3. Las inversiones extranjeras y el subdesarrollo
El tercer cambio capitalista concuerda tambi�n con mi patr�n y mis hip�tesis: recuperada la metr�poli capitalista mundial, sus nexos con los sat�lites volvieron a fortalecerse y el desarrollo nacional de Brasil comenz� a ser estrangulado y mal orientado. La d�cada del 20 presenci� una expansi�n similar a la del 90, ahora complicada por la pol�tica gubernamental de sost�n del precio y acumulaci�n de excedentes de caf�. Las caracter�sticas volvieron a ser: a) inflaci�n; b) devaluaci�n; c) primero un incremento, despu�s una disminuci�n de los t�rminos de intercambio; d) financiamiento exterior, y e) las consecuencias inevitables: creciente dominaci�n extranjera de la econom�a brasile�a y finalmente su estrangulaci�n. El financiamiento exterior del programa cafetalero trajo divisas, que se invirtieron en la compra de mercanc�as extranjeras que compet�an con las producidas por la industria brasile�a. La pol�tica de respaldo del precio del caf� espole� la inflaci�n y la demanda interna, lo que atrajo a firmas extranjeras a producir en Brasil, en competencia con las empresas brasile�as. La deflaci�n, adem�s, ayud� a las compa��as extranjeras a comprar t�tulos de cr�dito e instalaciones brasile�as y as� establecerse all� a menor costo. Todo este desarrollo capitalista afect� negativamente a la industria brasile�a y al desarrollo econ�mico del pa�s. Por a�adidura, Brasil ten�a que gastar una parte cada vez mayor de sus ganancias en divisas para amortizar la deuda exterior. Adem�s de lesionar la capacidad importadora inmediata de Brasil, este resultado fue y sigue siendo agravante y contraproducente: pera amortizar las deudas anteriores, Brasil ten�a que depender m�s de empr�stitos nuevos y, por tanto, de la metr�poli, ahora, Estados Unidos. Esta dependencia trajo, inevitablemente, otros resultados, ventajosos para la metr�poli y perjudiciales para los intereses de su sat�lite brasile�o, como los industriales en particular. Existen, pues, similitudes fundamentales entre la situaci�n y los hechos de la primera mitad del siglo XIX y los de la segunda mitad del XX.
Pero ahora con una diferencia: la metr�poli imperialista, Estados Unidos, ha creado nuevos mecanismos de satelizaci�n. J. F. Normano (1931) resumi� los acontecimientos posteriores a la primera guerra mundial con gran visi�n y discernimiento, como hab�an de demostrar los acontecimientos posteriores a la segunda guerra mundial que yo examino en Sobre los mecanismos del imperialismo. (Frank, 1964 b).
El examen de las empresas industriales de Estados Unidos en Am�rica del Sur revela que en su mayor�a son filiales y subsidiarias de corporaciones norteamericanas... Las grandes compa��as de Estados Unidos han organizado estas empresas con sus propios fondos; sin ofrecer acciones de ellas al p�blico en general ni emitir certificados en representaci�n de sus intereses en tales firmas... Pero una parte del llamado capital extranjero es, en realidad, nacional. Una gran porci�n de estos dep�sitos en bancos extranjeros de Am�rica del Sur tiene origen local, aunque a las inversiones y pr�stamos de los mismos se los considera extranjeros... Este m�todo lo usan hoy en gran escala las sucursales de los bancos de Estados Unidos.
Los actuales inversionistas norteamericanos en las industrias de Am�rica del Sur son los gigantes m�s grandes de la industria mundial. Las inversiones industriales de Estados Unidos... son, sin embargo, directas y se originan en la busca de nuevos mundos que conquistar para la producci�n en serie ultramoderna. Aqu�, por otra parte, no es el que financia, sino la corporaci�n industrial la que organiza y dirige estos acontecimientos. En este sentido, pues, no podemos hablar del capitalismo puramente financiero de Estados Unidos. En total ser�n quiz�s treinta las grandes �mejor, enormes� corporaciones del mundo oficialmente domiciliadas en Estados Unidos, que dirigen las inversiones industriales norteamericanas en Am�rica del Sur. La compa��a sudamericana es, realmente, en este caso, una prolongaci�n local de la corporaci�n progenitora y constituye un punto de expansi�n industrial de Estados Unidos en el extranjero. Tal expansi�n mundial tipifica a la etapa moderna del capitalismo, porque las fronteras nacionales son demasiado estrechas para las empresas mundiales.
