Ariel Lemes Batista y Teresa Machado Hernández
Palabras claves: economía cubana- impacto económico del turismo- generación
de empleo- sector turístico- capacidad hotelera.
Turismo y Desarrollo
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El desarrollo económico alcanzado en el siglo XX se ha caracterizado por el
crecimiento del sector terciario de la economía. Especialmente, a partir de los
años cincuenta, el turismo ha contribuido de manera importante a ello.
Favorecido por el florecimiento económico posbélico, la modernización de los
medios de transporte y de las comunicaciones en general, el sector turístico ha
pasado ha ser uno de los de mayor crecimiento en gran cantidad de países, en
particular, en vías de desarrollo.
El turismo ha experimentado una constante expansión en la economía mundial con
tasas de crecimiento promedio anuales de 4.5% durante la segunda mitad del siglo
XX. Esto ha conducido a que, en la actualidad, ocupe el primer puesto entre los
grupos de exportación mundiales, por delante de partidas tradicionales como la
electrónica. En automovilística, así como otras no tan tradicionales como la
electrónica.
En 1996, los ingresos procedentes de este sector representaron el 8% del total
de exportaciones mundiales y más del 35% de las exportaciones de servicios.
También es generalmente aceptado el hecho de que, a pesar de las turbulencias
del presente, el turismo será el sector de mayor crecimiento a nivel mundial en
las dos primeras décadas del siglo XXI.
Ante estas realidades, y teniendo en cuenta la critica situación creada a partir
del derrumbe del socialismo en Europa del Este, Cuba asume el turismo
internacional como uno de los ejes básicos en la redefinición de su estrategia
económica a partir de los años 90. Cabe destacar, en este sentido, que a partir
del triunfo de la Revolución en 1959, esta actividad -que había alcanzado un
importante desarrollo, aunque con serias distorsiones sociales al concebirse en
un marco de juego, vicios y prostitución- prácticamente desaparece debido, en
parte, a la pérdida principal del mercado emisor (el estadounidense) como
resultado de las restricciones impuestas por el bloque norteamericano y, por
otra parte, porque en lo sucesivo la estrategia de desarrollo económico y social
no concebía a esta actividad como la clave en el futuro del país.
La necesidad de concentrar un grupo importante de inversiones en actividades
generadoras de ingresos en moneda libremente convertible en el corto plazo se
refleja en la Resolución Económica aprobada por el V Congreso del PCC en 1977.
En ella se plantea que los principales sectores que generan divisas deben
garantizar crecientes aportes netos al país para posibilitar el financiamiento
de otras importantes actividades.
También se declara explícitamente el papel que debe jugar el turismo en el
futuro económico del país destacando su misión como captador de divisas frescas
y definiendo metas concretas a alcanzar para el año 2000: lograr el arribo de
dos millones de turistas y obtener más de 2 600 millones de dólares de ingresos.
Así, el turismo, en el transcurso de 10 años se ha convertido en el sector más
dinámico de la economía cubana. En él se ha concentrado una cuarta parte de las
inversiones efectuadas en el país y, como resultado, ocupa el primer lugar en
cuanto a aportes de ingresos corrientes a la balanza de pagos, cerrando la
década de los 90 del siglo pasado con un impresionante 43% de participación.
En el lapso de un decenio, el turismo ha dejado de ser una actividad coyuntural
para convertirse en un factor estructural de la economía cubana. Pocas veces en
la historia económica internacional se ha producido un tipo de transformación
estructural tan dinámica. Diez años atrás, entre el 70 y el 75% de los ingresos
a la Balanza de Pagos provenía del sector azucarero, mientras que el turismo
solo aportaba un 6%.
Entre los principales rasgos de esta transformación sobresale que en los últimos
diez años, el sector multiplicó por ocho los ingresos brutos, quintuplicó el
número de visitantes, triplicó el número de habitaciones en instalaciones
turísticas y duplicó los puestos de trabajo.
El logro de los resultados obedece al diseño e implementación de una estrategia
de desarrollo del sector. Esta se ha orientado a consolidar la competitividad
estructural del turismo mediante la utilización de factores naturales, sociales
y culturales heredaros, así como la elaboración y ejecución de políticas
gubernamentales tendientes a la creación de ventajas competitivas sostenibles en
el largo plazo.
Cuentan que el 27 de octubre de 1942 el almirante Cristóbal Colón arribó a Cuba
por la costa nororiental del país y que, vislumbrado por su belleza, exclamó:
“! Esta es la tierra mas hermosa que ojos humanos hayan visto!”. Y se convirtió,
de hecho, en el primer admirador de la Isla. Indiscutiblemente Cuba como destino
turístico cuenta con una serie de tributos heredados que representan un
importante punto de partida para el desarrollo turístico.
