.
Las posiciones de EEUU en la negociación no toman en cuenta las
Características e intereses de las naciones latinoamericanas
Las posiciones que sostiene Estados Unidos en esta negociación con el ALCA son
publicadas por este propio país en INTERNET y las da a conocer; en cada uno de
los temas de negociación que hoy están negociándose en el ALCA ahí está su
posición, clara y evidente. En cuanto al trato preferencial a los países de
menor desarrollo, sencillamente, Estados Unidos considera que no hay que darles
ningún trato preferencial a éstos, simplemente debemos seguir las pisadas del
neoliberalismo, que es la única variante la cual le permite a los países
latinoamericanos llegar a la posición de ellos aunque sea más lentamente, si hay
que rebajar los aranceles en un 20%, pues qué economías “tan desarrolladas” como
las de Bolivia, Honduras, pequeñas islas del Caribe, Haití, etc., pues lo hagan
uno o dos años después que lo hagan las economías de Estados Unidos y de Canadá.
Como se ve, una “generosidad” tremendamente grande. Por supuesto, lo que se
impone es el principio de reciprocidad, que no es más que una igualdad formal
entre partes absolutamente desiguales.
En cuanto a los subsidios y las medidas antidumping, Estados Unidos quiere que
la negociación del ALCA se centre solamente en reducción de aranceles, de
barreras arancelarias; pero es que los principales de instrumento de
discriminación comercial contra América Latina lo tiene Estados Unidos no en las
barreras arancelarias, sino, justamente, en las no arancelarias, las cuales
constituyen una gama enorme de barreras que van desde las medidas de supuesta
protección ambiental o ecológica en Estados Unidos hasta, digamos, exigencias de
etiquetados especiales que de hecho sacan del mercado a los productos
latinoamericanos; hasta la existencia en la Legislación de Estados Unidos de una
llamada Sección 301 en la Ley de Comercio Exterior de ese país, y más aún una
parte de ellas que es conocida como la Súper 301, que es “súper” por la cantidad
de medidas, de barreras de exclusión y de discriminación que contiene, y que
incluye hasta disposiciones de excluir de los supuestos beneficios de la
relación comercial con Estados Unidos a los países que no cumplan las normas
norteamericanas sobre derechos humanos, sobre democracia.
En las negociaciones del ALCA la temática medioambiental ha quedado totalmente
excluida
La problemática del medio ambiente, es un tema muy importante en la actualidad
que nos circunda, sin embargo, muchos especialistas se quejan de que en las
negociaciones del ALCA, la temática ha quedado totalmente excluida, pues la
misma, según ellos ha jugado muy poco papel desde el inicio de este plan lanzado
en la Cumbre de Las Américas de 1994, realizada en Miami.
“Los negociadores ni siquiera hablan de los impactos medioambientales del
comercio” dijo al semanario uruguayo “Tierra América” el Director de
Comunicaciones de la ONG Consejo de Canadienses (COUNCIL OF CANADIANS), Bill
Moore – Kilgannon, que encabeza la oposición al ALCA en ese país; “el principio
rector aquí es que no puede haber ninguna restricción a las corporaciones”,
opinó, Bill Moore – Kilgannon.
Resulta interesante señalar que hasta la Organización Mundial de Comercio
reconoce que la liberalización comercial puede conducir a mucha más
contaminación y a un uso irracional de los recursos si no existen políticas
ambientales adecuadas. Y dada la carencia de preocupación sobre este tema en el
proyecto del ALCA no podemos estar más seguros de que la puesta en vigor de este
Acuerdo acarrearía un enorme desastre para el medio ambiente latinoamericano.
“La falta de interés gubernamental en la cuestión proviene de la convicción de
que los asuntos ambientales deben ser tratados en forma separada”, dijo a
“Tierra América” el director del no gubernamental Centro para los Derechos
Ambientales, Gustavo Alanis, de México.
“El ALCA será otra carrera hacia abajo, alimentada por las corporaciones. No
tiene sentido intentar hacerlo verde”, estima Anuradha Mittal, codirectora de
Food First/ Intitute Foodand Development Policy (Primero Alimentos/Instituto
para Políticas de Alimentación y Desarrollo).
Aunque el canadiense Bill Moore – Kilgannon (citado anteriormente) no va tan
lejos, coincide en que el ALCA no puede “reverdecerse”. “La esencia del ALCA es
permitir a las corporaciones moverse con libertad y hacer lo que quieran”,
concluye.
Se sabe que más allá del discurso con relación a que el crecimiento económico, a
través de la liberalización comercial y de las inversiones, debe ser coherente
con el objetivo del desarrollo sostenible, las posiciones oficiales de EEUU en
torno al tema ambiental en las negociaciones del ALCA no aportan propuestas
concretas para hacer frente con seriedad a las preocupaciones ambientales
hemisféricas y globales. No se hace alusión, por ejemplo, al alto costo
ambiental que tendría la liberalización de las inversiones foráneas en los
países receptores de tales inversiones, teniendo en cuanta que muchas de estas
inversiones se orientarían hacia sectores ecológicamente sensibles como la
selvicultura, la minería, el transporte marítimo, la extracción de
hidrocarburos, la pesca, entre otros. Tampoco se hace referencia a las
responsabilidades ambientales que tendrían los inversionistas transnacionales. Y
no existe ningún indicio de que EEUU pueda endosar el principio de precaución en
la adopción de regulaciones ambientales. Este principio supone actuar
oportunamente, aunque no haya una certeza científica plena sobre un determinado
problema ambiental. Además, no se aclara la posición de EEUU en lo concerniente
a la relación entre el ALCA y los acuerdos ambientales multilaterales.