El �xito de Estados Unidos se origina casi por entero en la exportaci�n sin competencia de mercanc�as all� producidas en serie. Las exportaciones norteamericanas incluyen, en esencia, unos pocos art�culos de la producci�n en masa moderna. Autom�viles, radios, fon�grafos, m�quinas, son algunos de los productos de las industrias en gran escala reci�n organizadas. �Qui�n produce estos art�culos? Principalmente, los mismos "treinta grandes". Las importaciones norteamericanas de Am�rica del Sur consisten, fundamentalmente, en productos agr�colas, minerales, materias primas, como el petr�leo, el esta�o y el caf�. �Qui�n los produce en Am�rica del Sur? Principalmente, las organizaciones filiales de los mismos "treinta grandes" de Estados Unidos. Las inversiones de �stos se encuentran, virtualmente, en f�bricas dedicadas a la exportaci�n. Buena parte del comercio exterior de Estados Unidos con Am�rica del Sur est� bajo el dominio de las mismas firmas que regularmente invierten sus capitales en las industrias sudamericanas locales. Estas empresas gigantescas parecen ser las primeras no s�lo en las inversiones, sino tambi�n en el comercio exterior.
Todo el intercambio econ�mico con Am�rica del Sur parece ser, en esencia, el resultado de la expansi�n incesante de los gigantes de la industria. "El comercio va detr�s de la bandera" �pol�tica de conquista-- ha sido remplazada por la nueva f�rmula: "el comercio va detr�s del capital", pol�tica de penetraci�n econ�mica. La consigna que se ha puesto de moda es: "Los prestamos al exterior fomentan negocios en el exterior". En nuestro caso, esta f�rmula es err�nea porque la fuerza motriz de la exportaci�n de capitales es la industria en gran escala, la producci�n en serie en su punto m�s alto, las empresas de los "treinta grandes" que operan en todo el mundo, pero con su domicilio oficial en Estados Unidos. Ellas son las que manejan las inversiones y por su mediaci�n dirigen la exportaci�n de materiales de producci�n, como m�quinas e instalaciones de varias clases. Ellas son las que supervisan la producci�n y, por esta v�a, la distribuci�n de los art�culos manufacturados. Rara vez trabajan para el mercado local; generalmente operan para el mercado mundial. (Normano, 1931: 41, 57, 60-61, 64-66, 224.)
La metr�poli imperialista se ha desarrollado a�n m�s en esas direcciones desde los tiempos de Normano. Los monopolios extranjeros han aprendido a servirse de los capitales de Brasil recurriendo a fuentes distintas de las sucursales brasile�as de los bancos metropolitanos, y han venido a satelizar no s�lo a sus propias filiales manufactureras, sino tambi�n a firmas antes brasile�as, incluyendo la mayor parte de la industria nacional de Brasil.
En la d�cada del 20, las consecuencias pol�ticas de la penetraci�n norteamericana y de la renovada incorporaci�n de la econom�a brasile�a, despu�s de la guerra, a la estructura metr�poli-sat�lite del imperialismo, fueron, en primer lugar, un gobierno brasile�o dedicado a defender los intereses de la metr�poli imperialista. El gobierno del presidente Washington Luis a fines de la d�cada del 20, representaba los intereses agr�colas, comerciales e industriales cafetaleros; y Washington Luis se proclamaba gran amigo de Estados Unidos. Era "virtualmente su propio ministro de Hacienda" (Normano, 1945) y en su pol�tica econ�mica "brasile�a" se destacaban aspectos que f�cilmente reconoceremos. Se preocupaba principalmente por la balanza de pagos y por la pronta amortizaci�n de la deuda exterior brasile�a. Respaldaba de lleno la entrada en el pa�s de capitales extranjeros, especialmente de Estados Unidos. Su gobierno proclam� la convertibilidad de la moneda nacional. Mas �qu� ocurri�?