Alfonso Galindo Lucas
Resumen:
Las teorías consideradas más innovadoras y útiles en Economía han surgido en el
seno de las Finanzas Corporativas y han tenido un relativo éxito práctico y
académico. Sin embargo, en cuanto tales aportaciones a la Ciencia Económica en
general, no han tenido un efecto teórico completo, ni han supuesto un cambio de
paradigma científico, aplicables a ámbitos teórico-prácticos distintos. La
propuesta que aquí se hace consiste en aplicar a la inmigración como decisión o
negocio la mayoría de conceptos y teorías surgidos, en su mayor parte, en el
ámbito financiero de la Economía de la Empresa. Además, se pone el acento en los
hechos comprobados en el mercado financiero para lanzar la hipótesis de su
incidencia determinante en la decisión de emigrar.
Palabras Clave: Teoría financiera, Finanzas corporativas, migraciones
internacionales, mercados.
CUARTO ENCUENTRO INTERNACIONAL SOBRE
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Abstract:
Those Theories considered most innovative and useful in Economics were born in
th sein of Corporate Finances. They have had a relative academic and practical
success. Notwithstanding, as they are contributions to Economic Science, in
general, their theoretic effect has not been complete, neither they have lead a
scientific paradigm change, that can be applied to other theoretical-practical
scope. The proposal made her consists on applying to immigration decision making
as a business, most of the theories and concepts mostly emerged from fh
financial field of Business Economics. Besides, the accent is placed on
financial markets stylized facts to issue the hypothesis of their determining
incidence on migration decisions.
Keywords: Financial Theory, Corporate Finances, international migrations
J.E.L: G10, G30, E42, E44, J20, J61, Y80
Introducción
El objetivo de este trabajo es doble. Por una parte, proponer la aplicabilidad
de determinadas teorías generalmente aceptadas en Economía y provenientes, en su
mayor parte, de las Finanzas corporativas, a la toma de decisiones en emigración
laboral. Algunas de estas teorías (como la de la Agencia o la de costes de
transacción) han sido adaptadas a las finanzas, presentando una versión
diferente de la enunciada en términos generales para las decisiones económicas.
En cambio, aquellas teorías puramente financieras, como las de cartera, la
teoría de señales o la asimetría de la información, siendo muy fructíferas y
aplaudidas, no suelen utilizarse en ámbitos distintos de las finanzas
empresariales.
En segundo lugar, se pretende estudiar algunas características actuales de los
mercados financieros, como causas principales de la inmigración. La
interrelación entre los mercados laborales y los mercados de consumo se estudió
ampliamente en Galindo (2004a y b). En esta ocasión, se intentará relacionar el
ámbito global de los mercados laborales con los fenómenos que ocurren en ámbitos
financieros.
La aportación del colectivo inmigrante a la economía de una región o país es
cada vez más importante y visible (Kleinman, 2003, p. 14). Se han realizado
numerosos trabajos que tratan de relacionar los mercados financieros (que hoy
podemos considerar globales) con la globalización progresiva de los mercados
laborales, pero siempre para estudiar las características actuales del Sistema
financiero como consecuencia de la inmigración , nunca a la inversa. Existen
propuestas muy interesantes que ligan el estudio del factor humano y sus
características con los medios y modalidades de financiación (Hart y Moore,
1994), pero desde dentro de la Teoría de la empresa, nunca por el mecanismo de
los mercados globales.
Es muy interesante estudiar la interrelación —cada vez más proclamada e
inevitable— entre todos los tipos de mercados. Sin ir más lejos, la
interrelación entre la importación de mano de obra y la demanda interna de
productos y servicios nacionales. Hoy se sabe que las políticas de reagrupación,
copiadas de Estados Unidos, tratan de evitar la denominada “filtración”,
mediante el envío de rentas a familiares, de una parte del Producto Interior
Bruto (PIB) y que el fuerte incremento de esta variable en EE. UU. durante la
década de los '90 se debió precisamente al trabajo inmigrante y al consumo
inmigrante. Incluso, se admite que determinados productos o servicios no
exportables subsisten a expensas de su contratación por parte de inmigrantes,
como los locutorios telefónicos y de Internet, los servicios financieros de
transferencias de rentas y cambio de divisas, etc.
Ente los argumento que se esgrimen para defender la libre entrada y salida de
capitales, mercancías y servicios, y otros fenómenos como la deslocalización y
la contratación laboral en origne, se encuentra uno típicamente relacionado con
la evolución de las Finanzas como rama del saber: el de la seguridad de las
inversiones. Más adelante veremos que no sólo los empleadores realizan
inversiones y necesitan cierta seguridad. El hecho de migrar supone una
inversión, consistente a veces en poco más que la vida humana. En muchas
ocasiones se pierde la totalidad de lo invertido.
1. Algunos conceptos previos
Las cifras oficiales que hemos consultado a veces no discriminan conceptos
teóricos distintos como “inmigración” y “extranjería” (Galindo y Mera, 2005).
Aquí vamos a denominar “inmigrante” al extranjero que llega a un país (por
ejemplo, España) más rico que el de origen.y con cierta intención de permanencia
en busca de trabajo o como vía de tránsito para una intención similar en otros
países de Europa. En sentido económico, también debería ser considerado
emigrante el andaluz que busca trabajo (incluyendo traslados, en cuerpos de
funcionarios estatales) en otros lugares de España, especialmente alejados, como
los territorios insulares, las Comunidades Autónomas de Cataluña, Navarra, País
Vasco,... o el caso de la típica y característica emigración desde la provincia
de Cádiz hacia la Comunidad Valenciana y Murcia. Es necesario advertir que la
permanencia en las intenciones se debe a una necesidad laboral y no tiene por
qué concebirse inicialmente como definitiva.
También debería ser considerado emigrante el mejicano del Sur que busca trabajo
en el Norte (incluyendo traslados, en cuerpos de funcionarios federales) y en
general, los que encuentran destinos especialmente alejados dentro de un mismo
país, como los territorios insulares (Caso de portorriqueños o hawaianos en
Estados Unidos, o el caso de los franceses y holandeses provenientes de
“ultramar”). Además, se da la circunstancia de que en estos territorios,
asociados pero no integrados en la UE, no se usa el euro, sino una moneda que
hubo que crear a semejanza del Franco francés.
De partida es muy conveniente definir los países “norte” como aquellos que
poseen una divisa fuerte y como “Sur”, aquellos cuya divisa pierde poder
adquisitivo a un ritmo mucho mayor. De este modo, evitamos tener que dar
parámetros más complejos de desarrollo, bienestar, nivel de vida y otros
términos ambiguos y, al mismo tiempo, hacemos coincidir con una diferencia
objetiva la posible causa de un flujo empíricamente constatado, que en la
práctica se produce masivamente desde dichos países hacia las zonas con divisas
fuertes. De esta forma, resulta pertinente suponer que la política monetaria
tenga un papel relevante en el tema de las causas de la migración internacional.
Está comprobado que en la inmensa mayoría de los casos, los trabajadores
migrantes son jóvenes (en término medio, con respecto a la población activa
local), disponen de alguna formación y capital y tienen ganas de trabajar.
Además, “son más eficientes a la hora de descubrir las oportunidades de
empleo...” (Carrasco, 2003, p. 99) y su tasa de actividad (población activa
sobre población total) es muy superior a la de los españoles (p. 94). Según se
explica el mismo autor (p. 98) los trabajadores migrantes “no constituyen una
muestra aleatoria de la población del país de origen, sino que tienen ciertas
características personales que hacen que su probabilidad de emigrar sea distinta
a la media de la población...” Sostendremos que una de esas características es
que han sido atraídos por información asimétrica (es decir, distinta de la que
poseen los residentes en el país o lugar de destino).
2. Discusión teórica e implicaciones metodológicas
Varios son los objetivos generales que nos plantemos en este estudio: Desde el
punto de vista metodológico, reconocer como inevitable un enfoque
multidisciplinar del fenómeno de las migraciones laborales internacionales,
contrastando la aplicabilidad de determinadas teorías. Algunas son novedosas en
Economía y en general, surgen del estudio de los mercados financieros y las
grandes corporaciones mercantiles.