Ante estas realidades, los serios problemas de vulnerabilidad ambiental que
enfrenta América Latina y el Caribe se agravarían significativamente bajo un
esquema de integración hemisférica como el propuesto bajo el ALCA. Latinoamérica
y el Caribe registran una elevada dependencia de las actividades primarias y de
los sectores de transformación y de servicios que utilizan recursos naturales.
Durante los últimos años los productos básicos han llegado a representar más del
50% de los ingresos por exportación latinoamericanos. Además, amplios sectores
de la población latinoamericana y caribeña que viven en condiciones de pobreza,
no tienen otra alternativa que depredar el medio ambiente para intentar
sobrevivir y, como se trata de economías subdesarrolladas y altamente
dependientes de las exportaciones de productos básicos, al erosionarse el medio
se afecta sensiblemente las principales fuentes de ingresos exportables.
En estas condiciones, una reinserción de América en los mercados mundiales no
debe basarse un en esfuerzo exportador y una promoción de inversiones
extranjeras que descanse en la explotación a toda costa y la subvaloración del
patrimonio natural de la región.
Diez razones para decirle “NO al ALCA”
De manera natural y forma muy resumida expondremos a continuación algunas
razones por las cuales es inaceptable la puesta en vigor un acuerdo como el
ALCA.
• El ALCA extenderá a todo el continente un tratado que ya ha probado sus
terribles consecuencias sociales.
El ALCA es esencialmente una expansión a todo el continente americano del NAFTA
(Acuerdo de Libre Comercio suscrito por EEUU, Canadá y México en 1994). Durante
estos años de vigencias, el NAFTA ya ha probado las consecuencias que trae para
los trabajadores, la sociedad y el medio ambiente. Citemos solo algunos datos de
esta situación. Desde la vigencia del NAFTA, por ejemplo, un millón de mexicanas
más ganan menos que el salario mínimo y 8 millones de familias han sido
sumergidas en la pobreza. Por otra parte, en las zonas de las maquiladoras, a lo
largo de las fronteras entre EEUU y México, el crecimiento de la polución y los
desechos químicos, resultados de la supremacía de los intereses comerciales
sancionada en el NAFTA, ha incrementado dramáticamente las tasas de hepatitis y
los defectos de nacimiento.
• El acuerdo ha sido elaborado en secreto.
Desoyendo los repetidos llamados a un debate abierto y democrático, las
negociaciones del ALCA, iniciadas en 1994, han sido conducidas en el mayor de
los secretos. Ni los pueblos de la región ni el conjunto diverso de
organizaciones sindicales y sociales, ni los parlamentos han podido participar
en los debates ni conocer el detalle de la marcha de los acuerdos. Por el
contrario, con gran cinismo, los negociadores afirman que han tomado nota de las
recomendaciones del Foro Empresarial de Las Américas y que las mismas han sido
aportes valiosos al proceso del ALCA. Así los gobiernos se aprestan en pocas
semanas, a firmar un tratado a espalda de los pueblos y que amenaza con
profundizar radicalmente las terribles consecuencias que depararon las políticas
neoliberales vigentes.
• Degradará aún más los derechos laborales y las condiciones de trabajo.
La experiencia del NAFTA ha demostrado como los derechos laborales más básicos y
los intereses de las trabajadoras han sido erosionados por estos acuerdos de
libre comercio. El objetivo de asegurar la más absoluta libertad al capital para
moverse a nivel continental significará, como lo señala nuestra experiencia más
reciente, una tendencia a la baja de los salarios y las condiciones laborales.
La terrible situación que sufren trabajadoras de las maquilas en México
(salarios por debajo del salario mínimo, jornadas laborales de más de 12 horas,
ausencia de amparo legal, limitación de la acción gremial, condiciones
insalubres de trabajo, trabajo infantil) son un ejemplo próximo de lo que nos
augura el ALCA. Por otro lado los efectos de la libre importación de mercancías
amenazan con condenar al sector industrial local a una completa desaparición,
profundizando así los altos índices de desempleo que ya castigan a nuestro país.
• Exacerbará la destrucción del medio ambiente.
Tras la firma del ALCA cualquier regulación estatal destinada a preservar el
medio ambiente, así como la salud, deberá acreditar que no constituye un
obstáculo innecesario al comercio y la inversión reservándose las empresas el
derecho a querellar legalmente a los estados. Para nuestro país significará
profundizar una política de depredación de los recursos naturales en desmedro
del medio ambiente y las poblaciones locales. Así sucede ya en el NAFTA donde,
por ejemplo, en el estado mexicano de Guerrero, el 40% de los bosques se han
perdido por la explotación indiscriminada en estos últimos años, lo que además
ha provocado una erosión del suelo y la destrucción del hábitat natural.
