ÉTICA, GOBERNANZA Y DESARROLLO
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Resumen. En estas líneas desarrollaremos el tema polémico del papel
desempeñado por el comercio exterior de la industria manufacturera mexicana, en
el desenvolvimiento de la economía de este país, dentro del marco del
neoliberalismo.
Palabras clave: comercio exterior mexicano del sector manufacturero.
Introducción.
En estas líneas comentaremos el tema debatible sobre la incidencia del comercio
exterior mexicano en el desenvolvimiento de la economía mexicana y el rol que
desempeñado como elemento importante en el comportamiento del empleo.
El rol ejercido por el comercio exterior no ha resultado suficiente para
impulsar favorablemente el crecimiento de la economía mexicana; en efecto, en
sexenios anteriores al de Miguel de la Madrid, en los primeros cinco años de
gobierno la situación fue la siguiente: 5.19 por ciento con Lázaro Cárdenas;
6.08 por ciento con Ávila Camacho; 6.14 por ciento con Alemán Valdés; 6.64 por
ciento con Ruiz Cortines; 5.49 por ciento con López Mateos; 6.2 con Díaz Ordaz;
6.27 por ciento con Echeverría y 7.97 por ciento con López Portillo... Con Fox,
1.86 por ciento.
En este mismo sentido, CEPAL (2006), “la ocupación informal alcanzó a 11,8
millones de personas en 2005, lo que representa más del 28% de la población
ocupada la industria manufacturera (segunda en importancia en la creación de
empleo, con un 22,5% del total) ha registrado comportamientos negativos desde
2001 y solo en 2005 mostró un crecimiento de un 1,3% respecto a 2004. Esta
tendencia se mantiene en el 2006 ante la expansión de la demanda externa. En la
industria maquiladora el personal ocupado se expandió un 4,7% en 2005, ritmo
similar al de 2004 (5%). Sin embargo, el número de empleos sigue siendo un 10%
inferior al máximo registrado en 2000” .
También es importante mencionar que “ante un mercado debilitado y sin
crecimiento y la disminución de las exportaciones, principalmente hacia EU, 35
de las 55 ramas que conforman la industria manufacturera registran niveles de
producción hasta un 47% debajo de lo que tenían al empezar la actual
administración, teniendo una contracción anual en conjunto de 6.7% y la
inversión productiva, medida en importación de maquinaria y equipo, registró
también una baja de 7.6% en los primeros cuatro meses del año, lo que es más
grave si consideramos que el sector manufacturero en México genera cerca del 20%
del PIB”.
Ahora bien, con respecto a la inversión extranjera, México para el año 2003 era
de los 10 principales destinos de IED”. En 2005, ocupa el lugar mundial número
16, detrás de China, que ocupa el primer lugar y Brasil con el 7º lugar como
mercado idóneo para el capital productivo, según resultados preliminares recién
aparecidos en el Índice de Confianza de la Inversión Extranjera Directa de
diciembre de 2005. Sin embargo, “las perspectivas de inversión han empeorado en
México, dado el mediocre desempeño del sector exportador, la pérdida de
competitividad en relación con los mercados asiáticos y la precaria situación de
la industria maquiladora”. Ahora bien, con respecto al Índice de Competitividad
Global, México ocupa para el año 2006 el lugar número 53, es decir mejoró tres
lugares con respecto a 2005, de un universo de 61 naciones. Por arriba de
México, se encuentra Chile en el lugar 24 y Brasil en el 52.
No obstante es importante mencionar que los países “mayores receptores de IED
durante 2005, en millones de dólares, fueron México (17.805), Brasil (15. 193),
Chile (7.208), Argentina (4.662) y Colombia (3.921). En efecto, durante la
presente década, México y Brasil han encabezado sucesivamente la lista de
ingresos de inversión en la región… En 2005 se conservó la notable concentración
de IED en el sector de las manufacturas en México (58%), particularmente en
plantas ensambladoras (maquila), actividad vinculada a la economía de Estados
Unidos. El sector automotor ha registrado gran dinamismo, concentrando parte
importante de la IED” .
