ENCUENTROS ACAD�MICOS INTERNACIONALES
organizados y realizados �ntegramente a trav�s de Internet



EN TORNO A LA DIMENSI�N CULTURAL DE LA GLOBALIZACI�N
Dr. Mario Gonz�lez Arencibia
Universidad de las Ciencias Inform�ticas
mgarencibia@uci.cu, Cuba
 

Tercer Encuentro Acad�mico Internacional sobre "Econom�a, Educaci�n y Cultura"
realizado del 6 al 23 de febrero de 2007

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Introducci�n
"Inj�rtese en nuestras rep�blicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras rep�blicas".
Jos� mart�
Los estudios acerca del proceso de la globalizaci�n han sido un tema recurrente durante la d�cada del 80' y aparecen como aspecto central en la agenda de los 90'. Este tema ha sido discutido desde diferentes perspectivas marcadas por consensos, pero tambi�n por profundas discrepancias en torno a la b�squeda de alternativas de desarrollo para enfrentar el fen�meno, debido a la existencia de diversas experiencias en distintas regiones y pa�ses. En unos pa�ses las estrategias de desarrollo para enfrentar el proceso de globalizaci�n generaron expectativas frustradas, en cambio, otras regiones experimentaron un desarrollo exitoso mostrando la posibilidad de combinar lo nacional con lo internacional preservando un desarrollo aut�ctono. Estas han sido las causas por las cuales el proceso de globalizaci�n se tiende a identificar con m�ltiples significados.
Uno de los grandes problemas que ha atravesado este variado debate de significados de la globalizaci�n, es que en la mayor�a de los estudios se ha presentado con un car�cter predominante su dimensi�n econ�mica, releg�ndose a un segundo plano su aspecto cultural y social, no siendo tomados adecuadamente por quienes asumen y ejecutan las decisiones pol�ticas y econ�micas en el plano nacional e internacional. Tal concepci�n al prestar escasa atenci�n a la importancia de la dimensi�n cultural de la globalizaci�n y del desarrollo en s� mismo, ha conducido a una notoria simplificaci�n del proceso. Esto ha tra�do como consecuencia una reducci�n de las posibilidades de actuar con �xito en el contexto de la globalizaci�n a trav�s de la elaboraci�n de pol�ticas de desarrollo sostenible que integren los diversos aspectos de la sociedad. Esta apreciaci�n conduce a plantear un importante tema a tratar, referido a la manera en que la globalizaci�n cultural y el desarrollo sostenible interact�an y se determinan mutuamente. A partir de aqu�, el objetivo que persigue este art�culo es observar la naturaleza de la globalizaci�n cultural como concreci�n conceptual.
 

Perspectiva hist�rica
Para el an�lisis en cuesti�n resulta conveniente observar la perspectiva hist�rica del fen�meno de la globalizaci�n, tomando en consideraci�n que el proceso de integraci�n funcional de actividades dispersas de la sociedad global se acelera con el surgimiento y evoluci�n de las relaciones capitalistas de producci�n. En el comportamiento de esta din�mica incidieron m�ltiples factores, destac�ndose los procesos de acumulaci�n que dieron lugar al desarrollo de ese modo de producci�n durante los siglos XV y XVI.
Parafraseando a Marx seg�n su an�lisis en el Manifiesto Comunista se podr�a indicar que un lugar de particular importancia en el desarrollo de una sinergia global, lo desempe�� la formaci�n y desarrollo del mercado mundial, mediante el cual la producci�n y el consumo de todos los pa�ses tiende a asumir un car�cter cosmopolita. En este contexto los resultados han sido variados, siendo notorio la sustituci�n de industrias cuya introducci�n se transforma en cuesti�n vital para todas las naciones civilizadas, y que ya no emplean materias primas de un s�lo pa�s, sino, trasladadas de las m�s lejanas regiones del mundo, y cuyos productos no s�lo se consumen en el propio pa�s, sino en todas las partes del globo terrestre. De lo expresado se puede apuntar que los aspectos culturales han acompa�ado simult�neamente los procesos pol�ticos, econ�micos y militares. Por lo que la reflexi�n sobre la dimensi�n social y cultural de la globalizaci�n est� profundamente vinculada con una mayor composici�n org�nica y t�cnica del capital, con una mayor intensificaci�n de las relaciones sociales de producci�n y con el avance del colonialismo, los cuales, en su conjunto han puesto en contacto las m�s diversas costumbres de vida y de soluci�n de los problemas de existencia humana.
