2. La contradicci�n de la polarizaci�n metr�poli-sat�lite

 

La segunda y, para nuestro an�lisis, m�s importante contradicci�n capitalista fue introducida por Marx en su examen de la centralizaci�n inminente del sistema capitalista. Esta contradicci�n del capitalismo se manifiesta en la existencia de dos polos: un centro metropolitano y varios sat�lites perif�ricos, y fue eso lo que describi� el virrey Armend�riz del Per� cuando en 1736 observ� que el comercio del imperio capitalista mercantil de Espa�a, de su virreinato del Per� dentro de �l, y de la capitan�a general de Chile dentro de �ste, a su vez, era "una paradoja de tr�fico y una contradictoria de la opulencia [...] floreciendo con lo que otro se arruina, y arruin�ndose con lo que otros florecen". Paul Baran observ� esta misma contradicci�n dos siglos despu�s, cuando coment� que "el precepto de la �ntima relaci�n entre el capitalismo e imperialismo monopolista de los pa�ses adelantados y el atraso econ�mico y social de los pa�ses subdesarrollados no constituye m�s que diferentes aspectos de lo que es, en realidad, un problema global" (Baran, 1957).

Las consecuencias de la contradicci�n capitalista metr�poli-sat�lite en cuanto al desarrollo y al subdesarrollo econ�mico est�n resumidas en los Fundamentos del marxismo-leninismo:

Caracteriza al capitalismo el hecho de que el desarrollo de ciertos pa�ses se realiza a costa del sufrimiento y la adversidad de los pueblos de otros pa�ses. Por el creciente desarrollo de la econom�a y la cultura del Ilamado "mundo civilizado", o sea de unas pocas potencies capitalistas de Europa y Am�rica del Norte, paga un precio terrible la mayor�a de la poblaci�n del mundo, esto es, los pueblos de Asia, �frica, Am�rica Latina y Australia. La colonizaci�n de estos continentes hizo posible el r�pido desarrollo del capitalismo en Occidente, pero signific� ruina, miseria y una opresi�n pol�tica monstruosa para los pueblos esclavizados. El car�cter en extremo contradictorio del progreso donde el capitalismo impera es aplicable incluso a diferentes regiones del mismo pa�s. Al desarrollo comparativamente r�pido de las ciudades y los centros industriales acompa�an, por regla general, el atraso y la decadencia de los distritos agr�colas (Kuusinen, sin fecha: 247-248).

As� pues, la metr�poli expropia el excedente econ�mico de sus sat�lites y se lo apropia para su propio desarrollo econ�mico. Los sat�lites se mantienen como subdesarrollados por falta de acceso a su propio excedente y como consecuencia de la polarizaci�n y de las contradicciones explotadoras que la metr�poli introduce y mantiene en la estructura econ�mica interior del sat�lite. La combinaci�n de estas contradicciones, una vez firmemente implantadas, refuerza los procesos de desarrollo en la cada vez m�s dominante metr�poli, y los de subdesarrollo en los cada vez m�s dependientes sat�lites, hasta que se resuelven mediante el abandono del capitalismo por una o ambas partes interdependientes.

El desarrollo y el subdesarrollo econ�mico son las caras opuestas de la misma moneda. Ambos son el resultado necesario y la manifestaci�n contempor�nea de las contradicciones internas del sistema capitalista mundial. El desarrollo y el subdesarrollo econ�mico no son simplemente relativos y cuantitativos porque uno representa m�s desarrollo que el otro; est�n relacionados y son cualitativos por cuanto cede uno es estructuralmente diferente del otro, pero uno y otro son causados por su mutua relaci�n. No obstante, desarrollo y subdesarrollo representan lo mismo, porque son producidos por una sola estructura econ�mica y un proceso capitalista dial�cticamente contradictorios.

Por tanto, no se les puede considerar como productos de estructuras o sistemas econ�micos supuestamente diferentes, o de supuestas diferencias en las etapas de crecimiento econ�mico dentro de un mismo sistema. Un �nico proceso hist�rico de expansi�n y desarrollo capitalista en todo el mundo ha generado simult�neamente �y contin�a generando� desarrollo econ�mico y subdesarrollo estructural.

No obstante, como sugieren los Fundamentos del marxismo-leninismo, la contradicci�n metr�poli-sat�lite no s�lo existe entre la metr�poli capitalista mundial y los pa�ses sat�lites perif�ricos, pues se encuentra tambi�n entre las regiones de esos mismos pa�ses y entre "el desarrollo r�pido de las ciudades y los centros industriales y el atraso y la decadencia de los distritos agr�colas". Esta misma contradicci�n metr�poli-sat�lite penetra a�n m�s hasta caracterizar a todos los niveles y las partes del sistema capitalista. Esta contradictoria relaci�n entre el centro metropolitano y el sat�lite perif�rico, como el proceso de expropiaci�n-apropiaci�n del excedente, recorre todo el sistema capitalista mundial al modo de una cadena, desde su alto centro metropolitano mundial hasta cada uno de los diversos centros nacionales, regionales, locales y empresariales. Una consecuencia obvia de las relaciones externas de la econom�a del sat�lite es la p�rdida de una parte de su excedente econ�mico a manos de la metr�poli. La apropiaci�n por la metr�poli del excedente econ�mico de este otros sat�lites tiende a generar desarrollo en la primera, salvo que, como ocurri� en Espa�a y Portugal, la metr�poli sea a su vez convertida en sat�lite y otros se apropien de su excedente antes de que pueda iniciar firmemente su propio desarrollo. En todo caso, la metr�poli tiende a dominar cada vez m�s al sat�lite y a hacerlo todav�a m�s dependiente.

Para la generaci�n de subdesarrollo estructural, a�n m�s importante que el drenaje del excedente econ�mico del sat�lite, despu�s de la incorporaci�n de �ste al sistema capitalista mundial, es el infundir a la econom�a nacional del sat�lite la misma estructura capitalista y sus contradicciones fundamentales. Esto es, tan pronto como un pa�s o un pueblo es convertido en sat�lite de una metr�poli capitalista externa, la expoliadora estructura metr�poli-sat�lite organiza y domina r�pidamente la vida econ�mica, pol�tica y social de ese pueblo. Las contradicciones del capitalismo se reproducen internamente y generan tendencias al desarrollo en la metr�poli nacional y el subdesarrollo en los sat�lites internos de �ste, como ocurre a nivel mundial, pero con una importante diferencia: el desarrollo de la metr�poli nacional adolece, necesariamente, de limitaciones, entorpecimiento o subdesarrollo que la metr�poli capitalista mundial no conoce, porque la metr�poli nacional es al mismo tiempo sat�lite, mientras que la metr�poli mundial no lo es. De modo an�logo, las metr�polis regionales, locales o sectoriales del pa�s sat�lite ven limitado su desarrollo por una estructura capitalista que las hace depender de toda una cadena de metr�polis situadas sobre ellas.

Por consiguiente, a menos que se liberen de esta estructura capitalista o que el sistema capitalista mundial sea destruido totalmente, los pa�ses, regiones, localidades y sectores sat�lites est�n condenados al subdesarrollo. Esta faceta del desarrollo y del subdesarrollo capitalistas, o sea la penetraci�n de toda la estructura econ�mica, pol�tica y social interior por las contradicciones del sistema capitalista mundial, recibe atenci�n especial en este examen de la experiencia chilena, porque plantea el problema del an�lisis del subdesarrollo y la formulaci�n de un enfoque pol�tico y econ�mico que le ponga fin, de modo muy diferente de �y, a mi juicio, m�s realista que� otros enfoques de la cuesti�n.

La disertaci�n precedente sugiere una tesis subsidiaria que envuelve ciertas implicaciones importantes con respecto al desarrollo y el subdesarrollo econ�mico: si la condici�n de sat�lite es la que engendra el subdesarrollo, un grado m�s d�bil o menor de relaciones metr�poli-sat�lite puede engendrar un subdesarrollo estructural menos profundo o permitir una mayor posibilidad de desarrollo local. El ejemplo de Chile ayuda a confirmar esta hip�tesis. Adem�s, desde una perspectiva mundial, ning�n pa�s que haya estado firmemente atado como sat�lite a una metr�poli, a trav�s de su incorporaci�n al sistema capitalista mundial, ha alcanzado nunca la categor�a de pa�s econ�micamente desarrollado sin abandonar el sistema capitalista. Ciertos pa�ses, notablemente Espa�a y Portugal, que fueron parte en un tiempo de la metr�poli capitalista del mundo, se convirtieron sin embargo en naciones subdesarrolladas por haberse convertido en sat�lites comerciales de la Gran Breta�a a partir del siglo XVII. Es tambi�n significativo, para la confirmaci�n de nuestra tesis, el hecho de que los sat�lites, caracter�sticamente, han disfrutado de sus temporales auges de desarrollo durante guerras o depresiones en las metr�polis, que moment�neamente debilitaron o aflojaron su dominio sobre la vida de aqu�llos. Como m�s adelante veremos, el mayor aislamiento en que estaba Chile de la metr�poli espa�ola, con relaci�n a otras colonias, y su menor grado de interdependencia con Espa�a y de dependencia de ella en tiempos de guerra o depresi�n, contribuyeron materialmente a fortalecer los intentos chilenos de desarrollo a lo largo de los siglos.

1. El desarrollo de las ex colonias brit�nicas en Am�rica del Norte y en Ocean�a fue posible porque los nexos entre ellas y la metr�poli europea no igualaron nunca la actual dependencia de los pa�ses subdesarrollados de Am�rica Latina, �frica y Asia. La industrializaci�n del Jap�n despu�s de 1868 debe atribuirse al hecho de que era entonces el �nico pa�s importante no incorporado a�n al sistema capitalista mundial; no hab�a empezado, por ende a subdesarrollarse. De igual modo, el hecho de que Tailandia est� hoy menos subdesarrollado que otros pa�ses del sureste de Asia se debe a que, a diferencia de los otros pa�ses, no fue nunca colonia, hasta que el reciente advenimiento de Ia "protecci�n" de los Estados Unidos inici� all� tambi�n el subdesarrollo.

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