ENCUENTROS ACAD�MICOS INTERNACIONALES
organizados y realizados �ntegramente a trav�s de Internet



INCIDENCIA ECON�MICA DE LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS

Miguel-H�ctor FERN�NDEZ-CARRI�N
Instituto de Estudios Hist�ricos y Econ�micos, Madrid
fdezcarrion@actforum.net


Resumen

No es usual el estudio sobre el efecto econ�mico del movimiento migratorio en un pa�s de origen o recepci�n, ya que normalmente ha prevalecido la idea incorrecta que, y esto es precisamente lo que tratar� de demostrar en el presente art�culo, los movimientos de inmigraci�n producen un d�ficit social y seguramente econ�mico para el pa�s de origen de la migraci�n. Y, sucede al contrario, aunque no puedo omitir los factores negativos asociados a esta idea, pues estas migraciones, repercuten favorablemente en la Balanza de Pagos, en el ahorro familiar..., en la econom�a general del pa�s emisor, y en la producci�n, los fondos de la seguridad social... del pa�s receptor.
Asimismo, es necesario establecer la diferenciaci�n existente entre la inmigraci�n y el turismo, pues frecuentemente se han agrupado, por una serie de circunstancias de distinta �ndole, en las estad�sticas oficiales, as� como en los informes period�sticos, y es igualmente grave la falta de distinci�n que muestran los estudios realizados por especialistas del turismo. Y, por ello, es importante el empleo del an�lisis econ�mico sobre los movimientos migratorios: la emigraci�n, y en especial la inmigraci�n en relaci�n al turismo, para la comprensi�n ulterior de las repercusiones econ�micas que ello conlleva, con unificaci�n de criterios metodol�gicos, en las diferentes regiones o/y pa�ses.
Tras un an�lisis pormenorizado y esclarecedor del tema, tambi�n es necesario efectuar la distinci�n entre las estad�sticas oficiales y las que se pueden elaborar independientemente y con bases cient�ficas , para terminar con la propuesta de un modelo de c�lculo de la poblaci�n total residente en un pa�s receptor de inmigraci�n (PTR), en donde se constate la poblaci�n nacional y extranjera residente y sin regularizar.

Palabras claves: movimientos migratorios, inmigraci�n, turismo, modelo de Poblaci�n Total Residente
 

TERCER ENCUENTRO INTERNACIONAL SOBRE
Migraciones: causas y consecuencias
realizado del 6 al 24 de noviembre de 2006

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1 Semejanzas y diferencias entre inmigraci�n y turismo

En un principio puede parecer una obviedad que el turismo y la inmigraci�n son dos formas de movimiento migratorio distintos, que puede escoger cualquier ser humano a lo largo de la historia, pero en la practica docente e investigadora no existe muchos ejemplos que establezca alg�n an�lisis comparativo, ni se tiene en consideraci�n conjunta , y menos a�n de forma diferenciada, pues como se ha expuesto, al tratarse de dos materias que normalmente analizan distintos especialistas, no es frecuente presentarse un an�lisis conjunto y comparativo como pretendo elaborar en el presente art�culo .


1.1 La inmigraci�n y el turismo a trav�s de la estad�stica

Las estad�sticas sobre la inmigraci�n y el turismo no coinciden, lo que no es s�lo una frase, sino un enigma matem�tico. Pues no todos los extranjeros contabilizados en las listas oficiales son realmente turistas, y no inmigrantes, aunque la mayor�a lo hacen a trav�s de vuelos regulares, y s�lo algunos pocos entran en territorio espa�ol directamente como inmigrantes ilegales (siendo en este sentido los m�s period�sticos los marroqu�es y subsaharianos, que con el empleo de las pateras atraviesan el Estrecho de Gibraltar hasta alcanzar la costas espa�olas).
Con intenci�n de diferenciar las cifras entre la inmigraci�n y el turismo, se presenta una selecci�n de cuadros estad�sticos, sobre un tema, que despu�s de visto una amplia bibliograf�a se puede indicar que est� poco investigado. En el an�lisis del turismo a�n no se ha escrito, y de haberse hecho lo ha sido de forma minoritaria, sobre la certeza y falsedad en las cifras estad�sticas oficiales de los movimientos tur�sticos que se ha venido produciendo en Espa�a a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Este desconocimiento sobre los porcentajes del turismo lo he hablado con especialistas del tema Manuel Figuerola y posteriormente con Rafael Esteve y Carmelo Pellejero, y como resultado de estas conversaciones que no han aportado soluci�n concreta alguna, he cre�do necesario iniciar la diferenciaci�n entre turismo e inmigraci�n. Y, en cuanto a la inmigraci�n, a consecuencia de la cr�tica period�stica , ha llevado incluso al Instituto Nacional de Estad�stica (INE) a cuestionarse las cifras aportadas por diferentes organismos, como se puede apreciar en los libros del INE titulados Los extranjeros residentes en Espa�a 1998-2002... y los Indicadores sociales de Espa�a 2003.


1.1.1 Informaci�n estad�stica sobre turismo e inmigraci�n en Espa�a

Las principales fuentes aplicadas para el an�lisis estad�stico de extranjeros en Espa�a, son: Registro Central de Extranjeros del Ministerio del Interior; el Padr�n Municipal, actualizado por los ayuntamientos y coordinado por el INE; el Censos de Poblaci�n y la Encuesta de Poblaci�n Activa, llevadas a cabo por el INE.
Estas fuentes cuentan con algunas deficiencias o lagunas, como es que el Registro Central de Extranjeros no recoge a todos los extranjeros, pues �nicamente registra a los que cuentan con permiso y/o tarjeta de residencia, y en cuanto a la actualizaci�n del registro no tiene en cuenta a las personas que abandonan el pa�s, o que fallecen, por lo que pueden seguir contabiliz�ndose en tanto no caduca su permiso de residencia (de 1, 2 o 5 a�os, seg�n el caso) o el plazo de renovaci�n de la tarjeta de residencia. E igualmente presenta subinscripci�n en el caso de ciudadanos pertenecientes a alg�n pa�s miembro de la Uni�n Europea, que no tienen necesidad de registrarse como residentes.
En cuanto al Padr�n Municipal no presentan unas cifras reales debido a que algunos de los extranjeros contabilizados en el mismo, pueden haber retornado a su pa�s de origen o haberse desplazado a un tercer pa�s, sin que exista un procedimiento para comunicar dicho desplazamiento al ayuntamiento donde estaban inscritos, y s�lo, si detecta la marcha, podr�a iniciar un procedimiento administrativo, largo y costoso, para dar la correspondiente baja. Asimismo otro problema es la calidad de los identificadores con los que se inscriben los padrones, debido a la posibilidad de poder presentar distintos tipos de documentos para solicitar su inscripci�n, y por la dificultad de la comprensi�n de algunas lenguas escritas.
En los Censos de Poblaci�n a igual que en los Padrones Municipales recogen a todos los extranjeros que residen habitualmente en Espa�a, y que constituyen la mejor fuente para conocer en profundidad las caracter�sticas de la poblaci�n extranjera, al aportar informaci�n que no est� presente en otras fuentes, como: niveles de formaci�n, tasas de escolarizaci�n, actividad, ocupaci�n y paro, caracter�sticas de las viviendas, si viven junto a otros miembros de su comunidad... Pero cuenta con el problema que viene motivado por las dificultades propias de una operaci�n de estas caracter�sticas, que hacen que no se censen todos los extranjeros residentes, ni que se hayan detectado todos los casos inscritos en el padr�n que ya no residen.
Mientras que la Encuesta de Poblaci�n Activa, se puede indicar que tiene a�n menos cobertura que el Registro Central de Extranjeros, y ello es debido a que se trata de una operaci�n muestral cuyo dise�o est� orientada a dar informaci�n de las principales categor�as poblacionales en relaci�n al mercado de trabajo, y no a la estimaci�n de los extranjeros propiamente dicho, motivo por el cual �stos est�n subestimados, aunque ofrece informaci�n general sobre la periodicidad trimestral de la situaci�n laboral de los extranjeros, tasa de actividad, ocupaci�n, paro..., aspectos todos estos fundamentales para diferenciar entre los extranjeros, los inmigrantes de los turistas residentes.
Para la mejor compresi�n de esta diferencia en las cifras sobre extranjeros se puede comparar la informaci�n dada por el Ministerio del Interior y el INE (Cuadro 2.1.1.1).