También en el plano metodológico, defendemos un planteamiento en que las
instituciones económicas interactúan inevitablemente, aunque sólo sea mediante
regulaciones, con los demás agentes que actúan en los mercados, pues normalmente
no es posible partir de un supuesto clásico de competencia perfecta y libre al
mismo tiempo.
En las páginas siguientes, planteamos modelos teóricos y procedimientos
estadísticos según un esquema comúnmente aceptado en la Ciencia: Análisis
exploratorio —> Formulación de modelos —> Contraste de hipótesis. Es un esquema
metodológico recurrente, pues si la hipótesis es rechazada, se debe informar de
los resultados y volver a revisar el modelo o bien la precisión del estudio
exploratorio.
Una de las principales virtudes de nuestro trabajo empírico es la posibilidad de
realizar estudios exploratorios que, por procedimientos inductivos, nos ha
permitido formular hipótesis científicas. Un primer estudio, publicado en
Galindo (2004b) arrojaba información sobre la forma en que debía elaborarse el
cuestionario, definir las variables de análisis y elegir los procedimientos
estadísticos. La escasez de la muestra obtenida hasta ahora obliga a repetir el
carácter explotatorio en busca de mayores precisiones metodológicas, debido a la
escasez de representatividad. Esta viene reforzada, no obstante, por el hecho de
que el factor Norte-Sur o “latitud económica” que hemos definido eliminaría, en
virtud de nuestra propuesta teórica, la necesidad de estratificar la muestra por
países. En definitiva, la propuesta teórica que se va a proponer al final de
este trabajo tiene efectos metodológicos inevitables: El énfasis en la fortaleza
de la divisa conyeva la indiferencia con respecto al país de origen y destino,
simplificando el muestreo, añadiendo representatividad al mismo y sustituyendo
una compleja y comprometedora variable cualitativa por una binaria o dummy.
En Estados Unidos, el proceso de asimilación económica y (en menor medida)
cultural se ha producido más rápido que en Europa y los trabajos de
investigación acerca de las causas y consecuencias de este flujo demográfico han
sido precursores de los referidos a la entrada de trabajadores a Europa. A pesar
de que este hecho ya se ha reconocido como impulsor del crecimiento (en términos
de P.I.B.) y la productividad, desde tiempos remotos, la financiación para
investigar acerca de este fenómeno siempre ha estado limitada y ha procedido
sobre todo de inversión pública. Esto se debe a la dilución del incentivo a
financiar u obtener financiación pública o privada.
Puesto que las universidades estadounidenses funcionan normalmente en un régimen
de financiación privada, es el estudio de las operaciones y servicios
financieros el que ha producido los mayores aportes a la Teoría económica. En
Europa se está copiando este modelo, con sus defectos.
Los mercados financieros son el objeto de las más recientes e importantes
innovaciones teóricas en Economía, debido a que los intereses que se estaban
jugando en los resultados de la investigación son los propios resultados de las
inversiones. Estos intereses han estado suficientemente concentrados como para
financiar o conseguir que se financie la investigación en grandes y prestigiosas
universidades estadounidenses. Una de las principales innovaciones que pretende
traer este trabajo es la formulación y contraste de hipótesis aplicables a los
mercados laborales, pero formuladas originalmente para describir el
funcionamiento de los mercados financieros. Tales innovaciones teóricas son la
Teoría de la Agencia, la Teoría de señales, la Teoría del Orden de preferencias
(picking up Theory) y otras más antiguas, como las de los costes de transacción
o aún la de los fallos de mercados. El enfoque teórico para nuestro análisis
culmina, como las principales tendencias en Finanzas y en Economía de la
empresa, admitiendo el denominado neo-institucionalismo.
Esta propuesta asume necesariamente la conveniencia de explicar las decisiones
humanas mediante un sobreseimiento del proceso psico-sociológico de la toma de
decisiones y reducir (como suelen hacer los modelos) la posible racionalidad de
ésta a causas objetivas e indiscutibles desde el punto de vista empírico. Es
cierto que en determinado punto del planteamiento es necesario sustituir la
racionalidad, en sentido tradicional, por la expectativa, en función de la
información (o percepción) que se posee.
El marco o contexto económico global comienza con un echo característico de
nuestra época, cual es la concentración del capital en un “soberano privado
difuso supranacional” que es el inversor, el capitalista con gran capacidad de
causar perturbaciones y un gran poder institucional (ver Galindo, 2005a).
Figura 1. Propuesta teórica
En este esquema, el inversor internacional es un ente muy poderoso (el capital
está muy concentrado) y tiene dos características básicas, aparte de la
consabida condición de rentista (no necesita trabajar para ganar dinero): 1)
Asume un desgaste importante del poder adquisitivo, en términos reales y en
importe absoluto; 2) Prefiere inversiones de gran liquidez y escaso riesgo.
El esquema estrictamente financiero-corporativo de la teoría de carteras es
utilizado en la selección de inversiones financieras y está basado en la
diversificación y otras formas de asegurar, evitar o compartir riesgos. Esta
hiper-racionalidad del inversor es un hecho contrastado y no se da en agentes
poco o mal informados, como los consumidores o los trabajadores, pero sí en los
propietarios de grandes volúmenes, puesto que tienen un menor coste relativo de
información. Esta circunstancia lleva a los países a competir entre sí por la
captación de fondos financieros internacionales.
Ante el poder de mercado de los grandes capitales financieros, la política
monetaria se vuelve inútil en la mayoría de los países, La moneda fuerte (dólar,
euro, franco suizo, chuan) se aprecia continuamente, mientras que el resto se
deprecian con respecto a aquéllas; algunas llegan a desaparecer (de hecho, el
Franco Francés, o el Marco Alemán son sustituidas irreversiblemente el
01/01/1999).
3. Las finanzas y las migraciones
Este epígrafe está destinado a justificar la adopción interdisciplinar de
teorías surgidas en ámbitos de estudio empresariales.
A medida que las Finanzas han ido expandiendo su ámbito de análisis a aspectos
como el gobierno de la empresa, los incentivos, el mercado de trabajo, la
información, etc., se ha ido elevando sobre las coordenadas de la estructura de
capital y la política de dividendos, para tratar de explicar mejor ambos
fenómenos. Simultáneamente y como consecuencia, está abandonándose el concepto
de Finanzas como teoría microeconómica de los mercados financieros y se adoptan
planteamientos más institucionalistas. Cuando hablamos de instituciones, en
cierto modo reconocemos la necesidad de volver a tratar los aspectos
microeconómicos en un contexto de Economía política (Heilbroner y Milberg,
1995).
La producción científica de lo que se ha denominado “teoría financiera de la
empresa” parecía estancada, en opinión de Fernández y García (1996) al menos
desde los años setenta y sólo recientemente ha cobrado un notable impulso bajo
el influjo de autores como Cornell y Shapiro (1993), Copeland, Koller y Murrin
(1995), Damodaran (1996), etc.
Con las modernas teorías —teoría financiera de la agencia, teoría de señales,
teoría del orden de preferencia (Pecking Order Hypothesis) o teoría de los
grupos de interés (Stakeholder Theory)— se ha ido abundando en fenómenos que
afectan a la financiación de las PYME, al parecer, en mayor medida que a las
empresas consideradas grandes, como son las imperfecciones de mercado. No
obstante, estas teorías financieras siguen partiendo de supuestos que no se
cumplen en empresas tan reducidas y tan perecederas como las iniciadas por
inmigrantes. Estas teorías sólo serían perfectamente aplicables a empresas
establecidas y con cierta reputación (Salas, 1994).
