La pobreza, fuente de esclavitud y de delito (1)
Introducción.-El Mensaje de los obreros barceloneses.-La Comisión.- Reseña, casi acta de la entrevista.- Interés de Costa por Barcelona.- Entrega del Mensaje.
- Hablan los expedicionarios. - Palabras del apóstol de la revolución patriótica.-Una invitación.-Imposibilidad de aceptarla.-Débate curioso.-Aplazamiento, no negativa.- Un viaje á Tarragona.-Sobre política general.-Regalos.-FinaI.-
Un Mensaje de los obreros de Barcelona.- Hemos asistido en nombre del Centro Republicano de esta villa, á la larga entrevista celebrada aquí por D. Joaquín Costa con la Comisión de Barcelona portadora de un Mensaje de los obreros republicanos de aquella ciudad; y creemos de interés dar á conocer aquel acto y las manifestaciones hechas en él sobre política republicana.
Componían la Comisión D. Federico Lacroizette. D. Roque Clemente, D. José Egea y D. Manuel Igual.
Después de enterarse de las incidencias del viaje de los comisionados, el Sr. Costa hizo constar que ya días antes había escrito á la dirección de El Progreso rogándole participase á éstos que de ningún modo podría ir á Barcelona ni á ninguna otra parte, por si en vista de ello querían excusar el viaje ó aplazarlo, y que al insistir en él, eso no obstante, le constituían en mayor deuda, le obligaban á mayor reconocimiento.
Preguntó con gran interés por los Sres. Ardid, Corominas, Giner de los Ríos, Lerroux, Junoy, Iglesias, Odón de Buen, Orobitg, Valenti, L. Zulueta, Ulled, Zurdo Olivares, etc., y otros amigos suyos no republicanos, D. Leopoldo Soler, Pella y Forgas, Drs. Gudel y Martínez Vargas, Manuel Soler, J. Vilas, etc. Admiró la importancia numérica de la colonia aragonesa de Barcelona, y quiso saber de dónde principalmente procedía, así como su moral y situación económica. Acerca de las clases obreras de la ciudad y del llano se hallaba suficientemente orientado. Se enteró de las Juventudes republicanas de La Rebeldía y Aurora, motivo de la duplicidad y significación de cada una. Hizo también objeto de estas sus informaciones preliminares la causa llamada del Aragonés, el proceso y condena en ella de Vicente Lacambra, natural de la comarca de Graus, y las razones que asisten para justificar la procedencia de la revisión agitada por el Sr. Puig d'Asprer.
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Seguidamente, los expedicionarios dieron cuenta al Sr. Costa de su comisión y le entregaron el Mensaje que muchos millares de admiradores obreros le dirigían expresándole el afecto y la veneración que le profesan y la fe que su programa redentor y la alteza de su ideal les inspira, adhiriéndose á sus discursos de Zaragoza, y haciendo un ardoroso llamamiento á su patriotismo para que les ilumine con su consejo y les marque rumbo, poniéndose en contacto con ellos, guiándolos á la redención de la patria envilecida y humillada y al mejoramiento moral y material de las clases trabajadoras.
Este documento, con algunos de los pliegos de firmas (no llegaron todos á tiempo para la encuadernación), forma un volumen lujosamente encuadernado en pergamino, con artísticos broches y cantoneras de metal y una primorosa portada en colores, obra de E. Fornells. El Sr. Costa hizo grandes elogios del artista, calificando su obra de sobresaliente por el buen gusto de la composición y la gracia, soltura y habilidad técnica de que ha hecho en ella alarde. En el Mensaje le satisfizo particularmente la delicadeza del sentimiento que había derramado en él la pluma del Sr. Lacroizette y el amor á la patria, sano y confortador, que resplandece en todos sus párrafos. Pero recusó los más de los conceptos que dicen relación á su persona, eco, según él, de una leyenda personal contra la cual se ha revuelto y protestado más de una vez. No otorgaron con su silencio los comisionados, y sostuvieron la justicia y acierto del Mensaje en esa parte, afirmando que no había tal invención de hombre ni de estadista.
