John Freddy Ramírez Casallas
jfrcasallas@yahoo.com
RESUMEN: El desarrollo sostenible es un opaco concepto acerca del cual coexisten
diversas y poco definidas orientaciones. Entre estas, la orientación neoliberal
– también hegemónica – una de la más promocionada en diversos espacios sociales,
desde las instituciones escolares hasta la concreción de proyectos académicos y
políticos. Se expone una hipótesis de progresión para el desarrollo sostenible,
organizando sistemas de ideas desde posiciones simples hacia otras de mayor
complejidad, identificando diversas tendencias; incluyendo una formulación
compleja del concepto y revisándose unas primeras e interesantes consecuencias
que trae esta formulación de desarrollo sostenible.
Palabras clave: Desarrollo sostenible; Hipótesis de progresión; concepciones
de desarrollo.
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A riesgo de ser vistos como el paradigma de la ingenuidad sostenemos que se hace
necesaria una nueva gramática para hablar de desarrollo, para ofrecer un sentido
humano a los temas económicos. Hay mucha gente que no tiene con qué disfrutar y
poca gente que no puede disfrutar cuanto tiene y eso no es vida para ninguno; el
camino al disfrute común es el desarrollo, pero entendido éste como el escenario
feliz imaginado por nosotros y, desde luego, con todo aquel que responsablemente
quiera venir a construir con nosotros. ... (Tomado de Alberto Bejarano Ávila,
1999:182).
Al escribir este documento es necesario dejar en claro que ingresamos a una
sociedad de la información y el conocimiento (Ramírez y Morales, 2006), la cual
sirve de contexto al desarrollo sostenible como concepción y/o práctica social.
El nombre particular que acogimos, entre otros como: sociedad informacional,
sociedad red, sociedad de la información, aldea global, sociedad del
conocimiento, obedece a la convicción plena que al hacer información =
conocimiento encontramos los soportes epistémicos y ontológicos que dan paso a
una concepción economicista (ver apartado 2) del desarrollo sostenible, hoy
hegemónica y fundante de las actuaciones de una superpotencia como los Estados
Unidos y sus compañeros del G8. Por tanto, exponer nuestra forma de entender
información y conocimiento ayuda a develar escenarios posibles y alternativos
para entender el desarrollo.
Inicialmente, proponemos (Ramírez y Morales, 2006:15-16) concebir que
El acto de conocer es un fenómeno humano, colectivo o individual, de carácter
práxico, en donde el ser humano integra y transforma sus concepciones sobre el
contexto que habita. La elaboración de conocimiento implica la acción humana de
manera concreta. La codificación de ese conocimiento se denomina información, y
solamente se convierte en conocimiento cuando otros seres o colectivos humanos
interactúan con aquella para construirlo. Por tanto, el conocimiento siempre
exige un compromiso del conocedor, no puede haber conocimiento simple y
llanamente porque se tenga información.
Entonces, la creación de conocimiento es un acto social, patrimonio de la
cultura humana, el cual no se puede ni se debe restringir, es un acto psico-social
profundo e importante para el desarrollo de los seres humanos, basado en la
interacción de un sujeto que conoce y lo que conoce. En otras palabras, la
disposición a conocer es un trabajo, y como tal reconocido en la Sociedad de la
Información y el Conocimiento; ante lo cual aparecen dos posiciones extremas en
específicas formas de organización sociocultural: aquellas que desconocen el
esfuerzo humano y ponen toda su atención en la información como objeto de valor,
y las que adjudican el valor al esfuerzo del conocedor.
Infortunadamente, la lectura de nuestras condiciones actuales permite
interpretar que la primera opción es mayoritaria. Un ejemplo de lo anterior es
la cascada de patentes que se ha venido haciendo de diversas especies vivas
(Colmenares, E., 2004) , bajo la condición de identificar el código genético
completo (lo que bajo las definiciones anteriores se entendería como información
y no conocimiento), o la negativa a compartir desarrollos de fórmulas de
medicamentos de carácter genérico con los países más pobres del globo o, como es
el caso actual de varios países latinoamericanos, la negativa de los dueños de
patentes a permitir que varios de éstos países desarrollen sus propias
soluciones genéricas. Como para decirlo más claro, hasta se prohíbe el derecho a
investigar de manera autónoma, ¿y no que es una actividad de libre elección?
Yendo más allá, el sentido de propiedad es fundamental en lo que entendemos por
sociedad democrática en el marco de una sociedad de información y conocimiento.
Particularmente, pensamos que (Ramírez y Morales, 2006:16-17):
... En una cultura democrática (la posibilidad de crear conocimiento, lo que
incluye contar con información para hacerlo) se hace importante en los procesos
de participación ciudadana, y en una Sociedad de la Información y el
Conocimiento, es fundamental para que se consolide como tal. Restringir este
proceso para que sea posibilidad de algunos elegidos no es más que atentar en
contra del desarrollo humano y establecer las condiciones para instaurar una
nueva versión de sociedad esclavista - que ahora no necesita de monopolizar las
tierras y los recursos para apoderarse de la fuerza física de trabajo – basada
en la restricción de la posibilidad humana de pensar y reflexionar sobre su
mundo.
Con base en estas precisiones, habiendo mostrado la necesidad de definir lo que
entendemos por conocimiento e información y, muy superficialmente, la forma en
que ayuda a construir un juicio de valor para concebir su carácter democrático
en relación con la propiedad sobre la información y el acceso a ella, pasaremos
a construir la idea de hipótesis de progresión para el desarrollo sostenible.
Inicialmente se enfocan las razones que nos conducen a este tipo de esfuerzos,
aparentemente lejanos de nuestra primera formación profesional. En segundo
lugar, se hace una presentación de los fundamentos básicos de la idea de
hipótesis de progresión como concepto extraído desde la didáctica de las
ciencias, con las correspondientes limitantes de este esfuerzo. Por último,
teniendo en cuenta que la hipótesis se convierte en un marco conceptual
alternativo, se derivan algunas consecuencias interesantes que buscan generar un
constructivo debate.
1. Consideraciones fundantes
¿Cuáles son las necesidades e intereses que nos llevaron, en nuestra posición de
profesores en ciencias experimentales (física) y matemáticas, a construir una
hipótesis de progresión para el desarrollo sostenible (Ramírez y Morales, 2006)?
La revisión de las posibles respuestas a este interrogante me han llevado a
establecer diferentes tipos de fuentes, hoy comprendidas con mayor intensidad y
claridad. En consecuencia, a continuación se ha hecho una clasificación del tipo
de necesidades, con la finalidad de ser claros acerca de la naturaleza que para
nuestras vidas ha venido teniendo tal tarea.
1. 1 Didáctica de las ciencias
En el mundo occidental actual, la presunción que el desarrollo de la ciencia y
la tecnología son los insumos fundamentales para lograr el desarrollo social
aparece como un axioma. Incluso, a las innovaciones tecnológicas se les atribuye
una lógica propia que “no sólo las coloca por fuera de las dimensiones sociales,
sino como causa primera del cambio social.” (Burch, Sally y otros, 2003:7).
De allí que se expliquen esfuerzos del Ministerio de Educación colombiano en
aportar materiales educativos que ayuden a lograr mayor calidad en la formación
de los estudiantes; en uno de estos documentos se puede leer (MEN, 2004:6):
...
La propuesta que aquí presentamos busca crear condiciones para que nuestros
estudiantes sepan qué son las ciencias naturales y las ciencias sociales, y
también para que puedan comprenderlas, comunicar y compartir sus experiencias y
sus hallazgos, actuar con ellas en la vida real y hacer aportes a la
construcción y mejoramiento del entorno, tal como lo hacen los científicos.
Los estándares que formulamos pretenden constituirse en derrotero para que cada
estudiante desarrolle, desde el comienzo de su vida escolar, habilidades
científicas para:
Explorar hechos y fenómenos.
Analizar problemas.
Observar, recoger y organizar información relevante.
Utilizar diferentes métodos de análisis.
Evaluar los métodos.
Compartir los resultados.
La referencia a concebir nuestros estudiantes como pequeños científicos y la
tarea de destacar ciertas habilidades científicas se acercan a concepciones
didácticas en las que la epistemología del conocimiento escolar es reducible a
la del conocimiento científico, desconociendo que si bien es cierto existe una
predisposición del ser humano a investigar, la investigación científica requiere
de un proceso evolutivo de desarrollo intelectual, conceptual, metodológico y
actitudinal (Cañal, P., 1999).
En coherencia con lo expuesto, la secuenciación de los contenidos del programa
de física en la educación básica y media (anterior al ingreso a la universidad)
propone orientar a los estudiantes desde una visión integrada del conocimiento
hasta otra de corte disciplinar en los dos últimos años de la media, cayendo en
una hipótesis en donde se considera que el conocimiento escolar, como ciencia
escolar, sustituye el conocimiento cotidiano (García, J. E., 1998). Por tanto,
la formación de los ciudadanos – a la que tanto alude el documento – puede
sintetizarse con la expresión: entre más científicos, los estudiantes serán
mejores ciudadanos.
