B. EL DESARROLLO DEL SUBDESARROLLO
Volviendo a la experiencia del Brasil, este modelo puede ayudar al estudio y comprensi�n de su descubrimiento y colonizaci�n por los portugueses, mientras que el modelo dualista no los explica. En el siglo XV y aun antes, Europa ya experiment� la expansi�n mercantilista que emanaba de varias metr�polis e incorporaba como sat�lites a otras �reas y pueblos. Los instrumentos eran entonces, como lo han sido siempre, la conquista, el saqueo, las plantaciones, la esclavitud, las inversiones, el comercio desigual, la fuerza armada y la presi�n pol�tica. El ascenso de Portugal en el siglo XV al status de metr�poli se fund� en su quebranto del monopolio que Venecia ejerc�a sobre el comercio con el Oriente al descubrir la ruta al Este bordeando las costas de �frica y creando sobre la marcha a sus propios sat�lites.
El descubrimiento de Am�rica y la colonizaci�n del Brasil derivaron de esta misma rivalidad intraeuropea por convertirse en metr�polis exclusivas. Cuando fue descubierto, el Brasil, a diferencia de M�xico y el Per�, no pose�a una alta civilizaci�n de cuyos descendientes pudiera decirse hoy, aun cuando err�neamente, que constituyen "otra parte" aislada y arcaica de la sociedad. Fueron la colonizaci�n europea y el desarrollo capitalista del pa�s los que formaron la sociedad y la econom�a que actualmente encontramos all�. De existir en Brasil hoy un rezago, arcaico, separado de nosotros por varias centurias, serian los restos de algo que la metr�poli europea implant� all� en el curso de su expansi�n capitalista. Pero lo que la metr�poli capitalista introdujo en Brasil no fue una estructura econ�mica microsocial arcaica, sino, al contrario, la a�n viva y creciente estructura metr�poli-sat�lite del capitalismo.
En Brasil, a diferencia de Nueva Espa�a y Per�, no se encontr� oro ni plata. Pero la rivalidad entre los expansivos centros europeos forz� a Portugal a ocupar lo m�s posible del territorio brasile�o, antes de que se apoderaran de �l sus competidores. Por otra parte, el norte del pa�s era rico en palo brasil, madera muy codiciada para la producci�n de tintes, al igual que el �ndigo de Guatemala. As�, pues, esta parte norte�a y ahora subdesarrollada de Brasil no tard� en ser incorporada al expansivo sistema capitalista mercantil como fuente de exportaci�n de una materia prima. Las concesiones de tierra �capitan�as y sesmarias�, hechas por el rey a algunos de sus s�bditos para que colonizaran el Nuevo Mundo, parecen feudales y, en efecto, tienen antecedentes feudales. Mas su esencia no era feudal, sino capitalista. Se las concibi� y funcionaron como mecanismos de la expansi�n del sistema capitalista mercantil. Sus recipientes las aceptaron pensando en la ganancia comercial, y las financiaron con pr�stamos comerciales que recibieron y liquidaron �cuando pudieron� del producto de la explotaci�n de otros. (Simonsen, 1962: 80-83.)