El acto (dijo luego) constituye un galardón desproporcionado con la voluntad que siempre demostró, en sus propagandas y tentativas de renovación, por la causa obrera, que es su propia causa, y al servicio de ella seguirla como hasta aquí, y más ahincadamente todavía si le fuese posible. Con tal motivo recordó su famoso tema de gobierno "para la blusa y el calzón corto principalmente". Anunció que dedicaría al pueblo obrero de Barcelona, á ley de agradecido y en testimonio de correspondencia, una obrita que ha de imprimir en el actual otoño sobre la cuestión social agraria, bajo el titulo Tierras concejiles para el pueblo, uno de cuyos capítulos hace mérito de los huertos comunales para los obreros de las fábricas en Friburgo y otras poblaciones europeas. Y entregó para los firmantes del Mensaje una nota inédita, que se imprimirá, sobre La pobreza como fuente de esclavitud y de delito, según la Biblia, y un ejemplar de su obra Colectivismo agrario en España. Al darle las gracias en nombre de sus representados el Sr. Lacroizette y compañeros de Comisión, Costa dijo: "No valdría la pena tal ofrenda, sino fuese símbolo y expresión de una voluntad decidida en pro de la reforma social, con la cual estoy necesariamente identificado".
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Tocante á la invitación que los comisionados le reiteraron con la representación de los mensajistas para que asistiese á la inauguración de la Casa del Pueblo el día 29, donde podría marcar derroteros seguros á la política y llamar á la concordia á los desunidos ó desavenidos, dijo que le cogían en una buena hora para seguirles á Barcelona si pudiera hacer su gusto y mirar solamente á la ocasión, si no escuchase más que los estímulos y requerimientos de su voluntad.
"La Unión Republicana (decía), se consume y disipa en dar vueltas alrededor de dos adjetivos que cada cual entiende y maneja á su manera y siempre de un modo vago, inconcreto y anfibológico. Urge acabar con ese nominalismo, desvanecer ese equivoco, cuya virtud maléfica convertiría irremediablemente las más razonables y mejor intencionadas controversias en disputas á lo Zola. Hay que definir lo que debe entenderse por "revolucionario" y lo que por "gubernamental" y poner de una vez en claro si los que somos en la sustancia y de verdad republicanos gubernamentales, restauradores de la personalidad nacional y de su soberanía política, única legítima, y rompemos lanzas por la dignidad de la nación y de los nacionales tanto como por su reconstitución y adelanto mental y económico, pero recibimos el dictado de revolucionarios, somos efectivamente unos extraviados y locos, como se nos ha dicho por algunas ilustres personalidades en reciente mitin, si por el contrario, los dementes, los ilusos, los teóricos en el mal sentido de la palabra, los que sacrifican patria, progreso y libertad (claro que inconscientemente y de buena fe) en aras de una abstracción, son cabalmente ellos, los republicanos de aquella banda, los que toman engañosamente por línea de menos resistencia el hecho consumado y descansan en ella por improvisar labor, huyendo las fatigas y quiebras del camino, acaso sin notarlo, en una palabra, los que llaman gubernamentales, aunque no lo sean más que de figuración; ó si, por último, no son locos ni desalumbrados los unos ni los otros sino personas de razón que van por caminos divergentes á un mismo fin ó á fines distintos ú opuestos, que no forman de hecho un partido en que anden revueltos desequilibrados y cuerdos, ó sujetos verdaderamente correligionarios, desunidos nada más por algún accidente, por una diferencia de apreciación, por una incompatibilidad de humores por una conveniencia temporal ó de ocasión, sino dos partidos de cuerdos que padecen el error de creerse unos mismos y aplicarse un denominador común, forzoso manantial de guerra civil.