• Pondrá en riesgo la vida y la salud de los pueblos.
El ALCA expandirá las reglas del Nafta sobre el monopolio de las patentes
(particularmente importantes en el sector farmacéutico) a todo el continente así
como legalizará los organismos genéticamente modificados, con sus consecuencias
sobre el precio de los medicamentos y la salud de la población. Por otra parte
el ALCA como el NAFTA, impedirá, bajo el pretexto de otorgar seguridad absoluta
a las inversiones, cualquier regulación estatal aún cuando ésta se apoye en
consideraciones de bienestar general o de defensa de la salud pública o el mejor
ambiente. En este sentido, por ejemplo, Canadá ya ha sido demandado y condenado
por prohibir un aditivo para naftas considerado cancerígeno y México enfrenta
demandas por causas similares.
• Convalidará y profundizará la privatización de los servicios sociales.
El proyecto del ALCA se extiende además a los servicios comprometiendo a los
estados a garantizar el derecho de las empresas a prestarlos, con la única
excepción de aquellos brindados por el estado en forma absolutamente gratuita.
Esto abre la posibilidad de la privatización donde ella no ha tenido aún lugar,
entre otros sectores la educación y la salud; así como excluye expresamente
revertir las privatizaciones ya realizadas. El principio general es transformar
los servicios sociales en mercancías, cuyo acceso quede regulado por la
capacidad individual de pago. Por otra parte permitiría a las empresas, como ya
ha ocurrido en Canadá y México, exigir contar con las mismas exenciones y
privilegios que los organismos públicos que los prestan.
• Acelerará la quiebra de las medianas y pequeñas empresas y la
desindustrialización del país.
La eliminación de las barreras arancelarias, la prohibición de cualquier
política estatal destinada a favorecer el uso de bienes nacionales (compre
nacional) o privilegiar de cualquier forma el desarrollo local o sectorial, la
obligación de abrir las compras o contrataciones del estado en tos sus niveles
(nacional, provincial y municipal) que superen un monto mínimo a todas las
empresas del continente, entre otras cuestiones, amenazan con condenar a la
desaparición a las ya golpeadas medianas y pequeñas empresas así como
profundizar la desindustrialización de la economía, proceso abierto en nuestro
país desde 1976. Por otra parte, nuestro país ni siquiera podrá beneficiarse de
sus ventajas comparativas en el sector de la agricultura dado que los subsidios
a este sector (utilizados justamente por los EEUU para sostener a sus
productores agrícolas) son una de las pocas excepciones planteadas en el
tratado. En este sentido es interesante señalar que un reciente estudio del
impacto del ALCA sobre la industria alimentaria de la Argentina prevé una leve
caída de las exportaciones (4%) y un significativo incremento de las
importaciones (entre 30 y 35%).
• Limitará aún más los derechos democráticos de la sociedad.
Todo intento de regulación estatal, así esté fundado en criterios de desarrollo
económico local o nacional, progreso social, bienestar de la población o
protección del medio ambiente, puede ser cuestionado con éxito por el capital
como lo demuestra la experiencia del NAFTA. Para nuestro país además dicho
acuerdo tornará irreversibles las políticas neoliberales implementadas en la
última década. En este sentido las cláusulas del ALCA impondrán, desde hoy y
hacia el futuro, un verdadero corsé a la voluntad de la sociedad y al propio
funcionamiento de las instituciones democráticas. Una prueba de su carácter
antidemocrático es que el acuerdo ha sido negociado a espaldas de los pueblos,
sin consulta a las organizaciones sociales y sin debate parlamentario. Por eso
planteamos, junto a la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur, que
dicho acuerdo no puede suscribirse sin antes convocar a la sociedad a expresarse
en un plebiscito.
• Incrementará la pobreza y la desigualdad.
La aplicación de políticas económicas de corte neoliberal en nuestro país
durante la última década han significado un constante incremento de la pobreza,
de la desigualdad social, la precarización laboral y el desempleo. El ALCA
convalidará y profundizará esta situación. En los hechos el ALCA constituirá la
creación de una zona económica, de Alaska a Tierra del Fuego, en beneficio de
las corporaciones transnacionales norteamericanas y algunos socios locales. De
esta manera el acuerdo constituirá en el área económica un nuevo instrumento,
que, junto al Plan Colombia y al Plan América intenta subordinar aún más a los
países y pueblos de la región a la hegemonía de los EEUU.
• Porque otra integración es posible.
Las organizaciones sindicales nacionales y regionales, los grupos ecologistas y
de derechos civiles, los movimientos campesinos, indígenas y de mujeres del
continente se han pronunciado contra el ALCA. Desde hace varios años dichas
organizaciones vienen realizando Foros y protestas contra este acuerdo. Porque
si estamos juntos todos, otra integración justa y solidaria es posible.
Alternativas de lucha contra el ALCA
Es indudable que estados Unidos tiene un proyecto para América Latina bajo las
siglas: ALCA, y de la misma forma en que los latinoamericanos nos hemos dado
cuenta de la magnitud que puede alcanzar esta inventiva del gobierno
norteamericano en nuestros pueblos, debemos rechazarlo; pero no ir a negociar
esta situación en condiciones débiles ni inferiores, sino que debemos unirnos,
fortalecernos.