México sobresale en América Latina por haber logrado la multiplicidad de sus
exportaciones y por fomentar el crecimiento de su mercado, ambos apoyados sin
duda por su estrecha relación con Estados Unidos en el contexto del TLCN. Sin
embargo, el país sigue padeciendo graves debilidades institucionales; padece de
una reglamentación y burocracia excesiva e instituciones públicas –como el
sistema judicial, la policía– que necesitan operar con mayor apertura y
transparencia. México también tiene un serio problema de crimen, que incrementa
los costos de las empresas y menoscaba la competitividad. La nueva
administración tendrá que atender estos problemas y encontrar maneras de
invertir más recursos para mejorar la educación secundaria y terciaria, para
incrementar la capacidad de la población en un futuro no muy lejano y poder
innovar y maniobrar más fácilmente en una economía mundial cada vez más
compleja. “No obstante, el TLCAN por si solo no basta para asegurar la
convergencia económica entre los países y regiones de América del Norte. Esto
refleja tanto las limitaciones en el diseño del TLCAN como, de modo más
importante, la necesidad de reformas internas aún pendientes” .
No obstante, la fase de convergencia con el país vecino del norte, “enfrenta
restricciones significativas que colocan una cuña entre el PIB per cápita de
México y de EE.UU. incluso en el largo plazo… las restricciones más importantes
son el resultado de brechas institucionales y deficiencias en las políticas
educativas y de innovación. De hecho, la brecha en la calidad del marco
institucional es el factor individual que explica una mayor proporción la brecha
de ingresos entre los dos países. Sin embargo, el TLCAN no basta. las esperanzas
de que México daría pasos agigantados para alcanzar a Estados Unidos se vieron
reducidas por la insuficiente inversión en educación, innovación e
infraestructura, así como la baja calidad institucional, un término que abarca
la rendición de cuentas, la eficacia regulatoria, el control de la corrupción y
temas afines”.
El nuevo modelo de industrialización mexicano presenta “ la tendencia hacia una
mayor concentración sigue presente..., aunque con características diferentes
entre sectores y ramas. Se observó que las economías de escala aumentaron en las
ramas industriales en las cuales tradicionalmente han sido altas, aquellas que
se caracterizan por sus procesos tecnológicos continuos y de producción en masa,
como productos de hule, bebidas alcohólicas, otros productos alimenticios,
frutas y legumbres e industrias básicas de metales no ferrosos. Las economías de
escala disminuyeron en los sectores donde su importancia relativa era menor; en
algunos casos se trata de ramas en las cuales el avance de las tecnologías
flexible es relativamente más importante o bien donde se ha presentado cierta
desintegración vertical. Además, algunas son altamente exportadoras, por
ejemplo, automóviles, motores y accesorios para automóviles, productos metálicos
estructurales y maquinaria y equipos eléctricos”.
Los eslabonamientos hacia atrás se pueden definir como las relaciones entre
empresas en las cuales una compañía compra bienes y servicios como insumos de
producción de manera regular de una o más compañías en la cadena de producción.
Cuando subcontratistas nacionales suministran insumos a compañías extranjeras,
éstos deben satisfacer preferencias en diseño, especificaciones técnicas,
calidad del producto y tiempos de entrega, lo cual contribuye de forma
determinante al desarrollo de sus capacidades tecnológicas. Además, esta
relación puede permitir a las empresas nacionales difundir su producción y
beneficiarse de las economías de escala. Cabe resaltar que la naturaleza de la
industria tiene un efecto importante en esta clase de interacción. La
posibilidad de observar eslabonamientos productivos aumenta cuando el producto
final requiere varios tipos de componentes manufacturados o como condición
necesita habilidades o tecnologías específicas. Así pues, cuando las capacidades
internas de una empresa son reducidas, la subcontratación se vuelve más factible
(la industria automovilística es el ejemplo más claro de esta situación).
Un tema recurrente en la literatura sobre las corporaciones transnacionales es
la preocupación de que éstas se constituyan en enclaves con pocos lazos con el
resto de la economía.
En este sentido se argumenta que, una vez comenzado el proceso de ensamblaje de
componentes importados (con poco valor agregado nacional), el proceso de
industrialización debe avanzar con el fin de incrementar el uso de componentes
internos. Como Lall (1995) señala, el incremento de la participación de las
empresas nacionales permite la difusión de tecnología industrial y habilidades,
así como la captura de muchas de las externalidades que acarrea el proceso de
desarrollo industrial.