Al concebir que la finalidad última del trabajo didáctico en ciencias es la de
formar estudiantes que logren un pensamiento complejo y actúen de manera crítica
en la gestión del sistema socioambiental (García, J. E., 1998; García, F. F.,
2003, entre otros), surge un dilema en relación con las ideas anteriores: si
nuestra posición es formar mejores ciudadanos, ¿en qué consisten nuestras
diferencias con el planteamiento anterior?
1.2 La Corporación CEDREG como un ejemplo de asociación ciudadana y la vida
política del país.
Haciendo uso del derecho de asociación vigente en la República de Colombia
(artículo 38, C.P., 1991) nos dimos a la tarea de conformar la Corporación
Centro de Estudios para el Desarrollo Educativo Regional – CEDREG. Escogimos el
nombre porque nos parecían intuitivamente adecuados y familiares los términos
desarrollo, educación y región. Con el paso del tiempo nos hicimos concientes de
la necesidad de clarificar qué significaba cada uno de ellos, notando que
alrededor del desarrollo, en particular, existen fenómenos complejos que se
convirtieron en las razones para construir la hipótesis de progresión:
Diversos actores (civiles o armados, estatales o no estatales, organizaciones
o personas, entre otras) se refieren al desarrollo cuando de justificar sus
acciones y/o propuestas se trata. Algunas personas se refieren a que la
inversión extranjera nos llevará al desarrollo; otras sostienen que es
precisamente esta inversión la que nos tiene en el subdesarrollo; en el caso de
las instituciones educativas, la formación de los estudiantes aparece
fundamental para lograr el desarrollo; y, también nosotros, iniciamos tareas de
organizarnos en colectivos pedagógicos, organizaciones no gubernamentales,
grupos de investigación para contribuir al logro de ese desarrollo.
A esta compleja diversidad se suma la poca claridad con la que se formula la
idea de desarrollo, entrando en el ámbito de aquellas palabras que se convierten
en una moda, como ocurre con democracia, libertad, equidad, amor, etc. Esta
penumbra conceptual sirve para apoyar cualquier acto, por atroz o
antidemocrático que sea.
La oscuridad alrededor del concepto parece generar dos reacciones
fundamentales: por un lado, la defensa extremista de lo que se hace en la
búsqueda del desarrollo porque las acciones quedan blindadas a la crítica, pues
es poco posible criticar, evaluar, actuar construyendo algo que no se reconoce;
por otro, la negación completa de la idea y el consecuente aislamiento ciudadano
de todas las propuestas que giren alrededor del concepto (Ramírez, J. F.,
2006a).
Así, se configura un panorama propicio para que aparezcan como objetivas y
normales ciertas posiciones. Para el momento actual del país, la posición del
Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos es la más publicitada,
aunque en ningún momento significa que sea la propuesta con mayor respaldo
ciudadano. Aún así, y sin ratificación ciudadana, el Plan Nacional de Desarrollo
2003-2006 (Congreso de la República de Colombia, 2003) es una adaptación
específica de una primera versión del ALCA [en la misma línea del TLC actual]
(Ramírez y Morales, 2006, apartado 1.3.2).
Esta posición tiene efectos concretos para aquellos actores que, como
nosotros, hacen ingentes esfuerzos por ejecutar proyectos de investigación que
aporten en la construcción de la región. La opción de desarrollo que se defienda
determina la selección de los métodos de investigación que serán convalidados y
los proyectos a financiar por parte del sistema público de investigaciones
(Ramírez, J. F., 2006b). En concreto, se viene dando preferencia a aquellas
investigaciones que sean significativas desde una perspectiva pragmática (tenga
un valor práctico y económico empresariales), con toda la parafernalia de
conceptos que giran alrededor (prototipos, patentes, etc.); quienes
(investigadores, políticos, empresarios, etc.) pongan el acento en el factor
económico, por encima de lo demás, serán premiados, los que opten por otros
caminos serán declarados en calidad de desadaptados.
2. Hipótesis de progresión para el desarrollo sostenible
Como se aprecia, el factor común a los interrogantes derivados desde diversos
ámbitos humanos (como profesores de ciencias y matemáticas, como partes de una
organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación educativa en la
región que habitamos, en calidad de ciudadanos colombianos y sujetos políticos)
es la finalidad de nuestras acciones.
Considero que tal finalidad puede ligarse a la idea de desarrollo sostenible, en
la medida que lograrlo, dando respuesta a problemas globales (ambientales,
sociales, políticos, entre otros), hace que sea la preocupación más importante
para la humanidad en el siglo XXI (Cuello y Durbin, 2003).
La idea es explorar las diversas tendencias del desarrollo que existen,
elucidando los problemas que presentan, su nivel de formulación y el grado de
complejidad que tienen. Para hacerlo, metodológicamente primero presentamos la
idea de hipótesis de progresión (García, José Eduardo, 1998), un concepto que
nos permite organizar sistemas de ideas de acuerdo con su grado de complejidad.
Necesariamente se deben presentar los criterios bajo los cuales decidimos que un
sistema es más complejo que otro. En segundo lugar, se presenta la hipótesis de
progresión para las concepciones sobre el desarrollo, se discuten y expone
nuestra concepción.
2.1 El concepto de hipótesis de progresión
Este concepto se ha tomado de José Eduardo García, investigador en Didáctica de
las Ciencias y profesor de la Universidad de Sevilla en España. El concepto
originalmente es construido en el ámbito del manejo de los contenidos al
interior de la escuela. Presentaremos sus características más sobresalientes y
hemos creído conveniente trasladar este concepto a la discusión que nos ocupa.
En principio, en la concepción del conocimiento se combinan tres perspectivas
que aparecen complementarias. Son la perspectiva compleja, evidencia de una
forma de ver la realidad (ontología); constructivista, como forma especial de
concebir la construcción del conocimiento (epistemología); y crítica, posición
particular frente al para qué (ideología) del conocimiento.
Los principios fundamentales de estas perspectivas se aplican al caso del
conocimiento escolar, concibiendo que éste puede ser visto de forma compleja,
constructivista y crítica. A continuación se desarrollan algunas de estas
características en tales perspectivas.
La perspectiva compleja aporta que el conocimiento se organiza en sistemas de
ideas y que su construcción es de carácter procesual y relativo. Por tanto, las
ideas pueden representarse a manera de redes conceptuales, en donde interactúan;
pero para construir el conocimiento no existe un único camino ni está evolución
se da por saltos radicales en los que de un momento a otro se cambia o
reorganiza el sistema de ideas.
La perspectiva constructivista aporta que el conocimiento debe tener coherencia
interna, sobre su construcción, que se hace en la interacción social, y el
cambio de las concepciones se da por reestructuración. Los sistemas de ideas
guardan coherencia, las ideas que intervienen son compatibles entre sí y
conforman un todo con sentido. La interacción social se acepta frente a otras
hipótesis constructivistas en donde se recurre a condicionamientos biológicos
(alternativa piagetiana). Cuando las ideas se reorganizan, tomando nuevos
estados, estamos frente a un proceso de cambio de las concepciones representadas
por esos sistemas; posición que aparece alternativa frente a otras en donde el
conocimiento erróneo es borrado para dejar lugar al “correcto”, como el caso de
la hipótesis de sustitución sugerida en el apartado 1.1.
La perspectiva crítica aporta que la construcción del conocimiento debe darse
por medio de la negociación social basada en la tolerancia, la comunicación y la
cooperación. La finalidad del conocimiento claramente es, dentro de la escuela,
servir para interpretar el mundo y para participar en forma autónoma y crítica
en la gestión de los problemas socioambientales. El valor de la tolerancia, la
comunicación y la cooperación es cercana a la idea de negociación cultural
reconocida en educación popular (Mejía, Marco Raúl, 199_); en otras palabras
establece que los seres humanos negociamos significados sociales, no simplemente
asistimos para recibirlos y recitarlos, somos activos cognitiva y socialmente.
Se deja entrever en la finalidad del conocimiento escolar, éste aparece para
interpretar el mundo y para poder participar en forma autónoma y crítica en la
gestión de los problemas socioambientales.
Con base en tales principios se deriva la idea que es posible organizar las
concepciones en diferentes niveles, desde lo más simple hacia lo más complejo.
Por un lado, poniendo en lo más simple aquellas concepciones que obstaculizan un
pensamiento complejo para gestionar los problemas socioambientales, mientras que
se caracteriza como de mayor complejidad el nivel que incluye las concepciones
que sí permiten tal pensamiento complejo.
Aunque para el autor los distintos niveles de formulación debe tener en cuenta
tres fuentes (página 150),
Los datos procedentes del análisis científico-epistemológico de las nociones
científicas implicadas.
Los datos procedentes de la investigación didáctica sobre las ideas de los
alumnos y sobre las dificultades de aprendizaje que presentan éstos.
Los datos concretos referidos a cómo evolucionan las ideas de determinados
alumnos, obtenidos en el desarrollo de lo programado en el aula.
existe conciencia que en estos momentos trabajamos en un contexto social de
mayor generalidad. Por tal razón, la hipótesis de progresión se basa
especialmente en la primera fuente, mediante un análisis filosófico que se ha
hecho a diferentes posiciones de sostenibilidad (Cuello y Durbin, 2003), y la
última, mediante diferentes documentos provenientes de diversos actores sociales
(que serían lo homologo de las ideas de los alumnos, el aula sería su grupo
social). Aún así, queda abierta la posibilidad de enriquecerla y complejizarla.
