A. EL MODELO, LAS HIPÓTESIS

El subdesarrollo en el Brasil, como en todas partes, resulta del desarrollo del capitalismo. El golpe militar de abril de 1964 y los sucesos políticos y económicos que lo siguieron son consecuencias lógicas de esa evolución capitalista¹. Mi propósito aquí es rastrear y explicar el desarrollo capitalista del subdesarrollo en el Brasil desde su colonización por Portugal en el siglo XVI, y mostrar cómo y por qué, dentro de le estructura metrópoli-satélite del capitalismo colonialista e imperialista, hasta el desarrollo económico e industrial de que Brasil es capaz, queda necesariamente reducido a un desarrollo subdesarrollado. Mi objeto no es un estudio exhaustivo del Brasil per se; antes bien, intento valerme del caso del Brasil para estudiar la naturaleza del subdesarrollo y las limitaciones del desarrollo capitalista.

Para explicar el subdesarrollo y el crecimiento limitado del Brasil y áreas similares, se suele recurrir al modelo de una sociedad dualista. Por ejemplo, el geógrafo francés Jacques Lambert dice en su libro Os Dois Brasís (Los dos Brasiles):

Los brasileños están divididos en dos sistemas de organización económicosocial (...). Estas dos sociedades no evolucionan al mismo paso (...). Los dos Brasiles son igualmente brasileños, pero varios siglos los separan (...). En el curso del largo período de aislamiento colonial se formó una cultura brasileña arcaica, cultura que en su aislamiento conserva la misma estabilidad que aún retienen las culturas indígenas de Asia y el Cercano Oriente (...). La economía dual y la estructura social dual que la acompaña no son nuevas ni característicamente brasileñas, pues existen en todos los países desigualmente desarrollados. (Lambert, sin fecha, 105-112.)

Del mismo criterio participan Arnold Toynbee (1962) y muchos otros. Celso Furtado (1962), ministro de Planeación de Brasil hasta el golpe de 1964, llama sociedad abierta al Brasil capitalista moderno, industrialmente más adelantado, y sociedad cerrada al Brasil campesino arcaico.

La tesis esencial de todos estos investigadores sostiene que el Brasil moderno está más desarrollado porque se funda en una sociedad capitalista abierta, y que el Brasil arcaico permanece subdesarrollado porque no es un conjunto abierto a la industria y al mundo en general, y, particularmente, porque no es lo bastante capitalista, sino, al contrario, precapitalista, feudal o semifeudal. Por ende, el desarrollo se considera a menudo como una difusión: "En Brasil, el motor de la evolución está en todas partes de las ciudades de donde irradia hacia el campo." (Lambert, s. f., 108.) El Brasil subdesarrollado florecería si se abriera, y el Brasil desarrollado se desarrollaría aún más si aquél cesara de obstaculizarlo y abriera su mercado a los productos industriales. Mi análisis de la experiencia histórica y contemporánea de Brasil sostiene que este patrón dualista es erróneo en la práctica e inadecuado y engañoso en la teoría. (El modelo dualista y su tesis se examinan y critican con más detalle en el capitulo IV.)

En su lugar puede proponerse un modelo alternativo. Como una fotografía del mundo tomada desde un punto en el tiempo, este modelo se compone de una metrópoli mundial (hoy los Estados Unidos) con su clase gobernante, y de satélites nacionales e internacionales con sus dirigentes: satélites nacionales como los estados del Sur norteamericano y satélites internacionales como Sao Paulo. Siendo Sao Paulo también una metrópoli nacional por su propio derecho, el prototipo incluye los satélites paulistas: las metrópolis provinciales como Recife o Belo Horizonte y sus satélites regionales y locales. Esto es, tomando una fotografía de una parte del mundo, obtenemos toda una cadena de metrópolis y satélites que abarca desde la metrópoli mundial hasta la hacienda o el comerciante rural, siendo estos satélites del centro metropolitano comercial de la localidad y metrópolis, a su vez, de sus respectivos campesinos. Si tomamos una fotografía del globo entero, obtenemos toda una serie de tales constelaciones de metrópolis y satélites .