La existencia de un escenario propicio para el inversionista no está apto para
recibir todas las prerrogativas potenciales de la IED. Los beneficios (en la
forma de conocimiento tecnológico) de la presencia extranjera en una industria
no circularán de manera automática. Los resultados del análisis estadístico
explicaron la falta de efectos de eslabonamiento y colaboración, de tal forma
que la formulación de políticas se debe concentrar en el soporte a empresas
nacionales en sus tentativas por aprender e interactuar con corporaciones
extranjeras. “Cada industria tiene una trayectoria única de desarrollo y una
forma específica de interacción entre el segmento nacional y el extranjero. Es
posible, sin embargo, sugerir un pequeño conjunto de políticas horizontales con
el potencial de beneficiar a todas las empresas sin importar la industria a la
que pertenezcan:
a] mejorar el acceso al financiamiento;
b] promover el uso de los incentivos fiscales para actividades tecnológicas, y
c] eliminar las asimetrías de información mediante el fortalecimiento de la
infraestructura tecnológica.
Estas políticas deben tener el propósito de corregir las deficiencias en las
áreas de información, instituciones y financiamiento”.
El contenido tecnológico de las exportaciones mexicanas manufactureras le
corresponde un nivel medio y alto, para el año 2005, de las cuales encontramos
que el 69.2% pertenece a la industria automotriz, aparatos eléctricos y
electrónicos, maquinaria y equipos especiales para industrias diversas.
Ahora bien a México para el año 2004, le corresponde el 38% del total de las
exportaciones de bienes y servicios, de América Latina y en particular el peso
del sector manufacturero mexicano en las ventas al exterior es de 64.6% en esta
región del planeta.
Así México, es “el exportador más dinámico de la región, también ha perdido
participación respecto de Asia Oriental y, de manera más notoria, respecto de
China. La explicación es sencilla: México agrega poco valor a los productos
altamente tecnológicos que exporta que ya tienen un alto valor agregado. El
crecimiento de sus exportaciones se ha basado en el simple ensamblaje (en
plantas maquiladoras) y reexportación de productos importados, sin aportar gran
mejoramiento tecnológico. Si bien en un nivel tecnológico menor, el modelo
mexicano de fuerte crecimiento de las exportaciones con poco valor agregado es
típico de un grupo bastante grande de países: los países exportadores de prendas
de vestir, como Bangladesh, Honduras y Nicaragua, caben en esta categoría”.
Durante el último decenio, como el auge de las exportaciones mexicanas no ha
resuelto el problema del desempleo ni de la baja en el salario real, así como
tampoco el de la pobreza; “la tasa de crecimiento de las exportaciones de bienes
manufacturados de México se mantuvo en torno al 26%. Actualmente, el país es
responsable de alrededor de la mitad de todas las exportaciones de manufacturas
desde América Latina. Más aún, el crecimiento de las exportaciones se ha
concentrado en sectores tecnológicos con alto crecimiento y gran valor agregado,
como automóviles y aparatos electrónicos. En marcado contraste con este
provechoso registro en cuanto a exportaciones, entre 2000 y 2005 el crecimiento
económico PIB per cápita registró un promedio de 1.15%. Los salarios reales
están estancados, el desempleo aumentó respecto del nivel de comienzos de los
noventa, la extrema pobreza disminuyó sólo levemente, mientras que la
desigualdad aumentó. México registra uno de los coeficientes de Gini más altos
del mundo, el cual incluso ha aumentado levemente en el último decenio.”
Los datos sobre las exportaciones que apuntan a un auge tecnológico son
engañosos. Alrededor de la mitad de las exportaciones de México se originan en
la zona de las maquiladoras, donde la producción consiste principalmente en el
simple ensamblado y reexportación de componentes importados. La actividad
exportadora se asocia a muy poco valor agregado y mínima transferencia
tecnológica y habilidades. En efecto, debido a su dependencia de un sector
exportador mal pagado y de baja calificación, México ha quedado altamente
expuesto a la competencia de economías que gozan de salarios más bajos, por
ejemplo China. El empleo mexicano ha caído en 180.000 puestos de trabajo sólo
desde 2001.
Otro aspecto importante, en el que el auge del comercio exterior no ha tenido
una influencia positiva es que pese al aumento sostenido de la productividad,
los salarios reales en la manufactura solamente han aumentado en promedio de
2000-2005 en 2.7 a causa del rápido crecimiento de las exportaciones, en parte
debido a la concentración de la actividad exportadora en sectores con bajo valor
agregado. Factores que contribuyen a empeorar la situación son los deficientes
derechos de negociación colectiva y las presiones laborales.