Había que penetrar en la entraña del problema y de la situación á que da lugar, sin dejarnos despistar por la música ó el sonido material de las palabras, guardando la prudente regla de Bacon ó de Locke dejando de hacer "mitología", en el concepto de Max Müller; había que desbrozar el terreno de malezas y niebla para que veamos por fin si pensamos igual, ó si efectivamente nos divide algo más que una desarmonía accidental y no podemos entendernos ni acompañarnos en el camino; había que haber encabezado el programa con una sección preliminar de significatione verborum, como en algunas legislaciones, para que no cayéramos en la tentación de suplir atolondradamente la falta de lumbre y de claror con palabras gruesas; había que restituir al vocablo "gubernamentalismo" su dignidad, retirándole la nueva acepción que parece se le querría dar (quizá sólo al parecer), según la cual "gubernamental" significaría sencillamente hacer política monárquica desde el campo republicano:-ó de lo contrario, si se decidía que las ideas siguieran en su indefinición actual y los hombres en su actual lógica pasividad, aconsejáramos á los jóvenes republicanos que se dejasen de libros de caballería y fueran á naturalizarse en pueblos diligentes y despiertos y que no padezcan el instinto del suicidio, ó sin pisar la frontera se amputasen la fuel y se arrimasen al "hombre de hoy", al "hombre de mañana", ó al de pasado mañana, ó á los tres por turno, y les ayudasen buenamente á mantenerse encumbrados sobre las espaldas de su víctima la nación y triunfasen con ellos y comiesen de su plato, seguros á su vera de empalmar con el plato británico el día que vengan de allá á levantar (naturalmente) para sí, no para nosotros, lo que con nuestro beneplácito y V.º B.º han derribado los propios.
Cuando al cabo de treinta y dos años de espera y de sufrimientos, y con el espantoso remate de 1898, y la experiencia de ocho años más, continuación, no rectificación, de los anteriores, salimos con que de lo dicho no hay nada, que hemos de abrazarnos á los mismos averiados políticos de ayer, rehechos con un bilI de indemnidad por las autoridades republicanas y saludados por ellas como los hombres de hoy, y como los hombres de mañana, sin duda porque los nuestros, al propio parecer, no sirven, ¿cabe ya más, en buena lógica y sentido común, que dar el grito de rompan filas, si es que quedan aún filas que romper?
Ya ven (siguió diciendo el Sr. Costa), que tentación no falta, pues de eso, amén de algunas otras cosas políticas, me habría gustado discurrir con los republicanos barceloneses; y si no me atenacea más la imposibilidad en que estoy de acompañarles en su vuelta á Barcelona, es porque me siento ya poco menos que ajeno ó extraño á la cuestión; porque he perdido en más de sus tres cuartas partes la fe y tengo, no diré un pie, sino pie y medio, en el estribo del tren que conduce á los desengañados á contemplar con angustia desde el retiro de la vida privada cómo acaba de desplomarse el último bastión que por ventura quedaba aún enhiesto"
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Después de esto, manifestó el Sr. Costa, que no cumplirla con los comisionados ni con aquéllos á quienes representaban si no les razonaba aquella su imposibilidad. Y he aquí algunos de los motivos, ya que desgraciadamente asiste más de uno:
"1.º Barcelona republicana no puede hallarse en disposición, humor ó aptitud de oirme, como no me oiría Valencia, como si todavía Madrid y Zaragoza. El porqué, lo saben ustedes tan bien ó mejor que yo; como saben que soy el más torpe de los españoles en clase de equilibrista y templador de gaitas, y no abriría la boca sino para aumentar esa desconsoladora confusión que tanta parte ha tenido en la rehabilitación de instituciones y de hombres cuyo destino era, sobre todo desde 1898, hacer compañía á M. Ollivier y á la viuda de Napoleón III. Habría que aguardar la sedimentación que seguramente se producirá, no digo si á destiempo."
El Sr. Lacroizette controvirtió con gran calor y convicción la tesis de Costa, quien replicó lamentando no poder compartir los optimismos del presidente de la Comisión.