Varias características importantes distinguen a nuestro modelo: 1) Estrechos lazos económicos, políticos, sociales y culturales entre cada metrópoli y sus satélites, de los que resulta la integración el sistema incluso de los grupos de avanzada y los campesinos más remotos. Este aserto contrasta con las supuestas reclusiones y la no incorporación de grandes partes de la sociedad que propone el modelo dualista. 2) Estructura monopolista de todo el sistema en la que cada metrópoli monopoliza a sus satélites; la fuente o la forma de este monopolio varía de un caso a otro, pero el monopolio está presente en todo el sistema. 3) Como ocurre en cualquier sistema monopolista, despilfarro y mala canalización de los recursos disponibles en todo el sistema y cadena de metrópolis y satélites. 4) Como parte de este mal empleo de recursos, expropiación y apropiación de gran parte o de todo el excedente económico o plusvalía del satélite por su metrópoli local, regional, nacional o internacional.

En vez de una fotografía de un momento histórico, el modelo puede ser visto como una película cinematográfica del curso de la historia. En este caso muestra las siguientes características: 1) Expansión del sistema desde Europa, hasta que incorpora a todo el planeta en un solo sistema y estructura mundial. (Si los países socialistas han podido escapar de este sistema, actualmente existen dos mundos, pero en ningún caso tres.) 2) Desarrollo del capitalismo, primero mercantil, después industrial también, como un solo sistema en escala mundial. 3) Tendencias polarizantes, propias de la estructura del sistema, en los niveles mundial, nacional, provincial, local y sectorial, las cuales fomentan el desarrollo de la metrópoli y el subdesarrollo del satélite. 4) Fluctuaciones dentro del sistema, como auges y depresiones, que se transmiten de la metrópoli al satélite, y como la sustitución de una metrópoli por otra: de Venecia a la Península Ibérica, a Holanda, a Inglaterra, a los Estados Unidos. 5) Transformaciones dentro del sistema, como la llamada Revolución Industrial. Entre estas transformaciones subrayamos especialmente, más adelante, ciertos cambios históricos importantes de la fuente o del mecanismo del monopolio que la metrópoli capitalista mundial ejerce sobre sus satélites.

De esta pauta en que la condición metropolitana "genera desarrollo y la condición satélite", subdesarrollo, podemos derivar varias hipótesis acerca de las relaciones metrópoli-satélite y sus consecuencias. Estas hipótesis difieren en importantes aspectos de ciertas tesis generalmente aceptadas, en particular las referencias al modelo dualista:

1) Una metrópoli (por ejemplo, una metrópoli nacional) que es al mismo tiempo satélite (de la metrópoli mundial) encontrará que su desarrollo no es autónomo, que por sí mismo no genera ni mantiene su desarrollo, que éste está limitado o mal orientado, que experimente, en dos palabras, un desarrollo subdesarrollado.

2) El aflojamiento, debilitamiento o ausencia de vínculos entre metrópoli y satélite llevará a este último a una vuelta hacia sí mismo, a una involución que puede tomar una de dos formas:

Una involución capitalista pasiva hacia una economía de subsistencia, al parecer aislada y de extremo subdesarrollo, como la del Norte y el Nordeste del Brasil. Aquí pueden surgir los rasgos en apariencia feudales o arcaicos del "otro sector" del modelo dualista. Pero estos rasgos no son originales de la región ni se deben a la falta de incorporación de la zona o el país en el sistema, como ocurre en el modelo dualista. Antes bien, se deben a, y reflejan exactamente, la ultraincorporación de la zona, sus fuertes lazos (por lo general, de comercio exterior), a lo que sigue el abandono temporario o permanente de la región por su metrópoli y el aflojamiento de tales vínculos.