Ahora bien, es primordial mencionar que las exportaciones no son sólo o
principalmente trascendentales como fuente de ingreso, sino también como medio
de financiación de las importaciones de las nuevas tecnologías necesarias para
producir crecimiento, productividad y empleo para aumentar los niveles de vida y
mantener la competitividad en los mercados mundiales. El rechazo al comercio
mundial puede convertirse en marginalización tecnológica, la que a su vez incide
en la pobreza y la distribución del ingreso mundial. Evitar quedar separados del
mercado mundial implica ingresar a las actividades comerciales más dinámicas y
de mayor valor agregado, aspectos que a su vez exigen la creación de redes
manufactureras diversificadas capaces de adaptar nuevas tecnologías y agregar
valor en el espacio de la localidad.
No obstante, los caminos entre el comercio y el desarrollo humano son
complicados y no existe un plan experimentado sencillo que asegure la plena
integración a los mercados mundiales.
Las políticas comerciales representan una de las últimas fronteras del antiguo
modo de pensar acerca del desarrollo. En otras áreas, la mayoría de los
responsables de formular políticas, en principio, aceptan que el crecimiento
económico y el consumo no son fines en sí mismos, sino un medio para avanzar en
el desarrollo humano. En muchas ocasiones se considera al comercio como el
elemento determinante para alcanzar el progreso económico, así se transforma la
lógica del desarrollo y el triunfo se acostumbra a evaluar en términos del
crecimiento de las exportaciones, según lo formulara Dani Rodrik, “El comercio
se ha transformado en el lente a través del cual se percibe el desarrollo, y no
al revés”
Una liberalización gradual y bien adaptada de las importaciones a la economía
puede generar grandes beneficios en materia de productividad, y las
exportaciones pueden traducirse en una importante fuente de ingresos y empleos
para los pobres.
En efecto, el éxito de la penetración en los mercados mundiales depende cada vez
más de la creación de capacidades industriales, así, en una economía global
basada en conocimientos, la mano de obra barata y las exportaciones de productos
básicos o de simples bienes ensamblados no son elementos idóneos para sostener
el aumento en los niveles de vida.
La globalización una de sus características determinantes es la fragmentación de
la producción, es decir, la construcción de sistemas de producción con capacidad
mundial, en este marco, si bien el sector manufacturero mexicano más dinámico es
el automotriz, el automóvil no se fabrica en el país, solamente se elabora una
pequeña parte, en efecto, “los ‘automóviles nacionales’ son un asunto del
pasado. General Motors ensambla sus cajas de cambio en México, las tapas de los
radiadores provienen de Chennai, la India, y la tapicería es entregada por
proveedores de Indonesia que utilizan materiales importados de China”.
México, si bien es cierto, es el exportador más dinámico de América Latina, ha
perdido participación en el comercio, respecto a los países de Asia y en
particular con China, porque nuestro país, “agrega poco valor a los productos
altamente tecnológicos que exporta que ya tienen un alto valor agregado. El
crecimiento de sus exportaciones se ha basado en el simple ensamblaje (en
plantas maquiladoras) y reexportación de productos importados, sin aportar gran
mejoramiento tecnológico...Cuando Malasia exporta televisores en color, más de
25% del valor agregado de los componentes importados se queda en Malasia. Cuando
México exporta productos automotrices de alta tecnología, sólo el 3% permanece
en México”.
La mayor apertura de nuestro país estuvo asociada con reducciones irrisorias en
la pobreza y con altos niveles de desigualdad. Por otra parte, la rápida
liberalización de las importaciones agrícolas afectó particularmente a los
pobres de las zonas rurales, debido, en parte, a los altos niveles iniciales de
desigualdad. En efecto, las tasas de crecimiento del PIB por habitante no
avanzaron, por el contrario no se alcanzó el nivel del año 2000. Ver el cuadro
No 1.
Además, de acuerdo con la base de datos de la CEPAL, México figura como uno de
los países de América Latina donde aumentó la pobreza rural y el desempleo, a la
vez que cayeron los niveles de protección social y mantiene elevados índices de
desigualdad.
Juan Carlos Ferez, especialista de la Cepal, advirtió “en entrevista telefónica
que la instancia internacional registra que México tuvo una 'pequeña
disminución' de la pobreza urbana, y un aumento 'importante' de la pobreza rural
en 2004-2005 (penúltimo año de gobierno de Vicente Fox, y que según el Consejo
Nacional de Evaluación de la Política Social creció en un millón de personas).
México se ubica dentro del bloque de países latinoamericanos que registran
niveles de desempleo, que en su caso es de 4 por ciento, es decir, casi un punto
más de lo que presentaba en 1990.