Es también necesario expresar que la necesidad de elaborar la hipótesis de
progresión ha aparecido evidente debido a varias razones que se han consolidado
en el trabajo en equipo y que se integran a las anteriores. En primer lugar, es
preocupante que diversos actores sociales hablen de desarrollo sin clarificar a
qué se refieren, sin declarar qué es.
En segundo lugar, son diferentes los conceptos que existen (p.e. sostenible y
sustentable parecen significar cosas absolutamente dispares). Por tanto, sumado
lo anterior, es necesario decir qué significa, pero sin sepultar la diversidad
de concepciones que coexisten en los planteamientos de diferentes actores
sociales.
En tercer lugar, el esclarecimiento aparece como una obligación ética en la
medida que, según nuestro parecer, en el caso colombiano tiene fuerza colectiva
una posición representada en el ALCA y el TLC, promovida desde el Ministerio de
Hacienda y desde el mismo gobierno Uribe, dejando de lado otras posiciones que
no se han podido hacer escuchar. Aún más cuando esa posición ha sido respaldada
en las urnas al reelegir el pueblo colombiano al señor Uribe Vélez como
presidente para el periodo 2006-2010.
Por último, la evidencia de tener ante nosotros un problema complejo, el de la
sostenibilidad. Es así que su tratamiento también debe ser complejo, no se puede
tratar de forma simplificada, pues corremos el riesgo de no comprender las
problemáticas que enfrentamos y, con ello, limitar nuestra capacidad de actuar
socialmente.
2.2. Hipótesis de progresión para el desarrollo sostenible
Como puede inferirse de lo anterior, clarificar lo que entendemos por desarrollo
y desarrollo sostenible pasa por ser una tarea sumamente importante como aporte
a construir nuestra capacidad reflexiva como ciudadanos. Es el propósito de este
apartado, pero antes debo clarificar que tan sólo es un pequeño esfuerzo que
debe venir acompañado de un proceso de inclusión real de las diferentes
perspectivas en los escenarios de la política. Al respecto, los discursos
polarizadores de distintos gobiernos (Colombia, Estados Unidos, Inglaterra,
entre otros) entre buenos / malos, a favor / en contra de la
internacionalización de los países, va en detrimento de la consolidación de una
cultura plenamente democrática.
Por otro lado, no se pretende que tal hipótesis de progresión sea generalizable
a toda la humanidad sino que debe ser restringida y aplicable a las sociedades
con valores occidentales, pues en éstas es donde se han dado (de manera temprana
o tardía) los fenómenos sociales que sirven de contenido y soporte para la
elaboración de la hipótesis, aunque debe reconocerse que los problemas generados
por aquellas son experimentados por todos los pobladores del planeta Tierra.
Igualmente, se intentará arrojar algunos ejemplos que evidencian las
afirmaciones que se sostienen al caracterizar cada uno de los niveles.
NIVEL
CARACTERISTICAS
CRITICAS / OBSTÁCULOS
INICIAL El desarrollo se corresponde con la idea propia de la Revolución
Industrial.
Existe una economía industrial
Aparece la idea de producir en serie
La Ciencia y la técnica se hacen sumamente importantes en la formación de la
fuerza laboral
Aparece la idea de ciudadano y ciudades modernas
Educativamente, se da la estandarización del proceso educacional, base
progresiva para la extensión a todos. Inspirados en el modelo de fábrica No
existe conciencia de un planeta Tierra limitado. Es posible usar cualquier
recurso para generar riqueza, sin que ello en algún momento traiga consecuencias
negativas.
No hay preocupación por lo ambiental, el hombre es el amo del mundo, hasta el
punto que puede controlar la naturaleza para que satisfaga sus deseos.
Prima la necesidad de expansión de las empresas y se basa en la explotación de
la fuerza física perteneciente a los empleados.
TRANSICIÓN Culturalistas: Ponen acento en la cultura como fuente importante para
la solución de los problemas. Están catalogados: Wolfang Sachs; Daniel Gil y
otros. Frente a los enormes problemas ambientales que ha venido presentando el
planeta Tierra, su evidencia en contaminación de los suelos, deforestación de
bosques, agujero en la capa de ozono, aparecen estas propuestas, que de una u
otra manera pretenden darle solución.
Cada una de estas posiciones plantea el problema en sus propios términos,
guardan en común que le dan prioridad a ciertos tipos de intereses por encima de
otros para provocar el desarrollo, frente a un planeta que ahora se concibe como
aldea global.
La consecuencia fundamental es que al abordar de manera reduccionista un
problema tan complejo, deja de lado la posibilidad de comprender y solucionar
otros problemas que también son importantes.
Economicistas: Dan especial importancia a los conceptos económicos, aunque
pueden interactuar con otros. Se cuentan: Reporte Brundtland; Robert Solow;
Propuesta del ALCA y el TLC; Jan Bojo y otros; Ley 812 de 2003.
Humanistas: Destacan por el pedido en tener en cuenta las necesidades de las
personas, especialmente los más necesitados. Se encuentran: Sociedad Civil.
Ambientalistas: Sobresalen los intereses relacionados con la preservación y
cuidado del medio ambiente. Incluye a: Stanley Carpenter, Vandana Shiva.
REFERENCIA Se acepta que de la interacción entre el biotopo y los seres vivos
resulta un proceso de mutua selección, determinante de la sucesión ecológica. En
el caso particular de la especie humana, su carácter simbólico y su esencia
sociocultural llevan a que tal interacción pueda expresarse mediante los
sentidos de vida que son apropiados colectiva e individualmente. De esta manera,
la sostenibilidad termina siendo función de los sentidos de vida construidos por
las comunidades. La construcción del concepto de sostenibilidad debe pasar por
ser de mayor complejidad. Como posición teórica no pretende tomar partido por
cierto tipo de intereses en particular , sino integrar estos intereses de manera
coherente, permitiendo apreciar los efectos mutuos que existen entre ellos.
Aparece para ayudarnos a comprender en un mundo con un medioambiente limitado,
integrado a Sociedades de la Información y el Conocimiento.
Tabla 1. Hipótesis de progresión para el desarrollo sostenible. Tomada de
Ramírez, J. F. y Morales, E. E. (2006).
Aclarando en lo anterior parte de las limitantes del presente esfuerzo,
pasaremos a exponer una hipótesis de progresión para el desarrollo sostenible
(tabla 1). Se considera una primera aproximación que puede y debe ser revisada
en diversos escenarios de trabajo (organizaciones sociales, grupos de
investigación, sectores políticos, etc.).
Aunque parezca sorprendente, nuestras conclusiones nos llevan a que los
ciudadanos del departamento del Tolima (Colombia) nos encontramos en el nivel
inicial. Basté la siguiente caracterización del Departamento Nacional de
Planeación (DNP, 2003):
El departamento experimenta una situación de contaminación indiscriminada. El
río Magdalena es constantemente contaminado por los agroquímicos provenientes
del cultivo del arroz, los vertidos domésticos, las actividades industriales y
los beneficios del café.
El sobrepastoreo y cultivos limpios con prácticas inadecuadas en ladera son
las principales causas de erosión.
La flora se encuentra sometida a una fuerte presión antrópica (para satisfacer
las necesidades humanas de hábitat), reflejada en la tala indiscriminada y quema
de bosque.
Destrucción del hábitat natural, al lado de la caza y pesca indiscriminadas,
así como el comercio ilícito de fauna, se han constituido en factores
importantes de deterioro de las especies, haciendo que el departamento del
Tolima se catalogue a nivel nacional como uno de los más pobres en fauna.
En el caso de los hidrocarburos, la contaminación provocada se encuentra
asociada a la construcción de plataformas multipozos, deforestación, mal manejo
de residuos líquidos, aceitosos y sólidos (incluye estaciones de servicio).
Entre las actividades pecuarias destacan la porcícola, avícola y ganadera, las
cuales desarrollan procesos altamente contaminantes durante todo su ciclo
productivo, provocando importante presión sobre los recursos agua, suelo y aire
a través de la generación de deshechos orgánicos e inorgánicos.
La minería se basa especialmente en la explotación de canteras para la
actividad cementera, ladrillera y de materiales de construcción. Su manejo
inadecuado conduce a procesos de erosión, deterioro paisajístico, contaminación
de fuentes hídricas y atmosférica.
Los residuos sólidos mes alcanzan la cifra de 19.359 Toneladas, de los que
48,7% son aportados por la ciudad de Ibagué. [A mediados de 2006 siguen
apareciendo denuncias sobre el mal manejo de los residuos sólidos en el
municipio].
Tomando como base los problemas que se han generado en el planeta Tierra y que
hacen necesario hablar de una emergencia planetaria (Gil, Daniel y otros, 2000),
representaremos como sistemas de ideas cada una de las posiciones del segundo
nivel. Simultáneamente, se desarrollan ejemplos que dan muestra de las
relaciones entre las ideas que se incluyen en cada posición.