Se puede indicar que el contenido social y cultural como proceso, que remite a la din�mica de la globalizaci�n son aspectos que han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad, y particularmente, su mayor omnipresencia ha estado asociado a las relaciones capitalistas de producci�n. Hace 153 a�os Marx y Engels (marzo de 1848), refiri�ndose a los aspectos se�alados expresaron: "En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos nacionales surgen nuevas, que reclaman para su satisfacci�n productos de los m�s apartados y de los climas m�s diversos. En lugar del antiguo aislamiento de regiones y naciones que se bastaban as�mismas, se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producci�n material como a la intelectual. La producci�n intelectual de una naci�n se convierte en patrimonio com�n de todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan de d�a en d�a m�s imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y locales se forma una literatura universal"
Lo planteado permite observar que el proceso de universalizaci�n de las relaciones sociales de producci�n material e intelectual, es un fen�meno que tiene una socializaci�n intensiva o unidad de lo diverso con el devenir de las relaciones capitalistas de producci�n, debido a la vocaci�n universal del capital, lo cual est� ligado tambi�n a la cultura de consumo que promueve y a los modelos de desarrollo que estimula, acelerando el proceso de "socializaci�n del sistema". Tal proceso por su naturaleza y sus mayores alcances es reconocido a fines del siglo XX, casi un�nimemente por sus analistas como GLOBALIZACION.
El concepto de globalizaci�n en su car�cter general se presenta con un car�cter ambiguo, al admitir distintos contenidos. Ello es manifestaci�n de que este proceso es una tendencia hist�rica resultante de diversos procesos sociales de alcance mundial, que apuntan hacia una sinergia global interconectando diferentes regiones y pa�ses, en virtud de m�ltiples y complejas interrelaciones, incluyendo no s�lo el aspecto econ�mico, sino tambi�n social, pol�tico, ideol�gico y cultural. Como tendencia este proceso produce interconexiones de organizaciones sociales geogr�ficamente distantes entre s� e intensifica interconexiones preexistentes.
Por consiguiente, la globalizaci�n en su aspecto social conduce a una reorganizaci�n del espacio geogr�fico, al viabilizar una creciente interacci�n e interdependencia de las distintas unidades constitutivas del sistema mundial, lo cual lleva a modificar los �mbitos de acci�n de sus actores, adquiriendo matices heterog�neos en correspondencia con las interrelaciones que se producen.
A nivel esencial la globalizaci�n es un proceso objetivo, resultado del desarrollo de las fuerzas productivas y de la cada vez m�s desplegada intensificaci�n de las relaciones sociales de producci�n a lo largo y ancho del escenario mundial intervinculando localidades distintas y distantes, en un mundo heterog�neo en lo econ�mico, social, cultural, demogr�fico, pol�tico e hist�rico. Esta heterogeneidad, integra a la globalizaci�n de una naturaleza compleja y multifac�tica, tanto por los �mbitos diferentes de la vida social en que se desenvuelve, como por sus impactos, los cuales, tambi�n son heterog�neos en su perspectiva socio-clasista y en sus efectos, sobre las diferentes regiones, pa�ses y clases sociales.
A partir de la idea anterior y atendiendo a los contenidos diferentes que se le asignan al proceso de globalizaci�n es posible identificar "procesos globalizadores o globalizantes", como un conjunto de fen�menos en plural. Partiendo de ello en este art�culo se utiliza la dimensi�n de globalizaci�n cultural refiri�ndose a esta como lo concreto, es decir como un fen�meno que sintetiza distintos aspectos de la realidad social, en lo que es conveniente apuntar que tal concepci�n, no debe valorarse como equivalente de que las caracter�sticas de este proceso son homog�neas a lo largo y ancho del escenario mundial.
Criterios en torno a la dimensi�n cultural de la globalizaci�n
En su acepci�n cultural la globalizaci�n es conceptualizada de distintas maneras, de un parte, existen autores que la definen como: "la fase actual de la modernidad entendida como un intento de unificar los imaginarios culturales mundiales, que se diferencia de la anterior por la existencia de m�ltiples actores". Este concepto sugiere que la globalizaci�n en lo cultural tiene como centro a la modernidad, la cual en la teor�a es entendida de diversas formas. Por un lado, se le alude como una noci�n de progreso, sin embargo por otra parte, es interpretada como una visi�n totalizadora de la realidad; como un fen�meno que no comporta un conjunto de valores o intereses en si misma, y que se conforma por medio de la matriz del poder y las estructuras del sistema de clases donde est� enraizada.