Por otro lado, se acepta que la investigación en Finanzas parece encontrarse en
una “encrucijada” ya que, durante los últimos cuarenta años, muchas cuestiones,
lejos de haber sido resueltas, se han visto aún más complicadas (Azofra y
Fernández, 1999). Desde el punto de vista que aquí se expone, las “fugas”
institucionales, debidas a la globalización son las principales causantes del
déficit de funcionamiento de las Teorías hoy vigentes en Finanzas. Como afirman
Heilbroneer y Milberg (1995, p. 98) en relación con el Keynesianismo, sería
ingenuo pensar que los fallos en la predicción invalidan los fundamentos de las
teorías. Aquí intentaremos hacer valer sus formulaciones para tratar de explicar
y, en la medida de lo posible, prever el fenómeno de las migraciones
internacionales. No obstante, reconocer este estancamiento nos otorga cierta
flexibilidad teórica, en el caso de las iniciativas empresariales de
inmigrantes, al tiempo que nos obliga a buscar posiciones académicas novedosas
que provean un tratamiento diferenciado. Este tratamiento puede derivar, en el
futuro, en teorías específicas al estudio de la inmigración.
Por todos estos motivos, el marco conceptual del que partimos no está basado en
teorías estrictamente financieras, aunque ello no impide que se haga uso de sus
planteamientos para poner énfasis en la realidad de la inmigración. Por el
contrario, es imprescindible que nos movamos también en un marco
institucionalista, aunque, sin necesidad de formular nuevas teorías.
Costes de Transacción
Todos estos elementos de distorsión de las leyes de mercado siempre han
existido, pero no se han considerado relevantes hasta que no se difundieron los
trabajos de Coase (1937) o Williamson (1975, 1985). A raíz de la adopción
implícita de sus teorías, no esencialmente financieras, se empezó a abandonar la
proverbial “caja negra”, y se abordaron temas como el entorno jurídico, los
intereses de los directivos y los accionistas en la empresa, los incentivos de
cada una de las partes y el equilibrio contractual entre ambos (Jensen y
Meckling, 1976), sin necesidad de renunciar al supuesto de racionalidad
económica.
Las nuevas teorías financieras que se centran en las imperfecciones de mercado
(contratos incompletos, información asimétrica, riesgo moral, selección adversa,
señales, etc.) parecen fáciles de conciliar con la Teoría de costes de
transacción, puesto que se plantean nuevas concepciones acerca de la naturaleza
y los límites de la empresa (Fernández, 1994). Los costes de transacción están
relacionado con los recursos empleados en hacer que los contratos sean más
completos. Los grandes hallazgos en esta Teoría se producen en las finanzas
corporativas (Aghion y Bolton, 1992; Allen y Winton, 1995; Hart, 1995; Hellman,
1998, inter alia)
La Teoría de costes de Transacción hace referencia a tres tipos de costes que
repercuten en el precio y en el hecho de que se efectúe finalmente una
transacción. Los costes de información, por un lado, se estudian hoy desde el
punto de vista de la Teoría financiera, en el concepto de información
asimétrica. Es cierto que este enfoque presupone la existencia de un mercado
para la información, lo cual implica que esta información existe , aunque pueda
ser cara.
Los costes de control también tienen cierto grado de incertidumbre, pero una
estimación nos diría cómo de caro saldría conseguir que la contraparte cumpla
efectivamente con su obligación. Los costes de control para el inmigrante son
prohibitivos, como cada vez más para los trabajadores en general.
Los costes de negociación son los que han suscitado una mayor atención en los
estudios recientes. Smith (1999, p. 2) sostiene que la elección del destino está
motivada, en muchas ocasiones, por la circunstancia de los precedentes y la
formación de comunidades del mismo país que el emigrante, lo cual puede reducir
considerablemente los costes de migracaión.
Barreras de entrada y salida
Este elemento teórico surge como crítica al modelo competitivo clásico; no
específicamente aplicado a las finanzas. Las barreras de entrada y salida
constituyen un fallo de mercado, cuya aplicación al mercado laboral es
específicamente llamativa en las modernas migraciones. Como ocurre con las
empresas, estamos ante sujetos económicos que deciden realizar una inversión y
que buscan expandirse, crecer económicamente, prosperar. A diferencia de las
grandes corporaciones, estos sujetos nunca han financiado proyectos de
investigación, pero el resultado de los realizados a medida de las grandes
empresas puede arrojar claridad acerca de la toma de decisiones de migración.
Dicha inversión, en el caso del inmigrante, no sólo consta de capital (por
ejemplo, el coste del transporte), sino que incluye un lucro cesante, por el
coste de oportunidad de las alternativas locales a las que renuncia, y un daño
emergente difícil de estimar. Además, señala Carrasco (2003, pp. 98-99) que el
horizonte de recuperación de dicha inversión es tan prolongado que, en promedio,
los que salen de su país son los más jóvenes de los que integran el mercado
laboral. Todo eso, supone una elevada barrera de entrada en la mayoría de los
casos, es decir, no todos los sudamericanos, europeos del este y africanos están
en condiciones de emigrar hacia Europa y Estados Unidos.
Además, es necesario considerar que esta inversión es personalísima, es decir,
no es posible que un inmigrante la transfiera a otro y la liquide, como se hace
con un título negociable cuando nuestras expectativas decaen. El inmigrado tiene
también una barrera de salida o sunk costs, que le impide (o le encarece)
regresar, en tanto no haya satisfecho como mínimo la recuperación, en términos
de coste y riesgo, de su inversión migratoria.
Externalidades
Las externalidades son un caso particular de las “fugas” de mercado, es decir,
de beneficios o pérdidas que se producen sin contraprestación. Lo mismo que la
existencia de barreras, las externalidades son imperfecciones de mercado no
relacionadas estrictamente con las finanzas, pero muy interesantes de comentar
en el caso de los inmigrantes, especialmente debido a las “fugas” que la
globalización impone en la política económica de los países, especialemnte, en
las políticas de bienestar. Las fugas de cerebros y de deportistas de élite
impone a los estados una apuesta en favor de dos estrategias alternativas. Los
países menos ricos, suelen optar por desmantelar las inversiones públicas en
formación o encarecer el servicio para cubrirse del riesgo moral de abandono. En
cambio, los países con mejores expectativas, como Estados Unidos, las medidas de
bienestar mínimas implantadas para evitar la denominada “filtración” (Stiglitz,
2001) impiden, en cierta medida, la evasión de rentas, cuando el inmigrante se
ve avocado a instalarse de forma permanente en el país que le ofrece mejores
prestaciones. De este modo, el país de destino rentabiliza las inversiones
realizadas por el Gobierno del país de origen. Éste a veces, recupera parte de
la inversión a través de la remesa de rentas , pero en la actualidad, con tal de
evitar las “fugas” o “filtraciones” de rentas, los regímenes jurídicos de
extranjeros legalizados son incluso proclives a la reagrupación familiar.
Diversificación
Las teorías sobre diversificación de riesgos fueron las primeras en aparecer en
el cuerpo teórico de las finanzas, según se acepta hoy como válido. La teoría
financiera moderna toma como referencia los trabajos de Markowitz (1952, 1959),
sobre el modelo de equilibrio de activos financieros. Otros autores destacados,
como Sharpe, Linttner, Mossin o Fama, continuaron con el trabajo iniciado por
Markowitz y centraron su investigación en la formación óptima de carteras de
activos financieros, culminado en el CAPM (Capital Asset Pricing Model). Ross,
en 1976, propuso la Asset Pricing Teory, como modelo alternativo al CAPM. Las
finanzas no sólo se han dedicado a la diversificación de inversiones
financieras, sino también de la financiación de las empresas diversificadas
(Rajan y Zingales, 1997).
En cierto sentido, la inversión vital que representa la decisión de trabajar en
un lugar o en otro, en un trabajo o en otro, no es susceptible de
diversificación y esa es una gran diferencia que tiene el trabajador con
respecto al inversor financiero. No obstante, Smith (1999, p. 1) advierte que
este razonamiento necesita tomar como unidad de análisis el individuo. Cuando se
utiliza la familia como unidad de partida, es posible encontrar comportamientos
tendentes a diversificar, tanto por países de destino como por ámbitos
profesionales. Modernamente, se considera que diversificar el riesgo tiene un
coste (Rajan y Zingales, 1997), en forma de pérdida de eficiencia en los
mercados. En el caso de las familias diversificadas, este coste se puede
identificar con la ineficiencia en los rendimientos que se obtendrían
concentrando esfuerzos y asumiendo riesgos en empresas locales, como por
ejemplo, el negocio familiar. Desde este punto de vista, la emigración de los
miembros activos reduce las expectativas de éxito del conjunto de la familia,
identificable ésta con la gran empresa.
