Elías Gaona Rivera (saile2519@yahoo.com.mx)
José Luis López Vargas (lovajl@yahoo.com.mx)
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
Resumen
El flujo de Inversión Extranjera Directa (IED) en las últimas décadas creció de
manera considerable en todo el orbe, esto se debió al crecimiento de la economía
mundial y a las reformas económicas que se llevaron a cabo en la mayoría de los
países, incluyendo a México, sin embargo, el crecimiento económico del país no
ha crecido en la misma magnitud, debido a que el país no ha alcanzado niveles
satisfactorios en educación, tecnología e infraestructuras para poderse
beneficiar de la presencia extranjera en sus mercados.
Este texto fue presentado como ponencia al
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Introducción
Debido al exiguo crecimiento económico que hubo a nivel global y en particular
en América Latina y en México, en la década de los 80’s, se inició la
transformación económica, con la finalidad de recuperar el crecimiento económico
de décadas pasadas. Las reformas económicas llevadas a cabo para tal efecto se
sustentaron en el argumento de convertir al mercado (y no al Estado) en el
asignador de los recursos económicos dado que, de acuerdo con el planteamiento
neoclásico, la competencia entre los agentes económicos genera mayor eficiencia
y da transparencia a las decisiones de los últimos. Así pues, las políticas de
cambio estructural, como se les denomina, incluyeron la liberalización comercial
y financiera.
Bajo este nuevo panorama, se esperaba que la apertura comercial convirtiera al
comercio internacional en el “motor del crecimiento”. Los mercados externos
permitirían superar las limitaciones del mercado interno para impulsar la
actividad productiva, en tanto que la apertura comercial favorecía la eficiencia
de las empresas. Por otra parte, la liberalización de los flujos de capital
desempeñaría un papel central en el financiamiento de la inversión mediante el
establecimiento o ampliación de empresas de origen extranjero.
Los resultados en términos de flujos de inversión extranjera directa (IED) son
realmente espectaculares. De un nivel de 274 700 millones de dólares , en
promedio, de IED en todo el mundo en el periodo 1990-1997 se pasó a un total de
875 588 mil millones de dólares entre 1998 y el 2005 . Para México, hubo también
avances sin precedentes: de 2 635 millones de dólares que ingresaron en 1987, en
2001 hubo entradas por concepto de inversión extranjera iguales a 26 483
millones de dólares. Los factores que favorecieron el flujo de cantidades
ingentes de IED, en comparación con el pasado, fueron la expansión de la
economía mundial y los procesos de reforma que se llevaron a cabo en muchos
países del mundo.
El objetivo de este artículo será analizar la evolución de la IED en México.
Para lograrlo, el presente texto se ha dividido en varios apartados. En el
primero se dan definiciones de la IED, en el segundo se revisa la literatura
existente sobre el tema, y se establecen sus determinantes. Posteriormente, se
analiza el caso de México, destacando las reformas estructurales como
determinantes del crecimiento de IED, finalmente analizamos de manera sucinta la
relación entre la IED y el crecimiento económico.
1. Concepto de inversión extranjera
Inversión extranjera directa es inversión a través de fronteras destinada a la
operación de negocios. La quinta edición del Manual de la Balanza de pagos del
Fondo Monetario Internaciobnal (IMF,1993) da la siguiente definición: Inversión
Directa es la categoría de inversión internacional que refleja el objetivo de la
obtención de un interés duradero por una entidad residente en una economía en
una empresa residente en otra economía... el interés duradero implica la
existencia de una relación a largo plazo entre el inversionista directo y la
empresa y el grado significativo de influencia del inversionista sobre el manejo
de la empresa.
Krugman y Obstfeld (1999), la definen como los flujos internacionales de capital
mediante los cuales una empresa de un país crea o amplía una filial en otro
país. En ese sentido, las empresas transnacionales (ET) constituyen el mecanismo
principal a través del cual se lleva a cabo la IED. El estudio de la inversión
extranjera directa es un tema complejo debido a los diversos factores que
intentan explicar los motivos por los cuales una determinada empresa decide
acceder a un mercado exterior mediante el establecimiento de filiales y
sucursales.
2. Teorías explicativas de la inversión extranjera directa
Las teorías sobre los determinantes de la inversión directa extranjera han sido
numerosas. Sin embargo, no existe ninguna capaz de explicar de una forma
completa y satisfactoria este fenómeno. Las teorías “tradicionales” del comercio
internacional han sido consideradas en la literatura como uno de los marcos
posibles para el estudio de la localización de la IED y sus determinantes, al
justificar los desplazamientos de los factores productivos (capital y trabajo) a
través del comercio de bienes y bajo la consideración de que en el marco del
modelo Hecksher-Ohlin el libre comercio y la movilidad de factores son
sustitutos.
El modelo Hecksher-Ohlin(H-O) predice un patrón de comercio basado en las
dotaciones relativas de factores de las distintas naciones y ofrece la primera
justificación al desplazamiento internacional del capital de los países
capital-abundantes (con elevada ratio salarios-renta) a los países
trabajo-abundantes (con elevada ratio renta del capital-salarios). Pero se trata
de desplazamientos indirectos a través de los flujos de bienes. Los
desplazamientos factoriales directos sólo tendrán sentido bajo los supuestos del
modelo H-O, en el caso de existir diferencias a nivel internacional en su
remuneración.
Entre las teorías más aceptadas se encuentran la teoría de la organización
industrial y la teoría de la internalización. La primera pone de manifiesto que
la IDE se efectúa con el fin de explotar las ventajas específicas queposeen las
empresas inversoras frente a las del país receptor . Se trata así de aprovechar
ciertas imperfecciones estructurales que le permitan aumentar su poder de
mercado (Hymer, S., 1976). La teoría de la internalización supone un intento de
justificar por qué las empresas deciden explotar sus ventajas específicas
mediante la IDE en lugar de optar por la venta de una licencia a una sociedad
extranjera (Buckley, P. y Casson, M., 1976, Casson, M., 1979). Para una empresa
será más beneficioso explotar directamente estas ventajas que cederlas a otras
firmas, ya que se reducen e incluso se eliminan los costes de transacción (Rugman,
A., 1981).
La disyuntiva existente entre los factores externos (macroeconómicos) o internos
(microeconómicos) a la propia empresa, fue superada con el trabajo de Dunning
(1977), que aportó un esquema de análisis de la inversión extranjera que combina
elementos de ventaja comparativa internacional con otros elementos del propio
comportamiento individual de las empresas, consiguiendo de esta manera reunir en
una sola teoría, las explicaciones basadas en el comercio internacional y las
basadas en la organización industrial, consideradas hasta el momento de forma
separada. Este autor introdujo el modelo PLI (propiedad-localización-internalización)
ó OLI ( ownership-localization-internalization) ,por sus siglas en inglés, a la
hora de explicar los motivos que llevan a una compañía a optar por la
implantación de una planta productiva en el extranjero en lugar de exportar a
partir de una base doméstica.
La teoría ecléctica de este autor representa una síntesis de las distintas
aportaciones sobre los determinantes de la inversión directa extranjera tales
como la teoría de la organización industrial, de la localización y de la
internalización. La hipótesis propuesta por el paradigma OLI establece que una
empresa decidirá realizar una inversión directa extranjera cuando cumpla las
siguientes condiciones:
1. Debe poseer ventajas competitivas con respecto a las firmas en el país de
destino (Ownership Advantages).
2. Debe poseer ventajas de internalización (Internalization Advantages). Es
decir, para la firma debe ser más beneficioso explotar esa ventaja competitiva
que cederla.
3. Para que finalmente se decida por invertir en un país determinado, éste debe
ofrecer ventajas de localización (Location Advantages).
Otra teoría deriva de los organismos financieros internacionales (Fondo
Monetario Internacional y Banco Mundial) promotores del pensamiento neoliberal.
De acuerdo con estas instituciones la inversión extranjera directa responde
vigorosamente cuando se han reestructurado las economías de acuerdo con el
patrón impuesto por dichos organismos. Según este supuesto oficial, la inversión
extranjera es muy vulnerable a la fiel observancia de las políticas ortodoxas.
Además de las anteriores teorías hay consideraciones teóricas y empíricas que
sugieren otras variables relevantes para determinar la inversión extranjera
directa entre los países, éstas son: a) el Producto Interno Bruto, el tipo de
cambio, la política fiscal, el mercado de trabajo (costes laborales,
cualificación de los trabajadores), la disponibilidad de materias primas, la
infraestructura física, los costes de transportes y comunicación, el tamaño del
mercado, la estabilidad económica, etcétera.
La importancia de cada uno de los determinantes de los flujos de IED arriba
mencionados es un tema de debate. Los estudios empíricos arrojan resultados
diferentes y en ocasiones contradictorios. Entre los múltiples motivos que
pueden explicar ésto, Singh y Jun (1995) mencionan la escasez de información
estadística confiable tanto sobre los flujos de IED como sobre sus posibles
determinantes y al hecho de que la mayoría de los estudios realizados han puesto
en la misma canasta a países que pueden ser estructuralmente diferentes.
3. Tendencias recientes de la IED en el mundo, en América Latina y en México
Durante la última década y media, los flujos internacionales de inversión, y en
particular los correspondientes a la inversión extranjera directa, han
experimentado un incremento espectacular. Dos hechos podrían explicar su
acelerada expansión. Por una parte, el crecimiento de la economía mundial
permitió la existencia de cantidades ingentes de recursos disponibles para ser
invertidos. Por otro lado, las reformas económicas llevadas a cabo por países en
desarrollo facilitaron el traslado de recursos hacia el mundo en desarrollo.
Las reformas convirtieron al mercado en el principal mecanismo para la
asignación de los recursos económicos. Los problemas financieros de los
gobiernos y la creencia de que los estados eran ineficientes para desempeñar un
papel económico eficaz crearon la base sobre la que se impulsó una mayor
participación del sector privado en la actividad económica. En el nuevo
contexto, la inversión privada, tanto interna como externa, jugó (y juega) un
papel de vital importancia en las s economías de los países.
Las estrategias para atraer inversiones incluyeron: la apertura comercial, la
privatización de empresas públicas, la desregulación económica, así como la
liberalización de los mercados financieros y el relajamiento de los
requerimientos para la inversión extranjera. La combinación de un ambiente
económico mundial favorable y las reformas económicas se tradujeron en
considerables flujos de inversión. El comportamiento de la IED se puede apreciar
en el cuadro 1. La IED mundial pasó de 274 700 millones de dólares en el periodo
1990-1997 hasta alcanzar un máximo histórico de 1 530 300 millones de dólares en
2000, a partir de este año la IED descendió y en el 2005 comenzó su
recuperación. La rápida expansión de los flujos de capital se detuvo a raíz del
debilitamiento de la actividad productiva mundial y de la incertidumbre derivada
de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Ambos fenómenos se
reflejaron en la drástica caída de casi 50 por ciento de la IED experimentada en
2001 respecto al año anterior.
Se aprecia en el mismo cuadro la concentración de la IED en los países
desarrollados, entre 1990-1997, éstos concentraron el 62 por ciento,
incrementándose a 71 por ciento entre 1998 y el 2005. A los países en desarrollo
se destinó el 32 y el 23 por ciento respectivamente, en el mismo periodo. La
región Asia Pacífico es la que ha recibido un a mayor porcentaje, siguiéndole en
importancia la zona de América Latina y el Caribe. No debería asombrarnos la
distribución de la IED. De acuerdo con los planteamientos señalados con
antelación, factores como: estabilidad política, calificación de la mano de
obra, tamaño del mercado, expansión económica e instituciones favorables a la
realización de negocios, por mencionar sólo algunos, están presentes en los
países desarrollados y, por ello, atraen los mayores flujos de inversión.
Dentro de los países desarrollados y a nivel global destaca Estados Unidos como
el más importante receptor de IED: su participación en el total mundial ha
fluctuado en torno a la quinta parte del total. El bloque Asia- Pacífico siempre
ha captado una mayor proporción que América Latina (excepto en 1999), de los
países que lo conforman destaca la participación de China, quién entre 1990-1997
captó el 9 por ciento de la IED mundial, reduciéndose su participación a 5.5 por
ciento entre 1998 y el 2005. Este país es el principal receptor entre los países
en desarrollo .
En la década de los 90’s la entrada de IED en América Latina y el Caribe creció
de manera considerable al pasar de 8 539 millones de dólares en 1990 a 107 400
en 1999, cayendo en el 2000 y hasta el 2003, siguiendo la misma tendencia que la
IED mundial. El crecimiento se debió a la estabilización económica iniciada en
la segunda mitad de los ochenta y consolidada en la primera mitad de los
noventa, junto con la instrumentación de algunas reformas económicas.
El cese de reformas podría explicar la tendencia decreciente de las tasas de
crecimiento de la IED canalizada hacia Latinoamérica, en tanto que las tasas de
crecimiento negativas del último año estarían explicadas por los fenómenos
mundiales mencionados arriba. A futuro, las perspectivas no son muy halagüeñas
dadas las dificultades de la economía mundial para crecer. En el mediano y largo
plazos, es imprescindible la atracción de inversión nueva.
Los flujos canalizados hacia la economía mexicana han crecido de manera
considerable, tal como se puede ver en la gráfica 1. Después de un repunte
significativo a fines de la década de los setenta y principios de los ochenta,
durante el periodo conocido como el del auge petrolero, las entradas de
capitales disminuyeron de manera importante durante la primera mitad de los
ochenta, años caracterizados por inestabilidad y estancamiento. La situación se
revirtió sólo en la segunda mitad de esa década cuando se logró estabilizar la
economía. Las entradas de capitales fueron en aumento especialmente durante la
década de los noventa.
Gráfica 1
Fuente: Elaboración propia. Los datos de México se obtuvieron de INEGI (2000),
Estadísticas Históricas de México e Internet, www.gob.mx. Las cifras de Brasil
se consiguieron de Banco Central do Brasil, http://www.bcb.gov.br/?SERIEBALPAG
Desde mediados de la década de 1980, México ha sido el principal receptor de IED
en América Latina y el caribe, sólo entre 1996-2000 fue superado por Brasil . A
partir de 1991, el incremento de los flujos de IED fue aún mayor y su promedio
anual alcanzó los 11 367 millones de dólares entre 1991 y 2001. En este último
año se alcanzó la cifra histórica de 27 000 millones de dólares.
Este resultado es atribuible a las profundas transformaciones que experimentó la
economía de México a partir de 1983, a nivel macro destaca un más amplio manejo
de la inflación y del déficit fiscal, así como un decidido proceso de
liberalización y apertura (comercial y financiera). Las autoridades han
estimulado el ingreso de inversión extranjera en todas sus formas, la mayor
parte de las empresas públicas y el sistema financiero ha sido privatizada y se
ha abandonado la estrategia basada en la sustitución de importaciones. A partir
de 1989, el marco regulatorio de la IED se ha liberalizado sustancialmente,
además de otorgarse beneficios adicionales a las actividades de exportación, en
particular dentro del esquema de las industrias maquiladoras. Entre 1990 y el
2000 las exportaciones mexicanas pasaron de 40 711 millones a 166 455 millones
de dólares.
Las empresas orientadas hacia la exportación se han beneficiado enormemente con
las reformas económicas. Sin embargo, este segmento comprende fundamentalmente
empresas medianas y grandes, transnacionales o ligadas a empresas extranjeras
líderes, con acceso a financiamiento externo. Evidentemente, las empresas
pequeñas no se han beneficiado en la misma medida y en muchos casos el proceso
de apertura ha significado su rezago e incluso su salida del mercado.
En los últimos 12 años, 1994-2005, más de la mitad de flujos de IED se han
dirigido hacia el sector manufacturero (51 por ciento), el 18 por ciento se ha
destinado a servicios financieros y el 10 por ciento a comercio . Del sector de
la manufactura el 9 por ciento se destino a la industria automotriz, el mismo
porcentaje lo absorbió la industria de los alimentos, bebidas y tabaco y el 8.7
se destino a equipos eléctricos y electrónicos.
En el mismo periodo señalado con antelación, 62% provino de Estados Unidos,
luego, a gran distancia, se ubicó la Unión Europea en su conjunto, sobresaliendo
los Países Bajos con 8.3 por ciento, España con 7.7 y el Reino Unido con 4 por
ciento respectivamente. Al interior del país la IED tiene como destino
principalmente al Distrito Federal (59 por ciento), Nuevo León (9.5 por ciento),
Baja California (5.5 por ciento), Chihuahua (5.1 por ciento), Estado de México
(5 por ciento) y Jalisco (2.8 por ciento). De las 32 entidades federativas, 22
no alcanzan ni el 1 por ciento.
Inversión Extranjera Directa y Crecimiento Económico
Crecientemente, los gobernantes de países en vías de desarrollo han llegado a
ver la atracción de IED como una parte esencial de su crecimiento económico. No
obstante, en el caso de México el crecimiento de su economía y el de la IED no
han llevado la misma dirección (ver cuadro 2).
Se a aprecia claramente como a partir de 1980 la IED se incrementa de manera
considerable, no obstante el crecimiento de la economía es raquítico, lo mismo
acontece con el crecimiento de las exportaciones y de la economía, a partir de
la década de los 90’s. En las economías menos desarrolladas, las IED parecen
tener en cierta medida un efecto menor en el crecimiento, que se ha atribuido a
la existencia de un “umbral de internacionalización”. Parece que los países en
vías de desarrollo necesitan haber alcanzado un cierto nivel de desarrollo en
educación, tecnología, infraestructuras y sanidad para poderse beneficiar de la
presencia extranjera en sus mercados. Unos mercados financieros imperfectos y
subdesarrollados pueden impedir que un país reciba plenamente los beneficios de
las IED (OECD, 2002) .
Conclusiones
No cabe duda que la IED ha crecido de manera considerable en todo el orbe,
incluyendo a México, sin embargo, el crecimiento económico del país ha sido
bajo. A pesar de esto el gobierno debe seguir buscando nuevos mecanismos para
atraer más inversión extranjera, también tendrá que atender los asuntos
relacionados con la educación, para que de esta forma el país cuente con mayor
trabajo cualificado y esto redunde en un mayor crecimiento de la economía que
funja como palanca del progreso del país.
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