Podríamos recordar aquellas palabras iluminadoras de José Martí, en 1890, sobre
la Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América, lo que le dice a los
pueblos hispanoamericanos y caribeños, pues lo que sentenció en su momento,
podría ser suscrito nuevamente ante esta coyuntura y servirnos de alerta: “(…)
mostrarse acomodaticio hasta la debilidad no sería el mejor modo de salvarse de
los peligros a que expone en el comercio, con un pueblo pujador y desbordante,
la fama de debilidad. La cordura no está en confirmar la fama de débil, sino en
aprovechar la ocasión de mostrarse enérgico sin peligro y en esto de peligro, lo
menos peligroso, cuando se elige la hora propicia y se la usa con mesura, es ser
enérgico.” Y, ante el credo norteamericano de que somos pueblos débiles e
incultos, es la hora de demostrarle cuán enérgicos y capaces podemos ser.
Estrategias de la lucha contra el ALCA
Es necesaria la búsqueda de estrategias para resistirnos al ALCA, de hecho se
han planteado unas cuentas ya, teniendo en cuenta que la condición fundamental
para derrocar el ALCA es la movilización de los pueblos, siendo hora de que,
como dijera Martí: “(…) Los árboles se han de poner en fila para que no pase el
gigante de las siete leguas, la hora del recuento y de la marcha unida”, tiempo
de andar “en cuadro apretado, como la Plata en las raíces de los Andes”.
Cuando se celebró en La Habana, en noviembre del 2002 el II encuentro
Hemisférico de lucha contra el ALCA, reconociéndose que ante este proyecto la
vida de nuestros pueblos y su independencia están en juego, se realizó un
llamamiento a todos los pueblos de América, que posteriormente se publicaría
bajo el nombre de: “Llamamiento de La Habana”, el cual sería conveniente citar,
donde se señala una importante línea para seguir en la lucha contra el ALCA:
- Redoblar en cada uno de nuestros países, en el ámbito regional y a escala
continental, la Campaña contra el Área de Libre Comercio de las Américas,
reforzando las actividades de información, difusión y educación entre la
población en general, así como las movilizaciones y toda clase de iniciativas y
acciones a nuestro alcance para detener este proyecto de recolonización.
- Avanzar en la conformación de comités nacionales unitarios, intersectoriales,
plurales y horizontales de lucha contra el ALCA.
- Dar un nuevo impulso a la organización y la realización de la Consulta Popular
Continental sobre el ALCA.
- Desarrollar una estrategia hacia los congresos nacionales para que los
parlamentarios opuestos al ALCA luchen juntos con sus pueblos por recuperar la
defensa de la soberanía y detener el ALCA.
- Dar simultáneamente la lucha contra los tratados, acuerdos y planes
bilaterales y regionales de “libre comercio” que avanzan el modelo injusto y
desigual del ALCA, así como a construir desde abajo una alternativa de
integración de los pueblos justa equitativa y sustentable.
- Vincular la lucha contra el “libre comercio” en el hemisferio con la lucha
contra la Organización Mundial de Comercio y, en particular, contra una nueva
ronda y la inclusión de nuevos temas que sólo otorgarán más poderes a una
institución dominada y al servicio de las grandes corporaciones trasnacionales.
- Ligar cada vez más esta lucha con las luchas concretas y cotidianas que
nuestros pueblos están librando en los diferentes frentes abiertos por el
neoliberalismo, en particular en la defensa del carácter público de la
educación, la salud, la seguridad social, los recursos energéticos y naturales
de nuestros países.
- Hacer nuestra la lucha contra toda forma de exclusión y discriminación, y en
particular la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
- En especial, convocamos a vincular la lucha contra el “libre comercio”a la
lucha histórica contra la injusta e ilegítima deuda externa y contra el
belicismo norteamericano que pone en peligro no sólo la soberanía sino a todo el
planeta, así como a combatir las políticas de contrainsurgencia militar,
paramilitar y civil que promueven los gobiernos latinoamericanos. Debemos ahora
también encarar unitariamente la defensa común contra la criminalización que de
los luchadores sociales que se viene haciendo.
Pero no solo en esta ocasión se plantearon estos tipos de estrategias a seguir,
sino que además, en una reunión efectuada en la ciudad de Quito, del 12 al 14 de
mayo del 2003, por parlamentarios y parlamentarias de Ecuador, Bolivia, Perú,
Venezuela y Colombia, se enunciaron otras posiciones a adoptar ante la amenaza
del ALCA, tales como:
- Rechazar el ingreso de nuestros países al Área de Libre Comercio de Las
Américas (ALCA).
- Ratificar la urgencia que tiene para los países latinoamericanos el desarrollo
de sus mercados internos como instrumentos insustituibles de su progreso
material y cultural.
- Insistir en que cualquier proceso de integración económica en el continente
debe privilegiar los acuerdos entre los países latinoamericanos y debe darse a
partir del más estricto respeto de las soberanías nacionales y con el propósito
de lograr el beneficio recíproco.