Sus bellezas naturales (playas, atractivos submarinos, paisajes campestres y de
montaña, reservas ecológicas, todos aun muy por debajo de su capacidad
sustentable de explotación), así como su clima, son solo una parte de ellas, que
se complementan con su ubicación y fácil acceso por vía aérea y marítima, además
de su importante patrimonio histórico y cultural.
Importantes elementos se han incorporado a este caudal de atractivos del país en
los últimos cuarenta años de revolución: población con elevado nivel cultural y
educacional, altos índices de salud a niveles de países del primer mundo,
reconocido prestigio como potencia deportiva, clima social seguro y voluntad de
conservación del medio ambiente. Asimismo, la infraestructura creada en
carreteras, aeropuertos, redes eléctricas y de comunicaciones incorpora otro
grupo de atractivos que potencian producto turístico cubano.
Este grupo de indiscutibles ventajas heredadas ha sido complementado con
elementos de política económica y mecanismos de apoyo gubernamental. Ello ha
posibilitado explotar estas ventajas y consolidar un posicionamiento del sector
en el mercado internacional, especialmente dentro de la región del caribe, donde
ya ocupa la segunda plaza receptora de turistas.
Pilares de la Estrategia de Desarrollo Turístico
La política gubernamental de definir sectores claves y sustituir al turismo como
una prioridad en cuanto a inversiones, ha jugado un papel decisivo en este
sentido. En un contexto de crisis económica, Cuba “apostó” por el turismo. Entre
1990 y 1999 se invirtieron más de 3 500 millones de dólares en el sector,
pasándose de 12 000 habitaciones destinadas al turismo internacional a más de 35
000. También se destinaron importantes recursos a obras de infraestructura, de
apoyo como aeropuertos, pedraplenes para el acceso a cayos e islotes de interés
turístico y otras facilidades. De esta forma, se adoptan importantes decisiones
en materia de estructura económica, lográndose una transformación de la misma de
una esencialmente material-productiva a una de servicios, al consolidarse el
turismo como “locomotora” de la economía cubana.
Por otra parte, una vez definido como sector clave de la economía, al turismo se
le asignó un papel más importante en la preanimación del resto de los sectores.
Esto constituyó y aun constituye un verdadero reto: cómo contribuir al
desarrollo y consolidación de sectores económicos internos poco competitivos sin
perder su propia competitividad estructural. Sin embargo, la utilización del
factor demanda turística se ha sustentado en un principio básico: no se fuerza a
ninguna entidad turística a comprar productos nacionales a menos que no sean
considerados competitivos. No se garantiza protección gubernamental a los
productores nacionales en sus vínculos con las organizaciones empresariales del
turismo.
Todo ello ha generado un ambiente competitivo alrededor del sector, el cual ha
mostrado importantes avances. Si en 1990 solo el 18% de las compras del sector
eran de procedencia nacional, al cierre del 2000 esta proporción ascendía a un
61%. A partir de la incorporación de divisos sectores económicos a la dinámica
del turismo se ha logrado recuperar o crear unos 198 000 puestos de trabajo.
El desarrollo y expansión del sector han tomado en consideración la amplia
participación de factores externos. La insuficiencia de recursos financieros, la
carencia de canales de acceso a los mercados, así como la falta de experiencia
en el manejo de operaciones dentro del sector condujeron a la necesidad de
desarrollar un grupo de alianzas de diferente índole con entidades extranjeras.
A más de una década, se han creado más de 26 empresas mixtas en el sector.
Además, al cierre del 2000 la mitad de la planta hotelera del país se encontraba
administrada por 17 cadenas hoteleras internacionales bajo la modalidad de
contratos de administración.
El interés de empresas extranjeras por invertir en el sector turístico cubano ha
sido en ascenso, sobre todo después de la creación del Ministerio del Turismo en
1994 y de la aprobación de la ley No.77 de 1995 para la Inversión Extranjera.
Francisco Camps, ejecutivo del grupo hotelero Sol Melia, considerado el mayor
socio extranjero en el sector con operaciones en 20 hoteles en el archipiélago
cubano, destacó reciente que Cuba “tiene mucha futuro en este campo y nos gusta
este tipo de retos”.