Un debilitamiento de los lazos, unido a una involución capitalista activa, que pueden conducir a un desarrollo o industrialización más o menos autónomos del satélite y que se fundamentan en las relaciones metrópoli-satélite del colonialismo o imperialismo interno. Como ejemplos de tal involución capitalista activa pueden citarse los anhelos de industrialización de Brasil, México, Argentina, India y otras naciones durante la gran depresión de la década del 30 y la segunda guerra mundial, mientras la metrópoli se ocupaba en otras cosas. Así, pues, el desarrollo de los satélites no se produce como resultado de vínculo, más fuertes con la metrópoli, tal como lo sugiere el modelo dualista, sino, al contrario, a causa del aflojamiento de tales lazos. En la historia del Brasil encontramos muchos casos del primer tipo de involución (en Amazonia, el Nordeste, Minas Gerais y el país en general) y un importante ejemplo del segundo tipo en el caso de Sao Paulo.

3) La restitución de los fuertes lazos metrópoli-satélite puede, por ende, producir en el satélite las siguientes consecuencias:

La renovación del desarrollo limitado a consecuencia de la reapertura del mercado de exportación de la zona invulnerada, como ha ocurrido periódicamente en el Nordeste del Brasil. Este desarrollo aparente es tan desventajoso a la larga como la economía exportadora inicial del satélite auspiciada por la metrópoli: el subdesarrollo continúa profundizándose.

La estrangulación y desviación del desarrollo autónomo emprendido por el satélite durante el período de aflojamiento, a causa de la restitución de los fuertes lazos metrópoli-satélite como resultado de la recuperación de la metrópoli después de una depresión, una guerra u otra clase de altibajos. La consecuencia inevitable en el satélite es la reanudación del subdesarrollo, tal como ocurrió en los países ante mencionados después de la guerra en Corea.

4) Es íntima la interconexión de la economía y la estructura sociopolítica del satélite con las de la metrópoli. Cuanto más fuertes son los lazos del satélite y su dependencia de la metrópoli, tanto más se enlaza y depende de la metrópoli la burguesía del satélite, incluyendo la llamada "burguesía nacional". A la larga, y prescindiendo de los altibajos a corto plazo, una transformación histórica importante del sistema es el crecimiento de la interconexión estructural de metrópolis y satélites dentro de él, a causa del ascenso del imperialismo, el monopolio metropolitano de la tecnología y otros cambios. Por consiguiente, debemos esperar una mayor vinculación e interdependencia entre las burguesías de metrópoli y satélite.

5) Estos nexos, esta creciente interconexión, están acompañados, o mejor dicho, produce, una creciente polarización entre los dos extremos de la cadena metrópoli-satélite del sistema capitalista mundial. Síntoma da esta polarización es la progresiva desigualdad internacional de ingresos y la disminución absoluta del ingreso real de quienes perciben los recipientes de bajos ingresos. Se da, empero, una polarización aún más aguda en el extremo inferior de la cadena, entre la metrópoli nacional o local y sus satélites rurales y urbanos más pobres, cuyo ingreso real absoluto disminuye continuamente. Esta polarización creciente agudiza la tensión política, no tanto entre la metrópoli internacional y su burguesía imperialista con las metrópolis nacionales y sus burguesías nacionales, como entre unas y otras con sus satélites rurales y urbanos. Esta tirantez entre los polos se agudiza gradualmente hasta que la iniciativa y génesis de la transformación del sistema pasa del polo metropolitano, donde por siglos ha estado, al polo satélite. Este patrón y sus hipótesis se examinaron más en el capítulo I con relación a Chile.

1. Este ensayo es la revisión de una conferencia en un simposium sobre el "Tercer Mundo" que tuvo lugar en la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, el 26-28 de febrero de 1965. Mi objeto era interpretar el golpe militar y sus consecuencias económicas en el contexto de los antecedentes históricos y en función de un modelo teórico capaz de explicar el desarrollo del subdesarrollo en todo Brasil. Como observará el lector, este interés en los acontecimientos de 1964 matiza mi tratamiento de toda la historia brasileña. No subscribo por supuesto, el concepto del "Tercer Mundo", porque este mundo es parte integrante del mundo capitalista.

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