Teor�a burguesa reaccionaria; sus propagadores afirman que cada inversi�n suplementaria de capital en la tierra proporciona un efecto inferior al de la inversi�n precedente y que alcanzado determinado limite resulta imposible obtener ning�n nuevo efecto. Los economistas burgueses utilizan esta "ley" para sostener que la tierra est� superpoblada y que es imposible alimentar a la poblaci�n -en aumento-, para justificar la desocupaci�n y la miseria en la sociedad capitalista. El error fundamental de quienes sustentan la "ley de la fertilidad decreciente del suelo" estriba en tener s�lo en cuenta la fertilidad natural del suelo, que consideran invariable. Ahora bien, no se debe examinar dicha fertilidad al margen del progreso de la agronom�a, de la zootecnia y de la agroqu�mica, al margen del incremento de la mecanizaci�n y de la automatizaci�n de la producci�n, de la aplicaci�n de m�todos progresivos para cultivar la tierra, etc. El progreso t�cnico agr�cola se refleja en que la poblaci�n rural disminuye a la vez que se eleva la producci�n de art�culos del campo, en que disminuyen los gastos de trabajo por unidad de producto obtenido, en que se obtienen mejores cosechas gracias a la aplicaci�n de productos qu�micos y de nuevos procedimientos agrot�cnicos, en que se aprovechan tierras en zonas donde antes se consideraba inconcebible que pudieran crecer plantas �tiles. Los cl�sicos del marxismo-leninismo han desenmascarado por completo cuanto tiene de ficticio la "ley de la fertilidad decreciente del suelo". Marx y Lenin han demostrado que la fertilidad del suelo se modifica constantemente debido no s�lo a las condiciones naturales, sino, adem�s, a las condiciones econ�mico - sociales que, a su vez, determinan el car�cter del desarrollo de la ciencia y la aplicaci�n de sus resultados en la agricultura.