Parte del capital que el empresario invierte en la compra de fuerza de trabajo (o sea, el salario de los obreros) y que se incrementa en el proceso de producción. En la empresa capitalista, el obrero crea un valor que supera, por su volumen, lo que percibe en concepto de salario, es decir, crea plusvalía, pues trabaja más tiempo de lo que es necesario para producir el valor de su fuerza de trabajo. Por consiguiente, el valor del capital desembolsado para la compra de fuerza de trabajo no sólo se conserva en el proceso en que se crea el nuevo valor, sino que se incrementa en la magnitud de la plusvalía. Fue Marx quien introdujo por primera vez la división del capital en capital constante (ver) y capital variable. La diferencia entre uno y otro la explica Marx por el doble carácter que presenta el trabajo del proletario. Con su trabajo concreto el obrero transfiere el valor de los medios de producción consumidos al nuevo producto; con su trabajo abstracto, crea un nuevo valor, que contiene el equivalente del valor de la fuerza de trabajo y la plusvalía, de que se apropia el capitalista gratuitamente. Con esto se mostró cuál es la fuente real de la plusvalía, se reveló la esencia de la explotación capitalista y el fin inmediato de la producción en el capitalismo: crear plusvalía. Por el carácter de su rotación, el capital variable constituye una parte del capital circulante (ver).