E. EL MERCADO
Los indígenas y los demás, aparte ser explotados como trabajadores, como observa Alejandro Marroquín, son explotados también como pequeños productores, vendedores y como compradores en el mercado local, regional y nacional... Sus escasos conocimientos de las leyes de la oferta y la demanda le impiden valorar adecuadamente los productos que lleva a vender al mercado citadino; es así como el indígena se convierte en un instrumento en manos de los acaparadores que le arrebatan sus productos pagando por ellos precios irrisorios, para venderlos posteriormente a precios relativamente elevados. (Marroquín, 1956: 200.) Stavenhagen sostiene que de los diversos tipos de relaciones que se establecen entre indios y ladinos, las relaciones comerciales son las más importantes. El indio participa en esas relaciones como productor y consumidor; el ladino siempre es el comerciante, el intermediario, el acreedor... Son justamente las relaciones comerciales las que ligan el mundo indígena con la región socioeconómica a la que está integrado, y con la sociedad nacional, así como con la economía mundial... Es evidente que las relaciones comerciales entre indios y ladinos no son relaciones de igualdad. (Stavenhagen, 1963: 80.)
Estas relaciones comerciales asumen multitud de formas. Marroquín resume algunas de ellas en su estudio de La Ciudad Mercado (Tlaxiaco). La función distribuidora se realiza en el mercado semanal de Tlaxiaco, en el que se reparte la multitud de objetos traídos de Puebla, Oaxaca, Atlixco, o de México... La función concentradora es la inversa: el mercado semanal concentra una serie de mercancías regionales en Tlaxiaco, para su envío los principales centros de consumo; por otra parte, las dos antedichas funciones se efectúan principalmente a través del intercambio comercial, o sea a través de la creciente actividad de compradores y vendedores, la que deja un excedente de ganancia a los negociantes profesionales. La función monopolizadora es una etapa superior de la función concentradora y consiste en la monopolización que llevan a cabo los agentes de compra de los grandes comerciantes, de Puebla y México principalmente, quienes tratan de controlar la producción de aquellos productos indígenas más en demanda en los centros de consumo más importantes del país. Marroquín agrega:
Los indígenas que producen sombreros de palma pertenecen a los pueblos más atrasados en su economía... a esa actividad se dedican tanto los padres como los hijos, en jornadas larguísimas que consumen más de 18 horas diarias. El atraso cultural de estos indígenas los deja completamente a merced de los compradores los cuales, basados en su poderío económico, fijan los precios de los sombreros a su entero arbitrio, sin otros limites que los que entre sí se fijan por efecto de la competencia.
En el mercado de sombreros son frecuentes los intermediarios; ya en los mismos pueblos de los indígenas existen uno o dos acaparadores que compran muchos sombreros para traerlos a vender a Tlaxiaco el día sábado; ellos aseguran su ganancia comprando a muy bajos precios los sombreros producidos por el indígena y que éste vende en su pueblo obligado tal vez por algún apremio económico.
Los agentes de compras, por el contrario, tienen por objeto acaparar determinados productos indígenas para enviarlos a los centros urbanos en donde existen gran demanda de tales productos. Los agentes de compras dependen de importantes centros expendedores tales como México, Puebla, Oaxaca, etc.. y tienen un perfecto conocimiento de las fluctuaciones del mercado en esos lugares, y de acuerdo con tales fluctuaciones determinan los precios de los productos indígenas.
Los productos indígenas más codiciados por los agentes de compras son los huevos, las gallinas y los pavos, el aguacate y el café.
El trabajo de las agencies compradoras se facilita por una tupida red de intermediarios que mediante pequeñas compras van acumulando los productos indígenas y los entregan posteriormente en grandes cantidades a los agentes respectivos. Estos intermediarios son todos nativos de Tlaxiaco... Entre el productor y el consumidor se han interpuesto siete pares de manos que han provocado la elevación del precio de $ 0.16 a $ 0.50, o sea en más del 300%. Los productos indígenas llegan a Tlaxiaco para regarse después por los grandes centros urbanos del país; pero en su breve tránsito por Tlaxiaco han contribuido a fortalecer el sector comerciante de la ciudad; la ganancia, arrancada parasitariamente del hambre y la miseria del indígena, consolida el poderío y la fuerza concéntrica de Tlaxiaco, como núcleo fundamental de la economía de la región mixteca.
Resumiendo podemos señalar como características generales del mercado citadino de Tlaxiaco: 1º el predominio completo del sistema capitalista mercantil; 2º lucha competitiva intensa, como corresponde a todo sistema económico capitalista; poderosa influencia de los monopolios de distribución; 4º espesa red de intermediarios que constituye un pesado lastre sobre la economía indígena; 5º aspecto parasitario de la economía de Tlaxiaco que se basa en la explotación del trabajo desvalorizado del indígena. (Marroquín, 1957: 156-163.)
Debería observarse especialmente que la falta de recursos y de información para negociar que coloca a los indígenas en posición desventajosa en el mercado, es agravada por los frecuentes y grandes oscilaciones de la demanda, la oferta y los precios, que a menudo provocan de una forma monopolista con fines especulativos los comerciantes mismos. Eric Wolf describe le situación:
(A los) compradores de productos agropecuarios les interesa mantener el "atraso" del campesino. Para reorganizar el aparato productivo de éste se requerirían capitales y créditos que pueden emplearse mejor en la expansión del mercado, adquiriendo medios de transporte contratando intermediarios, etc. Además dejando intacto el aparato productivo el comprador puede reducir el riesgo de la paralización de su capital en medios de producción en poder del campesino, cuando el mercado afloje. Los compradores de productos campesinos canjean así la productividad creciente por hombre-hora por una mayor seguridad para sus inversiones. Se puede decir que la esterilidad de la tierra y la pobreza de le tecnología son factores del mercado especulativo. En caso de necesidad, el inversionista se limita a retirar el crédito al campesino, mientras que éste, por su parte, regresa a la producción de subsistencias confiando en su tecnología tradicional. (Wolf, 1955: 464.)