Cuadro No. 1
Tasas de variación del PIB por habitante.
A pesar de las transformaciones tan fuertes y rápidas del sector exportador de
la economía, no se logró superar el recurrente problema de la elasticidad
producto de las importaciones el cual resulta ser muy alto, ello ha anulado las
posibilidades de un crecimiento sostenido en virtud del desequilibrio externo
que periódicamente se genera. Asimismo, la fuente dinámica de crecimiento por la
expansión de la demanda escapa al exterior en forma de más importaciones, en
lugar de servir de mercado para las unidades productivas establecidas en el
país. Si bien es cierto hay una mejoría en la balanza de cuenta corriente, al
disminuir el déficit, que pasó de -18628.3 millones de dólares en 2000 a -5708.3
m.d.d. en 2005, ver cuadro No. 2 esta situación obedeció en parte importante a
los ingresos que recibió el país por el envío de remesas totales familiares, ver
cuadro No. 3 y no es resultado del crecimiento de las exportaciones
manufactureras mexicanas, porque el saldo comercial del sector manufacturero
continua siendo negativo, ver cuadro No. 4. Además se registra un incremento en
la elasticidad producto de las importaciones, ver cuadro No. 5
Cuadro No. 2 México: Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, 2000-
Cuadro No. 3 Ingresos por Remesas Totales
Familiares (Millones de dólares)
Cuadro No. 4 México: Comercio Exterior Total y Saldo Comercial Total,
Cuadro No. 5 México: Elasticidad Producto de las Importaciones, 1999-2005
La expansión de las exportaciones totales del sector manufacturero desde el año
2000 hasta 2005 han tenido un crecimiento de 19.15 y en cambio las importaciones
totales para este mismo periodo ha sido de 26.8; sin embargo, es importante
mencionar que la balanza comercial del sector maquiladora es superavitaria, no
obstante, el conjunto de la industria manufactura mantiene un déficit comercial
crónico. Ver cuadro No. 6.
El sector maquilador no ha tenido la fuerza suficiente para integrar al sector
manufacturero. En este marco, la Canacintra (Cámara Nacional de la Industria de
Transformación) ha denunciado que el modelo maquilador "mexicano" está agotado y
que su aportación al crecimiento económico ha sido mínima; el contenido nacional
de los productos fabricados en este sector apenas significa el 2 por ciento,
mientras que el 98 por ciento restante se importa, debido a la cada vez menor
participación de empresas mexicanas en las cadenas productivas.
Además las tasas de crecimiento del valor agregado bruto de la industria
maquiladora de exportación no se han alcanzado a la que se obtuvo en el año 2000
de 13.7 para posteriormente recuperarse de manera muy débil, ver cuadro No.7.
Cuadro No. 6 México: Comercio Exterior y Saldo Comercial de la Industria
Manufacturera, 2000-2005. (Millones de dólares)
Cuadro No. 7. Tasas de crecimiento del valor agregado bruto de la industria
maquiladora de exportación
Otro aspecto importante en el desenvolvimiento del comercio exterior mexicano es
el papel de China en el mercado mundial, además hay que recordar que la
estructura industrial en México es muy diferente a la de China
Los proveedores industriales se encuentran menos desarrollados en México en
relación con China, como resultado estos componentes logísticos son más
complejos y costosos. Si bien es cierto la productividad laboral en México es
igual a China no se compensan las ventajas de la producción con respecto a este
país asiático y una mayor integración de la producción en cadena y de ventajas
en la cuestión impositiva. Por ejemplo, la exportación de bienes electrónicos a
Estados Unidos, creció hasta 2002, posteriormente declinó. En cambio, con China
continuaron incrementándose de manera continua las exportaciones de este tipo de
bienes.
Ahora bien, como reflexión final considero que el desempeño exportador mexicano
con carácter espectacular no ha servido para corregir el problema del desempleo,
así, “En este contexto, resulta evidente que la caída en el empleo en las
industrias de la transformación entre el año 2000 y el año 2005 no tiene
precedente. Entre enero del 2000 y diciembre del 2005 se han perdido cerca de
473,000 empleos en dichas industrias, lo que representa una caída de
aproximadamente el 11% en tan sólo cinco años. Como consecuencia de ello, la
participación del empleo en las industrias de la transformación dentro del
empleo formal total ha disminuido en cerca de 7 puntos porcentuales, pasando de
cerca del 40% en 2000 a sólo 32% en 2005”.
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