- Reafirmamos en que no son aceptables las políticas de desarrollo que no tienen
en cuenta ni respetan las particularidades nacionales y, especialmente, los
derechos colectivos de los pueblos indígenas y afrodescendientes: cultura,
tierra – territorio y propiedad intelectual.
- Pugnar por políticas de desarrollo económico que protejan el medio ambiente
natural y que ratifiquen el Principio de Precaución en la producción y
comercialización de bienes y servicios.
Luchar contra el ALCA significa luchar contra el Neoliberalismo, y la
resistencia a esta política supone aprovechar todos los espacios y el diseño de
estrategias diferenciadas hacia y desde los gobiernos. Gremios empresarios,
movimientos indígenas, movimientos de campesinos sin tierras, movimientos de
religiosos y todo tipo de movimientos sociales y populares, etc.
Como otra alternativa de lucha, tenemos que apoyar el cumplimiento de los
acuerdos que se tomen en los encuentros hemisféricos sobre el ALCA, los FORUM de
Sao Paulo, los acuerdos de las Cumbres Iberoamericanas, etc. Así como la lucha
que llevan a cabo los movimientos anti-globalización surgidas en Seattle,
Québec, Washington, Nápoles y otras ciudades del mundo.
Acciones que demuestran que se está luchando contra el ALCA
Las estrategias a seguir para luchar contra el Área de Libre Comercios para Las
Américas, no se han quedado en simples planteamientos, o acuerdos engavetados.
Hoy son numerosas las acciones que se están llevando a cabo en la inmensa
mayoría de nuestros pueblos que ratifican nuestra oposición al “Acuerdo “, al
punto de llegar a un tercer Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA donde
está claro que está librándose, y se puede triunfar, la batalla final contra el
neoliberalismo, el ALCA y el escandaloso saqueo de América Latina y el Caribe
por las grandes potencias. Batalla que se ha bautizado con el nombre de lucha
anti ALCA, la cual concentra en sí los ideales de justicia social y fraternidad
imprescindibles para cambiar el destino de nuestros pueblos.
Numerosos son los encuentros que se han llevado a cabo con motivo de esta
situación. Reuniones, conferencias, protestas, manifestaciones, publicaciones en
periódicos, revistas, INTERNET, consultas populares etc. Síntomas insustituibles
de rechazo y desacuerdo. Y podemos citar muchos ejemplos concretos:
- En Argentina tuvo lugar una consulta popular nacional organizada por un
centenar de agrupaciones reunidas en la llamada Autoconvocatoria No al ALCA,
estimándose la participación de más de dos millones de personas. Se obtuvieron
resultados tales como: un 96% de No al ALCA, un 97% de oposición a los ejércitos
militares con Estados Unidos y un 88,5% de no pagar la deuda externa.
- Desde Paraguay se supo que cientos de manifestantes reclamaron al gobierno un
plebiscito sobre el ingreso de este país al Área de Libre Comercio de las
Américas, para que se tenga en cuenta a una abrumadora mayoría contraria a ese
tratado.
- En una pacífica marcha hasta las cercanías del Palacio de López -sede del
gobierno- integrantes de organizaciones sociales, campesinas, religiosas, de
derechos humanos y partidos de izquierda, pidieron a viva voz al presidente
Nicanor Duarte “que se tenga en cuenta la opinión de una buena parte de la
ciudadanía que dice No”.
- Numerosos son los movimientos populares que se encuentran articulados a la
Alianza Social Continental, los cuales son protagonistas de la resistencia al
ALCA, desarrollando una variada gama de acciones. Se ha puesto de manifiesto el
crecimiento de esta resistencia y se ha reforzado la lucha contra el ALCA, el
neoliberalismo como política y pensamiento y contra las instituciones
emblemáticas de orden económico mundial neoliberal, tales como el Fondo
Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial,
etc. En las acciones de los movimientos sociales se han reunido en mayor grado
la lucha de trabajadores, campesinos, indígenas, mujeres, jóvenes, estudiantes,
religiosos, explotados.
- La Campaña Continental de Lucha contra el ALCA ha desarrollado la iniciativa
de consultas populares no solo en Argentina, sino también en México, Ecuador,
Perú, Chile, Uruguay, Haití, Canadá, con diferentes modalidades en su
organización, con un esfuerzo en difundir el verdadero significado del ALCA.
Esta campaña ha incluido en sus acciones el apoyo y la participación en defensa
de los derechos de los campesinos, en encuentros de mujeres en las jornadas de
movilización y protesta con motivo de la reunión de la OMC en Cancún, etc. La
campaña continental ha demostrado ser una fuerza que no puede ser ignorada, en
Québec, en Quito, en Cancún, en Miami, desafiando bombas lacrimógenas, balas de
goma, vallas de acero, detenciones y amenazas de todo tipo, los movimientos
sociales han dado muestra de valor y dignidad.
- El gobierno bolivariano de Venezuela ha rechazado firmemente el contenido
neoliberal del ALCA, ha expresado su disposición de someter este proyecto a un
plebiscito oficial si fuera necesario y ha planteado bases de significado
opuesto al ALCA, para una verdadera integración latinoamericana y caribeña.