Cuadro 1.1.1.1. N�mero de extranjeros en Espa�a, seg�n fuentes de informaci�n
Fuentes de informaci�n Fecha de referencia Poblaci�n de Espa�a N�mero de extranjeros Porcentajes de extranjeros
MI, AEEX 31-12-01 - 1.109.060 -
INE, Censo 01-11-01 40.847.371 1.572.017 3,8
INE, Padr�n 01-01-01 41.116.842 1.370.657 3,8
INE, Padr�n1 01-01-02 41.837.894 1.984.573 4,7
Fuente: Indicada, elaboraci�n propia
1 El dato de extranjer�a es provisional

En cambio, en el Anuario Estad�stico de Extranjer�a (AEEX) del Ministerio de Interior, figura los extranjeros residentes con permiso o tarjeta de residencia en vigor, obtenidos a partir del registro de la Comisar�a General de Extranjer�a y Documentaci�n, de la Direcci�n General de la Polic�a. Seg�n la legislaci�n espa�ola, se considera residente extranjero al que cuenta con un t�tulo que le habilita para residir en Espa�a, pudi�ndolo hacer de dos formas distintas como residentes extranjeros nacionales de pa�ses de la Uni�n Europea y del Espacio Econ�mico Europeo, as� como a sus familiares y a los familiares de espa�oles, a los que se les aplica el R�gimen Comunitario, y se les documenta con una tarjeta de residencia, mientras que los extranjeros incluidos en el R�gimen General deben obtener el correspondiente permiso de residencia, temporal o permanente. El AEEX establece para finales de 2001 un mill�n cien mil extranjeros residentes en Espa�a. Mientras que el Censo de Poblaci�n 2001, elaborado por el INE para noviembre de 2001, establece la cifra de algo m�s de un mill�n y medio. Estos �ltimos datos lo obtienen a partir de la informaci�n presente en los censos de Poblaci�n y Viviendas contrastados con el resto de los datos demogr�ficos disponibles en el INE. Sin embargo su consideraci�n es puramente estad�stica, por lo que no son cifras oficiales de poblaci�n. Pues las cifras oficiales propiamente dichas son las que se derivan del procedimiento de gesti�n de los padrones municipales y que se publican anualmente, con referencia al 1 de enero, mediante Real Decreto a propuesta de la presidencia del INE y con el informe vinculante del consejo de Empadronamiento. El Censo de Poblaci�n recoge aproximadamente un mill�n menos de personas que el Padr�n Municipal de Habitantes para un periodo de referencia pr�ximo, de los cuales m�s de cuatrocientos mil corresponden a extranjeros residentes en Espa�a, por lo actualmente �seg�n esta fuente de informaci�n- cerca del 5% de la poblaci�n espa�ola es extranjera.
La discrepancia en las cifras pueden deberse a las dificultades que existen a la hora de elaboraci�n de las propias fuentes, y en especial del censo por encima del padr�n, as� como a los beneficios que le reporta a los ciudadanos aparecer registrados en unos en vez de en otros, como sucede en este sentido que con el empadronamiento pueden acceder a los servicios p�blicos de salud o de educaci�n, pues es un requisito previo, mientras que el censo no facilita tal derecho, de una forma tan inmediata como el padr�n, para obtenci�n de dichos servicios sociales. Y, por esto, los extranjeros aunque no est�n censados se empadronan en los respectivos ayuntamientos de las ciudades en las que residen.
A estas cifras, aunque no lo indique las dos fuentes se�aladas del INE, habr�a que agregarle un porcentaje, que a�n no soy capaz de precisar, de extranjeros en situaci�n ilegal o sin regularizar, que probablemente dependiendo del colectivo a que pertenezcan, y que m�s se beneficien o perjudiquen por la pol�tica nacional, pueden tener a una mayor o menor inter�s por regularizar su situaci�n y la correspondiente b�squeda de papeles .