Esta concepci�n vista de manera unilateral tiende a mutilar el car�cter objetivo de la globalizaci�n en su aspecto cultural, debido a que se tiende a concebir s�lo el car�cter impositivo con que ha actuado la modernidad desde la l�gica dominante de los centros de poder. A nuestro entender, es de particular importancia para el an�lisis de la dimensi�n cultural de la globalizaci�n reconocer que "el papel hist�rico progresivo del capitalismo puede resumirse en dos breves tesis: aumento de las fuerzas productivas del trabajo social y socializaci�n de este".
Marx como resultado de su minucioso estudio del capitalismo, al referirse al proceso de socializaci�n que crea destaca que: "El per�odo burgu�s de la historia esta llamado a sentar las bases materiales de un nuevo mundo: a desarrollar, por un lado, el intercambio universal, basado en la mutua dependencia del g�nero humano, y de otro, desarrollar las fuerzas productivas del hombre y transformar la producci�n material en un dominio cient�fico sobre las fuerzas de la naturaleza"
En otra dimensi�n del an�lisis se presenta a la globalizaci�n cultural como "el pasaje de identidades culturales tradicionales y modernas, de base territorial, a otras modernas y posmodernas, de car�cter transterritorial". Aqu� subyace el fen�meno de la modernidad y de la posmodernidad, sin embargo, esta concepci�n avanza en el reconocimiento de los aspectos del pasado y el presente, haciendo �nfasis en los cambios org�nicos que se producen, los cuales tienen como centro la construcci�n de identidades culturales.
Tambi�n se destaca en un plano m�s general, la concepci�n de globalizaci�n entendida por algunos analistas como: la vocaci�n homogeneizadora en lo econ�mico, pol�tico y cultural, haciendo referencia al contexto en que ejercen un poder absoluto los actores transnacionales y la presencia de tendencias centr�petas que dominan y dise�an el eje del escenario en que se mueve la sociedad global. Este plano de movimiento de la globalizaci�n, es lo que se conoce como globalizaci�n versus cultura.
Funciones claves de la cultura
Con el an�lisis anterior se intenta llamar la atenci�n en lo que respecta a lo siguiente: si s�lo se observa la dimensi�n cultural de la globalizaci�n vinculada al criterio del car�cter dominante que han ejercido los centros de poder imponiendo su cultura al resto del mundo, se reconoce �nicamente el car�cter hegem�nico del proceso, lo cual, es da�ino para el dise�o de pol�ticas de desarrollo sostenible, particularmente desde la perspectiva de los pa�ses subdesarrollados. Por ello este an�lisis propone que la dimensi�n cultural de la globalizaci�n supere la simple visi�n de concebir s�lo el aspecto fenom�nico del proceso trascendiendo a los aspectos esenciales del mismo.
En un primer orden, es necesario partir del car�cter gen�rico del concepto cultura, entendida dentro de sus m�ltiples acepciones como un proceso en el desarrollo hist�rico de la sociedad y donde se entroncan las riquezas humanas y los valores aportados por generaciones a trav�s de distintas �pocas, pueblos, naciones, continentes dados en expresiones que ilustran diversidades y especificidades donde se funde lo com�n con lo distintivo. Por consiguiente, la cultura es un complejo sistema que funciona con determinados grados de integridad y dinamismo, incluyendo un conjunto de subsistemas, los cuales, conforman la base de la creaci�n y difusi�n de los valores espirituales. Seg�n esta apreciaci�n, la cultura esta provista de un enfoque sist�mico que puede ser considerado como un subsistema de cualquier sistema social concreto que se analice, lo cual est� en correspondencia con las funciones que cumple.