"2.º Tampoco yo (prosiguió el Sr. Costa), en mi actual estado de irritación y depresión de ánimo, invadido por una desesperanza y una amargura no nada mansa ni resignada, que ha anegado cuanto había en mi de idealmente español, tampoco yo me hallo en condiciones de dirigir la palabra á una colectividad política en quien puse mis últimas esperanzas (véase el Mensaje de la Cámara agrícola del Alto-Aragón fecha 15 Marzo de 1903) y cuyos componentes se me presentan, á los tres años y medio, como pudieran facciones dinásticas sin el aglutinante del poder y del presupuesto: en estado de disociación. No es ya á la dinastía á quien tendría que combatir: tendría que combatir á los republicanos, porque no lo han sido más que de aprehensión, porque no han querido la República sino de pico, retóricamente, ojalaterilmente, y aun esto no todos; y yo no quiero tener enfrente de mí más que al "enemigo", al enemigo mío y de la nación: "Daría gusto al dedo", según expresión vulgar, pero me clavaría la espina de un remordimiento. Y en casos tales, lo menos malo es el silencio. ¿A qué fatigarse y desazonar á los demás, sin ningún fruto en perspectiva más que el de echar á perder una masa ya tan agriada, habiendo tantas cosas en que emplear provechosamente el tiempo?
3.º Todavía no he nombrado otro impedimento, no sujeto ya, como aquellos, á apreciación y que es superable por la voluntad sólo dentro de cierto limite; lo que me produjo tres meses de enfermedad grave cuando en Febrero último fuí, por caso debido, á Zaragoza: mi propensión á las afecciones de los órganos respiratorios, cuando les impongo un esfuerzo que exceda del ritmo moderado propio de una vida super-sedentaria, hecha segunda naturaleza: lo que me ha tenido tres veces á la muerte. Y no digo nada de mi viejo padecimiento crónico (debilidad muscular), por el cual he hecho tantos sacrificios en España y en el extranjero, y que me incapacita para la labor de propagandista y político militante. Para removerme de mi asiento hace falta poco menos que un terremoto: ya les habrá dicho á ustedes el Sr. RoseIl, presente, que en la convalecencia salí de casa por junto cuatro veces, no obstante ser yo tan apasionado del campo y convenirme tanto, y que después no he vuelto á salir ni á la puerta de casa, siendo en medio de todo una fortuna poder contemplar tan hermosa vista de montañas, río, cultivos y arbolado desde mi despacho.
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"¿Quiere esto decir (añadió nuestro amigo), que no les volveré la visita? Esperamos que no. A la salida del invierno ó á mediados de él, tengo que hacer un pequeño viaje á Tarragona, con objeto de estudiar sus antigüedades y topografía romana para una obra en preparación. Si para entonces hubiesen remitido ó cesado algunas de las causas personales, y sobre todo de las impersonales, que ahora me retienen, me daré la satisfacción de llegarme calladamente á Barcelona, -sea principiando por allí, para seguir luego á Tarragona, sea viceversa,-con objeto de reiterar en persona mis más cordiales y rendidas gracias á los iniciadores, gestores, suscriptores y firmantes del Mensaje, y saludarles y saludar á los demás republicanos de Barcelona, si bien apeándoles á todos el adjetivo, y dará un corto número de ellos (cuanto lo consienta el pulmón presente y el escarmiento de lo pasado), una conferencia ó un mitin, acaso despedida última de la política. Esto, dicho se está, contando con que todavía entonces queden correligionarios que perseveren en su deseo de ponerse al habla conmigo".
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Discurriendo sobre el estado actual de la cosa pública y de su relación con lo acaecido en 1898, el Sr. Costa encontraba horrible, inverosímil, humillante y deshonroso para la nación, además de sintomático, que un supuesto partido con cuatro jefes, y ningún soldado vaya pasándose el poder de uno en otro cada cuatro meses, al solo fin de darles á todos categoría de Presidente del Consejo, sin que ninguno de ellos deje nada tras de si, lo mismo que en los ocho y que en los veinticinco años anteriores, sin señal de que conozcan las verdaderas necesidades del país ni de que se preocupen de ellas más que en las interviews, inoportunamente prodigadas, con que rellenan los meses de gobernar, entrando y saliendo sin motivo y sin lógica, como en la representación de un drama improvisado, adquiriendo derecho, por no haber hecho nada, más que dejar inconstituída la nación y estorbar el que otros la constituyan, á cesantías escandalosas, que asombrarán á nuestros descendientes, en vez de restituir al Estado lo que éste les prodigó durante veinte, treinta y cuarenta años por que estudiasen y aprendiesen á gobernar; inverosímil, humillante, deshonroso y además sintomático, que el país lo soporte y ni se dé cuenta de tal monstruosidad; todavía más atroz y criminal que los representantes de la España nueva y del derecho popular encuentren en eso materia lícita de bloque, ó lo que es igual, canonicen tal burla y se hagan instrumentos y auxiliares de ella, avergonzando al mísero pueblo de quien se dicen mandatarios y patronos...