2 Estructura poblacional de los extranjeros residentes en Espa�a

Atendiendo a la estructura poblacional de las principales nacionalidades extranjeras residentes en Espa�a, seg�n el empadronamiento de 2002, hay que se�alar que el primero de estos grupos lo constituye los marroqu�es, cuyas principales caracter�sticas es que son mayoritariamente masculinos y j�venes. El 60% de los varones y el 50% de las mujeres, tienen entre 20 y 39 a�os, lo que evidencia que el trabajo es la principal motivaci�n de su estancia en Espa�a. Le sigue los ecuatorianos, en el que las poblaciones de hombres y mujeres est�n muy igualadas, tanto por su n�mero como por su distribuci�n por edades, destacando los grupos de edades intermedias (el 70% tienen de 20 a 39 a�os), pues son insignificantes las edades m�s avanzadas. Despu�s el colectivo de colombianos, joven, con edades entre 20 y 39 a�os (uno de cada tres tienen de 25 a 34 a�os), y existe un 35% m�s de mujeres que de hombres. El siguiente colectivo en importancia, posterior a los tres anteriores es el brit�nico, que cuenta aproximadamente con el mismo n�mero de hombres que mujeres, y est� envejecido, pues m�s del 50% cuenta con m�s de 50 a�os de edad. Despu�s el alem�n, cuyas caracter�sticas son similares a la de los brit�nicos, con la �nica especificaci�n que el 52,3 lo constituye los hombres y el 48,91% las mujeres, y es algo m�s envejecida la poblaci�n masculina que la femenina. Le sigue los rumanos, cuya poblaci�n es mayoritariamente joven (como la marroqu�, ecuatoriana y colombiana), el 60% tiene entre 20 y 39 a�os, y hay un 50% m�s de varones que de mujeres. Posteriormente hay que hacer menci�n de los franceses, cuya estructura de poblaci�n residente en Espa�a, en cuanto a la estructura de edades es la m�s parecida a la espa�ola, aunque con un predominio de los grupos intermedios, sobre todo de 20 a 39 a�os, y con menos poblaci�n de menores. En cuanto a los argentinos residentes en Espa�a son en media m�s j�venes que los espa�oles (m�s de la cuarta parte de todos ellos tienen entre 25 y 34 a�os), aunque los menores de 20 a�os y los mayores de 50, y sobre todo las mujeres de los �ltimos grupos, adquieren importancia en el conjunto, aunque por debajo de las proporciones de los espa�oles. Los portugueses, tienen una estructura por edades bastante parecida a la de los argentinos, aunque hay un 16% m�s de hombres que mujeres, y en su conjunto es joven (la cuarta parte tiene entre 30 y 39 a�os), aunque menos que la argentina, pero al igual que estos, los menores de 20 a�os y mayores de 50, sin llegar a los valores espa�oles, tienen mucho peso en dicho conjunto.
La poblaci�n italiana residente en Espa�a, es parecida a la portuguesa, es mayoritariamente masculina (con un 50% m�s de hombres que de mujeres, como los rumanos) y joven (al menos uno de cada cuatro tiene entre 30 y 39 a�os), e igual que los argentinos y los portugueses los menores de 20 a�os y los mayores de 50 a�os tienen mucho peso en el colectivo, aunque sin llegar a las proporciones de la poblaci�n espa�ola. En cuanto a la poblaci�n peruana residente en Espa�a es de mayor�a femenina (hay cerca de un 50% m�s de mujeres que de hombres, m�s que lo que sucediera con la colombiana) y joven (cerca de un 50% tiene entre 25 y 39 a�os), con pocos ni�os comparados con la poblaci�n adulta y con pocas personas mayores. Y, por �ltimo, la poblaci�n dominicana tiene una estructura distinta para cada sexo, similar a la ecuatoriana y colombiana para el colectivo femenino, pero para el masculino es distinta a todas las anteriores. La poblaci�n femenina est� m�s concentrada en las edades medias (cerca del 50% tiene entre 25 y 39 a�os), pero la masculina lo est� en los grupos de adolescentes y primera juventud (m�s del 50% tiene menos de 25 a�os y un tercio est� entre 10 y 19 a�os), y es mayoritariamente femenina, con muy pocos ancianos.


2.1 Modelos de turismo e inmigraci�n

Tras el estudio de la estructura de la poblaci�n de las principales nacionalidades residentes en Espa�a, se puede concluir exponiendo los siguientes modelos:

A Modelos de estructura de poblaci�n de turismo residente
1 Modelo brit�nico y alem�n, est� caracterizado por tener igual cantidad de varones que de mujeres, y en ambos colectivos est�n muy envejecidos (pocos ni�os y muchos ancianos).
2 Modelo franc�s, con una estructura de poblaci�n m�s similar a la espa�ola, con predominio de la poblaci�n femenina, con m�s poblaci�n en edades intermedias y menos menores.
B Modelos de estructura de poblaci�n de inmigraci�n residente
1 Modelo marroqu� y rumano, con predominio de varones y j�venes, y la mayor�a en edad laboral. Cuentan con muy pocos ancianos y con pocos menores, en comparaci�n con la poblaci�n de grupos intermedios. En el caso marroqu� la proporci�n de menores es mayor, sobre todo en el colectivo femenino, mientras que en la rumana destaca la mayor�a de hombres por encima de las mujeres.
2 Modelo iberoamericano (excepto argentinos), mayoritariamente femenino y joven, y la mayor�a en edad laboral. Con una proporci�n de menores similar a la de la poblaci�n espa�ola (aunque son muy pocos en comparaci�n con los grupos intermedios), y con muy pocos ancianos. En el caso de la poblaci�n dominicana masculina predomina los adolescentes.
3 Modelo portugu�s, italiano y argentino, con m�s varones que mujeres (sobre todo italianos), y de media joven (m�s asentado en el caso de los argentinos). Los ni�os y los ancianos tienen bastante peso, aunque a�n poco en comparaci�n con la pir�mide de poblaci�n espa�ola.

Cuadro 2.1.1: Evoluci�n del n�mero de extranjeros empadronados
1998 1999 2000 2001 2002
Poblaci�n total 39.852.650 40.202.158 40.499.790 41.116.842 41.837.894
N� extranjeros empadronados 637.085 748.954 923.879 1.370.657 1.977.944
% extranjeros respecto de la poblaci�n total 1,60 1,86 2,28 3,33 4,73
Diferencia con el a�o anterior 111.869 174.925 446.778 607.287
Variaci�n relativa sobre el dato anterior 17,56 23,36 48,36 44,31
Fuente: INE: Los extranjeros residentes en Espa�a 1998-2002, 2003, 9. Elaboraci�n propia

Cuadro 2.1.2: Extranjeros por provincias
1998 1999 2000 2001 2002
Valor absoluto % V .a % V.a % V.a % V.a %
Almer�a 13.260 2,62 15.090 2,94 18.957 3,66 29.912 5,61 39.403 7,21
Asturias 6.029 0,56 6.048 0,56 7.859 0,73 10.848 1,01 14.846 1,38
Baleares 38.093 4,78 45.017 5,48 54.729 6,47 73.614 8,38 99.744 10,88
Barcelona 83.766 1,80 96.499 2,05 121.358 2,56 182.242 3,79 275.892 5,62
C�diz 7.381 0,67 8.927 0,80 10.350 0,92 11.834 1,05 15.438 1,35
Ceuta 3.114 4,32 3.093 4,20 3.050 4,05 3.281 4,33 3.334 4,38
Gerona 22.053 4,06 29.008 5,24 34.957 6,18 40.347 6,96 53.715 8,98
Madrid 115.202 2,26 134.165 2,61 165.734 3,18 305.656 5,69 444.440 8,04
M�laga 59.614 4,81 64.411 5,12 73.419 5,74 85.480 6,56 104.128 7,83
Melilla 2.460 4,09 1.447 2,54 4.803 7,25 68.789 9,54 6.425 9,29
S. Tenerife 29.691 3,81 32.095 4,01 39.588 4,84 55.551 6,48 73.654 8,25
Sevilla 7.014 0,41 7.595 0,44 9.197 0,53 13.295 0,76 18.265 1,04
Total 637.085 1,60 748.954 1,86 923.879 2,28 1.370.657 3,33 1.977.946 4,73
Fuente: INE: Los extranjeros residentes en Espa�a 1998-2002, 2003, 15-16. Elaboraci�n propia

Cuadro 2.1.3: Extranjeros por nacionalidad residentes en Espa�a
1998 1999 2000 2001 2002
Extranjeros %/T E %/T E %/T E %/T E %/T
Colombia 9.997 1,57 13.399 1,79 25.247 2,73 87.209 6,36 191.018 9,66
G. Breta�a 75.600 11,87 89.105 11,90 99.017 10,72 107.326 7,83 128.121 6,48
Total 637.085 100 748.954 100 923.879 100 1.370.657 100 1.977.944 100
Alemania 60.495 9,50 75.618 10,10 88.651 9,60 99.217 7,24 113.808 5,75
Portugal 35.960 5,64 39.426 5,26 43.339 4,69 49.064 3,43 52.055 2,63
Francia 35.867 5,63 40.885 5,46 46.375 5,02 51.582 3,76 59.811 3,02
Ecuador 3.972 0,62 7.155 0,96 20.481 2,22 139.022 10,14 259.522 13,12
Rumania 2.258 0,38 3.147 0,42 6.410 0,69 31.641 2,31 67.279 3,40
Per� 19.757 3,10 22.747 3,04 27.422 2,97 34.975 2,55 44.752 2,26
Argentina 19.315 3,03 21.096 2,82 23.351 2,53 32.429 2,37 56.714 2,87
Italia 19.287 3,03 23.789 3,18 27.874 3,02 34.689 2,53 46.221 2,34
R. mundo1 175.160 27,49 196.978 26,30 236.175 25,56 305.402 22,28 401.222 20,28
R. Dominic. 16.688 2,62 20.168 2,69 24.847 2,69 31.153 2,27 37.830 1,91
Marruecos 111.043 17,43 133.002 17,76 173.158 18,74 233.415 17,03 307.458 15,54
Fuente: INE: Los extranjeros residentes en Espa�a 1998-2002, 2003, 15-16. Elaboraci�n propia
E= extranjeros; %/T= porcentaje del total; R. Dominic.= Rep�blica Dominicana; R. mundo= resto del mundo
1 El resto del mundo est� constituido, en este cuadro por los pa�ses distintos a Alemania, Francia, Italia, Portugal, Gran Breta�a, Bulgaria, Polonia, Rumania, Rusia, Ucrania, Marruecos, Argelia, Estados Unidos, Canad�, Argentina, Colombia, Cuba, Ecuador, Per�, R. Dominicana y China

Cuadro 2.1.4: Propuesta* de clasificaci�n de extranjeros por modalidades migratorias, en 2002
N� C/Inmigraci�n Mixta/I/T C/Turismo
1 Marroqu�es 307.458
2 Ecuatorianos 259.522
3 Colombianos 191.018
4 Brit�nicos 128.121
5 Alemanes 113.808
6 Rumanos 67.279
7 Franceses 59.811
8 Argentinos 56.714
9 Portugueses 52.055
10 Italianos 46.221
11 Peruanos 44.752
12 Dominicanos 37.830
Fuente: INE: Los extranjeros residentes en Espa�a 1998-2002, 2003, 25. Elaboraci�n propia
C/Inmigraci�n= tendente a la inmigraci�n; C/Turismo= tendente al turismo; Mixta/I/T= tendencia mixta entre la inmigraci�n y el turismo (que en un porcentaje indeterminado son turistas y otro trabajan como comunitarios o extranjeros o/y doble nacionalidad �argentinos-)
* Consiste en una propuesta, al considerar la cifras de extranjeros totales, sin matizaci�n alguna, de los supuestos porcentajes de turismo e inmigraci�n que puede haber en cada de las nacionalidades indicadas.


2.2 Variables sobre el porcentaje de inmigrantes y turistas

Para entender la evoluci�n del porcentaje de extranjeros residentes en las comunidades aut�nomas se debe atender a tres enfoques, como son: los valores absolutos, las variaciones relativas dentro de cada comunidad aut�noma y las tasas de extranjeros, lo que en su conjunto nos dar� una visi�n completa del tema.

1 En cuanto a los valores absolutos, seg�n el Padr�n de 1998, el mayor n�mero de extranjeros residentes en Espa�a se concentran en Catalu�a, con el 19% del total, seguida de Madrid, con el 18,1%; la Comunidad de Valencia, con el 16% y Andaluc�a, con el 15,7%, completando el 70% de los extranjeros residentes en Espa�a. Unos a�os m�s tarde, en 2002, el porcentaje es muy similar, aunque ligeramente inferior, pero cambia el reparto entre las comunidades. Asciende Madrid, que pasa de tener 18,1% a 22,5% del total de extranjeros; le sigue Catalu�a que pasa de 19% a 19,3%, y la Comunidad Valenciana al contrario desciende de 16% a 15,2%, y Andaluc�a de 15,7% a 10,7% del total. Mientras que las comunidades con menos poblaci�n extranjera son La Rioja, Cantabria, Asturias y Extremadura.
2 En relaci�n a las variaciones relativas dentro de cada comunidad aut�noma, se evidencia que la Comunidad de Madrid, Catalu�a y Valencia son las comunidades aut�nomas preferidas por los inmigrantes en los �ltimos cinco a�os (finales del siglo XX y principios del siglo XXI). Destacando de entre todas ellas Madrid donde se produce el mayor crecimiento al pasar de 115.202 extranjeros en 1998 a 444.4440 en 2002, cuadriplicando su cifra en cuatro a�os. Mientras que en Catalu�a y la Comunidad Valenciana se triplica. Le sigue Andaluc�a que crece menos, s�lo dobla el volumen de extranjeros. Y de forma general, en todas las comunidades, salvo en Ceuta donde se produce un estancamiento, a fecha de 1 de enero de 2002 han aumentado los extranjeros empadronados en ellas m�s de un 100%, con respecto a los que hab�an inscritos el 1 de enero de 1998, con un incremento relativo sobre el total del 210% o, lo que es lo mismo, al nivel nacional, en esos cuatro a�os se han triplicado las cifras de los extranjeros empadronados.
3 Y, sobre las tasas de extranjeros, hay que se�alar que a primero de 1998 los mayores porcentajes de extranjeros se daban en Baleares, Ceuta y Melilla, que pasan del 4%. Le siguen Canarias, con el 3,39%; la Comunidad Valenciana, con el 2,54%, y la Comunidad de Madrid, con el 2,26%. Mientras que en sentido contrario se encuentra Extremadura (0,38%), Asturias (0,56%), Castilla-La Mancha (0,57%), Cantabria (0,60), Castilla y Le�n (0,61), y Arag�n, Galicia, Navarra, Vascongadas y La Rioja, con el 1%. Cuatro a�os m�s tarde crecen estos porcentajes en todas las comunidades, no permaneciendo a fecha de 1 de enero de 2002, ninguno con menos del 1% de extranjeros. Y, los porcentajes m�s altos recaen en Baleares (10,88%), Melilla, (9,29%), Comunidad de Madrid (8,04%), y Canarias (7,76%). Les sigue la Comunidad Valencia (6,96), Regi�n de Murcia (6,81), Catalu�a (5,87), La Rioja (5,43), Navarra (5,39). Y con los porcentajes menores se encuentran Asturias (1,38%), Extremadura (1,41), Galicia (1,55), Castilla y Le�n (1,72), Vascongadas (1,82) y Cantabria (1,91).

Cuadro 2.2.1: Principales nacionales en 1998 y 2002
Pa�ses 1998 Pa�ses 2002
% %
Marruecos 17,4 Marruecos 15,5
Gran Breta�a 11,9 Ecuador 13,1
Alemania 9,5 Colombia 9,7
Portugal 5,6 Gran Breta�a 6,5
Francia 5,6 Alemania 5,8
Per� 3,1 Rumania 3,4
Argentina 3 Francia 3
Italia 3 Argentina 2,9
R. Dominicana 2,6 Portugal 2,6
EEUU y Canad� 2,2 Italia 2,3
Fuente: INE: Los extranjeros residentes en Espa�a 1998-2002, 2003, 25. Elaboraci�n propia


2.3 Distribuci�n de la inmigraci�n y el turismo por Comunidades Aut�nomas

Seg�n la relaci�n de extranjeros por comunidades aut�nomas la primera comunidad aut�noma por n�mero de extranjeros empadronados es la de Madrid, con 444.440 inscritos, a 1 de enero de 2002, y de los cuales son los iberoamericanos los que constituyen el mayor porcentaje, con el 58% del total (mientras que en 1998 era del 36%), le siguen los africanos con el 15% (24% en 1998), el tercer grupo lo forma los ciudadanos de los antiguos pa�ses del Este europeo con el 13% (5% en 1998), mientras que los de pa�ses de la Uni�n Europea solo representan el 8% del total (21% en 1998, tercer lugar) y los asi�ticos el 5% (10% en 1998).
La segunda comunidad aut�noma en n�mero de extranjeros empadronados es Catalu�a con 382.067 inscritos, compartido con el 34% de africanos (41% en 1998, primer lugar) e igual n�mero de iberoamericanos (20% en 1998, tercer lugar), seguidos de los nacionales de pa�ses de la Uni�n Europea con el 16% del total (26% en 1998, segundo lugar), los asi�ticos con el 8% (al igual que en 1998), los antiguos pa�ses del Este europeo con el 6% (2% en 1998), de otros pa�ses europeos 1% (2% en 1998), y al igual que en Madrid los del resto del mundo no alcanzan el 1% en ambos per�odos.
La tercera comunidad en n�mero de extranjeros es la Comunidad Valenciana con 301.143 inscritos, constituidos por los nacionales de pa�ses de la Uni�n Europea el 41% (67% en 1998), iberoamericanos el 25% (8% en 1998), africanos 13% (3% en 1998), nacionales de los antiguos pa�ses del Este europeo 13% (3% en 1998), de otros pa�ses de Europa 4% (7% en 1998), asi�ticos 3% (4% en 1998), de Estados Unidos y Canad� 1% (1% en 19988), y del resto del mundo menos del 1% en ambos per�odos.
En Andaluc�a los son 212.2002 extranjeros, de los cuales los nacionales de la Uni�n Europea representan el 43% (67% en 1998), les sigue los africanos con un 25% (22% en 1998), los iberoamericanos con un 18% (8% en 1998), los de los antiguos pa�ses del Este europeo un 6% (1% en 1998), asi�ticos con un 5% (al igual que en 1998), de Estados Unidos y Canad� representan un 2% (3% en 1998, cuando en las anteriores comunidades eran del 1% en ambos per�odos, excepto en Madrid, que en 1998 era del 3%), de otras nacionalidades europeas un 2% (al igual que en 1998), y del resto del mundo menos del 1%.
En Canarias est�n inscritos 143.138 extranjeros, de los cuales el 49% corresponden a nacionales de la Uni�n Europea (50% en 1998), seguidos de iberoamericanos 29% (19% en 1998), africanos 11% (12% en 1998), asi�ticos 6% (12% en 1998), de otros pa�ses de Europa 2% (3% en 1998), de antiguos pa�ses del Este europeo 2% (al igual que en 1998), de Estados Unidos y Canad� un 1%, y del resto del mundo menos del 1% en ambos casos.
En Baleares de los 99.744 extranjeros inscritos, los nacionales de la Uni�n Europea constituyen el 51% (71% en 1998), le sigue los iberoamericanos con el 26% (9% en 1998), africanos 14% (10% en 1998), de los antiguos pa�ses del Este europeo el 4% (1% en 1998), asi�ticos 3% (4% en 1998), de otros pa�ses de Europea 1% (3% en 1998), de Estados Unidos y Canad� 1% (3% en 1998), y del resto del mundo menos del 1%.
Las estructuras por nacionalidades de estas seis comunidades, que en su conjunto acogen cerca del 80% de todos los extranjeros residentes en Espa�a, presentan importantes diferencias entre s�. En las comunidades Valenciana, Baleares, Canarias y Andaluc�a tienen un alto porcentaje de europeos de la Uni�n Europea, no sucede igual en la Comunidad de Madrid y Catalu�a, donde las nacionalidades mayoritarias son la iberoamericana y africana. Esta diferenciaci�n por nacionalidades con respecto al lugar de residencia viene motivado por el tipo de migraci�n que la provoca, los iberoamericanos (ecuatorianos, colombianos, peruanos, dominicanos�) y los africanos buscan trabajo en las grandes urbes espa�olas: Madrid y Barcelona�, por este orden, mientras que los extranjeros procedentes de la Uni�n Europea (brit�nicos, alemanes, franceses�), principalmente, instalan su segunda residencia para el tiempo de su jubilaci�n en la costa mediterr�nea (M�laga, Baleares, Gerona�) y en Canarias.
Espa�a, es por tanto, un pa�s con residencia diferenciada de extranjeros, la que la utiliza como destino de la inmigraci�n para buscar trabajo y mejores condiciones de vida, y los que instala su residencia para pasar la tercera edad. En cuatro a�os se ha modificado de forma evidente las nacionalidades de los extranjeros residentes en Espa�a, y por ende la tendencia de la migraci�n, pasando de ser un pa�s principalmente receptor de turismo residente en 1998, constituido por brit�nicos, alemanes, franceses, norteamericanos� , a serlo de inmigraci�n, en 2002, con marroqu�es, ecuatorianos, colombianos, peruanos, rumanos� Y, en el siglo XXI, al encontrarnos en una sociedad de ocio, la inmigraci�n trabaja principalmente en el sector servicios y la construcci�n, que est� destinada en parte a dar bienestar al turismo externo e interno, y obviamente todo ello repercute en la sostenibilidad de la sociedad contempor�nea del bienestar, en los porcentajes con que cuenta el PIB de cada regi�n y provincia.

Cuadro 2.3.1: Extranjeros residentes por nacionalidades
1998 2002
Total Varones Mujeres Total Varones Mujeres
Uni�n Europea 277.845 134.580 143.265 489.813 248.282 241.532
Europa del Este 17.654 8.760 8.894 186.103 102.919 83.183
Otros pa�ses Europa 16.995 8.186 8.809 26.029 12.825 13.204
�frica 147.875 95.038 52.837 423.045 287.840 135.204
EEUU y Canad� 14.286 7.067 7.219 22.103 11.303 10.800
Iberoam�rica 117.869 45.531 72.338 730.459 326.775 403.685
Asia 42.740 22.169 20.571 98.059 56.890 41.169
Resto del mundo 1.822 930 892 2.333 1.344 989
Total 637.085 322.261 314.824 1.977.946 1.048.178 929.767
Fuente: INE: Los extranjeros residentes en Espa�a 1998-2002, 2003, 39. Elaboraci�n propia

Cuadro 2.3.2: Extranjeros censados en Espa�a en 2001, seg�n el �rea geogr�fica de procedencia
�rea geogr�fica de procedencia N�mero de extranjeros % poblaci�n total
Uni�n Europea 360.181 22,9
Iberoam�rica 609.740 38,8
Africa 337.389 21,5
Asia (excepto Jap�n) 70.792 4,5
Total 1.572.017 100
Fuente: Censo de Poblaci�n 2001, INE. Elaboraci�n propia

Cuadro 2.3.3: Extranjeros censados en Espa�a en 2001, seg�n el pa�s de origen
Pa�se de origen Total (1-11-2001) % poblaci�n total (1-11-01)
Alemania 78.017 5
Francia 46.891 3
Gran Breta�a 94.860 6
Portugal 40.861 2,6
Rumania 57.533 3,7
Marruecos 247.872 15,8
Argentina 47.656 3
Ecuador 216.465 13,8
Total 1.572.017 100
Fuente: Censo de Poblaci�n 2001, INE. Elaboraci�n propia

Cuadro 2.3.4: Extranjeros residentes en Espa�a, por pa�ses de origen, 2003 (a 1 de enero)
Pa�ses Extranjeros %/total de extranjeros
Alemania 129.468 4,84
Francia 69.900 2,62
Gran Breta�a 161.398 6,04
Portugal 56.656 2,12
Rumania 137.289 5,14
Marruecos 378.787 14,17
Argentina 109.390 4,09
Ecuador 390.119 14,60
Colombia 244.570 9,15
China 51.203 1,92
Total 2.672.596 100
Fuente: Anuario estad�stico de Espa�a 2004, INE (CD-Rom). Elaboraci�n propia


3 Concepci�n general sobre movimientos migratorios

Despu�s de vistas las estad�sticas oficiales sobre los extranjeros en Espa�a, en la que he intentado diferenciar entre turismo e inmigraci�n, me cuestiona a continuaci�n establecer un modelo de c�lculo sobre la poblaci�n total residente (PTR) y sobre la migraci�n internacional, en general, en el que es necesario -y es en lo que actualmente estoy centrado-, caracterizar, analizar y comprender las cifras y m�todos estad�sticos, aplicados por los diferentes organismos p�blicos encargados de realizar estas estad�sticas sobre la poblaci�n residente y temporal de cada pa�s. Posteriormente se debe comparar esta informaci�n entre s�, para confirmar los errores y aciertos que se encuentra en las mismas; adecuar las definiciones metodol�gicas (censales, encuestas�), b�sicas, que sean apropiadas para la elaboraci�n de un nuevo cuadro estad�stico migratorio, y emplear con criterio un modelo matem�tico, que sirva l�gicamente para generalizar las operaciones y los resultados del an�lisis internacional sobre movimientos migratorios.
El presente texto se centrar� en la compresi�n del caso de Espa�a (considerada geopol�ticamente como la puerta del Sur de Europa y de la actual Uni�n Europea), y por ello sus datos actualmente adquieren mayor notoriedad a nivel internacional. Y, se trabajar� sobre la informaci�n oficial existente: �Indicadores sociales de Espa�a�, �Censos de poblaci�n�, Encuesta de Poblaci�n Activa� y �Los extranjeros residentes en Espa�a� realizados por el Instituto Nacional de Estad�stica (INE) del Ministerio de Econom�a y Hacienda de Espa�a; �Registro Central de Extranjeros� del Ministerio del Interior de Espa�a, y �Padr�n Municipal� de los diferentes instituciones municipales espa�olas. Y, los datos finales se comparar�n con los obtenidos de forma general, en relaci�n al n�mero de poblaci�n total, inmigraci�n y turismo, de algunos pa�ses de la Uni�n Europea (Francia, Alemania, Gran Breta�a e Italia) y del mundo (Estados Unidos, Jap�n, M�xico y Argentina).
El movimiento migratorio moderno internacional se inicia con la poblaci�n de los espa�oles de Am�rica, tras el descubrimiento, en 1492, en un proceso de emigraci�n interna. Le sigue la inmigraci�n forzosa de los esclavos africanos a las diferentes colonias de las segundas potencias mundiales de la �poca, principalmente Gran Breta�a y Francia. Posteriormente comienza la inmigraci�n moderna con la repoblaci�n de los Estados Unidos, tras su independencia en 1776, y que en el siglo XIX se convierte en un proceso libre de masas. En la segunda mitad del siglo XX, tiene lugar un movimiento internacional de turismo de masas, y principalmente en el �ltimo cuarto del siglo veinte se generaliza la tendencia de emigraci�n de retorno, de los ciudadanos o descendientes de nacionales de pa�ses industrializados (Alemania, Italia, Espa�a�). Y, en este per�odo, al mismo tiempo que la inmigraci�n cambia de direcci�n (de Am�rica, �frica� a Europa�), surge con auge un proceso incontrolado de inmigraci�n ilegal, y en el que se une en parte la inmigraci�n con el turismo.