Teoría de la Agencia
De todas las nuevas teorías mencionadas, la Teoría Financiera de la Agencia
parece ser la única que, en los últimos veinte años ha supuesto un adelanto en
las Finanzas empresariales (Fernández y García, 1994). Los autores Jensen y
Meckling (1976; Jensen, 1986) comienzan a esbozar la Teoría de la Agencia, que
plantea los conflictos de intereses entre los diversos agentes interesados
(grupos de interés o stakeholders) en la empresa, como propietarios y
directivos, especialmente grandes sociedades por acciones. La Teoría de la
Agencia se puede extrapolar más allá de las relaciones existentes entre grupos
de interés o stakeholders, en las grandes corporaciones, a otros ámbitos, sin
olvidar que en muchas empresas, los trabajadores pueden ser un stakeholder muy
importante, En representación política habría un ámbito idóneo para aplicar los
mismos razonamientos, pero no parece ser un ámbito genuinamente aplicable a la
problemática de la inmigración, excepto si consideramos a estos como empresarios
(Smith, 1999, p. 1).
La inmensa mayoría de empresas fundadas por inmigrantes es de tipo familiar y en
un porcentaje muy alto, se trata de negocios que ya se han probado en los países
de origen. En compañías con tales características no suele presentarse el
presupuesto de la Teoría de la agencia de separación entre los objetivos de
propietarios y gerentes, pues suelen ser las mismas personas (Forsaith y Hall,
2001; Beddall, 1990; Bannock, 1981; inter alia). Para los propietarios, el
control del agente (el directivo) supone un coste, en cuyo cálculo se han
invertido enormes recursos académicos (Hart, 1995; Harris y Raviv, 1991; inter
alia).
La Teoría del orden de preferencias o la Teoría de señales tienen en cuenta la
existencia de información asimétrica, pero se basan en la “supervisión
continuada” por parte de los mercados de capitales (Azofra y Fernández, 1999),
es decir, por parte de los propietarios nominales. En la empresa familiar el
mercado de crédito es el único accesible y el sector bancario no suele estar
involucrado en la gestión de las empresas prestatarias (Cuervo, 1993; Salas,
1993); no se produce en sentido estricto, la separación entre propiedad y
control. No obstante, existe una tendencia reciente a aplicar la Teoría de la
Agencia a las relaciones entre la empresa pequeña o mediana (agente) y el
prestamista (principal), puesto que éste asume parte del riesgo empresarial,
debido a la alta tasa de mortalidad de las PYME. Por este motivo, Boedo y Calvo
(1997) consideran que son "especialmente aplicables a las PYME [dichos]
enfoques…". La denominada Teoría financiera de la agencia o T. agencia aplicada
a los préstamos, no es únicamente válida para las empresas, sino en general,
para cualquier prestatario, incluyendo las ONG de acogida de inmigrantes.
Especialmente aplicable es para los negocios de nueva creación, que cada vez en
mayor medida, son creados por inmigrantes o para prestar servicios relacionados
con la inmigración.
Auto-selección
El problema de la auto-selección se considera un fallo de mercado surgido en el
estudio de las operaciones actuariales, es decir, la actividad de las entidades
aseguradoras. Hoy se utiliza también este concepto para explicar la posibilidad
y los términos de obtención de créditos bancarios . La auto-selección explica
que los bancos estén dispuestos a otorgar créditos preferentemente a quienes
parecen no necesitarlo. También conocida como “selección adversa”, esta
propuesta teórica, se ha aceptado como válida en las finanzas empresariales y en
concreto, más recientemente, en relación con la emisión de acciones (Myers y
Majluf, 1984; Daniel y Titman, 1994; inter alia).
En Carrasco (2003, p. 98) se afirman que los inmigrantes se auto-seleccionan,
pero por el contexto se entiende que en sentido distinto , pues también se habla
de “una correlación positiva entre el nivel de educación del trabajador y la
probabilidad de emigrar”. El sentido en que aquí entendemos la auto-selección se
limita a la obtención de documentación necesaria para trabajar, pero el
inmigrante que solicita entrar legalmente en un mercado laboral extranjero no
sería el que más necesita ese trámite, sino el que cree que es más probable que
lo obtenga. Esta imperfección puede explicar, en cierta medida, que cuanta mayor
sea la demanda de visados y permisos de trabajo, más dificultad se encuentre en
las legislaciones occidentales.
Riesgo moral
El riesgo moral es un problema surgido a la vez que la auto-selección y para el
mismo sector de actividad, también aplicado con posterioridad al problema de la
financiación de las empresas (Bernardo, Cai y Luo, 2001). En el caso de la
inmigración también se aplicaría de una forma sui generis, puesto que la
obtención de permisos con facilidad no haría que los inmigrantes descuidasen la
convivencia y el cumplimiento de sus obligaciones laborales y cívicas. Pero es
cierto, no obstante, que el hecho de haber pasado provechosamente por una serie
de trámites, hasta haber llegado incluso al cambio de nacionalidad, asegura al
legislador, en una cierta medida, que los trabajadores que quedaron en situación
ilegal no reúnen ciertas cualidades, desde la paciencia y el sometimiento, hasta
la cultura, la cualificación, el capital con que afrontar los costes, o la
capacidad para resolver problemas formales (p. ej., interponer recursos).
Teoría de señales
El “enfoque de señales” está representado por la obra de Ross (1977) y la de
Leland y Pyle (1977) y hoy sigue originando concienzudos trabajos de
investigación (Noe, 1988). Puesto que esta teoría también nace con la finalidad
de estudiar los precios de las acciones en mercados de valores, el estudio de
las señales en política económica es novedoso. De hecho, según Azofra y
Fernández (1999), para aplicar esta teoría es necesario el supuesto de una
“supervisión continuada” o fluidez de la información en lugares idóneos para
ello, como pretenden ser los mercados bursátiles. Las señales son perturbaciones
intencionadas en un sistema de transmisión de la información que la Teoría
clásica suponía imparcial, indiferente a los intereses particulares y su
concentración.
La Teoría de señales ha sido utilizada para explicar decisiones de política
económica (Galindo, 2005a). Dado que en los mercados de capitales
supranacionales, la información no es tan perfecta como para suponer que las
señales prosperen, podríamos pensar que en relación con la inmigración, las
señales pueden ser mucho menos efectivas. Esto sería un argumento que podría
utilizarse para desmantelar el eslogan del “efecto llamada” característico de
los grupos de derecha en España.
No obstante, existe una señal que es independiente de los supuestos efectos
desinformativos de las regularizaciones a inmigrantes; los medios de
comunicación, en el caso de la emigración, pueden desempeñar esta supuesta
supervisión del funcionamiento del mercado, de una manera más bien perversa. Las
inversiones culturales, mediáticas y diplomáticas de los países de acogida es
visiblemente favorable a dicha acogida, cuando se emite la señal en los países
de origen. En cambio, en los países de destino, la señal es relativa a la
situación de desesperación económica, política o social en los países de origen,
como argumento para incrementar las trabas burocráticas a la inmigración.
Las señales equivocadas no sólo provienen de los interesados en el negocio de la
inmigración clandestina, sino también de las propias autoridades de los países
ricos (o de tránsito), que piden expresamente trabajadores en los países de
origen y a la vuelta elevan las exigencias burocráticas. El primer viaje Oficial
de Bush Jr. como presidente en el 2000 fue una misión comercial a México. A
cambio de asegurar el suministro eléctrico, se legisló una prórroga de
no-expulsión a inmigrantes ilegales que, de otra forma, serían devueltos a las
estadísticas de parados del país vecino, pero que seguían sin ser reconocidos
como residentes en EE. UU. Tampoco hay que olvidar que en la visita del entonces
presidente español, José María Aznar a Colombia, en 1999, justo antes de iniciar
las reformas restrictivas, manifestó la necesidad de mano de obra en España,
para fomentar la inmigración y más adelante implantar la exigencia de visado y
otras restricciones a la inmigración legal.