La política de formación y desarrollo de los recursos humanos constituye otro
pilar de la estrategia de desarrollo turístico. Especial atención se le ha
brindado a lo que sin dudas constituye las más importantes y vitales de nuestras
ventajas estructurales: el factor humano. Como es conocido, Cuba cuenta con una
alta disponibilidad de mano de obra con un notable nivel de preparación, en
condiciones de capacitarse rápidamente para desarrollar una eficaz y eficiente
laboren cualquier campo.
El sistema turístico cubano ya contaba con un grupo de centros educacionales
para la formación de sus recursos humanos, fruto de la obra continuada de la
Revolución en materia de formación y desarrollo de su capital humano. En 1994 se
decidió integrar todos estos centro a un sistema único de formación de recursos
humanos, FORMATUR, que hoy en día lo conforman 22 centros docentes a lo largo y
ancho del país, donde matriculan anualmente 16 000 trabajadores del sector para
formarse en diferentes especialidades.
En 5 años de funcionamiento por este sistema han pasado 75 mil trabajadores y
resulta fácil comprender el alcance del mismo si se tiene en cuenta que el
sector cuenta en la actualidad con 87 000 efectivos.
Adicionalmente, como parte de la propia estrategia de desarrollo se ha
consolidado un conjunto de principios de gestión que han contribuido a reforzar
la competitividad estructural del sector. Entre ellos se pueden señalar los
siguientes:
-La existencia de un nuevo enfoque respecto a la estructura organizativa de
dirección. Desde su creación, el Ministerio del Turismo se concibió como un
organismo central de nuevo tipo. Sus funciones se concentran en la dirección y
control de la política turística del país, la cual se encamina a potenciar la
competitividad global del sector, garantizando su rentabilidad y sustentabilidad
en el tiempo. Para lograr esta misión fue concebido con una extrema racionalidad
en sus estructuras. El sistema empresarial bajo su mando se organiza a partir de
un sistema de cadenas hoteleras y de infraestructura extrahotelera con un total
de 18 entidades subordinadas.
-La concepción de que no existen monopolios. Las 6 cadenas hoteleras (Cubanacán,
Gran Caribe, Islazul, Horizontes, Gaviota y Habanaguanex) compiten entre sí por
el mercado turístico, cada uno con sus especificidades, grado de especialización
en diferentes segmentos y cierta tendencia a la diferenciación del producto.
Sobre las ventajas de la combinación de estos dos enfoques se puede señalar que
esto ha permitido instaurar una política general para todos, bien definida en
cada variante, que en el caso de nuestro país es perfectamente viable por la
unidad por la unidad del sistema turístico, donde la competencia entre unos y
otros solo puede ser en cuanto a calidad.
-Se garantiza máxima autonomía de gestión dentro del sistema empresarial, basada
en el hecho de que el turismo es un negocio. Ello demanda un servicio de óptima
calidad y un estricto control de costos para generar utilidades. La actividad
que no genere utilidades deberá reconvertirse o, sencillamente, cerrarse.
-Amplia utilización del “outsourcing”, partiendo del criterio de que las
entidades turísticas no son especialistas en todo, por lo que es necesario
subcontratar aquellos servicios que no son decisivos en la cadena de agregación
de valor para concentrarse en aquellos que sí definen los niveles de eficacia en
la actividad.
Como se puede apreciar, la estrategia de desarrollo de turismo en Cuba se ha
sustentado en la combinación de un grupo de factores, entre los que se destacan
la utilización de recursos heredados, el diseño e implementación de políticas y
la aplicación de nuevos enfoques de gestión ajustados a las condiciones
concretas del país. Todo ello ha conducido a un grupo de logros, como se ha
expuesto en la primera parte del trabajo. Sin embargo, el desarrollo ulterior
del turismo en Cuba debe considerar importantes aspectos, asociados a la
solución de equilibrios estructurales básicos dentro del sector y a otros
importantes retos que deberán enfrentarse para dar continuidad efectiva a la
estrategia trazada.
RETOS PARA EL DESARROLLO DEL SECTOR
La oferta del producto turístico cubano se ha concebido buscando, como elemento
clave, el logro de una demanda estable y equilibrada a fin de garantizar el
flujo continuo de turistas a lo largo de todo el año, la elevación sistemática
de la duración media de la estancia y un alto índice de repetición de las
visitas. Uno de los mecanismos más certeros para asegurar estos resultados es la
diversificación del producto.
Diversificar el producto turístico significa, desde el punto de vista de la
oferta, aprovechar al máximo las posibilidades geográficas, económicas, sociales
y culturales para llegar a todos los segmentos del mercado y a la mayor cantidad
de mercados emisores de turistas. Ello permite evitar oscilaciones bruscas de la
demanda según el período del año que pueden poner en peligro la estabilidad
macroeconómica, pero a la vez demanda que todo el país se convierta en actor y
beneficiario del turismo. De ahí que 3 de los equilibrios básicos por los que se
trabaja en el sector se refieran a la estabilidad temporal, el equilibrio
espacial y el equilibrio en mercados emisores.
A pesar de las bondades del clima, que pudiera contribuir favorablemente al
logro de la estabilidad temporal, las estadísticas muestran que el turismo en
Cuba no está exento de ciertas dosis de estacionalidad. Existe un grupo de
factores que han incidido en esto: La dependencia significativa de mercados como
el europeo y canadiense, con preferencias marcadas en huir del crudo invierno
del norte y refugiarse en zonas cálidas, el temor a temporadas ciclónicas de
mayor actividad, así como el excesivo calor de los meses de verano en el país.
La estacionalidad, caracterizada por períodos de alta y de baja turística,
introduce importantes barreras al desempeño eficiente del sector. En períodos de
baja el problema capital del creciente negocio del turismo es, desde el punto de
vista económico, saber enfrentar esta estación en la que es más bajo el número
de turistas y, por tanto se elevan los costos y se disminuyen las utilidades.
Sin embargo, probablemente el factor que más haya incidido desde el punto de
vista de la oferta sea el concebir como producto turístico por excelencia el de
sol y playa, desestimando otros productos atractivos que pudieran posibilitar
una mayor estabilidad de los flujos de turistas y, a la vez, una mayor
agregación de valor. Por esta razón es que resulta necesario diversificar la
oferta turística lo más posible, ofreciendo diferentes opciones atractivas
durante todo el año, a partir de la adecuada utilización de las propias
ventajas, heredadas o creadas, a disposición del país.
Entre las ofertas que pudieran resultar atractivas se encuentran las asociadas
con la cultura y las tradiciones del país. La historia, la arquitectura, la
música, el cine y la plástica, entre otras, son manifestaciones que pudieran
agregar valor a un producto turístico más acabado, integrado y sostenible.
El turismo de salud constituye otra opción significativa que se sustenta en el
reconocido prestigio internacional de la ciencia médica cubana, lo que concede
una ventaja competitiva en el área. El principal exponente de esta vertiente
turística es la compañía Servimed perteneciente al grupo corporativo Cubanacán
S.A, la que está vinculada con cinco hoteles, 23 hospitales, 11 clínicas
internacionales y un complemento de ópticas y farmacias.
En la actualidad este segmento ocupa un 2% de la oferta turística y, aunque no
se aspira a crecimientos espectaculares en los próximos años, el potencial
existente es amplio y las posibilidades de agregación de valor resultan
significativas.
La educación y el deporte constituyen fuentes importantes de desarrollo de
productos turísticos especializados. A tenor con los logros alcanzados por el
país en estas dos esferas de la vida social, representan importantes ventajas a
explotar con alto potencial de agregación de valor. Asimismo, el ecoturismo
puede erigirse en un producto turístico interesante si se tienen en cuenta las
importantes reservas del país en esta esfera.
Una de las debilidades que presenta el producto turístico cubano en la
actualidad es su alto grado de concentración en dos polos: La Habana y Varadero,
los que generan el 70% del ingreso global del sector. Es por ello que entre los
objetivos principales de la estrategia de desarrollo turístico se encuentran el
de lograr una distribución equilibrada de la demanda desde el punto de vista
espacial. Con el logro de una mejor distribución del flujo de turistas por todo
el territorio nacional, el sector puede actuar como corrector de los
desequilibrios regionales. Ello, sin embargo, no debe conducir a la promoción
indiscriminada de la actividad turística en los diferentes territorios, pues no
sería recomendable en materia de efectividad de los recursos invertidos.
En este sentido, se han identificado ocho regiones principales a lo largo del
pais, denominadas polos turísticos, en los que debe concentrarse la estrategia
de diversificación territorial del producto turístico cubano. Hasta la fecha se
han destinado alrededor de 700 millones de dólares en inversiones de
infraestructura para el desarrollo de estos polos. La política de
diversificación territorial se sustenta en evitar la dispersión desmesurada de
los recursos. Además del desafío que implica la diversificación del producto
turístico, existe un grupo de retos adicionales que deberán enfrentarse como
parte del proceso de expansión y desarrollo del turismo en la economía cubana.
La elevación de la eficiencia económica del sector es uno de ellos.
A pesar de su reducción significativa respecto a periodos anteriores, aun se
registra un grupo de entidades turísticas que generan pérdidas por un monto de
35 millones de dólares. En tal sentido, ha sido planteado por varios directivos
del sector que la reducción de los costos de explotación sin afectar la calidad
del servicio y la elevación de la eficiencia del proceso inversionista
constituyen los ejes principales en esta dirección.
Otro reto importante a enfrentar es el balance entre las capacidades hoteleras y
extrahoteleras. Durante la década de los 90 se hizo un marcado énfasis en la
construcción de capacidades hoteleras como elemento central del proceso
inversionista concentrado en ellas el 73 por ciento de las inversiones. Así a
fines de 1999 se habían construido unos 60 hoteles, llevando la planta hotelera
del país a la segunda más importante de la región del Caribe. El 27 por ciento
restante se destinó a obras de infraestructura (11.3% a aeropuertos y 5.6% a
pedraplenes), quedando para el desarrollo de capacidades extrahoteleras
vinculadas con la restauración y la recreación solo un 13.8%.
Todo ello ha generado un desequilibrio que provoca una perdida de diversidad en
los en los atractivos turísticos.
En este sentido, el desafío del sector consiste en aminorar los ritmos de
crecimiento inversionista en la planta hotelera y acelerar las inversiones en la
red extrahotelera, si se tiene en cuenta que, a pesar de los limitados recursos
invertidos en ella, genera aproximadamente el 18% de los ingresos turísticos.
Ello presupone un cambio de mentalidad en la concepción de los negocios
turísticos: Si en un principio lo mas importante fue crecer en cuanto a número
de turistas mediante la oferta predominante de paquetes “all inclusive”, en
estos momentos es necesario repensar el producto turístico nacional y decidir si
continuar creciendo de forma desmedida en la planta hotelera o desarrollar
ofertas adicionales mediante el desarrollo de la red extrahotelera.
Por último, el desarrollo del turismo en los países insulares como Cuba depende
en alto grado del transporte aéreo. En el Caribe, el centro aéreo regional de
los vuelos regulares se encuentra en Miami, al cual Cuba no puede acceder por
barreras que impone el bloqueo económico norteamericano a la Isla. Es por ello
que uno de los desafíos que tiene que enfrentar el país es la
reconceptualización de su transportación aérea, partiendo de que la prioridad y
la razón de ser de la aviación civil en Cuba es el desarrollo del turismo.
La experiencia cubana
El desarrollo del turismo en Cuba, al cabo de una década de duro bregar, es una
realidad, así como la consolidación del sector como factor estructural de la
economía. El crecimiento sostenido de su participación en el PIB es sorprendente
y poco usual en la historia económica internacional. En la arena internacional,
el posicionamiento alcanzado en el contexto caribeño es calificado de
espectacular por muchos especialistas cuando evalúan las posiciones cimeras
logradas dentro de la región en el escaso margen de un decenio.
Cabe destacar que este crecimiento se diferencia sustancialmente de la situación
de los demás países caribeños e, incluso de otros polos turísticos dentro del
Tercer Mundo. Los factores asociados al bloqueo económico de los Estados Unidos
generan un contexto especial al respecto que Cuba ha sabido sortear de forma
inteligente.
La estrategia de desarrollo del sector ha presentado, adicionalmente, otras
particularidades como son la definición de prioridades, la utilización del
efecto arrastre de otros sectores de la economía a partir de la demanda agregada
del sector, la incorporación de agentes externos al proceso de desarrollo con
características especificas, así como una marcada atención al desarrollo de sus
recursos humanos.
Como resultado de la implementación de esta estrategia se han puesto de
manifiesto, a la par con los logros alcanzados, ciertos desbalances,
dificultades y deficiencias que se erigen en retos para el desarrollo
perspectivo del sector. Entre ellos, cabe destacar los relacionados con el logro
de los equilibrios espacial, temporal y el de mercados emisores. Por otra parte,
aparecen otros retos que constituyen aspectos claves a considerar en la
estrategia futura del sector. En tal sentido emergen los problemas asociados a
la elevación de la eficiencia económica, el balance en cuanto a destinos de
inversión y el desarrollo del tráfico aéreo.
Todo ello converge a un planteamiento esencial: El sector turístico cubano,
después de vencer una etapa de expansión sin precedentes, se enfrenta al desafío
de elevar su capacidad competitiva con importantes oportunidades que pueden ser
aprovechadas, así como un grupo de ventajas indiscutibles que pueden apalancar
este proceso.