Este an�lisis lleva a se�alar, que el enfoque sist�mico e integral que est� en la base de la interacci�n sin�rgica del conjunto de fen�menos y procedimientos de la sociedad, permite concebir a la cultura como un sistema multifuncional en estrecha interdependencia con la realidad, y en particular con el sistema socio-econ�mico. Por lo tanto, vale aclarar que a�n cuando la cultura cuenta con relativa independencia, depende de la base socio-econ�mica, la cual determina su nivel y car�cter imprimi�ndole los rasgos espec�ficos de la formaci�n socio-econ�mica que represente. De ello se derivan los nexos entre cultura y desarrollo, siendo el factor cultural instrumento y objetivo del desarrollo en la medida en que promueva el despliegue multifac�tico de la vida humana en sus diversas formas. Esta valoraci�n no debe llevar a la equivoca interpretaci�n de reducir a la cultura a una posici�n subordinada de simple catalizador del desarrollo econ�mico, debido a que la cultura desempe�a m�ltiples funciones que superan su misi�n de promotora del desarrollo econ�mico.
A los efectos del objeto de estudio de este trabajo es importante tener en cuenta las funciones claves de la cultura, (informativa, directiva y comunicativa) las cuales, representan el nivel funcional jer�rquico superior de cualquier sistema cultural. De ello se derivan otras funciones tales como: la protectora, (protege al hombre de las influencias nocivas y de los cambios del medio ambiente). Tambi�n se destaca la funci�n socializadora de la cultura, referida a la asimilaci�n de conocimientos, aptitudes, normas y experiencia social acumuladas durante la fusi�n de m�ltiples generaciones, incluyendo elementos intra e intergeneracionales. La asimilaci�n se materializa a trav�s del desempe�o de las relaciones sociales que se establecen entre los hombres en las diversas esferas del desarrollo social; en ello ocupa un papel importante la educaci�n como reproductora del desarrollo.
Seg�n esto el aspecto cultural de la sostenibilidad asume especial importancia cuando se reconoce como objetivo que incluye el desarrollo. Por esta raz�n podr�a desarrollarse una comprensi�n de las interacciones entre la sociedad y el consumo per c�pita de recursos en las que intervienen la tecnolog�a, la cultura y los valores �ticos. La base de la sostenibilidad del desarrollo radica entonces, en identificar toda la variedad de posibles relaciones sociales entre los hombres y su medio natural y seleccionar aquellas interrelaciones que sustentan la vida. Desde el punto de vista metodol�gico es de gran importancia tener en cuenta los aspectos anteriores en el tratamiento de la globalizaci�n cultural, si se parte del criterio de que esta se nutre de lo particular, de lo espec�fico y de lo singular de cada subsistema de la realidad mundial.
Privilegiar las manifestaciones de la globalizaci�n cultural en el nivel local, permite comprender las experiencias, s�mbolos y discurso de la cultura local, la diferenciaci�n espacial interna y sus interrelaciones con los �mbitos (siempre heterog�neos) de la cultura regional, nacional y global. Por lo que entendemos que el contenido m�s profundo de la globalizaci�n cultural est� en la identidad cultural, la cual representa esencialmente la manera en que se concretan los v�nculos de la unidad y la diversidad en diferentes interconexiones espaciales y temporales. En su primera dimensi�n incluye territorios, naciones, regiones, continentes hasta llegar al universo y en su segundo aspecto contempla los elementos del pasado, del presente y su fusi�n.
�C�mo entender la globalizaci�n cultural?
Los argumentos expuestos llevan a plantear la globalizaci�n cultural como: la bifurcaci�n de identidades culturales de distinto orden en los que se concreta la unidad y la diversidad. Unidad en una perspectiva de universalidad con principios universalistas y diversidad si se tiene en cuenta el mantenimiento de ciertas formas de identidad nacional. En ello est� impl�cito la socializaci�n de los valores de la cultural universal, lo cual, tiene como base la intersecci�n de lo global con lo local, el nivel de las identidades, su evoluci�n y nuevas formas de emergencia e hibridaci�n que son propias del desarrollo social.
Esta concepci�n sugiere dos proposiciones alrededor de las identidades culturales de la globalizaci�n; en primer lugar, estas se deber�n crear desde la l�gica de la cultura universal de los procesos sociales, los cuales incluyen a las demandas de los fen�menos econ�micos, pol�ticos y ecol�gicos que act�an en funci�n de lo social. En una segunda dimensi�n es necesario considerar que la construcci�n de las identidades culturales de la globalizaci�n se deber�n estructurar desde la perspectiva del Estado-naci�n en correspondencia con sus especificidades dentro del contexto del sistema mundial.
