C. EL NEOIMPERIALISMO Y MÁS ALLÁ
Con la primera guerra mundial, el sistema capitalista mundial inició una nueva etapa de su desarrollo. No consistió tanto, en el desplazamiento del centro metropolitano de Europa a Estados Unidos, como en la transformación conjunta de lo que había sido un capitalismo industrial —y luego financiero— en un capitalismo de monopolio. Iniciándose típicamente en Estados Unidos, pero apareciendo poco después en Europa y también en el Japón, la simple firma industrial o casa financiera de antaño fue reemplazada por Ia corporación monopolista gigante, de base nacional pero dispuesta en realidad para el dominio del mundo, que es una multindustria, productora colosal en serie de artículos estandarizados de nueva tecnología, que lleva adelante sus propias operaciones financieras, es su propio agente mundial de compras y ventas, y a menudo gobierno de facto en muchos países satélites y cada vez más en muchos países metropolitanos también. Para responder a las nuevas necesidades del estado y la corporación monopolista de la metrópoli, el desarrollo neoimperialista del siglo XX ha creado nuevos instrumentos de inversión y penetración del capital y los ha convertido en mayor medida que el mismo comercio exterior, en la principal relación internacional con que se afianza en la metrópoli el desarrollo capitalista en su etapa de monopolio, a costa del desarrollo de un subdesarrollo aún más profundo en América Latina.