Existen importantes retos a enfrentar, especialmente la permanente amenaza del
brutal bloqueo económico norteamericano que le imprime un sesgo sui generis a su
desarrollo. Por otro lado, las debilidades asociadas a factores objetivos y
subjetivos tendrán que apoyarse en una estrategia coherente en la que se
involucre adecuadamente el uso del capital humano del país como recurso
económico principal.
En el nuevo milenio, Cuba sigue " apostando " al turismo
Tras los efectos provocados por los criminales atentados del pasado 11 de
septiembre de 2001 en Estados Unidos y las no menos lamentables guerras que
éstos han desencadenado, el mercado turístico internacional sufrió una etapa de
depresión. Sin embargo, el sector en Cuba se recuperó rápidamente debido a dos
elementos fundamentales que avalan esa visión positiva: Cuba es un destino
turístico con altísimos niveles de seguridad, lo cual constituye uno de los
valores más apreciados por quienes visitan nuestro archipiélago y, por otra
parte, el mercado que más limitaciones posee es el estadounidense y éste no
ejerce incidencias grandes en nuestras temporadas turísticas.
Tras replantearse los necesarios ajustes tácticos que tuvo que efectuar el país
para enfrentar esa depresión, se pudo constatar que lo ocurrido no interfirió el
grupo de importantes construcciones en marcha. Ello confirmó que el turismo
continuará siendo uno de los sectores clave de la economía cubana. Se seguirá,
"apostando" a las excelentes perspectivas del sector en el país que, como
señalara el presidente Fidel Castro, se sustenta en "su riqueza ecológica, clima
de seguridad pública, social, moral y por su cultura e historia”.
Se han trazado un grupo de pautas en la definición de los rasgos del tipo de
producto turístico que Cuba, como destino, se empeña en desarrollar. El propio
Fidel Castro se ha referido a esto en los siguientes términos: "El turismo
sexual no se admitirá aquí jamás, ni drogas, ni cosas por el estilo. No es un
turismo de juego; es un turismo sano, y ese es el que queremos, ese es el que
promovemos, porque hoy sabemos que en el mundo una de las preocupaciones
fundamentales de los turistas es la seguridad y estamos en condiciones de darla.
Tenemos un pueblo hospitalario, un nivel de educación alto y creciente; es
decir, estamos en condiciones de brindar estos servicios turísticos y, a la ves,
cooperar con los países del Caribe”.
No se trata, por tanto, de aprovechar una oportunidad de carácter cortoplacista
asociado al factor "curiosidad" que pudiera despertar Cuba ni tampoco de asumir
un "mal necesario" en el seno de una sociedad socialista, versiones manejadas
por algunos analistas al vislumbrar la impresionante dinámica del sector. Se
trata, pues, de un desarrollo estratégico, asociado a la creación de un nuevo
concepto de turismo sustentable desde el punto de vista de sus dimensiones
ecológica, económica y social.
Cuba, la isla mayor del Caribe, enfrenta uno de los retos más grandes de su
historia revolucionaria: desarrollar la actividad turística en condiciones
sumamente adversas y difíciles, y en los marcos de un área altamente competitiva
como la caribeña. La actividad turística en Cuba ha experimentado a lo largo de
la década de los 90 un continuo desarrollo, constituyendo en 1998 el cuarto
destino del Caribe insular, con un crecimiento en la llegada de visitantes en el
período 1989 y 1998 del 17, 7%.
El desarrollo del Turismo en Cuba ha transcurrido por diferentes etapas:
- La primera es anterior a 1959, caracterizada por una dependencia casi total
del mercado estadounidense. La forma de explotación de nuestros recursos
turísticos condujo a su débil aprovechamiento y desarrollo. En 1959 aparecían
como alojamiento turísticos en el país 125 hoteles y 3 moteles con un total de
7728 habitaciones. El incremento de visitantes a la isla se produce
fundamentalmente entre 1925 y 1928, resultado de la aplicación de la Ley Seca.
En 1957 Cuba alcanza la cifra más alta de su historia prerrevolucionaria, que
ascendía ha 280000 e ingresos por 62,1 millones de dólares. En estos tiempos la
actividad turística se convirtió en la segunda fuente de ingreso del país.