4 Modelo de Poblaci�n Total Residente

Para medir el impacto de la migraci�n internacional en un pa�s determinado, es necesario tener en consideraci�n, seg�n mi criterio la poblaci�n nacional residente del pa�s en cuesti�n (PTR) , en este caso Espa�a, y por otro toda la poblaci�n migrada. En este �ltimo caso, se debe contemplar la emigraci�n que ha seguido un proceso normal (de ida, mientras no pierda la nacionalidad de origen) o de retorno (de vuelta, a su pa�s de origen, manteniendo igualmente la nacionalidad), y por supuesto la inmigrante y el turismo (en ambos casos, a partir de la concesi�n de residencia). Pero superada la fase de unificaci�n internacional de criterios metodol�gicos, y a la vista de la proliferaci�n de la inmigraci�n ilegal, se hace necesario reelaborar las estad�sticas oficiales nacionales, con una nueva metodolog�a, y aplicar un modelo econom�trico, que conjugue la emigraci�n, la inmigraci�n (legal e ilegal) y en turismo, dentro de los pa�ses industrializados. Debe entenderse el presente trabajo con una novedosa metodolog�a, pues agrupa en un mismo concepto las series hist�ricas estad�sticas de las diferentes variantes de migraci�n internacional: la inmigraci�n, la emigraci�n y el turismo. Y, adem�s, a�ade otro nuevo factor en el an�lisis, que comienza siendo aconsejable actualmente, a partir del �ltimo cuarto del siglo XX (y previsiblemente ser� imprescindible en el futuro, a lo largo del siglo XXI), para la comprensi�n de la migraci�n contempor�nea, como es la condici�n de los ilegales . Y, es precisamente este �ltimo aspecto del estudio, la ilegalidad, el m�s complejo de constatar a nivel estad�stico, pues en cada pa�s existe un porcentaje distinto de poblaci�n extranjera ilegal, que se desconoce completamente hasta el momento, y de conocerse variar�a indudablemente la cifra oficial total de poblaci�n de cada pa�s analizados .
Actualmente es conocida y est� contabilizada la natalidad de los todos los nacionales y extranjeros residentes en un pa�s, as� como el censo y el empadronamiento de ambos grupos . Mientras que contin�a desconoci�ndose el creciente n�mero de poblaci�n ilegal llegado y residente en un pa�s industrializado. Para la soluci�n de este problema estad�stico (as� como es pol�tico� y legal), es necesario que la administraci�n generalice un control exhaustivo indirecto sobre todo tipo de habit�culo residencial (hoteles, camping, apartamentos� hasta casas particulares, so pena de recibir los infractores una penalizaci�n legal). Este control tendr�a una triple utilidad en la sociedad contempor�nea: administrativo (y policial), econ�mico y estad�stico . Estad�sticamente, por ser el centro del presente trabajo, es fundamental el conocimiento lo m�s exhaustivo posible del estado actual de la poblaci�n residente en cada pa�s. Mientras que el Estado se conciencia de la necesidad de un control real y completo de la inmigraci�n ilegal, estas cifras s�lo pueden conocerse a trav�s de encuestas sociol�gicas an�nimas, o mejor nominales, por lo que inevitablemente se establecer� una relaci�n directa entre la inmigraci�n y el turismo, legal e ilegal .
Este control especial permite mejorar la concepci�n normalizada que se tiene de Poblaci�n Total (PT), seg�n el criterio de registro del pa�s de nacimiento a uno nuevo y m�s amplio -por razones administrativas y utilizaci�n pol�tica-, de Poblaci�n Total Residente (PTR), que a los factores t�picos de PT, constituidos por los ciudadanos nacidos en el propio pa�s (nA); los emigrantes (nEE); descendientes nacidos en el extranjero, que mantienen la nacionalidad (nEEN); emigrantes retornados (nEER); extranjeros nacidos en el pa�s acogida (EA), e incluso las personas que se consideran ap�tridas (pero nacidas en el pa�s de acogida, AAA), a�ade otras serie de factores, como los descendientes de nacionales nacidos en el extranjero (nE); los extranjeros residentes en el pa�s de acogida (EER); los turistas extranjeros residentes en el pa�s de acogida (TTR), e incluso los inmigrantes ilegales residentes en el pa�s de acogida (EEIR) . De esta forma, se pasa del modelo del c�lculo de poblaci�n total (I):

PT= : i= 1�6
n1= A
n2= nEE
n3= nEEN
n4= nEER
n5= EA
n6= AAA

al modelo de c�lculo de poblaci�n total residente (II):

PTR= : j= 1�10
n1= nA
n2= nEE
n3= nEEN
n4= nEER
n5= EA
n6= AAA
n7= nE
n8= EER
n9= TTR
n10= EEIR
4.1 Diferenciaci�n entre turismo e inmigraci�n para el c�lculo la Poblaci�n Total Residente

El criterio de registro nacional que se emplear� en el presente trabajo, es el siguiente:


Emigrantes (EE) Nacidos en el pa�s de acogida (A) Inmigrantes (IMM) Turistas (T)
Nacionales (N) Nacionales residentes en el extranjero (nEE) Nacionales nacidos en el pa�s (nA) Descendientes de nacionales nacidos en el extranjero (nE) Nacionales de turismo por interior del pa�s (nTI)
Descendientes de nacionales nacidos y residentes en el extranjero, pero que mantiene la nacionalidad (nEEN) Nacionales de turismo en el extranjero (nTE)
NEE retornados (nEER)
Extranjeros (E) Extranjeros nacidos en el pa�s de acogida (EA) Extranjeros nacidos en el extranjero (EE) Extranjeros de turismo en el pa�s de acogida (TT)
EE ilegales (EEI) Turistas extranjeros residentes en el pa�s de acogida (TTR)
EE residentes en el pa�s de acogida (EER)
EEI residentes en el pa�s de acogida (EEIR)
Ap�tridas (AA) Ap�tridas nacidos en el pa�s de acogida (AAA) Ap�tridas nacidos en el extranjero (AAE)
Formulaci�n: MH Fdez. Carri�n
Por �ltimo, se puede indicar que para la resoluci�n de la incidencia de la migraci�n internacional en un pa�s industrializado, se debe establecer un amplio criterio de nacionalidad. Con ello se logra que se pueda aplicar el modelo I sobre la formulaci�n PTR del c�lculo de la poblaci�n total de un pa�s en concreto (Espa�a). E incluso se puede comparar los dos criterios de an�lisis, para conocer exclusivamente la influencia estad�stica (y al mismo tiempo pol�tica, econ�mica y social) de los extranjeros residentes en el pa�s de acogida, a trav�s de un nuevo modelo III, con la f�rmula de sustracci�n PT-PTR (por lo que s�lo se tiene en consideraci�n, las siguientes variables nE +EER+TTR+EEIR ), con esta sustracci�n, nos centra la cuesti�n, en torno a la poblaci�n residente no contabilizada, generalmente, en las estad�sticas oficiales, y por lo que este modelo III (RPT), adquiere mayor importancia, al diferenciarnos la poblaci�n residente legal con la irregular :

PT-PTR= : f= 1�4
n1= nE
n2= EER
n3= TTR
n4= EEIR


5 Aspectos generales de la incidencia econ�mica de los movimientos migratorios

Para la constataci�n de la incidencia econ�mica de los movimientos migratorios, tomo como base las teor�as establecidas por MacMillen en �The economic effects of international migration: A Survey� , y en menor medida La emigraci�n espa�ola y el crecimiento econ�mico espa�ol, de Ramiro Camos Nordamann, Laurenoa L�zaro Araujo, Jos� Antonio Zamora Rodr�guez, Pablo Jim�nez Riesco y Ana Blanca Berciano Alonso. Elaborando dos posicionamientos diferenciados:

A Efectos econ�micos en el pa�s de receptor de emigraci�n
1 Crecimiento del PIB. El trabajo de los emigrantes produce un incremento del PIB, porque la productividad del trabajo aumenta al existir una inversi�n neta asociada a la propia entrada de dichos trabajadores extranjeros o por ser complementaria de la mano de obra local y nacional. En este sentido, por ejemplo, Askari en �The contributions of migration to economic growth in the EEC� analiza el caso concreto producido en Luxemburgo, indicando que en la d�cada de los setenta, el 7% del crecimiento econ�mico de dicho pa�s era consecuencia del empleo de emigrantes.
2 Crecimiento de la renta nacional. El aumento de la oferta de trabajo incide en la bajada de los salarios, tanto para nacionales como para los extranjeros (consider�ndola en su totalidad como homog�nea), lo que conlleva un incremento de la producci�n, y de la renta, y a su vez repercute en los beneficios obtenidos por los empresarios. Emp�ricamente, en Europa, se ha verificado la predicci�n distributiva b�sica por la que el aumento de los rendimientos de capital corresponde a una disminuci�n de las rentas de trabajo. Por ello, en un estudio segmentado del mercado laboral, por cualificaci�n de sus trabajadores, que ha realizado Johson en �The Labor Market Effects of Immigration� para los Estados Unidos, apreci� que en un periodo no recesivo el efecto m�s importante del empleo de mano de obra emigrante legal es la reducci�n del salario de mano de obra no cualificada, y al mismo tiempo conlleva el aumento de los salarios de los trabajadores cualificados y las rentas de capital.
3 Crecimiento productivo. A diferencia de los dos puntos anteriores se�alados, que adquieren importancia con un an�lisis a corto plazo, este tercero es resultado de realizar un estudio a medio plazo, al introducir una nueva variable como es la poblaci�n y la incidencia de la tecnolog�a en la producci�n nacional. Se puede argumentar la idea de que la productividad media del pa�s receptor, es poco alta, debido a la imperfecta movilidad ocupacional y a la distribuci�n geogr�fica de los trabajadores nacionales, aunque tambi�n se ve afectada por la incorporaci�n de los emigrantes al mismo mercado de trabajo. Asimismo, hay que indicar que todo esto se produce si la inclusi�n de los emigrantes restringe la escasa movilidad de la mano de obra local, y si adem�s los emigrantes se concentran en sectores de baja productividad. Mientras que a largo plazo, se piensa que la emigraci�n puede hacer crecer la productividad del factor trabajo, si se concentra el empleo en sectores que propician el cambio estructural de la econom�a nacional.
4 Bienestar social. Los emigrantes legales al residir en un pa�s de bienestar social, se ven favorecidos por una amplia oferta de bienes y servicios p�blicos, aunque como contrapartida, y en virtud de su residencia legal, se someten al r�gimen fiscal del pa�s receptor, contribuyendo de esta forma a la financiaci�n de dichos servicios p�blicos. A nivel econ�mico, se puede producir una dicotom�a o desequilibrio, entre sus contribuciones e impuestos y la valoraci�n de los bienes y servicios p�blicos que por su residencia y trabajo disfrutan. E incluso se puede a�adir otra variante, con respecto a los nacionales, que consiste en si los trabajadores aut�ctonos han de soportar una mayor carga relativa a la financiaci�n de estos bienes y servicios.
5 Balanza de Pagos. La emigraci�n incide en la Balanza de Pagos de cuatro maneras distintas: a trav�s del aumento de la demanda y la oferta agregada; los env�os de remesas al exterior; la entrada y salida de capital objeto de la inversi�n vinculada igualmente a la emigraci�n, y el tipo de cambio de moneda habido con los tres casos anteriores.
B Efectos econ�micos en el pa�s de la emigraci�n. Todazo y Maruzko en �International Migration� realizan un an�lisis convencional, desde una concepci�n considerada neocl�sica, sobre los efectos negativos de las migraciones internacionales especialmente con respecto al pa�s de origen, de las que resaltan el aumento del desempleo y de la econom�a sumergida en el sector urbano, y la posible desertizaci�n rural, unida a un descenso de la producci�n agraria. Asimismo, se cuestiona el cese de la emigraci�n internacional cuando los rendimientos esperados del trabajo se igualan, en los tres sectores en los que se desarrollan: dom�stico rural, dom�stico urbano y exterior. Y, para su soluci�n, indica que se puede establecer una pol�tica de fomento de la emigraci�n particular o suplir en su defecto las causas negativas que lo provocan en el pa�s de origen. Pero tambi�n existe una teor�a contempor�nea, de comprensi�n de los movimientos migratorios, que resalta los aspectos positivos de la emigraci�n en el pa�s de origen del inmigrante. En este sentido, las variables aplicadas al pa�s receptor, se pueden emplear por igual al pa�s emisor, aunque, los resultados difieren en parte o en su totalidad, debido a cinco factores adicionales a los mismos, como son:

1 Estado del PIB. En el caso de que la poblaci�n emigrante se encuentre desempleada en su pa�s de origen, no tendr� lugar ninguna disminuci�n de la producci�n, con efecto directo a la propia producci�n. Sin embargo, al disminuir la demanda agregada, puede surgir un exceso de oferta.
2 Renta nacional. Son dif�ciles de prever los efectos retributivos, en el caso de que los emigrantes est�n asimismo desempleados en su pa�ses.
3 Producci�n. Tambi�n es igualmente dif�cil evaluar los efectos din�micos de la emigraci�n sobre la innovaci�n tecnol�gica aplicada a su propio pa�s. Por ejemplo, en Espa�a, la econom�a puede apostar por un modelo de crecimiento m�s intensivo en relaci�n al factor capital y menos intensivo con el trabajo, provocando una generaci�n gradual de desaceleraci�n de empleo.
4 Bienestar social. Partiendo del hecho que los servicios y bienes p�blicos existentes, en el caso que lo sean, en los pa�ses en v�a de desarrollo, se mantienen de forma exigua, a falta normalmente de una pol�tica precisa al respecto, y con el auge de la emigraci�n, aunque esta sea muy peque�a se ve afectada negativamente. Adem�s, hay que resaltar la dificultad de la investigaci�n, cuando los emigrantes permanecen en paro y se beneficia de alg�n tipo de subsidio de desempleo, o como trabajadores activos reciben en cambio algunos beneficios de servicio y bien p�blico.
5 En la Balanza de Pagos repercute muy positivamente las remesas de emigrantes, que financian a corto plazo el d�ficit comercial de los pa�ses en desarrollo, aunque a largo plazo este efecto puede variar de forma m�s determinante, dependiendo del uso que se haga de dichas remesas.

En cambio, Swammy en �Population and international migration� , aprecia aspectos negativos de la emigraci�n para el pa�s de origen, distinguiendo entre ellos dos efectos distintos:

1 Si la emigraci�n es suficientemente numerosa, tender� a afectar la disponibilidad del factor trabajo y sus costes, as� como las remesas acrecentar� la demanda y los precios de bienes, servicios y activos. Y todos estos efectos ser�n m�s altos cuanto m�s el�stica sea la oferta de trabajo y otros inputs.
2 Esta relaci�n tambi�n se puede hacer depender de la reacci�n de los consumidores y las empresas ante las nuevas condiciones laborales, as� como del incremento o descenso de la poblaci�n activa o de la forma de reequilibrar el mercado de bienes y servicios, v�a producci�n dom�stica o v�a importaciones. E incluso, se puede verse afectada por una serie de factores institucionales y/o la mayor o menor perfecci�n de los mercados.

Aunque, se puede concluir que los efectos de las migraciones en general y las remesas de la emigraci�n en particular son de dif�cil cuantificaci�n, tanto por la ausencia de un marco te�rico adecuado, como por la escasez y contrariedad de los datos y falta de estudios sistem�ticos, ya que la mayor�a de estos trabajos presentan un car�cter excesivamente particular y fragmentario, no son exhaustivos y dificultan una visi�n de conjunto o completa del tema en cuesti�n.


 


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