Nació en la villa malagueña de Macharaviaya el 2.I.1720, en una familia de
ascendencia vasca. En 1733, ingresó en el Seminario de Málaga, becado por el
obispo de esta ciudad Diego González del Toro y por su sucesor Gaspar de Molina.
Continuó
estudiando en Granada; pero al no sentirse con vocación sacerdotal, en 1741,
marchó a Salamanca para estudiar la carrera de Derecho. Al parecer, más tarde se
doctoró en Alcalá, con el propósito de perfeccionarse en jurisprudencia. Con
clara vocación ejerció la abogacía en Madrid. En 1748, se casó con María
Magdalena de Grimaldo que murió al año siguiente. En breve, tomó por esposa, en
segundas nupcias, a Lucía Romet, nacida en Madrid, de padre y madre franceses,
por lo que él tuvo mucha influencia en la colonia francesa residente en la
capital de España. Dadas sus múltiples relaciones conoció al ministro Jerónimo
Grimaldi, quien lo designó su secretario particular. En 1764, obtuvo el título
de nombramiento real: alcalde de Casa y Corte. Tras ser elegido miembro
honorario del Consejo de Indias, en 1765, antes de partir para Ultramar hizo
testamento, una vez fallecida se segunda esposa y sin descendencia, nombrando a
su hijo Miguel, como único heredero. Seguidamente, fue enviado al Virreinato de
Nueva España, como visitador general con plenos poderes (1765-1771), donde
realizó una importante labor administrativa y fiscal, para lo que revisó el
sistema tributario, la acuñación de la moneda, el estanco del tabaco, el
comercio, las minas, las pesquerías de perlas y los juegos de naipes. En su
cometido, después de destituir al virrey, marqués de Cruillas (1766), colaboró
estrechamente con el nuevo virrey, el marqués de Croix, en la expulsión de los
jesuitas (1767), la repoblación de California (1768) y el sometimiento de Sonora
(1769). Su relación con la Iglesia fue muy extraña, pues si por un lado
participó activamente en la expulsión de los jesuitas, por otro protegió
gustosamente las misiones franciscanas de la Alta California, ayudando al mismo
tiempo a Fray Junípero Serra en la fundación de otras, en las zonas fronterizas,
cuyo fin consistía en colonizar cuanto antes aquellas tierras dada la amenaza
que suponía el avance ruso. Sobre el carácter castrense de José de Gálvez, es de
resaltar, que en el momento oportuno cambió la toga por la indumentaria militar,
creando el ejército regular en sustitución de las milicias populares. Con esta
disposición, cuando marchó al mando de sus tropas, para controlar los
levantamientos originados por la expulsión de los jesuitas, la represión fue tan
dura y las ejecuciones tan numerosas que lo apodaron "El loco de California".
Tanto arrojo le produjo una rara enfermedad que, oficialmente, sería
diagnosticada como una afección pulmonar, seguida de fiebres tercianas
acompañadas de fuertes crisis nerviosas, con una posible sintomatología de
locura, quizás encubierta por sus allegados, a fin de mantener su autoridad. La
problemática se ha desvelado hace varios lustros merced al hallazgo de un
manuscrito encontrado por Mario Hernández Sánchez-Barba, donde se aclara la
cuestión. Este documento alude a que tal enfermedad fuera en parte fingida por
él, para salvar su reputación, cuando fracasaba en las difíciles campañas que en
estos delicados momentos dirigía. En suma, fuese ficticia o no su locura, lo que
sí es verdad es que no apareció más a lo largo de su vida. En 1772, volvió a
España cargado de méritos, los cuales aumentaron cuando el monarca le concedió
el título de Caballero de la Real Orden de Carlos III. Tales éxitos le animaron
a proteger con perseverancia varias empresas, como la organización de las
Sociedades Económicas de Amigos del País y a proyectar con otros promotores un
depósito en Sevilla con la documentación de Ultramar que, tras la promulgación
de las Ordenanzas referentes al mismo, quedó regulado con la denominación de
Archivo General de Indias. En 1775, contrajo matrimonio, en terceras nupcias,
con María de la Concepción Valenzuela, dama perteneciente a la nobleza. Como
fruto de su unión nació, en 1776, una niña: María Josefa de Gálvez Valenzuela.
Ese mismo año fue nombrado Ministro de Indias. Desde este puesto realizó una
importante reestructuración administrativa en el Nuevo Mundo, aboliendo los
repartimientos y creando las intendencias; a la vez, organizó el virreinato del
Río de la Plata y la Comandancia general de las Provincias internas.
Fue el inspirador de los decretos sobre libertad de comercio con América y a instancias del Conde de Cabarrús fundó la Compañía de Comercio de Filipinas. Sin embargo, siguió la vieja costumbre de asimilación a la metrópoli, en oposición a los proyectos autonomistas del conde de Aranda. En 1785, Carlos III le otorgó el título de marqués de la Sonora, como premio a su excepcional labor en América. En cuanto a sus raíces, son del mayor interés los proyectos de José de Gálvez, muchos de ellos realizados en colaboración con el otro jurista de la familia, su hermano Miguel. En esta disposición, gracias a su influencia, en la ciudad de Málaga se efectuaron las operaciones siguientes: la apertura del puerto al comercio americano, el establecimiento del Consulado de Mar y de la Junta de Comercio (1785), la creación del Montepío de Cosecheros, la ayuda para agilizar la construcción del acueducto de San Telmo, idea de su amigo el obispo de Málaga José Molina Lario, así como la fundación del Real Colegio Náutico de San Telmo (1787). José de Gálvez Gallardo nunca olvidó a su pueblo natal, Macharaviaya. En él construyó un banco agrícola para ayudar a los labradores, una fábrica de naipes para enviarlos, en exclusiva, a toda América, escuelas, fuentes y lavaderos. También redificó la iglesia, donde los Gálvez hicieron una cripta e instalaron en ella el panteón familiar. En conclusión, la activa vida de José de Gálvez, en el campo de lo político, económico y social se apagó en Aranjuez el 17.VI.1787. En el testamento dispuso ser enterrado en dicho panteón. Su viuda solicitó licencia para trasladar sus restos desde Aranjuez a la mencionada cripta donde fueron sepultados el 23.X.1791 en su túmulo (texto de José María Martín Ruiz).
Este artículo forma parte del
Diccionario crítico de Juristas
españoles, portugueses y latinoamericanos
[de L. A. Séneca a 2005]
Editado por Manuel J. Peláez Albendea