El enfoque anterior es de suma importancia para la elaboraci�n de pol�ticas de desarrollo sostenible al tomar en cuenta la relaci�n entre lo nacional y el resto de las partes en el sistema mundial. En este marco es importante reconocer que la globalizaci�n como proceso constituye una reestructuraci�n, que tiene su contenido m�s profundo en la evoluci�n del conocimiento cient�fico. Este razonamiento expresa una realidad operativa y esta consiste en esencia en un amplio, complejo y din�mico proceso de modificaciones, que afecta a todos los componentes de la sociedad global contempor�nea y cuyos factores determinantes son tanto econ�micos, tecnol�gicos, ecol�gicos, culturales, como pol�ticos y en su m�s amplia dimensi�n social.
Identificada como reestructuraci�n que comprende las fuerzas productivas y las relaciones de producci�n y la superestructura que la representa dinamizando estos nexos, la globalizaci�n no debe ser ignorada ni evitada. Hace ya alg�n tiempo que fue superada la �poca en que los pa�ses pod�an tratar de desarrollarse con relativa independencia de lo que sucediera en el resto del mundo. Debe quedar claro que lo que ha estado transform�ndose de manera vertiginosa en los �ltimos a�os, no es solamente el pa�s, sino la sociedad mundial en su conjunto, y que en este entorno, los par�metros de inserci�n en la cultura mundial globalizada son volubles y est�n sujetos a certidumbre e incertidumbres debido al car�cter dominante de las leyes del capital, y este se extiende y modifica con particular celeridad y en trayectorias incalculables.
Esta fluctuaci�n consustancial a la globalizaci�n dictada por la ley del valor, debe ser tenida muy en cuenta por las alternativas de desarrollo, prestando especial atenci�n al establecimiento de dispositivos para reducir los dilemas culturales de los procesos que la acompa�an, y de hecho, para tratar de sacar ventajas de los desaf�os que se generan, tanto de las certidumbres como de las incertidumbres ocasionadas por las transformaciones que ocurren en la econom�a mundial contempor�nea.
La relaci�n que hay entre globalizaci�n, cultura y desarrollo es mucho m�s din�mica, tambi�n podr�a admitir la existencia de oportunidades para el desarrollo cultural. El reto para los pa�ses subdesarrollados en el contexto de la globalizaci�n, no es que las oportunidades de desarrollo no est�n presentes, el dilema est� en lograr aprovechar las oportunidades existentes, las cuales exigen determinados requerimientos que muy pocos pa�ses subdesarrollados pueden o han sido �capaces de alcanzar�. Esta meditaci�n conduce a la idea, de que la globalizaci�n pudiera ser inevitable en tanto se considere como un proceso de reestructuraci�n econ�mica y cultural global resultado de la evoluci�n del conocimiento cient�fico. Esto no implica que no se reconozcan sus efectos da�inos, los cuales en cuanto a posibilidades de desarrollo los mismos si deben ser evitados. Una visi�n de ese tipo se podr�a apoyar en hechos reales y en tendencias evidentes del proceso, fundadas en las consecuencias negativas que ha tenido para los pa�ses subdesarrollados y tambi�n para vastos sectores sociales en las propias naciones m�s industrializadas.
El car�cter contradictorio y heterog�neo de la reestructuraci�n de la econom�a y la cultura mundial se expresa, de diversas maneras, entre ellas en el hecho de que este proceso que ha favorecido la extensi�n a escala planetaria de pr�cticas inhumanas de obtenci�n de plusval�a y de diferenciaci�n social, tambi�n ha conducido a una dispersi�n de la base industrial y cultural del mundo en �favor� de un grupo de pa�ses subdesarrollados, cuyos efectos no pueden ser ignorados ni menoscabados. Estos efectos diferenciados dejan ver variados desaf�os y lecciones en el plano del dise�o de pol�ticas de desarrollo.
Las lecturas de los cl�sicos del marxismo indican que la soluci�n de la contradicci�n econ�mica fundamental del capitalismo est� en reconocer de modo efectivo el car�cter social de las fuerzas productivas modernas, y por tanto, de armonizar el r�gimen de apropiaci�n y de cambio con el car�cter social de los medios de producci�n. �Las fuerzas activas de la sociedad obran mientras no las conocemos ni contamos con ellas, exactamente lo mismo que las fuerzas de la naturaleza: de un modo ciego, violento destructor, pero una vez conocidas, tan pronto �se sepa� comprender su actividad, su tendencia y sus efectos, depende de nosotros supeditarlas cada vez m�s de lleno a nuestra voluntad y alcanzar por medio de ellas nuestros propios fines�.
Ep�logo
El mensaje conclusivo podr�a ser, que en la medida en que se dise�en pol�ticas culturales que contribuyan al desarrollo cultural, teniendo en cuenta lo universal de los procesos, as� se podr�n enfrentar los efectos nocivos del proceso de globalizaci�n en lo econ�mico, pol�tico, ecol�gico y cultural. Para ello globalizaci�n cultural y desarrollo sostenible deber�n convertirse en la pr�ctica real en una unidad dial�ctica, teniendo como centro al hombre y su entorno. La relaci�n entre la globalizaci�n cultural y el desarrollo sostenible debe convertirse en un elemento estrat�gico. A trav�s de ella, se pueden abordar respuestas a importantes problemas sobre las presentes y futuras generaciones al tomar en consideraci�n a la cultura como el bar�metro de la calidad del desarrollo.
Esta unidad dial�ctica requiere de acciones constantes, proceder afirmativamente en los programas que se propongan, d�ndoles el contenido y los recursos necesarios para que se ejecuten eficientemente; en ello reside el car�cter sostenido del desarrollo. Sin embargo, este ser� sustentable cuando se logra consolidar desde la perspectiva temporal y espacial. Pero m�s que nada ser� sustentable cuando confiemos en �l. Cuando exista una conciencia clara del horizonte en el pasado, presente y futuro, en los marcos de una racionalidad que perdure pol�tica, econ�mica, ecol�gica, cultural y socialmente. Hay que partir de un factor decisivo, y es que en �ltima instancia lo determinante es el factor econ�mico, sin el cual, no se puede sustentar ning�n proyecto social. No se debe ignorar que sin "econom�a s�lida todas las aspiraciones pol�ticas y sociales se convierten en un sue�o ut�pico".
El desarrollo sostenible requiere de tecnolog�a y creatividad humana de manera que se globalice una nueva �tica que involucre la justicia social y enaltezca la vida en todos sus ordenes en lo que se deber�a tener en cuenta lo siguiente: "El poder no reside �nicamente en el saber t�cnico, sino en la apropiaci�n de la capacidad social y t�cnica reunidas, en la acumulaci�n de recursos culturales para usar esta apropiaci�n y en la formaci�n de v�nculos entre lo local y lo mundial. Se ha logrado pasar con �xito del sistema "global" al "local" cuando los factores culturales han sido tenidos en cuenta expl�cita y cuidadosamente. Esas transferencias requieren innovaci�n t�cnica, econ�mica y social conforme los pueblos recuperan la iniciativa. Por lo tanto, hay que prestar especial atenci�n al saber que cada cultura ha aportado al patrimonio intelectual del mundo".
Lo anterior sugiere que la defensa de la identidad nacional no es la incomunicaci�n, sino una mayor y aut�ntica apertura hacia lo universal. S�lo se puede preservar lo nacional si esta se abre a todo lo leg�timamente culto que no es nuestro. Esto supone un proceso de autocreaci�n incompatible con las formas culturales importadas, donde los valores culturales deben ser interpretados y actualizados por los grupos que participan en ellos. En tal sentido, la formulaci�n de pol�ticas culturales, no debe ser exclusiva de los Estados o de la iniciativa privada, sino que debe incluir a educadores, profesionales, trabajadores de la cultura, asociaciones; capaces de generar ideas, alternativas, proyectos socioculturales, que conduzcan al fortalecimiento de la identidad y al enriquecimiento de la pluralidad de nuestros pueblos.
En conclusi�n, para los pa�ses de Am�rica Latina y el Caribe en realidad no se trata de elegir entre la autarqu�a y la apertura. De lo que se trata, es de elegir entre el sendero hasta ahora seguido, de aceptaci�n pasiva y sin reservas de todo aquello implicado en la globalizaci�n, o un sendero diferente, que implique el despliegue de capacidades en distintos niveles -(comunitario, territorial, regional, nacional, continental, en lo econ�mico, pol�tico, ecol�gico, cultural, es decir social etc.)- para asumir o rechazar las tendencias globales y colocarlas en funci�n de un desarrollo multidimensional.


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