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Trueque y Econom�a Solidaria
Susana Hintze (Editora)6. Una moneda privada
Comentaba al principio que el fen�meno analizado es extraordinario, es el germen de una potencial moneda en manos de la gente, no del gobierno. Ser�a lamentable que una experiencia con tanto potencial positivo fracasara luego por un manejo inspirado en conceptos equivocados. Tambi�n lo ser�a si fracasara por querer imponerle objetivos ut�picos que no se relacionan con la naturaleza de las actividades que en los centros de trueque se realizan. Los participantes simplemente intercambian bienes y servicios. Pretender que, adem�s, al hacerlo est�n participando de una revoluci�n social y pol�tica para eliminar el capitalismo es no ver que sus participantes est�n llevando a cabo acciones netamente �capitalistas�.
Hay muchas utop�as que han fracasado en el siglo pasado y su fracaso no ha estado exento de grandes costos sociales. La utop�a de Gesell no se diferencia mucho de esto: Dice Shuldt (1997):
�Todo ese proceso [el de eliminaci�n de las rentas por medio de la tierra libre y el dinero libre] se dar�a al interior del sistema econ�mico establecido, s�lo que todo el producto del trabajo se repartir�a entre todos los que trabajaban, seg�n las necesidades personales de cada uno�
Es la misma vieja frase de Marx, �de cada uno seg�n su capacidad, a cada uno seg�n su necesidad�. Marx, al menos, consideraba que se llegar�a esto en la etapa superior de evoluci�n que ser�a el comunismo. El objetivo se frustr� mucho antes porque la m�xima es inviable y se contrapone a la naturaleza humana. Demanda un �hombre nuevo� que nunca pudo llegar a producirse o un alto grado de coerci�n, que fue su resultado final.
Es necesario tener una perspectiva m�s modesta del fen�meno de los clubes de trueque.
Por ahora, tienen campo para crecer porque el manejo de la moneda estatal no puede ser peor, y sus intercambios no son penalizados con impuestos. Pero, para crecer, fortalecerse y darle a la gente todos los servicios que demandar� de ella para generar riqueza ha de permitir la acumulaci�n y el crecimiento del capital, generando servicios financieros que intermedien entre el ahorro y la inversi�n. S�, capital, esa palabra tan odiada: el �nico camino para salir de la pobreza.
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