Pero también hay otro agente portador de noticias asimétricas: El propio
inmigrante. Todo inmigrante sueña con regresar y contar a sus conocidos y
familiares que ha hecho grandes progresos. A la hora de la verdad, las ganancias
no han podido acumularse como se esperaba y en parte se decide establecerse, no
exactamente por integración en la sociedad de acogida, sino porque nunca llega
el momento de poder retirar fondos y reinvertir en el país de origen. El hecho
de que los emigrantes no regresen, junto con la subjetividad de las noticias que
envían acerca de su propia situación son una señal engañosa en el mercado
laboral mundial.
Asimetrías de la información
La más importante innovación producida en las finanzas empresariales, aplicable
a la decisión de emigrar es la denominada información asimétrica o asimetría de
la información.
Desde hace décadas, un ámbito de estudio muy interesante, por su implicación en
la realidad económica es el problema de la falta o asimetría de información en
las transacciones. El coste de información, como elemento disuasorio en la toma
de decisiones y de distorsión en la formación de precios, se estudia por primera
vez en la obra de Coase (1937), en la que se se han comentado ya otros dos tipos
de los denominados “costes de transacción”. Su obra fue desarrollada ampliamente
por Williamson (1975, 1985) y por el propio Coase (1994). En sus trabajos se
trata el coste o la ausencia de información como impedimento para que los
mercados existan. Los mejores frutos del estudio de esta nueva variable se están
produciendo en las Finanzas .
La asimetría en la información significa, simplemente, que los bancos desconfían
de los que solicitan créditos (por que carecen de información acerca del
solicitante) y prefieren ofrecer sus pasivos a aquellos que no han manifestado
ninguna necesidad de ellos. Esto lleva a que, en igualdad de condiciones, el
tipo de interés que se exige a quien solicita el préstamo, quien más lo
necesita, es mayor al que se otorga a aquél prestatario que no haya revelado
claramente su urgencia. Este incremento del precio del crédito se considera una
prima por riesgo, pero no se trata de un riesgo técnico-económico real asociado
al proyecto, sino de una incertidumbre ajena al proyecto, relacionada en el
desconocimiento. El problema es que dicha falta de información acerca del
prestatario genera una desconfianza que eleva el precio del crédito.
La teoría de señales es, en cierto modo, un ejemplo de información asimétrica,
pero tal como se usa hoy este concepto en las Finanzas, la aplicación que se
hace más propicia al caso de la inmigración es sobre la información relativa al
propio inmigrante. Tanto en la obtención de permisos, como en la posibilidad de
encontrar trabajo, vivienda, préstamos, etc., el inmigrante siempre es portador
de una sospecha, puesto que, al ser distinto, puede ser que esté de paso y, en
tal caso, puede ser que no sea muy de fiar. La información que tiene el
inmigrante acerca de sus propias cualidades no es tan fácilmente conocible por
la apariencia como en el caso de los propios desconocidos autóctonos, de quienes
se percibe su origen y asentamiento. Darse a conocer, para un inmigrante, puede
ocasionar costes adicionales, como por ejemplo, la obtención de certificado de
“penales”, la adaptación a las costumbres locales, la creación de contactos,
etc.
Teoría de recursos, capacidades y complementariedades
A la competencia entre oferentes de capacidad laboral rara vez se han aplicado
teorías que vayan más allá de la clásica asunción de mercado perfecto.
Únicamente en lo relativo a creación de empresas, la inmigración puede ser
parcialmente estudiada con el acervo teórico que se usa más frecuente y
recientemente en Economía . En cierto modo, tal vez sea esta función de oferta
la más competitiva de todas, pero también, en ámbitos de estudio limitados, se
pueden apreciar comportamientos estratégicos que podrían explicarse en función
de la Teoría de recursos y capacidades.
Aunque no es una teoría especialmente vinculada con las finanzas, hay trabajos
que tratan de aplicarla a la política financiera de la empresa . No voy a entrar
a discutir en qué medida es aplicable a las Finanzas , pero es evidente que una
inversión personal, como la de buscar trabajo, especialmente si ello implica
desplazamiento, privaciones y renuncias, es algo que tiene mucho que ver con la
correcta gestión y conocimiento de los propios recursos y capacidades. Además,
la reciente incorporación del tema de las complementariedades y especificidades
hace que, en determinadas explotaciones empresariales, se pueda considerar un
activo intangible el hecho de tener contratado a un inmigrante, por su
conocimiento del idioma u otras características de clientes, proveedores,
productos, etc.
Trabajos como los de Coase (1937) o Penrose (1959), tan conocidos y utilizados
en estudios conceptuales o teóricos, han tardado mucho tiempo en ser empleados
en investigación económica (Suárez, 1999). La continuación de este
planteamiento, la propone Salas (1999), en virtud de la denominada “Teoría de
los derechos de propiedad”, sintetizada por Oliver Hart (1995). Según esta
teoría, el poder es a la empresa, para su propietario, lo que el mecanismo de
precios es al mercado. El derecho de propiedad sobre la empresa lleva consigo el
ejercicio de potestades cuya contratación en el mercado ocasionaría altos costes
de transacción. El ejercicio de esa autoridad, en este contexto, tendría la
finalidad, según el mencionado artículo de Salas, de proteger inversiones que
tienen un escaso valor fuera de la relación de poder, pero generan gran valor en
la empresa. La concepción inicial de tamaño empresarial nos viene, en esta
Teoría, de la idea expresada al final dicho trabajo, pues “el poder surge de la
propiedad sobre los activos físicos, lo cual significa que los límites de la
empresa están marcados sobre el conjunto de activos físicos”. Debido a eso,
Salas defiende la necesidad de completar la Teoría de los derechos de propiedad
con una extensión debida a Rajan y Zingales (1998). Según este enfoque, existen
activos intangibles que no se pueden comprar ni vender, puesto que consisten en
relaciones (normalmente laborales) con personas. No existen derechos de
propiedad sobre los servicios que prestan los recursos humanos, pero tales
recursos existen y se da, en virtud de una parte tácita del contrato, un
“acceso” a tales recursos, en tanto que la empresa es beneficiaria de la
creación de valor debida a tales relaciones. Eso se debe a la especialización
que se alcanza entre cada recurso productivo (concretamente, los de naturaleza
humana) y el resto de recursos. El trabajo de cada empleado es más valioso en la
empresa que en el mercado (en otra empresa) y eso liga la prestación de su labor
más valiosa a una relación contractual determinada. También el empleado experto,
según Salas, ejerce poder sobre los demás recursos, puesto que la empresa no se
desprenderá de un activo que le resulta más valioso que los que pueda adquirir
en el mercado con el mismo coste.
En la Teoría de los derechos de propiedad existen otras aportaciones
importantes, como las de Grossman (1982; 1986, con Oliver Hart) y Moore (1995).
Debido a las características de la relación laboral, en la civilización actual,
excluyen a los empleados como parte integrante de la empresa, que se define por
la propiedad de activos físicos, ya que esos derechos de propiedad son los que
permiten el incremento de valor de los recursos humanos empleados. En esta
perspectiva, el recurso intangible contenido en ese incremento de valor no es un
recurso humano o identificable con la relación laboral, sino una extensión del
valor de mercado de los elementos físicos empleados, debido al proceso
productivo que configuran.
Salas invoca, junto con el enfoque del “acceso”, el de los contratos
relacionales e implícitos, basado en las aportaciones de Kreps (1996). Los
contratos relacionales son aquellos en que una parte está formalizada o
explícita y otra parte contractual es tácita o implícita, basada en la confianza
mutua de las partes. Puesto que dicha confianza, reputación, costumbre,... en
definitiva, contrato implícito puede generar beneficios y crear valor para las
partes, entonces debe considerarse un activo.
Por último, Salas añade la Teoría de las complementariedades, desarrollada sobre
todo por Milgrom y Roberts (1995). Cuando se trata de resolver problemas de
incentivos y de coordinación, se está intentando, en definitiva, poner en valor
aquellos activos derivados de contratos implícitos y potestades de dirección.
