La balanza de pagos es un documento contable que ofrece un registro sistemático de las transacciones, tanto reales (bienes, servicios, etc.) como financieras (títulos financieros) de una economía con el resto del mundo. Aunque, a grandes trazos, tiene una estructura parecida a la cuenta del resto del mundo de las cuentas nacionales, es un documento diferente y la metodología utilizada en su elaboración es del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La balanza de pagos registra las operaciones en una columna de ingresos y otra de pagos, cuya diferencia da los saldos parciales. Como criterio general de contabilización debe señalarse, en una primera aproximación, que las operaciones que suministran divisas (medios de pago de aceptación internacional) al país que elabora la balanza y las operaciones similares a ellas, se anotan en ingresos; así, las exportaciones de mercancías o las entradas de capital (como las inversiones extranjeras) se registran en ingresos; mientras que las operaciones que implican salidas de divisas o similares se anotan en pagos, como las exportaciones o salidas de capital para inversiones en el exterior.
Las operaciones, por sus características se agrupan en diferentes sub-balanzas. La balanza corriente y la balanza de capital son las dos grandes divisiones de la balanza de pagos. Cada una de las cuales integra, a su vez, subdivisiones o sub-balanzas más concretas. Así, la compraventa de bienes (exportaciones e importaciones) se registra en la balanza comercial, llamada también balanza de mercancías o de bienes. Los ingresos y pagos por servicios se anotan en la balanza de servicios.