- La segunda transcurre entre 1959 y 1973, y se caracteriza por la abrupta caída
de llegada de turistas. Este decrecimiento de la demanda se debe a la depresión
de la oferta ya que no era el turismo el pivote fundamental de la economía
cubana, así que no captaba las corrientes de inversión, ni estaba en las
prioridades de la política económica. Además si de prioridades se trata el
turismo nacional era el beneficiado en esta etapa, ampliándose las capacidades
para el mismo y ofertándoles las ya existentes. En 1960 la influencia de
turistas a Cuba decrece considerablemente. Con el Triunfo de la Revolución se
comenzó a desarrollar una política turística encaminada a la satisfacción de
necesidades de las masas populares. No fue hasta 1973 aproximadamente en que
comienzan a rescatarse las ideas del desarrollo turístico como una actividad que
reportará beneficios económicos en divisas.
- La tercera va de 1974 ha 1986. Se caracteriza por presentar altos ritmos de
crecimiento en las llegadas de turistas e ingresos. En 1981 surge el Campismo
Popular como una modalidad económica de disfrute, fundamentalmente para los
nacionales.
- La cuarta etapa comprende el período desde el 1986 hasta la actualidad. Se ha
caracterizado por una mayor variedad de opciones en la oferta turística.
Importantes obras se han ejecutado en la infraestructura técnica, como la
construcción de pedraplenes y aeropuertos así como en la actividad náutica y el
transporte aéreo. La necesidad de captación de divisas ha revertido las
prioridades, siendo en esta etapa el turismo internacional el más beneficiado
con la oferta de capacidades.
Organización institucional del turismo en Cuba
Hasta el primer trimestre de 1944 la actividad turística en Cuba era operada por
tres entidades: el Instituto Nacional de Turismo (INTUR), la Corporación
Cubanacán, S.A. y el Grupo Gaviota SA. En 1944 desaparece el INTUR y creado en
su lugar el Ministerio del Turismo (MINTUR). Por su parte, las instalaciones
hoteleras dirigidas al turismo internacional pertenecientes al extinto INTUR se
agruparon en tres grandes cadenas: Gran Caribe, Horizontes Hoteles e Islazul.
Para las Marinas fue creada la cadena Puerto Sol y surge la sociedad anónima
Habaguanex, que cuenta con instalaciones hoteleras y extrahoteleras.
El Desarrollo del turismo
Demanda turística internacional:
El desarrollo turístico alcanzado por Cuba en los años transcurridos durante la
década de los 90 se refleja, entre otros parámetros, en el significativo ascenso
de los arribos al país. En el período de 1990-1998 el número de visitantes se
incrementa como promedio anual en 19,5%. Desde 1996, al sobrepasar al millón de
visitantes, Cuba se reafirmó como importante destino turístico del Caribe.
Cuba se situó en 1998 como el cuarto destino en importancia en la recepción de
visitantes, superada solamente por Puerto Rico, Bahamas y Republica Dominicana,
alanzando una cuota de mercado del 8,8%. En 1998 el 56% de los visitantes a Cuba
fueron europeos, un 18,5% provino de América del Norte (fundamentalmente Canadá)
y un 16% de América Latina y el Caribe.
Motivos de viaje
La mayor parte de los visitantes que llegan a Cuba, alrededor del 90%, lo hace
para disfrutar de vacaciones debido a los atractivos de nuestra oferta
turística. Un aspecto por destacar es que los viajes de negocios, en términos
absolutos, se han estado incrementando últimamente, lo cual se relaciona con la
integración de Cuba al mercado mundial, y el interés de capitales foráneos de
invertir en el país.
Uno de los rasgos que ha caracterizado el desarrollo turístico cubano en esta
etapa actual es el retorno a los cruceros en varias modalidades. Cuba cuenta con
una potencialidad de dos millones cuatrocientos mil pasajeros por año, y podría
recibir diariamente entre cuatro y seis naves con capacidad para mil personas.
Cuba y el Caribe
Nuestro país clasifica como el destino caribeño de más crecimiento, tanto en
arribos como en ingresos. En el período 1990-1998 los arribos se incrementan
como promedio en 4,2% para el Caribe, y en 19,5% para Cuba, mientras que los
ingresos se incrementan en 6,7% en el área caribeña y en 28,4% en la isla.
Impacto económico del turismo
La dinámica de los ingresos brutos de la actividad turística ha sido aún mayor a
la experimentada por el número de visitantes. En solo 8 años los ingresos brutos
se han septuplicado, y la tasa de crecimiento promedio anual se mantiene cercana
al 29%. El turismo superó el crecimiento del Producto Interno Bruto, el comercio
de exportación de mercancías y el comercio de servicios, siendo clasificado como
el sector más dinámico de la economía cubana.
En un período de contracción económica en el que importantes ramas y sectores de
la economía cubana experimentaron fuertes decrecimientos, el turismo impidió que
el crecimiento fuera aún más profundo, y con ello el agravamiento de las
condiciones socioeconómicas del país.
Los crecimientos y logros en la actividad turística han tenido lugar a pesar de
la influencia directa de innumerables factores adversos. El turismo se
desarrolla en condiciones económicas sumamente difíciles: en medio de una crisis
económica sin precedentes en la historia revolucionaria de la isla, una feroz
campaña publicitaria contra ella, el recrudecimiento del bloqueo económico y
otras situaciones difíciles desde el punto de vista político y social como la
llamada crisis de los balseros en 1994 y los atentados terroristas contra las
instalaciones hoteleras ocurridos en 1997.
A pesar de estas adversidades, el turismo, como actividad económica, se
convirtió desde 1994 en la principal fuente de divisas del país. En Cuba la
proporción de los ingresos turísticos en relación con el total de las
exportaciones de bienes mantiene una tendencia creciente y comienza a ser
significativa a partir de 1992. El índice de dependencia del turismo obtenido
para 1998 permite que Cuba integre el grupo de países, definido por la
Organización Mundial de Turismo (OMT) en que los ingresos por turismo son
superiores al total de las exportaciones de bienes.
El turismo y la economía exterior
Se puede apreciar como el déficit comercial de Cuba fue cubierto en gran medida
por los ingresos provenientes del turismo. El desarrollo turístico cubano ha
constituido en esta etapa la cobertura más importante del déficit comercial,
pues presenta la ventaja adicional de ser una demanda internacional que aporta
divisas desde la primera etapa de su lanzamiento.
La actividad turística en Cuba tiene el peso fundamental dentro de la balanza de
servicios, y evidencia como el ingreso generado por otros servicios como
transporte, seguros, etc., tiene una importancia relativa inferior al turismo,
el que manifiesta cada vez mas su dinamismo y papel movilizado en el proceso de
recuperación económica y su gran importancia como fuente generadora de divisas.
Turismo y empleo
La contribución del turismo al empleo y su potencial para generar nuevas plazas
ocupacionales clasifica como una de las cuestiones más importantes vinculadas a
la importancia social y económica del turismo. La actividad turística en Cuba ha
sido una fuente de empleo importante, sobre todo para la población juvenil. La
propia expansión del turismo ha permitido que diferentes sectores productivos,
en una etapa de contracción económica, mantengan ocupados a sus trabajadores.
Según estudios se estima que por cada empleo directo se generan de 2,7 a 3
empleos indirectos.
Efecto multiplicador del turismo
La participación de los ingresos de diferentes ramas o entes económicos
estrechamente vinculados con el desarrollo turístico en Cuba se ha elevado de
poco más del 18% en 1990 a aproximadamente el 50% en 1998 dentro del total de
los ingresos brutos de la actividad. El turismo es cada vez más importante para
varios sectores de la economía. Los ingresos que estos obtienen por las ventas
al turismo ganan en participación.
En 1998 casi la mitad de la demanda de insumos y otros servicios de la actividad
turística fue satisfecha por entidades nacionales, lo que demuestra que la
participación de otros organismos es decisiva.
Proyección del turismo
En Cuba el carácter de sostenibilidad del desarrollo del turismo se ve
favorecido por las características de la economía centralizada y planificada.
Aunque posee un potencial natural inmenso, del que resaltan sus más de
trescientas playas, no han existido excesos con el tratamiento al espacio
insular y su valiosa plataforma, los que cuidadosamente se han estado
protegiendo a través de acciones dirigidas a la protección y conservación de
todos los recursos patrimoniales, dado que constituyen la primera motivación de
los visitantes foráneos al destino de Cuba.
Conclusiones
El turismo en Cuba es uno de los ejes básicos en la redistribución de su
estrategia económica a partir de los años 90, ha dejado de ser una actividad
coyuntural para convertirse en un factor estructural de la economía cubana.
Cuba ha destinado importantes recursos para obras de infraestructura de apoyo
como aeropuertos, pedraplenes para el acceso a cayos de interés turístico, ha
ido incrementando la construcción de hoteles e instalaciones turísticas, cada
año llegan más turistas a nuestro país por las condiciones que presenta y lo
hermoso que es. Para el 2010 se han considerado acciones concretas que permitan
seleccionar productos y regiones del país que se puedan promover y
comercializar. En fin, Cuba tiene grandes perspectivas con el turismo en el
sector económico.
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