- Las organizaciones sociales cubanas que integran el Capítulo Cubano de la
Alianza Social Continental no se han quedado rezagadas. Hemos actuado como
Comité Organizador del III Encuentro Hemisférico de lucha contra el ALCA, en el
cual participaron más de mil representantes de los movimientos sociales de
nuestra región.
Sin embargo, todas estas acciones de rechazo al ALCA no han sido evidentes solo
en nuestros pueblos latinoamericanos, sino que en el norte también se perciben
manifestaciones de protesta a esta política por parte de aquellos que aún les
queda conciencia y que por supuesto también se verán afectados por el ALCA. Por
ejemplo: La agencia alemana DPA informó que sindicatos de Estados Unidos
afirmaron en Los Ángeles que la proyectada extensión del libre comercio en las
Américas no es beneficiosa para los trabajadores estadounidenses.
Según la nota, “los representantes sindicales del estado de California indicaron
que, desde que entró en vigor en 1994 el NAFTA se perdieron decenas de millares
de puestos de trabajo en Estados Unidos, mientras que en México los salarios
decrecieron y la pobreza aumentó”. Y añadía que “los sindicatos californianos
están en sintonía con la postura de la AFL-CIO, la mayor organización sindical
de Estados Unidos, en la resistencia a los acuerdos de libre comercio que
proyecta el gobierno de Washington”, incluido el del ALCA.
Alternativas al ALCA
La construcción de propuestas alternativas al ALCA es un punto muy importante en
esta lucha que hemos iniciado. El objetivo de las mismas no es referirse a la
negociación de este tratado ni a conseguir reformas en el mismo, sino
alternativas encaminadas a construir una integración basada en el respeto a la
vida, la biodiversidad, el agua y la naturaleza, la defensa de nuestros
territorios, la protección de los mercados internos y los productores
nacionales, la soberanía alimentaria, la valorización de la cultura e identidad
de nuestros pueblos, la solidaridad, justicia y equidad en la distribución y
acceso a la riqueza, y el respeto a la soberanía de nuestros países.
Otro tipo de integración es posible
Numerosos son los síntomas de protestas contra la posibilidad de que los países
latinoamericanos y caribeños formemos parte de un acuerdo como el ALCA y en esta
necesidad de combatir el mal que se nos avecina, algunas son las alternativas
que se han analizado y que pueden dar al traste con este proyecto.
Ciertamente muchos piensan que un escudo en contra del ALCA es otro tipo de
integración. El foro de Sao Paolo, por ejemplo: es uno de los que manifiesta su
convicción de que otra integración es posible. Y según ellos las alternativas
consisten en reforzar “los actuales procesos en el MERCOSUR, la Comunidad Andina
de Naciones, el proceso de integración centroamericano y el CARICOM”. Con la
perspectiva de construir una Comunidad Latinoamérica de Naciones que defienda la
soberanía y la riqueza de sus pueblos. Ya que el ALCA dista mucho de procurar
tales cosas pues según ellos, esta no es más que “un plan de anexión y no un
acuerdo de verdadera integración para las Américas”.
Realmente pensamos que la región latinoamericana es integrable, a pesar de la
fragmentación que ha caracterizado el proceso de integración nuestra en la
actualidad debido a la propagación de proyectos y subproyectos que no están
libres de contradicciones, pero es que existen muchos factores que propician la
unión y concertación de América Latina y el Caribe, por ejemplo: Constituyen
refuerzos para esa unidad las raíces históricas y lenguaje común, la cercanía
geográfica, los antecedentes de proyectos integradores desde el siglo pasado, la
similitud de problemas a enfrentar y los más de 50 años de búsqueda conjunta de
caminos viables para el desarrollo de la región.
En el artículo: “¿Constituye la integración intrarregional una alternativa al
ALCA ?, la especialista O. Álvarez plantea:
“El escenario más deseable de enfrentamiento al ALCA es el de contrarrestarla
con una alternativa de integración regional auténtica, sobre bases distintas a
las neoliberales, que no solo fortalezcan la capacidad de negociación del área
ante cualquier interlocutor, en foros y organismos internacionales, sino que
además propicie el progreso económico de nuestros países y su inserción más
competitiva en la economía mundial”.
Álvarez propone además, un diseño estratégico de los procesos de integración los
cuales, debían estar basados en: “potenciar las fortalezas que ya se pueden
identificar, y elaborar planes realistas para reducir las principales
limitaciones que les caracteriza. Simultáneamente tendrán que conocerse todas
las oportunidades que el entorno internacional ofrece con el objetivo de
estudiar las mejores vías para aprovecharlas, y estar entonces en mejores
condiciones de enfrentarse a las amenazas que lo desafían”.
América Latina debe buscar una integración que respete los principios de
soberanía e independencia de la región y su autodeterminación. Que convierta en
un objetivo priorizado la reducción de la pobreza, las desigualdades regionales
y la inequidad distributiva que caracteriza a Latinoamérica. Que propicie la
disminución de la brecha que separa a nuestros países crecientemente de los
desarrollados. Adoptar mecanismos regionales que garanticen el tratamiento
diferenciado a las zonas más atrasadas. Garantizar la participación activa de
todas las fuerzas sociales progresistas en el diseño y control de las políticas
integracionistas, que para ello deben ser compatibles con las expectativas
nacionales de desarrollo y justicia social.