Los problemas de incentivos y de coordinación surgen, según estos autores, por
la falta de complementariedad entre las decisiones de inversión en bienes reales
y la contratación o dirección de recursos humanos. Así pues, los recursos
humanos supondrán un aumento en el valor de la empresa, siempre y cuando existan
complementariedades entre éstos y las inversiones reales.
Nueva Teoría institucional
Este enfoque cobra especial vigor con el “revival” de la Teoría de costes de
transacción, en 1991, cuando a Ronald Coase se le otorga el premio Nobel. Este
planteamiento implica la asunción de la relación íntima entre la Economía y el
Derecho. Hoy la teoría neo-institucional admite una interacción de la Economía
con todas las demás ramas de la Ciencia social, para no perder de vista que
determinadas actividades de la ‘nueva economía’ no serían tan rentables sin la
circunstancia específica del inmigrante: Transportes, telecomunicaciones,
operaciones bancarias, empleo temporal y colocación, etc. “Los patrones
migratorios y de la distribución territorial de la población están inscritos en
la lógica del propio esquema económico y es sensible al propio ciclo económico”
(Rionda, 2006, p. 26). Smith (1999, p. 1) sostiene, en relación con la
migración, que la toma de decisiones se hace un el contexto de unas determinadas
estructuras.
El neo-institucionalismo se ha postulado como un paradigma emergente (Rutherford,
1996, 2002) en la Economía, en general. El enfoque institucionalista es
relativamente nuevo en el ámbito de las Finanzas corporativas. En este ámbito,
ninguna de las novedosas teorías vigentes es incompatible con dicha Teoría, ni
con la Economía Industrial, ni con las corrientes neo-institucionalistas. La
especialidad del enfoque que aquí se presenta es que no se estudian los recursos
como intrínsecos de la empresas, sino más bien como una consecuencia de la
financiación que se ha podido obtener, Numerosos conceptos, ya explicados, como
el de costes hundidos, barreras de entrada o costes de transacción, son
perfectamente aplicables para explicar el comportamiento de los trabajadores
cuando deciden emigrar.
El institucionalismo es un enfoque reivindicado como idóneo para este tipo de
imperfecciones y, específicamente, para los tamaños inferiores de empresas
(Salas, 1994, inter alia). Según Salas (2001b), la economía de los costes de
transacción reconoce las características de incertidumbre, asimetría
informativa, especificidad de las inversiones, oportunismo y racionalidad
limitada.
4. Los mercados financieros y las migraciones.
Conforme al segundo objetivo de este trabajo, mostrar la relación entre mercados
financieros y de trabajo, el propósito principal de este epígrafe se centra en
un ámbito puramente macroeconómico y, en concreto, en los mercados de divisas.
El marco teórico que aquí se va a adoptar es el macro-económico y concretamente,
la Economía política, en su aspecto monetario. Con independencia de la
tradicional ligación de los economistas monetaristas con el neo-liberalismo y de
los presupuestaristas con el keynesianismo de izquierdas, en mi propuesta se
adopta una visión ya recogida en Stiglitz (2003), de recuperación de la
importancia de la política monetaria, dentro de la Economía de las relaciones
económicas internacionales. Este enfoque, por otra parte, no es incompatible con
las teorías micro-económicas ya enunciadas que tratan de explicar el
comportamiento del trabajador migrante.
La Teoría monetaria ha estado apartada de los problemas relacionados con las
migraciones y incluso de otros ámbitos de decisión de carácter político, hasta
el redescubrimiento de su importancia en lo relativo a control de tipos de
interés. Los tipos de cambio han sido, sin embargo un tema tabú, debido a las
denominadas “devaluaciones competitivas”, pero resulta tener un relevante papel
en relación con el fenómeno de las migraciones internacionales.
La evidente y continua apreciación de las divisas fuertes en relación con las
débiles no impide que, en relación con los precios locales, dichas divisas (p.
ej., el euro) sigan perdiendo valor, es decir, que se de una subida de precios.
Ahora bien, esta subida de precios es, en términos reales, muy inferior a la
experimentada en el resto de países.
La mayoría de antecedentes sobre el tema de las causas de la inmigración no
parten de ámbitos teóricos de la Economía. Por otro lado, la mayor parte de la
literatura teórica o empírica sobre los mercados no tiene en cuenta el factor
población y los posibles trasvases de consumidores entre economías nacionales.
El diferencial de valor entre divisas fuertes y débiles es un fenómeno del que
todavía no se ha tratado excesivamente y la propuesta que aquí se hace consiste
en identificarlo como motivo principal de las migraciones internacionales. Para
detectar el crecimiento de este diferencial, basta comparar el euro o el dólar
con las divisas de aquellos países de los que se reciben trabajadores. Por
ejemplo, en el gráfico 1, observamos una clara tendencia a la depreciación del
peso colombiano con respecto al dólar estadounidense.
Fuente: Banco de la República de Colombia. Elaboración porpia.
El valor del dólar en Colombia ha venido a cuadruplicarse en quince años, que
son precisamente los años de más éxodo desde este país hacia Estados Unidos. A
partir del año 2001, parece haber un cierto decrecimiento de la tendencia,
después de haber alcanzado máximos cercanos a 2.900 pesos por dólar, en
septiembre de 2003, hasta estabilizarse en torno a 2.240. Estos cambios en los
mercados de divisas se trasladan a la banca con un coste para el emigrante,
posteriormente convertido en remisor de rentas. En términos generales, para un
colombiano de hoy, el dólar vale 3.000 pesos, aproximadamente. La fecha de 2002
marca una preferencia de los colombianos por Europa, coincidiendo con el estreno
alcista de nuesta actual moneda continental. El ejemplo mostrado en esta gráfica
no es único; en todos los países de origen parece haberse producido una
preferencia por Europa, en términos generales, a partir de la entrada en vigor
del euro, en detrimento del destino norteamericano.
La inmigración es uno de los fenómenos que más ponen de relieve la naturaleza
del capitalismo actual como una variedad (o una consecuencia) del imperialismo.
En su libro imperialismo, Hobson (1902). Trató de explicar el imperialismo como
una consecuencia del subconsumo y éste, a su vez, como un producto de la
desigualdad en la distribución de la renta, en los países industrializados.
Argumentaba que los consumidores más pudientes no podían destinar a consumir el
producto nacional una proporción similar a la de un consumidor medio. Como su
necesidad humana venía a ser la misma, el gasto en que incurriera en productos
manufacturados debía ser proporcionalmente menor y destinaría el resto de su
renta a realizar inversiones productivas y adquirir bienes de lujo. Por el
contrario, las capas más pobres de la población tampoco llegarían a una
proporción de consumo de productos fabriles similar a la de un consumidor medio,
puesto que destinaría un porcentaje cercano al 100% de su renta a la adquisición
de alimentos.
La Ciencia económica explica fácilmente mediante estos mecanismos la diferencia
de poder adquisitivo entre las divisas de los países ricos y los pobres, pero
rara vez se detiene a apreciar que esa disparidad se traduce en un diferencial
de precios y de salarios. Esta última circunstancia también es de sobra conocida
y explica las estrategias de “deslocalización” de las empresas multinacionales,
en busca de mano de obra más barata o, en su caso, más cualificada. A veces no
se tiene muy en cuenta que la verdadera forma en que los trabajadores
extranjeros compiten con nosotros es gracias a la emigración de empresas.
Sin embargo, el diferencial de precios, aunque es patente y considerable, no ha
sido objeto de reflexiones como las que aquí se presentan. El mecanismo no es
difícil de comprender, pero su difusión conlleva dos obstáculos importantes: Uno
de tipo didáctico, cual es la explicación de la inflación latinoamericana; otro
de tipo ideológico, puesto que hasta el momento, siempre se ha dicho que las
principales causas de la inmigración estaban claras: Las especiales dificultades
que se sufren en los países de origen (pobreza, conflictos armados o disidencia
política) y el mayor “nivel de vida” existente en los países de destino, donde
el nivel de vida se describe como algo muy genérico y, sin embargo, convincente.
Sin embargo, en un gran porcentaje de la avalancha de inmigrantes procedentes de
América Latina, Europa del Este o África está patente otra ambición, cuya
veracidad, desde el punto de vista antropológico o sociológico sería interesante
contrastar en estudios futuros. Esa ambición explicaría que sea el diferencial
monetario y no el tecnológico o el político el que atrae a la mano de obra
precisamente a Europa y Estados Unidos, destinos finales de los buscadores
globales de oportunidades.
El enfoque que aquí propongo permite conjeturar un factor trabajo bastante
economicista y unos sujetos decisores a los que podemos aplicar la hipótesis de
la racionalidad, pero no la información perfecta. La misma explicación que da
Hobson a la existencia del Imperialismo se puede aplicar a los movimientos
migratorios. Eso nos exime de preguntarnos y discutir hasta el infinito si las
sociedades del Norte son menos corruptas o menos violentas o más cómodas o más
inteligentes que las del sur, si los emigrantes añoran su lugar de origen y
otras cuestiones que parecen desbordar el ámbito de la Teoría económica .
Únicamente es preciso mencionar que existen muchos factores según los cuales, en
la mayoría de los casos, es más correcto hablar de expectativas o percepciones
que de un verdadero diferencial de nivel de vida: las características y
condiciones de la oferta de empleo, la alta siniestralidad, la inestabilidad
laboral, el problema de la vivienda, la negación del voto y la indefensión
jurídico-fáctica, especialmente para el clandestino, los aspectos psicológicos
relativos al desarraigo, el rechazo por parte de la población nativa, etc.
El mecanismo de globalización de la mano de obra, a partir de las teorías del
subconsumo es una aportación propia (Galindo, 2004), que añade al estudio de los
mercados de productos un análisis análogo en los mercados de trabajo. Supongamos
que la inmensa mayoría de los inmigrantes que recibimos en un país son personas
cuya primera intención es permanecer varios años acumulando rentas del trabajo y
sacrificando su nivel de consumo y sus horas de ocio, a fin de constituir un
capital con el que retornar a su país, en una posición ventajosa . En tal caso,
la única opción que tiene para cumplir sus propósitos es viajar a un país cuyo
nivel general de salarios esté por encima del de su país de origen. El
inmigrante, en este supuesto, no se plantea identificar variables como la tasa
de crecimiento del PIB , pues no es para éste un dato relevante.
El diferencial en el nivel retributivo no es, en sí mismo, un síntoma de
bienestar, ni una especial situación del mercado laboral de cada país, sino que
son la consecuencia directa del nivel de precios, aunque también a la inversa.
La inmensa mayoría de las subidas salariales tienen lugar, en su caso, por
correspondencia con un determinado incremento de los precios. Las teorías del
imperialismo de Hobson explican que el nivel general de precios en los países
industrializados sea más elevado que en los países de producción primaria. El
subconsumo lleva a las empresas a globalizarse, en la búsqueda de nuevos
mercados, para colocar los excedentes de producción, hasta que llega un momento
en que los mercados mundiales se saturan. En la situación de saturación, se ha
conseguido satisfacer la demanda de los países ricos, sin dejar de cobrar a los
consumidores un precio considerable, acorde con su nivel retributivo. El resto
de la producción se ha tenido que colocar entre consumidores con menor poder
adquisitivo y, por este motivo, los precios se han mantenido más bajos. En los
mercados del norte, la menor cantidad vendida se compensa con el mayor precio
cobrado y en los del sur, el menor precio permite recuperar, no obstante, el
coste más una rentabilidad mínima que se multiplica por un gran número de
consumidores.
Si se hubiese abundado en el razonamiento de Hobson, hace 100 años, se podían
haber previsto razonadamente los actuales flujos migratorios, pero existe una
nube teórica, como se ha dicho, cual es la existencia de inflación ¿Cómo es
posible que la subida acumulativa de precios sea normalmente superior en los
países más pobres y sin embargo, estemos hablando de un diferencial de precios
que favorece a éstos? Esta nube no es difícil de disipar, ya que la inflación
siempre viene expresada en términos de la moneda local. Por este motivo, los
precios crecen ciertamente en relación con los salarios, pero no en relación con
el valor internacional de las mercancías, en términos de otra divisa, debido al
proceso de debilitamiento progresivo de la mayoría de las monedas, en relación
con las más fuertes. Esta depreciación progresiva de las monedas de los países
“Sur” llega a compensar las subidas de precios, de forma que siga resultando
cada vez más barato comprar con dólares o euros en esos países que en las zonas
de las divisas fuertes.
Por lo tanto, es lógico pensar que si un trabajador hace un sacrificio
plurianual, para tratar de hacer un pequeño capital, eso le permitirá realizar
inversiones con mayor facilidad al regreso. Durante dicho sacrificio, el
trabajador se abstendrá de incurrir en niveles desmesurados de consumo.
En muchos casos, los lapsos culturales entre países suelen favorecer la
asimilación del inmigrante al país de acogida, especialmente cuando cría en
ellos a sus hijos, y a veces se produce también un sentimiento de desarraigo con
respecto al país de origen. Sin embargo, la causa principal por la que un
porcentaje considerable de inmigrantes decide permanecer sería la no-consecución
del sueño de constituir un capital con el que regresar, debido al nivel general
de precios, incluyendo el de alojamiento.
El marco macroeconómico en que se considera la inmigración, en la actualidad, es
el de la Economía clásica, al menos, en lo relativo a la fatalidad de la
nivelación de precios y salarios: Multitud de oferentes y demandantes, que no
pueden influir en el precio, ni de los productos, ni de la mano de obra; por lo
tanto, el trasvase de consumidores no se tiene en cuenta como elemento de
distorsión. Un precedente inmediato de este estudio se encuentra en Galindo
(2004). Al conjeturar la existencia de una relación entre el poder de mercado y
la inmigración, podemos partir de un presupuesto de internacionalización de la
economía y también de una 'globalidad' de los fenómenos, como pueden ser los
mercados de consumo y de trabajo, que los interrelaciona de una manera mecánica.
Este subconsumo explica el imperialismo como una búsqueda de mercados. Otros
autores han ido añadiendo la búsqueda de recursos y posiciones geoestratégicas o
de poderes políticos corruptibles, etc. Otras teorías posteriores han adjuntado
el problema de la superproducción al del subconsumo, especialmente después de la
crisis de 1929. Estos dos problemas nos pueden llevar a una explicación de la
inmigración, si tenemos en cuenta que el subconsumo afecta a los productos
fabricados a gran escala y se da en el “primer mundo”, mientras que la
superproducción suele afectar a los productos básicos, como los alimentos o los
minerales o, como es evidente, la mano de obra. La propuesta teórica que se
formula en Galindo (2004) sostiene que, a pesar de las barreras legislativas a
la inmigración legal, la inmigración clandestina no permite una igualación de
precios entre los mercados de países ricos y pobres. Por otro lado, dicho
diferencial de precios no permite la igualación de salarios entre unos y otros .
Con respecto al diferencial de precios , cabría esperar que la inmigración
presionase hacia la igualación internacional de los mismos, pues el trasvase de
consumidores a los países industrializados supone un incremento de la demanda
interna en los mismos. Sin embargo, es preciso notar que el propio capitalismo
está interesado en una elevación progresiva de salarios, para asegurarse
distintos niveles de consumo para dar salida a su producción de modo rentable.
Necesita, en definitiva, vender más caro a la denominada “crema del mercado” y
luego bajar los precios progresivamente para seguir vendiendo. El carácter
restringido de la competencia o, en otros términos, la ausencia de mercado,
permite que esto se llegue a realizar con éxito. Por otra parte, es necesario
tener en cuenta que el diferencial de salarios es el elemento que está atrayendo
la mano de obra y al sector público (ni a la clase empresarial) no le interesa
que cese el flujo de inmigrantes.
Hoy se sostiene con buenos argumentos la idea de que el gran y continuo
crecimiento de la economía estadounidense durante la era Clinton fue debido a la
importación de mano de obra cualificada (Todd, 1998, Stiglitz, 2003, inter alia).
Los estudios acerca de la naturaleza del capitalismo rara vez integran el
trasvase de mano de obra en la lógica de la determinación de precios y
cantidades. Los estudios de alcance macroeconómico se basan en aspectos
descriptivos, como la formación, las estadísticas de entradas y las salidas de
los que entraron. Los escasos análisis suelen estar centrados en las
consecuencias de la inmigración en el Producto Interior Bruto (PIB). En Todd se
analiza la inmigración estadounidense como un factor de crecimiento económico y
se advierte y se documenta la importancia de la formación en el futuro de un
país. Otros autores añaden al análisis el peligro de realizar inversiones en
formación sin otro tipo de reformas, debido al éxodo de cerebros. En Stiglitz
(2001 y 2003), por ejemplo, se habla del caso de los países ex-soviéticos y de
la fuga de cerebros. También la mano de obra no cualificada ha significado mucho
para la economía estadounidense (Kleinman, 2004).
Los economistas liberales clásicos defendían que la liberalización en los
movimientos de mercancías, servicios y capitales tendería a igualar los precios
(en términos reales) entre países y, subsiguientemente, los salarios, suponiendo
que todo el mundo se va a resignar a pertenecer a un mercado nacional. Las
teorías de Hobson acerca del subconsumo no partían de un marco aparentemente
globalizado como el actual. En aquella época era correcto deducir inmediatamente
de la hipótesis del imperialismo, la diferencia de precios reales y salarios,
como aquí lo hemos hecho. Lo sorprendente es que en la denominada
“globalización”, este análisis continúe siendo correcto. El cuasi-libre comercio
no ha igualado los precios, en términos reales , entre países ricos y pobres,
sino que se han mantenido e incluso incrementado las diferencias de poder
adquisitivo de las respectivas divisas. La nivelación entre la oferta y la
demanda se está produciendo mediante el trasvase de consumidores, cuando es
precisamente este movimiento el que teóricamente está limitado por regulaciones
estatales.
Esta contradicción se explica por varias causas: Primera, la libertad de
circulación de productos e inversiones no es efectiva. Las industrias protegidas
de los países desarrollados (construcción naval e industria armamentística en
Estados Unidos, por ejemplo) son un reclamo constante para la mano de obra. En
segundo lugar, la restricción a la inmigración tampoco es efectiva, pues, como
se ha explicado, lo que se está limitando es principalmente la inmigración
legal, abaratando la mano de obra importada y echando encima del trabajador
local esta competencia en salarios.
En tercer lugar, el poder de mercado de las grandes multinacionales sobre los
consumidores, en la fase imperialista mantiene vigentes las teorías de Hobson y
su extensión, que propongo en este trabajo. Los precios no descienden en los
países de origen de las manufacturas, porque se busca un determinado segmento de
mercado que maximice el ingreso (producto del precio por el número de
consumidores). Estos productos no tienen tanta competencia como los productos
básicos, procedentes de países menos industrializados, por eso en los primeros
existe el subconsumo y en los segundos la superproducción. Los resultados de las
negociaciones respecto a la propiedad intelectual (patentes, software,
producción cultural), en la constitución de la OMC, protegen a los productos
característicos de la industria farmacéutica, la informática, los medios de
difusión, etc. La contención de los precios en niveles de competencia muy
imperfecta hace que los consumidores, que son la parte débil en el mercado
final, sean los que se desplazan hacia allá donde existe subconsumo, manteniendo
los precios elevados, en términos reales. Estos consumidores proceden
precisamente de países donde los precios están más bajos, de modo que la
sustracción de demandantes permite que este diferencial de precios se perpetúe,
muy a pesar de las teorías basadas en la competencia.
El punto de vista que aquí propongo revela también la existencia de un prejuicio
en la Teoría Económica actual: Los mercados nacionales se ha supuesto que son
invariables a corto y medio plazo. En un contexto de competencia, en el que los
consumidores no se desplacen, entonces es posible defender que los precios serán
flexibles y que la libertad de importación y exportación tenderá a nivelar los
precios. Sin embargo, lo que demuestra la realidad es que la población es más
flexible que los planes económicos de las grandes compañías.
El eterno problema del emigrante es que el sacrificio que le promueve la
ambición no puede consumarse. No puede ser únicamente un trabajador que repatríe
remesas de rentas, sino que se convierte en un consumidor, ya que tiene
necesidades humanas; especialmente, de vivienda. Estas necesidades tendrá que
satisfacerlas a precios de los países donde reside y eso le impide formar el
capital que le permitiría regresar convertido en un pequeño burgués.
En cuarto lugar, cabría pensar que los diferenciales de salario y la libertad de
movimientos de capitales podrían nivelar ese diferencial de precios, ya que las
empresas, al buscar destinos con mano de obra más barata, incurrirían en menores
costes y competirían entre ellas, en los países industrializados. Este proceso,
sin embargo, lo que procura es un incremento de los beneficios y no un descenso
de los precios en términos reales, ya que no se cumple el presupuesto de
competencia de los postulados liberales. Las crisis financieras y monetarias
causadas por el FMI y los entes especuladores en países rivales hacen que el
capital tenga un comportamiento más doméstico del que cabría esperar, es decir,
la globalización otorga grandes posibilidades al “dinero caliente”, pero no
consolida la transnacionalidad del capital.
Es evidente que precisamente la concentración geográfica de consumidores sirve a
los intereses empresariales, debido a que el desplazamiento debido a conflictos
facilita la distribución, aparte de que puede crear problemas de abastecimiento
de alimentos y liberar tierras para la prospección minera, principalmente,
energética.
En estas cuatro gráficas se han señalado con línea discontinua la situación
ideal o de equilibro a la que, según los postulados neo-liberales, debería
conducir la competencia entre las empresas. El fenómeno de la concentración
empresarial se ha representado como una contracción de la oferta de productos en
países industrializados o como una contracción de la demanda de mano de obra en
ambos países. En los países de origen de la mano de obra no se ha desplazado la
oferta de productos, porque éstos, en su mayor parte, padecen una gran
competencia en los mercados globales. El efecto que se aprecia claramente es que
no sólo tiende a mantenerse y ampliarse el diferencial de precios, sino que,
además, lo que tiende a nivelarse son los niveles salariales.
Al no existir competencia significativa entre los oferentes de productos y sí
entre los demandantes y oferentes de mano de obra, éste es el factor que padece
ajustes y movimientos, a pesar de que las barreras institucionales parecen
afectar más a estos movimientos que a las transacciones empresariales.
El efecto de las barreras a las migraciones en los mercados de productos impide
que se cumplan los postulados clásicos de equilibrio de mercado. Este se
conseguiría mediante algo que se ha denominado “dumping social”, consistente en
la supuesta presión a la baja en los salarios y condiciones laborales, debido a
la entrada de mano de obra más barata. Lo que tiende a permanecer son las
cantidades vendidas y se ajustan los desequilibrios mediante un alza de precios
en los países productores y un descenso en los países pobres. Este concepto está
ya un poco anticuado, debido a las “fugas” de empresas o migraciones
industriales; éste es hoy el procedimiento por el que los trabajadores de países
lejanos compiten con los del denominado Primer mundo.
5. Recomendaciones de Economía política
Si se confirma la propuesta teórica aquí expresada, la mejor manera de eviar o
reducir la migración por motivos salariales sería conseguir que en los países de
origen se pagaran los salarios en euros o en dólares (por ejemplo, en
Latinoamérica se pagarían en dólares y en África en euros y en otra divisa
fuerte, en Asia), Conseguir que un país pobre legisle acerca del uso de una
divisa extranjera es casi imposible si no se cuenta con el concierto del país
emisor. No hay que olvidar que incluso dentro del país titular de dicha divisa,
el organismo emisor posee una gran autonomía (la Reserva Federal o el Banco
Central Europeo) que detrae incluso a la soberanía popular, en opinión de Todd
(1998), el control sobre las decisiones relativas a tipos de cambio y de
interés.
Fuentes:
ACOSTA MOLINA, M., CORREA RODRÍGUEZ, A. Y GONZÁLEZ PÉREZ, A. L., 2000: "RECURSOS
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