El enfoque culturalista
La posición culturalista (figura 1) defiende la tesis que cambiando la cultura
será posible superar los problemas del planeta y, por tanto, alcanzar un
desarrollo sostenible. En el desarrollo de la misma se han podido rastrear, al
menos, dos opciones: a) la apuesta por la universalización de los derechos
humanos; b) la recuperación de visiones de desarrollo propias a grupos sociales
que han sido tradicionalmente desconocidos.
La universalización de los derechos humanos como camino que contribuye a poner
fin a los problemas planetarios (Gil y otros, 2000) exige para estos autores:
crear instituciones democráticas a nivel planetario capaces de evitar la
imposición de intereses particulares nocivos para la población actual o las
generaciones futuras; dirigir los esfuerzos de la investigación científica hacia
el logro de tecnologías favorecedoras de un desarrollo sostenible; impulsar una
educación solidaria superadora de la tendencia a orientar el comportamiento en
función de valores e intereses particulares a corto plazo.
Esta posición desconoce que es reciente la invasión de Irak en nombre de la paz
mundial, donde el gobierno de los Estados Unidos frente a la ONU no desconoció
sino que se comporto “como sus creadores, promotores, valedores y pieza
decisoria en las directrices que se toman en ella.” (Fernández Carrión, M. H.,
2006:68). Lo que demuestra que la existencia de una institución planetaria por
sí misma no es suficiente para frenar las campañas de imposición de intereses
particulares, pues la institución misma puede servir para imponerlos.
La recuperación de visiones de desarrollo alternativas, desconocidas, edificadas
en su contexto espacial y local por hombres y mujeres concretos nos expone ante
“la más amplia gama de futuros abiertos a las sociedades, las cuales limitarían
sus niveles de producción material a fin de cultivar los ideales que emerjan de
sus herencias culturales” (Sachs, 1992:36, citado por Cuello y Durbin, 2003:43).
En este sentido, para aquél son las múltiples culturas del mundo, y en especial
del llamado mundo subdesarrollado, las que pueden ofrecernos una esperanza.
Estas afirmaciones son parcialmente ciertas. En el caso de los habitantes del
departamento del Tolima, a pesar de encontrarnos en un país “subdesarrollado”,
somos un ejemplo depredador del sistema socioambiental que habitamos. Así las
cosas, no creo que podamos ofrecer mayor esperanza. Pero también es cierto que
en nuestro territorio conviven grupos étnicos con prácticas vitales
profundamente respetuosas de la vida.
A modo de síntesis, partiendo de aceptar que “La trama de la cultura conforma un
todo complejo, a modo de estructura multinivel de (sub)sistemas culturales, que,
[...], anidan o encajan unos dentro de otros: como redes en el interior de otra
red más amplia, cada una de las cuales opera con un cierto grado de autonomía, a
la vez que es interdependiente de las demás y del sistema global” (Gómez García,
P., 2000), podemos reconocer en las propuestas anteriores dos tipologías con sus
aportes y limitantes.
En la primera, la universalización de los derechos mediante la creación de
instituciones internacionales desconoce la heterogeneidad de los subsistemas
culturales que le componen y, en consecuencia, las relaciones de poder que entre
ellos puede configurarse, más allá de los meros arreglos institucionales. Al
igual, la segunda propuesta hace caso omiso de la interdependencia de estos
subsistemas en la actualidad, hasta el punto que no reconoce el surgimiento de
propuestas alternativas de desarrollo en el mundo “desarrollado” y de propuestas
profundamente depredadoras en el mundo “subdesarrollado”.
El enfoque economicista
La posición economicista (figura 2) se caracteriza por defender el desarrollo
económico como central para generar progreso humano, sin importar si la posición
se orienta hacia la redistribución de las ganancias o hacia la acumulación de
capital en manos de unos pocos.
El reporte en los años setenta de la Comisión Mundial de las Naciones Unidas en
Medio Ambiente y Desarrollo, mejor conocido como reporte Brundtland y titulado
Nuestro Futuro Común (UNWCED, 1987, citado por Cuello, César; Durbin, Paul,
2003), define desarrollo sostenible como:
Aquel desarrollo que satisface las necesidades de las presentes generaciones sin
comprometer la habilidad de las futuras para satisfacer sus propias necesidades.
Definición hoy famosa, precisamente es a la que hace referencia Daniel Gil (Gil,
Daniel y otros, 2000), a nivel mundial, con la que se buscaba una definición
práctica que condujera a cambios en el acceso a los recursos y en la
distribución de los beneficios.
Con miras a satisfacer las necesidades esenciales (alimentación, agua, energía,
trabajo, servicios sanitarios), controlar el crecimiento de las poblaciones;
reorientar las tecnologías y manejar los riesgos asociados a ellas; para
sustentar e incluir las preocupaciones sobre el medio ambiente dentro de los
cálculos económicos, se reconoce como especial dificultad que la implementación
de tales estrategias requeriría inevitablemente de cambios en las estructuras
sociales, políticas y económicas (nacionales e internacionales).
El reporte aporta ligar el desarrollo sostenible a la inclusión de las futuras
generaciones en el cálculo de los costos del desarrollo económico presente
(página 35). Orientada por esta idea se hace la siguiente afirmación, como
muestra de una preocupación por lo ambiental (tomada de Cuello y Durbin, 2003) :
Los estándares de vida que sobrepasen los niveles básicos son sostenibles
solamente si por doquier los estándares de consumo toman en cuenta la
sostenibilidad a largo plazo. Empero, muchos de nosotros vivimos por encima de
los medios ecológicos mundiales, por ejemplo, en nuestros patrones de uso de
energía (UNCWED, 1987: 44)
En la misma línea del reporte Brundtland, aparece un movimiento de economistas
que intenta cuantificar el concepto de desarrollo sostenible. Jan Bojo, Karl-Goran
Maler y Lena Unemo (citados por Cuello y Durbin, 2003) parten de criticar la
vaguedad de la definición de desarrollo sostenible, pues puede interpretarse
como si implicara la preservación de todos los recursos, ante lo cual no usar el
hierro o el petróleo les parece ridículo como conclusión. Plantean una solución
al problema desarrollando nociones operativas basadas en la idea de sustitución
de unos recursos por otros.
Exponen que el desarrollo en un área específica (región, nación, el globo) es
sostenible si la reserva total de recursos – capital humano, capital físico
reproductivo, recursos ambientales, recursos agotables – no decrece con el
tiempo (Bojo, Maler y Unemo, 1990; citados por Cuello y Durbin, 2003:36) .
Posición que refuerzan diciendo (Bojo, Maler y Unemo, 1990; citados por Cuello y
Durbin, 2003:37):
Si el capital físico o humano puede ser sostenido para un recurso ambiental,
entonces, dicho recurso puede ser explotado de tal manera que el mismo sea
drásticamente reducido si, y sólo si, las inversiones en las reservas de capital
humano y físico son tales que la base total de recursos no sea reducida
Desde este punto de vista llegan a exponer ejemplos como (Bojo, Maler y Unemo,
1990; citados por Cuello y Durbin, 2003:37):
El corte de los bosques para incrementar las ganancias de las exportaciones es
compatible con el desarrollo ... solo si el total o parte de los beneficios es
invertido en otras actividades de exportación que generen ganancias o permitan
la sustentación de importaciones a fin de sustentar el bienestar de las futuras
generaciones.
Otros colaboradores de esta corriente desarrollan la preocupación existente
alrededor de la posibilidad de diseñar medidas totalmente objetivas para el
desarrollo sostenible. Precisamente, con una respuesta afirmativa a tal
interrogante, actualmente se han desarrollado cuatro grupos de indicadores
(Cuello y Durbin, 2003:37-38):
Indicadores de efectos. Cuantificaciones de los efectos de los cambios en la
calidad ambiental que tienen impactos negativos tanto en los seres humanos como
en la biosfera.
Indicadores de presión. Incluyen la medida de la contaminación,
sobreexplotación y cambios en los ecosistemas producidos por los humanos;
especialmente cambios específicos en lugares específicos.
Indicadores retrospectivos, por ejemplo, las tradicionales proyecciones y
tendencias. Importantes para la administración y planificación del desarrollo
sostenible.
Indicadores predictivos, especialmente importantes para la administración y
planificación del desarrollo sostenible.
Por otro lado, se evidencia una enorme preocupación por darle un halo de
científico a este tipo de decisiones, desconociendo los intereses políticos y
económicos que coexisten en su elaboración. Así puede entenderse la convicción
de crear indicadores “objetivos” para orientar la toma de medidas, ahora
objetivas.
Es el caso de Robert Solow, premio Nóbel de Economía, cuando afirma: si es tan
fácil sustituir los recursos de la naturaleza por otros recursos, entonces en
principio no hay ningún problema. En efecto, el mundo puede continuar sin
recursos naturales, de manera que el agotamiento (de los recursos de la
naturaleza) es sólo un acontecimiento no una catástrofe (Cuello y Durbin,
2003:41). De esta forma, Solow reincide en la misma fórmula, le da mayor
importancia a la sostenibilidad del desarrollo, pero no del hábitat natural y de
la especie humana. Planteamiento que hasta acá ha sido reiterativo en todas las
propuestas.
Como ejemplo economicista tenemos el Plan Nacional de Desarrollo 2003-2006:
Hacia un Estado Comunitario (Ley 812 de 2003 de la República de Colombia), copia
casi perfecta del primer acuerdo del ALCA, propuesto y, cada vez más evidente,
impuesto por Estados Unidos. En este marco de ideas se hace referencia a la
sostenibilidad del desarrollo económico como garante de una mejor calidad de
vida de la población en general, con todo el discurso que implica: crecimiento
de las exportaciones, progreso, crecimiento del PIB anual, tan comunes en las
alocuciones del gobierno actual; mientras en el patio de atrás quedan los
recursos ambientales a disposición del capital internacional (la exportación de
biomasa en el Tolima se multiplico por siete en el 2003 respecto al 2002), se
desconocen las necesidades de comunidades deprimidas (crisis de los hospitales
estatales, desconocimiento de los desplazados del país, desviación de los
recursos dirigidos al ICBF, etc.), mientras existe dinero para invertir en más
de 3000 kilómetros de carretera clave en la explotación de los recursos.
Tal situación desconoció otras versiones de desarrollo, representadas en
diferentes movimientos sociales que expresaron su sentir mediante marchas,
comunicaciones y procesos de organización civil que parecen haber tenido un
impacto importante, hasta el punto que la tercera versión del acuerdo del ALCA
(ALCA, 2003) ha cambiado en varios aspectos fundamentales, como se muestra a
continuación:
Se pasa de una prohibición total de las intervenciones de cada estado para
reconocer la existencia de monopolios nacionales que pueden ser mantenidos.
En algunos sectores se reconocen subsidios a los nacionales aludiendo al
interés de estado.
Aunque menciona no incluir acuerdos sobre política laboral y medioambiental,
propende por la protección laboral, citando el respeto a los convenios de la OIT
y exigiendo la protección medioambiental.
Para las economías menos desarrolladas se reconocen plazos especiales de
liberación en ciertos sectores, de tal manera que sean alcanzados logrando el
mayor beneficio para cada país.
En relación con los derechos de autor, se pone la atención en las obras
literarias y científicas y se reconoce como invención todo aquello de lo que se
puede comprobar una utilidad no existente hasta el momento. Las partes aisladas
de una invención (ideas, procedimientos, esquemas, métodos de operación,
conceptos, teorías científicas, métodos matemáticos) no son patentables. Por
otro lado, se conservan grandes plazos en la titularidad de explotación de una
obra (75 años), asociados a la vida promedio del autor.
En esta nueva versión se renuncia al patentamiento de entidades vivas, legal
solamente en Estados Unidos y Japón, para aceptarlo en el caso de los
microorganismos y en aquellos en los que se pueda dar nuevos usos, diferentes a
las conocidos natural o tecnológicamente.
En la nueva versión, se reconoce la propiedad de las comunidades indígenas y
afroamericanas sobre sus conocimientos ancestrales, en caso de usarlos se habla
de entregar una indemnización proporcional.
En ambos casos se mantiene el trato que se le da a un nacional no puede ser
mejor que aquel dado a un extranjero pactante del acuerdo. Existe un tribunal
formado por expertos en comercio que será el encargado de dirimir diferencias
entre las partes.
Así llegamos a una versión suave del ALCA, a primera vista un poco más
inclusiva. Ahora la protección del medioambiente, las recomendaciones laborales,
el desarrollo de infraestructura, el desarrollo de la ciencia y la tecnología,
entre otros allí incluidos, nuevamente – como ocurrió con el primer acuerdo
-entran a hacer parte de la agenda del gobierno, de lo cual ha resultado el
documento Visión Colombia Segundo Centenario: 2019 (DNP, 2005).
A pesar del panorama favorable aquí descrito, es necesario leer entrelíneas para
encontrar que existen salvedades para la ejecución plena de lo pactado en el
ALCA; es el caso del artículo 3, del Capítulo 2 de Disposiciones Generales:
[d) la coexistencia de este Acuerdo con acuerdos bilaterales y subregionales, en
la medida que los derechos y obligaciones derivados de estos acuerdos, tengan un
mayor alcance que los de este Acuerdo;]
En otras palabras significa que el acuerdo del TLC, el que se sospecha más
desfavorable para Colombia, tiene mayor alcance que el ALCA, el cual aparece
mejorado. Así, a primera vista se infiere que Estados Unidos tiene una
estrategia complementaria: queda bien al negociar un ALCA mejorado, pero en los
tratados binacionales usa su poder para prevalecer como una de las economías más
poderosas del mundo.
En esta perspectiva, de la que hemos tomado como ejemplo la situación colombiana
actual, en términos económicos la tesis de crecimiento económico como precedente
del mejoramiento de la calidad de vida de las personas encaja en la propuesta
neoliberal; inclusive, el reconocimiento que hace a lo limitado de los recursos
planetarios es contradictorio con una visión en la que se invita a una
explotación ilimitada de los mismos.
De allí que “se confía ciegamente en el poder de la ciencia y la tecnología para
seguir funcionando sin necesidad de acabar con los recursos naturales” (Travé,
G., 1999: 81): la biotecnología y la búsqueda de especies modificadas
genéticamente (caso del arroz que el gobierno ha promovido para su cultivo en el
triángulo del Tolima), en detrimento de la diversidad biológica; elaboración de
semillas transgénicas (en manos de unas pocas transnacionales); etc. Así, la
ciencia y la tecnología aparecen para solucionar las limitaciones productivas
del sistema socioambiental.
Así expuestas las cosas, la llamada Globalización por Fernández Carrión (2006)
presenta varios fenómenos preocupantes y complejos:
- El primero se refiere a la posibilidad de tratar todo objeto del universo como
recurso. Esto se hace evidente al extender la mirada económica hacia el agua
(Castro Soto, G., 2005), el aire, los bosques tropicales, etc., como se viene
haciendo en los TLC de Estados Unidos con Latinoamérica o de la Unión Europea
con África. Es aquí donde me acecha una hipótesis que explicaría el auge
productivo que han significado las nuevas tecnologías (TIC, biotecnología) en
los países “desarrollados”: la extensión de la base de recursos de explotación,
desconociendo el derecho a una vida digna de los habitantes del territorio al
que pertenecen, habría provocado rápidamente (factible por características de
las TIC) un crecimiento económico sorprendente; en la biotecnología estarían
fincadas las esperanzas para mantener esa productividad. Así, el cambio
tecnológico no explica por sí mismo tal crecimiento, como se argumenta
frecuentemente, sino que esta productividad viene anclada básicamente en un
cambio político.
- El segundo consiste en la creación de la ciudadanía de las empresas
desconociendo la ciudadanía de las personas. Realmente, los seres humanos del
mundo entendidos como un recurso, pierden el reconocimiento de sus derechos (a
una vida digna que incluye los servicios básicos garantizados, como estamos a
punto de perder en Colombia) para fortalecer los derechos de los emporios
empresariales. De manera velada, también ocurre en la Unión Europea con los
ciudadanos europeos, cuando mediante programas de cooperación internacional se
declara que (Unión Europea, 2005):
Las actividades recogidas en (a) [referido a actividades de integración de la
cooperación internacional] tienen, en particular, los fines siguientes:
Ayudar a los investigadores europeos, las empresas y los centros de
investigación de la UE y de los países asociados al Programa Marco acceder a los
conocimientos y competencias existentes en otros lugares del mundo.
Contribuir a garantizar una participación sólida y coherente en Europa en las
iniciativas de investigación realizadas a nivel internacional para ensanchar los
territorios del conocimiento o ayudar a resolver las principales cuestiones a
nivel mundial, por ejemplo en materia de salud o medio ambiente.
Así, queda por esperar y tener fé en que los intereses de las empresas sean
profundamente humanos. Esta esperanza refleja una nueva consecuencia, las
empresas suplantan al estado-nación en sus finalidades, pero afectar éstas no
depende de ser nacional de un país – sobre todo cuando la legislación nacional
permite y perdona excesos, para el caso colombiano se teme que la flexibilidad
plasmada en la supraconstitución del TLC sea ilimitada - sino contar con el
suficiente paquete de acciones de capital ; además, estos ciudadanos
corporativos pueden habitar muchos lugares en el mundo, dejando sus redimentos
en aquellos estados que garanticen la protección de sus pecados.
- Lo anterior sugiere un contexto renovado para afirmar que es ilusa la imagen
que se nos muestra de libre mercado. Este modelo siempre se referencia como
portador de una especie de naturalismo económico en el que las fuerzas de la
oferta y la demanda reconfiguran los procesos económicos. En esta imagen se
desconoce que, por ejemplo, la decisión de convertir todo en recurso no pasa por
ser una elección natural sino política, o que la creación de bancas regionales
frente a bancas internacionales es un criterio que se formula en los planes
nacionales de desarrollo.
El enfoque humanista
En esta posición (figura 3) lo importante es identificar y reconocer las
necesidades humanas de los habitantes del territorio para solucionarlas. En esta
perspectiva puede incluirse el concepto del Estado del Bienestar que se
desarrolló en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, y que en Colombia se
quiso emular mediante la Constitución Política de 1991 que instauraba a la
República de Colombia como un estado social de derecho (Asamblea Constituyente,
1991).
En este texto se destacan derechos fundamentales como: educación gratuita
(preescolar y nueve años de educación básica); a tener servicios públicos de
alta calidad; a contar con un servicio de salud; a tener un trabajo digno; entre
otros. Pero, con argumentos semejantes a lo que ha venido sucediendo en Europa
(el caso reciente de la ley de contratación de jóvenes menores de 26 años) y con
mayor aceleración que en este continente, tales esfuerzos se han ido desmontando
alegando que las finanzas del país no dan para cumplir con tales cometidos. El
desmonte se ha hecho mediante reformas constitucionales, especialmente.
En esta fracasada evolución de los hechos, para lograr mejorar la vida de
nuestros nacionales, creo que ha jugado un papel importante la falta de
inclusión de diversas perspectivas políticas que han caracterizado la nación.
Por un lado, una democracia cuánticamente igual a cero, en manos de algunas
minorías poderosas que con poco ingenio y mucho servilismo, han entregado gran
parte de las riquezas de la nación a cambio de pequeños favores. Por otro, la
presencia de grupos minoritarios levantados en armas, con sus propios intereses
que dicen ser los de las mayorías de la población, pero que han equivocado su
lucha al considerar la guerra como el medio para encontrar la paz. En este
triángulo, los demás colombianos – en su gran mayoría desplazados, maltratados
por los actores estatales o armados de derecha o izquierda – que perciben un
mundo social inestable, están dispuestos a tomar lo mejor entre lo peor, a
aceptar lo mínimo por miedo a quedarse con nada.
Así, el anhelado mundo de oportunidades que han buscado nuestros nacionales no
se puede tomar como el único basamento para lograr el desarrollo sostenible,
igualado en este caso a desarrollo humano. Es clave la inclusión política, y a
su lado estudiar seriamente las potencialidades de nuestro medio ambiente para
proveer estos anhelos.
Desde otra perspectiva, las necesidades humanas también son una creación
cultural. ¿Quién determina esas necesidades: los estadounidenses, los africanos,
los europeos, los indígenas de la Amazonía? Lo que podemos apreciar actualmente
es que un modelo cultural sirve a la globalización y su objeto principal, la
conversión en capital de todo el universo, pero cuando no existen formas de
contraponer de manera intencional otras visiones alternativas, pareciera que lo
único que queda es la opción de la resistencia pacífica, incluida aquella que se
viene haciendo en la Internet.
Como parte de las alternativas, en la vía de la crítica que puede hacerse a la
Declaración de la Sociedad Civil (2003) al exigir a las naciones del mundo un
desarrollo humano sostenible y el reconocimiento de las necesidades de otros
pueblos en relación con las TIC - diferente a la sustentabilidad del crecimiento
económico -, considero necesario que sean éstos mismos pueblos los que jueguen
un papel activo en la construcción de estas posibilidades desde el
autoreconocimiento. Un ejemplo concreto de lo anterior es el desarrollo de
proyectos basados en el sistema operativo GNU/Linux , hoy profusamente utilizado
en la Internet.
El enfoque ambientalista
Con base en el estudio de Cuello y Durbin (2003) se han detectado dos tendencias
afines al poner el acento en lo ambiental, pero que entre sí guardan
diferencias. Se han catalogado como ambientalistas por dar importancia a la
preservación del hábitat natural como condición para obtener la sostenibilidad
(figura 4).
La primera es la opción expuesta por Stanley Carpenter. Este autor desnuda las
contradicciones del reporte Brundtland al exponer la tesis que trata de
reconciliar dos metas irreconciliables: Intensificar el crecimiento [económico]
para satisfacer las necesidades de los pobres del mundo y evitar la degradación
ambiental. Así, afirma que la teoría de desarrollo implícita es la del
crecimiento indefinido, por no distanciarse de la teoría neo-clásica al mantener
el vínculo entre economía y ecología, perpetuando sistemas insostenibles de
desarrollo.
En consecuencia, en relación con la tesis de sustitución de recursos de autoría
de los cuantificadores del concepto de desarrollo, sostiene que las tecnologías
aceptadas por los modelos económicos existentes (incluyendo los modelos
alegadamente sostenibles) no sólo son incompatibles con las preocupaciones
ecológicas sino que le son hostiles (Carpenter, 1991: 487, citado por Cuello y
Durbin, 2003:40).
Finalmente Carpenter expresa su preocupación con la idea de que el crecimiento
indefinido pone en peligro la sostenibilidad al atentar contra la Autopoiesis,
entendido como el proceso por el cual los organismos vivientes brotan de un
ambiente incesantemente regenerado y se auto-reorganizan (Cuello y Durbin,
2003:41).
En la misma línea Vandana Shiva sostiene una visión biocentrista, en la cual la
vida humana es apenas una parte de la vida como sistema total. Se suma la idea
de que la naturaleza ha sido concedida como un don a los seres humanos, a
quienes se aconseja hacer esfuerzos al fin de no sofocar su generosidad.
Por tanto, se opone a la tesis de sustitución de recursos, y declara con Sagoff
que la economía es un asunto de conducta humana cooperativa, incluyendo la
cooperación para preservar y conservar los recursos naturales, para proteger la
naturaleza en sí misma, no como un recurso, sino como la matriz común en la cual
viven, como parte de la naturaleza, los seres humanos (Sagoff, 1988, citado por
Cuello y Durbin, 2003).
De donde define que la sostenibilidad en la naturaleza implica mantener la
integridad de los procesos, ciclos y ritmos de la naturaleza (Shiva, 1992,
citado por Cuello y Durbin, 2003).
Es así que Carpenter con su noción de que es necesario preservar la autopoiesis
de los organismos vivos para que haya sostenibilidad y Shiva con la idea de que
sostenibilidad en la naturaleza implica mantener la integridad de los procesos,
ciclos y ritmos de la naturaleza, ponen el acento en los seres vivos para dar
cuenta de la comprensión de las actuaciones económicas, el uno en contra de la
idea de sustitución y Shiva para concebirla como asunto de conducta humana
cooperativa. Ambos, de una u otra manera arrojan elementos interesantes para
comprender el problema. A pesar de todo, también es posible mencionar algunas
cosas que dejan de lado.
Por una lado, el calificativo de diagnóstico desactualizado para propuestas como
las humanistas – especialmente en lo que se refiere al abuso del concepto de
sostenibilidad y el desprecio por el crecimiento poblacional y la atención de
las necesidades básicas de la población -, bajo la idea que hoy existe mayor
conciencia de los problemas ambientales que afectan al planeta Tierra, llega a
tener un tono ingenuo. Basta con ver los innumerables problemas ambientales con
los que contamos, la información que llega a los países “desarrollados” y el
poco impacto que ésta tiene en su solución.
Un ejemplo paradigmático es el Tratado de Kyoto. Las evidencias muestran que
países como Rusia y Estados Unidos han venido poniendo importantes trabas en su
ratificación. Por tanto la información no basta por sí misma para transformar
una realidad, es necesario que se haga conocimiento; tarea en la que median las
concepciones de los actores, así, la respuesta desde una opción economicista
puede ser diferente a la que surja desde una posición culturalista.
Bajo estas condiciones, se entienden los siguientes eventos (Pita, 2003):
Rusia ha sido el centro de atención durante la Conferencia. Descartado por
completo que Estados Unidos ratifique el Protocolo –se desmarcó claramente de él
hace dos años-, Moscú tiene la llave de la entrada en vigor. Y, por tanto, vende
caro su apoyo con una postura ambigua y, en ocasiones, contradictoria. Durante
la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de 2002, celebrada en Johannesburgo
(Sudáfrica), el primer ministro ruso Kasyanov declaró que su país ratificaría
pronto Kioto. El presidente Putin confirmó posteriormente dicha intención. Sin
embargo, en octubre de este año, Putin aseguró que el aumento de las
temperaturas provocado por el cambio climático no vendría mal a un país como
Rusia porque así gastarían menos en abrigos de pieles y ropa para el frío. En la
reciente Conferencia de Milán, Rusia echó un jarro de agua fría a los
optimistas. El consejero económico del presidente, Andrei Illarionov, aseguró
que Rusia no puede ratificar Kioto “en su forma actual” porque su cumplimiento
“ralentizaría nuestro crecimiento económico”. Es decir, el Kremlin exige cambios
en el texto que le beneficien. “La declaración que hice repetía textualmente lo
que dijo el presidente Putin tras reunirse con representantes de la Unión
Europea”, explicó Illarionov dos días después para aclarar que no se trataba de
una opinión personal.
Nuevamente aparece la tesis de crecimiento indefinido como excusa principal. Lo
que ilustra que el problema es de mayor complejidad, lo cual pasa – posiblemente
– por considerar el ser humano, sus intereses, su proyecto de vida, sus valores.
Fenómeno que toca la esfera de lo político, pero también otras que se encuentran
desligadas en las diversas propuestas que se han presentado.
3. Propuesta alternativa de sostenibilidad y algunas consecuencias
Inicialmente tomaremos nuestra tesis de partida de José Eduardo García (1998) y,
con base en este autor, desarrollaremos otros principios básicos. Luego,
ampliaremos estas ideas haciendo alusión específica a la especie humana, para
definir la idea de sostenibilidad.
La tesis de partida es que los factores ambientales seleccionan a los organismos
vivos, pero también los organismos seleccionan y modelan su entorno (figura 5) .
Estos factores, los que conforman el biotopo o espacio para vivir,
co-evolucionan con los seres vivos.
La co-evolución supone aceptar que los sistemas interactuando entre sí
evolucionan conjuntamente. Por tanto, el cambio de tales sistemas con el paso
del tiempo deja un rastro histórico, una sucesión ecológica que se expresa en
nuevos estados de organización del sistema. A su vez, estos estados
reorganizados, generan nuevos cambios, manteniendo el proceso de evolución. Al
tener un carácter interactivo la relación entre seres vivos y factores
ambientales, se da una causalidad de tipo recursivo que tiene forma de bucle, en
donde las causas son a la vez efectos, lejana de la idea clásica de
causa-efecto, completamente lineal. La posibilidad de reorganizarse que tiene un
sistema se mantendrá mientras exista un flujo de energía en nuestro planeta. En
este contexto se señala la insuficiencia central de la idea de “lucha por la
vida”: no tiene éxito los que mejor compiten, sino los que se acoplan de manera
adecuada a la solidaridad compleja de las interacciones ecológicas (García, J.
E., 1998:127).
La tendencia de los organismos a evolucionar, a un estado de complejización
creciente, se debe a la causalidad recursiva, a la reorganización.
... Los organismos no se comportan como lo hacen para alcanzar una determinada
meta, ni por seguir ciegamente un programa. Se comportan de esa manera porque
son sistemas que se reorganizan permanentemente, propiedad que no proviene de
ninguna causa ajena a la propia materia sino de la evolución misma (Morin,
1980). Es la propia organización del sistema, generada en un proceso de
evolución conjunta del sistema y de su medio, la que explica su comportamiento
(García, J. E., 1998:128).
Cabe destacar que lo primero significa la negación de un fin predeterminado, la
ausencia de una especie de fuerza viva que orienta la evolución y, lo segundo,
que no es suficiente con el código genético para explicar la evolución.
Importante destacar estas diferencias, especialmente cuando en la actualidad
tiende a predominar la posición genética.
En este proceso, la diversidad es tanto la condición como la consecuencia de la
organización. Frente a la aleatoriedad y la incertidumbre, la diversidad es una
manera de enfrentar lo posible, especie de seguro para el porvenir. A su vez, la
diversidad coexiste con la unidad, no son excluyentes. La posibilidad de que
existan seres vivos se debe precisamente a la diversidad de factores que hacen
posible la vida.
Para finalizar, es necesario recoger la pregunta acerca de si existe un clímax
para la sucesión ecológica, una especie de estado óptimo del sistema, importante
como se verá más adelante.
Al respecto García, retomando ideas importantes de una discusión entre varios
autores, plantea que:
... aunque sí es cierto que hay regularidades en el cambio de los ecosistemas,
ello no implica un mismo final para el proceso pues nunca hay dos sucesiones
ecológicas iguales, sobre todo si se considera que la reorganización del
ecosistema supone una creación constante de situaciones nuevas. Predominan los
procesos abiertos e irreversibles (evolución del clima, evolución de los suelos,
evolución de la vida, cambios en la composición de la atmósfera, etc.), de
manera que no parece, pues, que se pueda afirmar que hay un clímax absoluto para
un determinado lugar, sino diversos clímax posibles dependiendo,
fundamentalmente, de la fluctuación del medio abiótico (página 128).
Ahora pasaremos a poner nuestros ojos en la especie humana, una especie
particular que hace parte de los seres vivos. A la que se aplican las anteriores
ideas, pero la cual necesitamos explorar en otro nivel de organización.
Este nuevo nivel de organización aparece gracias al carácter simbólico del ser
humano, piedra angular de la cultura y de las relaciones sociales. Se forma un
plano socio-cultural que interactúa con ese plano que lo contiene como ser vivo.
De esta manera, los seres humanos nos caracterizamos por conformar sociedad,
resultado de las interacciones entre los diversos individuos que coexisten, y
conformar estados organizativos particulares o cultura. Los cambios de la
cultura resultan de las diferentes reorganizaciones sociales que se dan por la
interacción ya no solamente con el biotopo sino con espacios también simbólicos,
propios de las relaciones sociales e integrantes de la cultura.
Dentro de un mismo grupo social coexisten diversas expresiones culturales que
seleccionan tipos de relación social y viceversa. Aún así, como es el caso de
las posiciones sobre sostenibilidad, la diversidad de posiciones le conceden
unidad a la idea de desarrollo sostenible. De esta forma obtenemos un sistema
complejo (figura 6) en el que la cultura ayuda en la determinación del biotopo,
las relaciones sociales y los seres vivos; al igual que las relaciones sociales
hacen posible la selección de los seres vivos, el biotopo y la cultura.
Por ejemplo, el proceso de globalización económica posible por las tecnologías
de la Información (TIC), ha hecho factible que se alteren nuestras relaciones
sociales, pero también la interacción que mantenemos con los seres vivos y el
biotopo; hacer un viaje virtual no es lo mismo que recorrer el parque del
barrio, o jugar con una mascota no es lo mismo que hacerlo con una mascota
virtual.
En este contexto, una de las preocupaciones fundamentales para la especie humana
es la de formular una idea de calidad de vida, que se da a la par de la sucesión
ecológica. Expresión de los tipos de relaciones socioculturales que se
sostienen. Para algunos grupos esa idea se ha basado en la distinción de castas,
predominio de reyes, etc. En definitiva, una responsabilidad de cada individuo y
colectivo humano.
En los tiempos actuales, donde nuestra sociedad se precia de ser democrática, es
necesario que las relaciones socioculturales se organicen para ayudar a expresar
esa diversidad de posiciones frente a lo que se entiende por calidad de vida.
Esto se traduce, necesariamente, en sistemas de inclusión política que hagan
posible determinar los rumbos colectivos (estados-naciones, grupos familiares,
empresas, etc.); la baja diversidad va en detrimento de las posibilidades del
sistema para afrontar retos imprevistos.
Entendiendo el trabajo como expresión humana de su relación con el medio, con
miras a consolidar un estado de calidad de vida, la participación democrática
exige que cada ser humano pueda contar con los medios necesarios para
participar. En el contexto particular de la Sociedad de la Información y el
Conocimiento, significa el libre acceso a la información, entendido el
conocimiento como una construcción práxica, que siempre involucra al que conoce;
por el contrario, la codificación en símbolos de este conocimiento, sin agente
activo que es la persona que conoce - es simplemente información.
Esta concepción de conocimiento tiene implicaciones claras sobre la propiedad.
Es inaceptable que el código genético de una planta sea convertido en propiedad
privada, pues conlleva otras formas de esclavismo, inaceptables para una cultura
democrática. A no ser que el concepto de calidad de vida y sociedad a declarar
sea de carácter esclavista.
Por otro lado, este carácter práxico, que implica la presencia concreta de un
conocedor, la permanente relación entre teoría y práctica, no significa lo mismo
que pragmático. Este atributo se refiere a una orientación utilitarista de la
naturaleza práxica del conocimiento, pues su valoración empieza a estar
condicionada por su utilidad, generalmente en la visión economicista.
Utilitarismo que inclusive llega a recoger al ser humano para sumarlo como un
recurso más para producir crecimiento económico sostenido.
En consecuencia, sostenibilidad se entiende como función de la calidad de vida,
resultado de la organización del sistema e historia del mismo. La sostenibilidad
de un sistema socioambiental (en el caso de los seres humanos tiene este doble
carácter) alcanza sus límites cuando esta calidad de vida no se puede realizar.
Dentro de todo este proceso es evidente que la calidad de vida termina alterando
la sucesión ecológica; la reversa parece un poco más difícil, como ocurre con la
posición de Rusia y Estados Unidos frente al tratado de Kyoto, pero cuando la
sucesión ecológica no abastece este tipo de calidad de vida, sus evidencias son
claras: conflictos, hambruna, violencia, etc (figura 1-4).
Desde esta perspectiva, la Revolución Industrial que inicia en el siglo XVII
integra la Ciencia y la Técnica como parte importante de la educación de los
seres humanos, ahora constituidos en estados-naciones y en calidad de ciudadanos
(Brunner, J.J., 2000). La organización del biotopo toma la forma del concepto de
ciudad moderna, expresión de la creencia cultural de que el hombre es quien
domina mediante su racionalidad el mundo. El sistema capitalista se implanta
como un modo de organización social, el concepto de dinero - valor de carácter
simbólico – hace posible la acumulación de capital, la baja presencia de órganos
de poder que ayuden a expresar la diversidad de posiciones frente a las
diferentes situaciones socioculturales hace posible que se den panoramas de
explotación humana y subyugación de otras sociedades y culturas.
Para comunidades indígenas amazónicas, con un sentido de calidad de vida
asociado al respeto a la naturaleza, la sucesión ecológica de sus sistemas se
rompe cuando se presentan relaciones desiguales; expresión de dos sentidos de
calidad de vida diferentes, en donde algunos han arrasado a otros.
Después de los ejemplos y regresando con el concepto de sostenibilidad,
significaría que diferentes conceptos de calidad de vida marcan diferentes
caminos a la sucesión ecológica, tipos de desarrollo si se quiere, pero que no
serían comparables de forma lineal. Entonces, se producen diversos tipos de
desarrollo con grados de sostenibilidad fluctuantes de acuerdo con los conceptos
de calidad de vida definidos por el sistema sociocultural particular.
En consecuencia, lo anterior implica que queda sin soporte la escala que
califica diversos sistemas socioculturales como desarrollados o en desarrollo,
pues resulta de un proceso de comparación lineal de sistemas con sus propias
particularidades, de hecho incomparables (al menos aludiendo a una unidad de
medida unilateralmente concebida).
Por otro lado, la ratificación de esta diversidad introduce la pregunta por las
relaciones entre diversos sistemas socioambientales (la parte ambiental incluye
la idea de grupos sociales localizados en el espacio, contextualizados), aún
más, cuando el planeta Tierra se denomina en la Sociedad de la Información y el
Conocimiento una aldea global, responder esta cuestión se hace urgente.
La localización en el biotopo puede tomar formas diversas: nación, estado,
departamento, municipio, resguardo, región, foro de Internet, etnia, clase
social, un equipo de fútbol, etc. La relación entre estas diversas expresiones
del sistema socioambiental hoy día no pueden ir a una especie de relativismo,
donde se pueden desarrollar de manera independiente, pues nos encontramos
interconectados. Por tanto la pregunta se debe responder asumiendo la existencia
de interacciones entre sistemas socioambientales.
Sin dar una respuesta definitiva, el ALCA, al promover una legislación
internacional también ayuda a hacer predominante un concepto de calidad de vida;
en ningún momento resultado de una discusión colectiva sino de procesos de
imposición de intereses particulares derivados de una expresión particular de
calidad de vida: el crecimiento económico indefinido como antecedente para
generar el bienestar humano. Al igual que se ha hecho durante tanto tiempo con
la escala desarrollado/ en desarrollo.
Lo anterior deja entrever la importancia de las organizaciones políticas en los
sistemas socioambientales como enriquecedores intencionales de la diversidad y
por tanto en la construcción de unidad (pueden coexistir diversas identidades).
En la medida que la organización política de tales sistemas se empobrece, deja
de autoreconocerse, y pierde en capacidad de adaptarse al interactuar con otros
sistemas socioambientales.
Una forma de empobrecimiento es la imposición de intereses minoritarios de unos
grupos a otros, como también lo es la imposición de intereses que afectan la
vida humana (violencia armada en cualquiera de sus expresiones), pues en ambos
casos se degradan los procesos de autoreconocimiento, se contribuye a la pérdida
de identidad propia o de las personas con las que se interactúa, y se debilita
hasta el punto que puede llegar a desintegrarse.
¿Nuestra organización política promueve la diversidad? ¿Culturalmente
promovemos espacios para ejercer tareas de autoreconocimiento? ¿Son
representados los diferentes intereses o enriquecidos intencionalmente o, por el
contrario, acallados y empobrecidos? ¿Se pueden expresar significativamente las
diferentes orientaciones de calidad de vida?
¿Los estudios de prospectiva pueden ser alimentados por esta propuesta en
construcción? Que extraño aparecería a primera vista, en contraste con lo que es
común actualmente, indicadores cuantitativos y cualitativos sobre la
organización política, el bienestar de la cultura, el sentido de vida, al lado
de los indicadores clásicos, ahora reorganizados de otra forma. ¿Cómo serían los
estudios prospectivos, los modelos económicos, etc.?
Se hace necesario hacer dos salvedades. En primer lugar, la propuesta de
sostenibilidad del sistema socioambiental como expresión de la organización de
los seres humanos no implica que se esté apoyando una nueva versión del
antropocentrismo. Esta decisión en particular depende del sentido de vida que se
acuerde, aunque algunos en especial pueden conllevar a tal visión.
Particularmente, creemos importante considerar al ser humano como un ser vivo
más – a pesar del gran impacto que tiene en la sucesión ecológica – dentro de
los seres vivos.
En segundo lugar, la invitación a construir indicadores renovados no debe
simplificarse como un esfuerzo por ratificar un nuevo tipo de positivismo
reformulado. Por el contrario, el reconocimiento de indicadores cuantitativos y
cualitativos es una expresión de la organización sociocultural, por tanto existe
ingerencia política e inevitablemente subjetiva. A su vez, los resultados
arrojados en el estudio ayudan a cambiar la organización sociocultural. De esta
forma el sistema habría creado mecanismos para recopilar información sobre su
medio que a la vez le ayudan a transformarse.
4. Consideraciones finales
En primer lugar, espero que hasta este punto haya quedado en evidencia un mito:
la actitud dominante del Hombre ante la naturaleza no es natural. La importancia
de hacerlo evidente surge de la persistencia que tiene desde nuestras pautas
educativas más básicas, como desde posiciones filosóficas complejas. En este
caso, Hobbes (citado por Fromm, 1968:183) postuló como “inclinación general de
la humanidad” la existencia de un “perpetuo e incesante deseo de poder que
desaparece solamente con la muerte”.
En términos educativos, la pérdida de conexión con el contexto, con la realidad
individual y colectiva de cada persona hace posible saber sobre el mundo sin
haberlo conocido. Permite el desarrollo de las disciplinas y la adquisición de
un saber fraccionado sobre el mundo, hiperespecializado en el que el ser humano
y sus problemas más esenciales (y también complejos) se desvanecen y no pueden
ser enfrentados.
En palabras de Edgar Morin (2002:15):
Efectivamente, la inteligencia que no sepa otra cosa que separar rompe la
complejidad del mundo en fragmentos desunidos, fracciona los problemas,
unidimensionaliza lo multidimensional. La misma atrofia las posibilidades de
comprensión y reflexión, eliminando también las oportunidades de un juicio
correctivo o de una visión a largo plazo. Su insuficiencia para tratar nuestros
problemas más graves constituye uno de los problemas más serios con que nos
enfrentamos. De este modo, cuanto más multidimensionales se vuelven los
problemas, más se da la incapacidad de considerar su multidimensionalidad;
cuanto más progresa la crisis; cuanto más planetarios se hacen los problemas,
más impensados se vuelven. Una inteligencia incapaz de considerar el contexto y
el complejo planetario nos hace ciegos, inconscientes e irresponsables.
...
En lugar de oponer correctivos a estos desarrollos, nuestro sistema de enseñanza
les presta acato. Nos enseña desde la escuela elemental a aislar los objetos (de
su entorno), a separar las disciplinas (antes que reconocer sus solidaridades),
a desunir los problemas, más que a unir y a integrar. Nos ordena reducir lo
complejo a lo simple, es decir, a separar lo que está unido, a descomponer y no
a recomponer, a eliminar todo aquello que aporta desórdenes o contradicciones a
nuestro entendimiento.
...
Ahora bien, el conocimiento pertinente es aquel que es capaz de situar toda
información en su contexto, y si es posible, dentro del conjunto donde la misma
se inscribe. Se puede decir incluso que el conocimiento progresa principalmente,
no por sofisticación, formalización y abstracción, sino por la capacidad de
contextualizar y globalizar.
En esta línea, la presentación de un concepto complejo sobre desarrollo
sostenible tan sólo permite, por ahora, establecer relaciones sistémicas entre
categorías que tradicionalmente aparecen completamente separadas (cultura,
sociedad, biotopo, seres vivos, sucesión ecológica, calidad de vida). Y aunque
las consecuencias derivadas desde esta perspectiva global son interesantes, no
es menos cierto que en el proceso de contextualizarlas en sistemas
socioambientales concretos encontraremos nuevas formas de entender y transformar
nuestro mundo. Sobresale hallar que la calidad de vida es central en este
concepto complejo de sostenibilidad, pues no son pocos los trabajos en donde el
mismo apenas se menciona. Por su importancia y con base en los intereses que nos
han llevado a este esfuerzo, creo que la pregunta por la vida, lo complejo de
definir su sentido (Gómez García, P., 2000) debe ser una cuestión básica desde
la didáctica de las ciencias y las organizaciones sociales de las cuales hacemos
parte.
En el caso de la finalidad de formar ciudadanos comprometidos con el desarrollo
sostenible en la escuela, un reto pendiente es darle forma específica a esta
orientación. En lo que concierne a la Corporación CEDREG es la praxis sobre una
organización de conocimiento en nuestra región y los aportes que puede hacer en
la misma línea.
Para terminar, haciendo referencia a la cita inicial del economista tolimense
Alberto Bejarano, es posible que este trabajo sea visto como una muestra de
ingenuidad, pero creo que no se puede negar el poder de comprensión globalizante
y contextual que posee desde sus inicios. Es un grano de arena para construir
una nueva gramática, en la que aportan muchas personas y que deja entreabierto
un programa de investigación denso, enriquecedor y creativo. Es un fin y un
medio en la medida que se reconoce como necesidad y sueño que el ser humano sea
mucho más que un salario al interior del modelo de desarrollo del sistema
socioambiental que habitamos.
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