Una integración que favorezca un intenso intercambio de información entre los
países miembros, coordinaciones sectoriales, armonizaciones macroeconómicas,
conciliaciones de políticas externas y cierta movilidad de recursos humanos, en
aquellas actividades que contribuyan a elevar el nivel de calificación o de vida
de la población. Que propicie los avances de los sistemas de salud y educativos,
así como la preservación de las identidades culturales de nuestros pueblos.
Creemos que este tipo de integración es posible.
El MERCOSUR frente al ALCA
El MERCOSUR es una Unión Aduanera o espacio para hacer negocios aprovechada
predominantemente -desde sus orígenes y hasta la fecha- por firmas
agroalimentarias, de energía y combustibles y por automotrices, muchas veces de
capital extranjero. Propicia la libre circulación de capitales, de bienes, de
servicios y de trabajadores. Además, permitiría un régimen de compras
gubernamentales de libre competencia, de armonización y aplicación inmediata de
cierta normativa en el espacio aduanero común. Tras ocho años de negociaciones,
los integrantes del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y de la Comunicad Andina
(CAN) firmaron el acuerdo de integración entre los dos grupos, después de
sortear numerosos escollos y hasta presiones de Estados Unidos, que no deseaba
ese convenio. La unión de los dos bloques cuenta con un intercambio comercial de
6 000 millones de dólares en ambos sentidos y abre las puertas del libre
comercio para un mercado de 350 millones de personas. En una reciente
conferencia de prensa efectuada en la Cámara de Comercio Americana en Río de
Janeiro, el canciller brasileño Celso Amorim significó que el convenio establece
las bases para la formación de una comunidad sudamericana de naciones y
estimulará las inversiones y el crecimiento económico.
El fortalecimiento del MERCOSUR puede ser otra alternativa frente al ALCA.
Numerosos son los argumentos que evidencian que el mismo es un proyecto muy
superior y mucho más acertado que el que quieren imponernos, por ejemplo, si
estableciéramos una comparación entre el ALCA y el MERCOSUR, encontramos que:
El ALCA contiene disposiciones sobre régimen de origen que actuarían como una
defensa contra probables competidores provenientes de Europa o de Asia. El dólar
regiría las transacciones y su arquitectura sería vertical, heterogénea y con
desigual división del trabajo. El MERCOSUR, por su lado, es un espacio económico
aduanalmente protegido, que podría disponer de coordinación macroeconómica y de
una moneda común (o de una cesta de monedas) y estar dotado de una arquitectura
horizontal, homogénea y con un reparto justo sin división “ricardiana”del
trabajo, a través de cadenas de valor desplegadas homogéneamente en toda el área
geográfica compartida. El ALCA implicaría una integración transfronteriza que
penetra y se apropia de sectores y recursos claves de los mercados domésticos,
el MERCOSUR tiene, hasta ahora, una impronta comercial que lo hace detenerse al
cruzar la frontera del país vecino.
En el Tratado de Libre Comercio hemisférico las corporaciones privadas pueden
demandar a los Estados miembros por daños y perjuicios, así como por lucro
cesante ante tribunales arbitrales, habría una privatización del derecho y de la
justicia. MERCOSUR tendría un derecho comunitario en cuya creación estarían
comprometidos sus eventuales órganos supraestatales. Mientras que el ALCA
propicia un modelo neoliberal conducido por grandes corporaciones privadas, el
MERCOSUR prevé la formación de órganos supraestatales que condicionen y regulen
a los agentes económicos privados. El ALCA encerraría a nuestras economías en un
TLC hemisférico perjudicial para nuestras sociedades y fundamentalmente
subordinaría los derechos y garantías de los ciudadanos y pueblos del MERCOSUR,
a los derechos de las corporaciones económicas protegidas por una nueva
Constitución Global, más interesada en la creación de un gran mercado
hemisférico que en una estructura institucional. Por el contrario un MERCOSUR
cohesivo, que se comprometa en un proyecto cono-sudamericano (o sudamericano),
que preserve un espacio para decidir en forma autónoma sobre sus políticas
industriales, tecnológicas y socioambientales, para lograr tanto su desarrollo
económico – social como relaciones plurales que mejoren la calidad de su
inserción en un mundo global, resulta no solo una opción sino un destino
deseable.
La Alternativa Bolivariana para Las Américas (ALBA)
“A ver cómo le damos a nuestros pueblos, que están más allá de estas paredes y
son millones y millones, un camino hacia un mundo democrático; pero,
verdaderamente democrático, donde todos, sin excepción, estemos incluidos, donde
haya igualdad, donde haya equidad, donde podamos gobiernos, instituciones,
Estados, sociedades, sectores públicos, sectores privados, todos, en el marco de
las Constituciones y las leyes de cada país, respetándonos mutuamente, construir
un mundo mejor …”
En el Tercer Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA, celebrado en La
Habana en enero del 2003, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro afirmaba que
habría más de una alternativa al ALCA, tomando como referencia la propuesta
realizada por el presidente venezolano Hugo Chávez, de la Alternativa
Bolivariana para Las Américas. Como una muestra más de la acción crítica de
resistencia al ALCA por parte de los pueblos latinoamericanos y caribeños, es
lanzada la propuesta del ALBA, proyecto que adopta una nueva óptica de la
economía, entendida ésta como una actividad que permita asegurar las bases
materiales del bienestar físico y cultural del conjunto de los seres humanos;
subrayando el hecho de que la economía es una construcción colectiva y
recordando que el mercado es una relación social. Comporta esta definición
económica objetivos más humanos para la producción, el comercio, las
inversiones; objetivos que están basados en la justicia social, en la
solidaridad, en la atención verdadera a necesidades humanas, al mejoramiento de
la calidad de vida; proposición que alienta de veras las capacidades productivas
de variadas formas de organización económica, como el cooperativismo; y estimula
avances tecnológicos positivos para la humanidad.
Del 11 al 14 de octubre del 2003 se efectuó el Encuentro Internacional de la
Resistencia y Solidaridad de los Pueblos Indígenas y Campesinos que se
desarrolla con la asistencia de uno 300 delegados (as) de América, allí se
fundamentó la propuesta del ALBA, planteando que esta no es una respuesta al
ALCA en el sentido contrario, sino que es otra cosa: es vida, no es opresión ni
represión y manifestó: “Los pueblos indígenas y campesinos, con la Constitución
en la mano, proponemos a quienes resisten las posiciones pro- ALCA de sus
gobiernos, un modo de abordar la vida, una manera de vivir, un ALBA para los
pueblos hermanos … El ALBA no es una posición que el gobierno de Venezuela
presenta en la mesa de negociación del ALCA, es una cosa diferente, es un
renacer, una esperanza, otra manera de vivir, porque el ALBA propone un renacer
de los proyectos de vida que quedaron inconclusos, que fueron abortados,
reprimidos por siglos, por décadas”.
En noviembre de 2005 el ALCA sufrió un duro revés al ser fuertemente rechazada
en la Cumbre de las Américas y en la III Cumbre de los Pueblos, ambas efectuadas
en Mar del Plata, Argentina. La posición de quienes se identifican plenamente
con la integración latinoamericana y desisten del modelo neoliberal imperialista
fue fortalecida en esos eventos. Estos acontecimientos demuestran que existe en
América Latina un movimiento de resistencia al ALCA, a los TLC y al
neoliberalismo. El año 2005 significó un punto de inflexión en el devenir de la
historia de América Latina y su lucha por lograr la autodeterminación.
El 1ro. de enero de 2006 debía comenzar a aplicarse el Acuerdo de Libre Comercio
de las Américas (ALCA), pero la ambición de las empresas multinacionales y de
sus gobiernos chocó contra la movilización popular y la decisión de los
gobiernos de Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela de no firmar un
tratado que condenaría a los pueblos de toda América a más hambre y exclusión.
CONCLUSIONES
Con la realización de este trabajo hemos logrado reflejar los aspectos más
importantes relacionados con la propuesta del Área de Libre Comercio para Las
Américas (ALCA). La investigación nos ha permitido emitir juicios concluyentes
al respecto, tales como los que reflejamos a continuación:
• La propuesta del ALCA es una iniciativa de los Estados Unidos de América con
el evidente propósito de subordinar los intereses de América Latina y el Caribe
a los del gran imperio que hoy ejerce un dominio hegemónico mundial en lo
económico, político y militar.
• El ALCA responde a las necesidades de EUA de reposicionarse competitivamente
en mejores condiciones frente a otros fuertes rivales del mundo desarrollado
actual en particular la Unión Europea y el potencial competidor que ya es China.
• Esta nueva forma de “integración”ha tenido como su principal antecedente el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), cuyos impactos sobre la
economía mexicana son el avance de los que sucederá al resto de Latinoamérica
con la imposición del ALCA.
• El ALCA es un tratado entre economías muy desiguales, lo cual impedirá el
desarrollo sustentable de América Latina, limitará toda clase de derechos, tanto
de los ciudadanos como de las propias relaciones comerciales y afectará aún más
el medio ambiente.
• América Latina puede lograr una integración que respete los principios de
soberanía e independencia de la región y su autodeterminación. Que convierta en
un objetivo priorizado la reducción de la pobreza, las desigualdades regionales
y la inequidad distributiva que caracteriza a Latinoamérica. Que propicie la
disminución de la brecha que separa a nuestros países crecientemente de los
desarrollados, todo depende de la voluntad política de los gobiernos de nuestros
países.
• Para Cuba el ALCA representará un instrumento más que utilizará el Gobierno de
los Estados Unidos para reforzar el bloqueo.
Lamentablemente hoy en América Latina existen suficientes gobiernos lacayos que
están dispuestos a dar el visto bueno al ALCA a pesar de lo que ello pueda
afectar a sus propios pueblos.
A través de nuestro trabajo hemos logrado dar respuesta satisfactoriamente a la
hipótesis de investigación que nos plateábamos al principio. Aceptamos que las
razones para el ALCA no son impulsar a los pueblos latinoamericanos y caribeños
hacia un incremento y desarrollo sostenible; sino la satisfacción del apetito
estadounidense de dominar la región y competir, en mejores condiciones con otros
rivales del mundo desarrollo actual.
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