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Para la colonia republicana aragonesa de Barcelona, de donde salió la iniciativa del Mensaje, el Sr. Costa entregó á los comisionados una obra suya, "Reconstitución y europeización de España, programa para un partido nacional", indicando que podría depositarse también en la Casa del Pueblo. A los firmantes del Mensaje que no son obreros ni aragoneses destinó otra publicación suya, de carácter social y jurídico, El problema de la ignorancia del derecho. Y anunció el envío á dicha biblioteca popular del volumen por él editado sobre Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España, del que no tenía á mano ningún ejemplar.
"Sepan aquellos obreros y aquellos aragoneses (dijo Costa al final), que estoy con ellos en espíritu y casi casi podria decir que corporalmente. Esta villa aragonesa perteneció un tiempo, como todo el condado de Ribagorza, á Cataluña; todavía en el siglo ni la lengua usada aquí era la catalana, y de aquello ha quedado un dialecto mestizo, en parte aragonés, ó dígase castellano, en parte catalán, que ustedes habrán oído esta tarde á los muchachos que juegan en la calle del Barranco. En el cuadro de los apellidos españoles, el mío es por excelencia catalán. De modo que, en rigor, podría yo considerarme tanto como de la colonia aragonesa en Barcelona, de la colonia catalana en Zaragoza."
Con esto dió fin la entrevista.-Graus, 3 de Octubre de 1906. El secretario, Luis Barrós; el presidente, Agustin Rosell.
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Un articulo del maestro (2).-
Nadie ha visto con tanta lucidez los males que se engendran de la miseria ni condenado tan enérgicamente las desigualdades sociales como los autores del libro bíblico El Eclesiástico, traducido por Jesús, hijo de Sirach, hace más de veinte siglos.
"No sufras jamás la condición de menesteroso (dice): vale más morirse que ser pobre:-fili, in tempore vitae tuae ne indigeas; melius est enim mori quam indigere." (XL, 29.) "No te acompañes de quien posea más bienes que tú: como el onagro en el desierto es presa del león, así los pobres son pasto de los ricos." (XIII, 23.) "El rico comete una injusticia y todavía se exalta y vocifera, queriendo llevar razón; mientras que el pobre, aun maltratado, tiene que callar." (XIII, 2, 4, 23.) "Son muchos á quienes la miseria hace delinquir:-propter inopiam multi deliquerunt." (XXVII, 1.)
Este último concepto, de tan honda significación para la sociología, fué expresado tiempo después, con frase precisa y elegante, por un poeta pagano del siglo I, Silio Itálico, al representarnos á Escipión encontrándose en uno de los vestíbulos del Infierno con "la Miseria, mal horrible, espantable (dice) y que conduce al crimen: deforme malum ac sceleri proclivis Egestas." (Punicorum, lib. XIII, v. 585.)-El primero de los textos bíblicos transcritos tiene (enérgica: caracterizada, etc.), correspondencia en otro poeta profano tan caracterizado como Plauto: "Antes la muerte de los míos que pedir limosna: malim moriri meos quam mendiacarier." (Vidularia, fragm. 109).
Abramos ahora, volviendo á la Biblia, el libro de los Proverbios y edifiquémonos. "El rico reina sobre los pobres" (XXII, 7.) "La libertad del hombre esta en sus riquezas (redemptio animi viri divitiae suae), mas el que es pobre sucumbe á la amenaza" (XIII, 8.) "Las haciendas son la ciudadela del rico y le dan su fuerza; la miseria tiene á los pobres en continuo temblor." (X, 15; XVIII, 11.)
No parecerá extraño, después de esto, si extasía á los autores del Eclesiástico, de los Proverbios y de los Salmos, el cuadro de una agricultura floreciente en que el instrumento-tierra produzca para los que la trabajan. "Regará mi huerto, poblado de frutales, y hartará de agua las hierbas de mis prados." (Eccl., XXIV, 40.) "Ya reverdecen las praderas y se recoge el heno de los montes, y fabrican los corderos la lana para tu vestido y las cabras su leche para tu sustento." (Prov., XXVII, 25, 26, 27.) "Mudó el Señor el desierto en lagunas de aguas y la tierra seca en manantiales; y alojó allí á los hambrientos; se fundaron éstos una ciudad y sembraron los campos y plantaron viñas y dieron el fruto natural: arrojó el desprecio sobre los poderosos y los lanzó á una vida errante, mientras redimía al pobre de la miseria, levantándolo de su abatimiento" (Psalm., CVI, 35-41.)
Una ciudad ideal así, en que los pobres encuentran casa donde morar y tierra que labrar y agua abundante con que fertilizarla, prometió el profeta Ezequiel á los judíos cautivos en Babilonia. " Esto dice el Señor: Yo os recogeré y os sacaré de entre las gentes y os conduciré á vuestra tierra; y pondré un espíritu nuevo en medio de vosotros, os quitaré el corazón de piedra que tenéis en el pecho y os daré un corazón de carne, y os purificaré de todas vuestras inmundicias é idolatrías. Yo salvaré á mi grey, despidiendo á los pastores infieles que sólo se apacientan á si propios. Y haré llover á su hora, y llamaré al trigo, y lo multiplicará y multiplicará el fruto del árbol y las cosechas del campo, para que no sufráis más el oprobio del hambre entre las gentes: ut non portetis ultra opprobium famis in gentibus." (XXXVI, 24-30; XXIV, 10 y siguientes.)
Raíz y fundamento de todo esto se encontrará en las primeras páginas del Génesis, donde Iowáh ó Jehová condena al buen Adán en los siguientes perentorios términos: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan:-in sudore vultus tui vesceris panem." (III. 19.) Dos cosas son de notar en esta sentencia: 1.ª Que dice: "con el sudor de tu frente", y no con el de la frente ajena. 2.ª Que, pues, todo hombre ha de trabajar para sí, no para los demás, tiene derecho las riquezas naturales en tanto que fuentes de producción é instrumentos de trabajo, sin que sea lícito á nadie hacerlas objeto de apropiación individual, á acapararlas, á obligar á otros á que no suden, ó á que suden en vano y que, no obstante sudar ó querer sudar, carezcan de pan y se mueran de hambre. O más claro: que al decir el autor del Génesis que Adán fué arrojado del Paraíso "para que labrase la tierra" (III, 23), entendió que la tierra había de quedar perpetuamente á disposición de todos los que quisieran trabajarla, pues Adán somos nosotros; y á eso responde la institución hebraica del año sabático, legislada en la misma Biblia, y lo que un filósofo católico del siglo XVI, nuestro Juan Luis Vives, insinúa sobre una expropiación general de tierras y minas para renovar el primer reparto que en el origen de las edades da por supuesto que se hizo del patrimonio de Adán y que, con el rodar de los siglos, ha venido é hacerse injusto y dañoso.
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"La amabilidad de nuestros queridos amigos Sres. Barrós y Rosell, nos permite honrar hoy nuestras columnas con la siguiente reseña, acta diríamos mejor, de la interesante entrevista celebrada con el gran Costa, por los encargados de hacer llegar á sus manos el Mensaje de los obreros barceloneses.
A la galantería del repúblico insigne debemos el honor de publicar íntegro el magistral trabajo que envió al Sr. Lacroizette, presidente de la Comisión, como recuerdo de la interesante y afectuosa entrevista.
Para unos y otros reclamamos la gratitud de nuestros lectores, que saborearán con deleite la curiosísima información de nuestros amigos y el primoroso trabajo del maestro de maestros".
(2) Escrito dedicado á los obreros de Barcelona, en memoria del Mensaje que aquéllos dirigieron al autor en 23 de Septiembre de 1906, del que venimos haciendo mérito.
Madrid, 31 de Julio, 1903.
-Un artículo del maestro.
(1) El día 6 de Octubre de 1906, publicaba El Progreso diario de Zaragoza, el trabajo que forma este capítulo con la siguiente explicación: